miércoles, 30 de diciembre de 2009

¿Delenda Esta... PDVSA?

¿Delenda Est ... PDVSA?


Carlos Mendoza Pottellá
1995

"El establecimiento petrolero es un coto cerrado al que no se le puede entrar. Alguien decía: En Venezuela se acabó el secreto militar, el bancario y hasta el sumarial. Sólo queda el de confesión y el de PDVSA"
(José Vicente Rangel, "Los Hechos y los Días", El Universal, 28 de agosto de 1994, pág. 1-12)




Cada quien focaliza su atención de acuerdo a su particular deformación profesional. Así sucede en materia de citas, con las cuales pretendemos destacar cosas que nos interesan. La situación referida por el Dr. Rangel constituye sólo una constatación pública de una circunstancia padecida por todos aquellos que escogimos al petróleo y sus relaciones con la sociedad venezolana como campo de estudio e investigación.

De manera particular, la existencia y manifestaciones del "establecimiento" mencionado por el articulista es el centro de una investigación, cuyos primeros resultados se convirtieron en trabajo de ascenso en el escalafón docente de la UCV 1. Por ello halamos las hojas del rábano en el párrafo citado para volver sobre cosas dichas en ese trabajo, actualmente en proceso de publicación.


1 C. Mendoza P. El Poder Petrolero y la Economía Venezolana, Caracas, julio 1993.
Ese Poder, "promotor principal de las políticas expansionistas a todo trance dentro de la industria petrolera" ha establecido profundas ramificaciones en todos los sectores de la sociedad venezolana y ha impuesto su verdad, la verdad petrolera, como criterio universal de evaluación de sus propias actividades y proposiciones:

En todos esos sitios campea por sus fueros el "sentido común petrolero", una cierta ideología de lo aparentemente obvio, de fácil comprensión hasta para el más lerdo, que se fundamenta en un cúmulo de medias verdades y situaciones presentadas fuera de su contexto y complejidad, a saber:

En Venezuela no hay otra industria o actividad económica con magnitudes de ingreso, rentabilidad y rendimiento comparables a la petrolera. Por tanto, el mejor destino del ingreso petrolero es su masiva reinversión dentro del mismo sector para preservar y expandir su capacidad productiva. Seremos petroleros por centenares de años más, así lo indican las inmensas reservas que colocan al país en las "grandes ligas" del sector: PDVSA está clasificada como la tercera empresa petrolera del mundo. Y si añadimos las "reservas posibles" de la Faja somos el primer país petrolero del mundo. Por lo demás, esa es la mejor opción para el país como un todo, la que le ofrece reales ventajas comparativas y competitivas: es la actividad que genera más del 90 por ciento de las divisas que ingresan al país. Sin embargo, la voracidad fiscal, el rentismo parasitario, característico de un nacionalismo tercermundista ajeno a las realidades contemporáneas, amenaza la salud de la "gallina de los huevos de oro" y obstaculiza sus megaproyectos expansivos, obligándola a acudir al endeudamiento interno y externo. La empresa petrolera venezolana es pechada con la mayor tasa impositiva del mundo. Obviemos la circunstancia de que esos impuestos no son otra cosa -en el caso venezolano- que los dividendos del único accionista; lo cierto es que ese ingreso fiscal petrolero se destina principalmente a alimentar el gasto corriente de una sociedad parasitaria e improductiva, perdiéndose todo efecto multiplicador.


Todo lo anterior configura, según los ideólogos del poder petrolero, el enfrentamiento de una perspectiva o escenario rentista, representado en la voluntad maximizadora del ingreso fiscal y un escenario productivo, el que promueve y privilegia la expansión y profundización de las actividades petroleras -y sólo de ellas, si nos atenemos a las proporciones y magnitudes propuestas y comprometidas en sus megaproyectos.

La "verdad petrolera", materializada en una visión corporativa inversionista a troche y moche, espoleada por los consejos de los bien pagados asesores "tecnológicos" de las antiguas casas matrices extranjeras, ha conducido al país a fracasos gigantescos como el de la Faja Petrolífera del Orinoco, en donde se consumieron y esterilizaron varios miles de millones de dólares. A la ejecución por la vía más costosa de proyectos ciertamente justificados, como el cambio de patrón de refinación, y al actual y no suficientemente evaluado programa de adquisición de capacidades refineras en el exterior.

2 C. Mendoza P., Op. Cit.
Lo expresado en el párrafo anterior fue desarrollado en varios capítulos del trabajo referido. Para un público acostumbrado a grandes dosis diarias de verdad petrolera, el conjunto de afirmaciones hechas será, con toda seguridad, chocante. Esperamos, simplemente, que ese impacto sirva para que algunos intenten profundizar un poco más allá de la verdad oficiosa.

