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sábado, 25 de julio de 2020

Petróleo, Ignorancia y Conveniencias particulares

Apuntes para la historia de la ignorancia petrolera en Venezuela

Carlos Mendoza Pottellá

Julio 2020

Dedicado a las Escuela de Economía de la UCV

Antes que nada, debo pedir excusas al lector por las numerosas referencias personales que haré en este trabajo, centrado en incidencias académicas en las cuales tuve participación.

Podría haber titulado este trabajo con algo así como “memoria de las batallas perdidas” pero, en verdad, mi propósito es contemporáneo: tratar de incentivar la voluntad colectiva de alcanzar conocimientos profundos de la realidad nacional,  tales que nos conduzcan a convertirnos en auténticos ciudadanos conscientes, garantes  y responsables de la Nación y de su futuro.

Desde luego, dadas las condiciones que vive el país, nuevamente viene a mi mente la imagen trágica de los músicos del Titanic, en este caso, lamentando tragedias pasadas y  soñando con el futuro en medio del naufragio.

Una de las condiciones que han dado pie al florecimiento de toda clase de improvisados “expertos” en materia de economía y política  petrolera, algunos de los cuales tratan diariamente  de vendernos  sus particulares recetas mágicas para la solución de las catastróficas circunstancias del país y de su industria, lo constituye el conjunto de reformas que, al calor del Consenso de Washington, la globalización y “el fin de la historia” después de la caída del Muro de Berlín, determinaron, a finales de los años 80 del siglo pasado, entre otras “modernizaciones”,  la eliminación de materias tales como Historia Económica, Geografía Económica de Venezuela, Economía Agrícola, Economía Industrial, Economía Política Fiscal y Monetaria y, desde luego,  Economía y Política Petrolera y Minera, de los programas de las Escuelas de Economía y otras ciencias sociales de las universidades del país.

En efecto, en 1989 se impulsó en varias universidades estatales y privadas un cambio de pensum modernizador, el cual se centraba, en el caso de las escuelas de economía, en la profundización de las materias modelísticas, micro y macroeconómicas teóricas, cuentas nacionales, estadísticas y matemáticas, de tal suerte que los economistas venezolanos estuvieran al nivel de su colegas internacionales, formados bajo el mismo patrón.

Las ideas claves eran las que sostenían que el subdesarrollo era una condición mental y la dependencia una construcción ideológica, inconsistentes con el mundo globalizado y unipolar en el que debíamos insertarnos, un mundo en el cual las ruralidades y diferencias nacionales sería irrelevantes.

Así, nos encontramos que de un pensum fincado en la aprehensión de los rasgos estructurales de la realidad circundante pero con una insuficiente dedicación al

estudio de los fundamentos teóricos del análisis, pasaremos, en una típica reacción pendular, a otro en el cual, si bien se abre cauce a la cabal formación teórica básica, se desdibuja y minimiza la importancia de las características específicas de nuestra realidad nacional, latinoamericana y tercermundista, desapareciendo en la

práctica como problema teórico.[1]

Siendo loable el interés en el crecimiento de la capacidad analítica del economista venezolano, la forma  como esa actualización se puso en práctica separó a estos profesionales de conocimientos  generales y específicos, fundamentales para el ejercicio de su especialidad en la realidad circundante, la economía real donde les correspondería actuar.

Y hablo de conocimiento básico, porque a mi manera de ver no se trataba, como se quiso justificar entonces,  de que los contenidos suprimidos del pensum serían materia de postgrados superespecializados, vale decir instancias académicas creadoras de futuros expertos en economías aplicadas, verbigracia, agrícolas, industriales, petroleros, etc.

Dada la reconocida preeminencia de la industria del petróleo en Venezuela, en el caso de la materia en cuestión, ello equivalía a una emasculación auto infligida de la capacidad de evaluar, desde el nivel de formación básica, la principal de las peculiaridades de la economía venezolana, una inexplicable voluntad de abstraerse de la avasalladora realidad circundante.

Contra ese desaguisado se levantaron voces de ilustres economistas, tales como Domingo Felipe Maza Zavala, Armando Córdova, Héctor Malavé Mata, Gastón Parra Luzardo, Francisco Mieres, Irene Rodríguez Gallad, Bernardo Ferrán,  Orlando Araujo y otros, así como de los profesores de esa materia en el momento, entre los cuales me encontraba y a quienes se nos acusó de “defensores del conuco” que nos daba nuestros sueldos.

A propósito de ello, transcribo los últimos y amargos párrafos de la citada comunicación de 1989:

Nuestros proyectistas sostienen que si los miembros de la mencionada cátedra quieren “defender” la pertinencia y necesidad de esa materia dentro de los estudios de economía en Venezuela, “deben demostrar” ante quienes tienen, al parecer, el poder de incluir o excluir materias, las razones por las cuales consideramos que la economía petrolera tiene rango y especificidad suficientes para ser tomada en cuenta como una materia separada y no como un tema dentro de la proyectada asignatura Problemas Económicos de Venezuela.

 

Debo decir, en primer lugar, que el problema en discusión es de una entidad teórica tal, que no puede limitarse a la defensa de una parcela de intereses académicos y, en ningún, caso depender de que una cátedra asista o no a las reuniones, defienda o no su “comedero”; ello equivale a reducir el debate a una infinita subalternidad y remitirlo a los envilecidos canales “democráticos”: aprobado por mayoría, como cualquier colegio electoral, con todo y votos cuadrados.