A manera de ejemplo de las afirmaciones anteriores se adelantan algunas consideraciones en torno a los dos mayores logros del poder petrolero:

El primero, convencer a la opinión pública, es decir, a los medios que controlan esa opinión y a los partidos que le hacen la corte, al Ejecutivo y al Congreso, de que existe una exagerada presión fiscal sobre PDVSA y que era indispensable eliminar, como en efecto se hizo, el sistema de los valores fiscales de exportación.

Sobre este aspecto es posible sostener -a partir de las cifras oficiales que se insertan- que, por el contrario, durante cada uno de los últimos 18 años se ha producido un constante y acumulativo sacrificio impositivo que ha reducido la participación fiscal total de 75,2% del Ingreso Bruto en 1976 a 28% en 1993, con una disminución ulterior garantizada hasta 1998, cuando el Impuesto Sobre la Renta quede prácticamente anulado.

Pruebas al canto, en los siguientes cuadros se puede observar, primero, la evolución 76-93 de las referidas relaciones porcentuales respecto al ingreso total y segundo, el detalle, focalizado entre los años 88-94, sobre los rubros más importantes. Se agrega, además, una versión gráfica del mismo proceso.

Ante tales circunstancias, ¿Como es posible tratar el problema de la crisis fiscal sin encarar el de la tributación petrolera? Sin embargo, en ninguna de las posiciones que se debaten publicamente y reciben la mayor cobertura por parte de los medios aparece, ni por asomo, la necesidad de revertir la destructiva tendencia que acogota al ingreso fiscal petrolero.

Y esto se debe al segundo logro mayor del poder petrolero al cual quería referirme: la irrebatibilidad de su verdad, amparada en la razón técnica. De tal suerte que la críticas a las políticas impuestas por el poder petrolero, en el seno de la industria y en su relación con el país, terminan siendo presentadas , casi siempre, como elaboraciones de mentes enfermizas, de representantes atrasados del sector político, anclados en la era del rentismo y convertidos en críticos sistemáticos que tienen -a la manera de Catón- una idea fija, destruir a PDVSA..

En esta materia, el columnista citado tiene una amplia experiencia, aquirida cuando sus denuncias sobre actividades corruptas en el seno de las Fuerzas Armadas eran presentadas por los afectados como ataques a la Institución en su conjunto. Y esta fue la otra causa, nada casual, de la escogencia de sus palabras para introducir esta disquisición.

Pero si en materia de información militar hemos avanzado mucho -gracias en gran parte a JVR- y nadie osaría, hoy en día, aplicar ese expediente a las denuncias que eventualmente se hagan contra individualidades de ese sector, en el mundo petrolero estamos en la etapa en la cual casi toda la información petrolera nacional que reproducen los medios de comunicación masiva es la elaborada en los departamentos de relaciones públicas de PDVSA y sus filiales.

Sabemos que atravesamos un campo minado, pero debemos decir que el propósito es llamar la atención, con la mejor buena voluntad, sobre una grave circunstancia que afecta al profesionalismo de nuestros periodistas: La información petrolera está en crisis. Con las excepciones de regla, la unilateralidad "positivista" del material presentado por la prensa diaria es tal, que pareciera que los encargados de cubrir la fuente se han olvidado de que existen opiniones y versiones contradictorias, como en cualquier otro terreno de la vida social, convirtiéndose en simples maquiladores superficiales de despachos prefabricados... e irrebatibles.

Y así florecen y perecen megaproyectos inviables que dejan una secuela de graves daños al patrimonio nacional, sin que haya sanción pública al yerro y sus responsables siguen pontificando sobre su eficiencia y "planificando" nuevos fiascos: En la Faja del Orinoco, entre 1978 y 1983 se perdieron mucho más de 3.000 millones de dólares, sobre los cuales nadie ha rendido cuentas.

Mas recientemente, en el mismo sitio, y con la Orimulsión, entre 1990 y 1993 -fecha hasta la cual tenemos datos- se han realizado inversiones de más de 900 millones de dólares, con unos "resultados pre-operacionales", para esos mismos años, de pérdida por 75 millones de dólares. Las condiciones de precios en las cuales se negocian los nuevos cargamentos de Orimulsión garantizan que pasarán muchas décadas antes de que sean recuperados los capitales invertidos y las pérdidas acumuladas hasta ahora.

Todos hemos sido testigos de la premura con que se le hizo tragar al Congreso la urgencia de aprobar el proyecto Cristóbal Colón. Los agónicos esfuerzos para lograr una "asociación estratégica" en materia de gas natural han llevado a cero la capacidad de negociación del país, dejándose imponer las condiciones establecidas por los potenciales socios, mientras las perspectivas del mercado siguen siendo negativas:

3 Gastón Parra Luzardo hace un circunstaciado análisis de este proceso en el No. 10 de Cuadernos Latinoamericanos, - Centro Experimental de Estudios Latinoamericanos de la Universidad del Zulia. Maracaibo 1994.
Las reservas de gas de los Estados Unidos son suficientes para cubrir cerca de 65 años a las tasas de consumo actuales y si se incluyen los recursos de Canadá y México, la cifra sube a 100 años. Considerada toda norteamérica, el mercado del gas natural es ampliamente autosuficiente y los requerimientos de gas importado fuera de la región se mantedrán limitados por lo que resta de década.

La fuente concluye afirmando que si bien las importaciones de gas natural de los Estados Unidos se duplicarán entre 1990 y el 2.000, todo el negocio adicional se hara "via pipeline", es decir, provenientes de México y Canadá.

Otro campo donde las dudas tienen un fundamento estadístico es el de la internacionalización, emprendimiento altamente publicitado en sus características aparentes y en sus magnitudes globales, pero donde se dejan de discutir situaciones referentes a la ínfima rentabilidad de todo el emprendimiento y a los aún menores rendimientos fiscales netos del mismo.

Al respecto, insertamos algunos de los Cuadros incluídos en ponencia presentada ante el V Congreso Venezolano de Petróleo. Los mismos constituyen un reclamo de información y evaluación global de la internacionalización que simplemente ha sido ignorado por quienes están en la obligación de hacerlo.

En los momentos actuales nos encontramos frente a un nuevo emprendimiento de la gerencia de PDVSA: la "apertura" al capital petrolero internacional. Desde hace cuatro años viene siendo anunciada. y el "masaje" a que ha sido sometida la opinión pública ha sido tal, que ya muy pocos se atreven a hacer objeciones al fondo de las propuestas de la industria, remitiéndose la discusión a meros aspectos formales.

El intrumento de tal apertura es el así llamado "esquema de ganancias compartidas", fabricado con un desconocimiento -o voluntario olvido- de nuestra historiam, tal, que se retrotrae la política petrolera venezolana a los años anteriores a 1920, fecha de instauración, por Gumersindo Torres, de la figura de la reserva nacional en las concesiones de hidrocarburos. 7

4 Drewry Shipping Consultants, US Oil and Gas Imports to 2000. July 1993. Pág. 4.


5 C. Mendoza P. La Industrialización Foránea de los Hidrocarburos Venezolanos, Aporte Crítico al Documento Base 3. Caracas, Noviembre 1994.


6 Ministerio de Energía y Minas, Consolidación del Desarrollo, Sector Petrolero Venezolano, Documento Base, Caracas, Noviembre 1994.
El "esquema" es precedido por una exposición de motivos plena de contradicciones, fabricada con el sólo propósito de convencer sin parar mientes en los argumentos utilizados. Así, para demostrar que el desarrollo de esas áreas no puede ser emprendido por el Estado, se les califica de "alto riesgo, alta complejidad geológica y sofisticados requerimientos tecnológicos", todo lo cual se traduce en altos costos. Pero, para ponderar la factibilidad del negocio se habla de una alta prospectividad, con una tasa de hallazgos del 30%. 8

En general, se trata de un documento que al distorsionar la realidad tiende a colocar al país en una condición minusválida a la hora de negociar, ofreciendo condiciones inaceptables para el interés nacional y minimizando el valor del propio trabajo de PDVSA en la delimitación de los lotes que se negocian, al calificarlos como de alto riesgo, mientras que, según el mismo documento, en esas áreas, 2% del territorio nacional, se espera encontrar el 17% de las reservas remanentes del país.

Ratificamos finalmente, y por si hiciera falta, que no se trata de un empeño en destruir a la empresa petrolera de todos los venezolanos, sino, por el contrario, de que ésta funcione de acuerdo a los más altos intereses de la Nación. Para ello es requisito indispensable que la opinión publica está cabalmente informada de todas las alternativas, propuestas y posiciones en la materia.

7 Bernard Mommer, Análisis comparativo del Marco de Condiciones propuestas al Congreso de la República por el Ejecutivo Nacional referente a Convenios de Asociación en la exploración y subsiguiente explotación de crudos medianos y livianos en nuevas áreas. Caracas, Enero 1995. El Dr. Mommer demuestra palmariamente que el esquema de ganancias compartidas es un retroceso respecto a las concesiones de 1943 y los Contratos de Servicios de 1970.


8 C. Mendoza P., Comentarios al Documento "Consolidación del Desarrollo, Sector Petrolero Venezolano. Caracas, Enero 1995.



Revista Venezolana de Economia y Ciencias Sociales, No. 2-3, abril-septiembre 1995, pp. 267-280. Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, FACES-UCV




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