 

En segundo lugar, fuera de hacer mención al carácter petrolero de nuestra sociedad en su conjunto, condición que algunos quieren olvidar y otros tapar con un solo

dedo, me niego definitivamente a hacer tal demostración, simplemente porque considero que nada vale la más elocuente de las exposiciones ante quienes tienen

tal capacidad para cerrar ojos y oídos ante la aplastante realidad cotidiana.[2]

 

En lo personal, dado el cambio de pensum, me correspondió dictar, durante 10 años,  un tercio semestral de Economía y Política  Petrolera en una materia pasticho en la cual los estrategas del nuevo pensum  habían concentrado contenidos de economía agrícola, industrial y petrolera. Durante dieciocho semestres me mantuve en esa limitada actividad, hasta el año 2000, cuando hube de retirarme por mi designación en un cargo diplomático.

La motivación principal de estas líneas parte, precisamente, de la revisión de viejos papeles sobre el tema, entre los cuales apareció una minuta de la reunión del 7 de octubre de 1999 de la Cátedra de Política Económica de la Escuela de Economía de la UCV, de la cual era miembro.

En esa reunión, a la cual, coincidencialmente, no fui convocado, tal como se asienta en el mismo documento en cuestión, se trató el tema de la asignatura Política Económica III, justamente la materia pasticho en la que ya tenía diez años compartiendo con profesores de Economía Agrícola y Economía Industrial.

Y precisamente, la jubilación de los profesores de esas asignaturas planteaba el gravísimo problema discutido por esa Cátedra: “La asignatura quedó reducida exclusivamente a la temática petrolera”.

Estudiadas todas las alternativas, el acuerdo de consenso de ese cónclave, en mi ausencia “coincidencial” y conveniente, fue: “solicitar al Consejo de Escuela abrir el proceso para eliminar las asignatura Política Económica III”.

Tres años antes, y siete después de la modificación del pensum pude constatar la eficiencia del nuevo Plan de Estudios en la formación de un economista a tono con los tiempos, así lo relaté:

El pasado viernes 3 de mayo me tocó conocer la nueva Escuela de Economía de la UCV.

 

En un foro sobre la privatización de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) donde todo iba por un solo camino:  

 

¿Cuáles serán los mejores instrumentos financieros para poner en práctica esa privatización?

 

 ¿Cotizar en la Bolsa de Caracas o en Wall Street?

 

¿Repartir acciones a cada venezolano o crear fondos de inversión?

 

 ¿Privatizar de una sola vez o por etapas?

 

La convocatoria al foro ya lo anunciaba todo: dos profesores del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA), un director de PDVSA y apenas un profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

 

La nota ambiental la dieron los dirigentes del otrora combativo Centro de Estudiantes de Economía, disfrazados de yuppies e instalados en el presidium con actitudes pensativas y un mutismo autista.

 

El centro ideológico fue definido por el profesor del IESA, Hugo Farías: “Hay que privatizar porque el Estado venezolano no es el Estado inglés”, razón muy parecida a aquella que justificaba la inexistencia en Venezuela de instituciones democráticas serias porque no somos suizos.

 

De repente apareció un dinosaurio, profesor de una materia desaparecida hace siete años, Economía y Política Petrolera y Minera: “¿Ustedes saben qué es lo que quieren  privatizar?”, preguntó José Rafael Zanoni.

 

Y ello estimuló a que otro dinosaurio de la misma asignatura, el suscrito, se presentase, dijera su nombre y recordara que alguna vez, en esta escuela existió una materia que trataba sobre estos temas.

 

Confieso que sentí una profunda vergüenza por mi escuela y mi facultad.

 

“La Nueva Escuela de Economía de la UCV”.

Carta abierta a la comunidad de la Escuela de Economía distribuida personalmente el 7 de mayo de 1996. [3]

 

 

En busca de la raíz de esta novelera fobia hacia el estudio de temas petroleros, voy a referir incidencias coetáneas que nos darán algunas pistas de motivaciones y causas eficientes:

Aquellos eran los tiempos en los cuales PDVSA había otorgado “soberanamente” tres campos petroleros a LUZ, UDO y UCV para ayudar a la formación de sus técnicos petroleros y, de paso, financiar a esas universidades, perennes pedigüeñas de mayores presupuestos.

 Ese apoyo, sin embargo tenía condiciones no escritas pero muy precisas y entendidas por algunos destinatarios…

Al respecto, en esos tiempos escribí un artículo, recogido también en mi citado Nacionalismo Petrolero…”

Todo parece indicar que, con su oferta de tres campos petroleros a tres universidades, entre ellas la UCV, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) ha hecho una jugada

maestra. Una oferta al estilo de El Padrino, de esas que no pueden rechazarse, ha puesto la carne de gallina y vencido algo más que los escrúpulos de ciertos sectores

universitarios, que desde entonces han comenzado a recoger sus discursos radicales y a rezar todas las noches el “yo pecador me acuso ante dios-Giusti”, por

haber tolerado –venialmente, porque fue sin identificarse mucho– las irracionales críticas a la política petrolera oficial que hacían algunos profesores extremistas

como el suscrito. Además –perdónalos Dios– había el atenuante de que se consideraba a esas críticas como folclóricas e inofensivas.

 

Esa oferta de la cúpula gerencial de PDVSA ha sido percibida y acogida como lo que es: un soborno para que las autoridades universitarias “sensibles” acallen, ellas mismas, y en nombre de los intereses trascendentes de la universidad, a los molestos críticos universitarios. Muchos, eufóricos, pero callados, se frotaban las manos... Pero no hay felicidad completa, nunca falta un aguafiestas...recordando el feo nombre de esa movida y nombrando la soga en la casa del ahorcado.  [4]

 

En esos tiempos, siendo el suscrito Coordinador del ya mencionado Postgrado Petrolero de la UCV, recibí diversas manifestaciones en el sentido de que mi posición hipercrítica sobre la apertura petrolera estaba causando desagrado en PDVSA, privando al postgrado de su ayuda y poniendo en peligro el campo petrolero de la UCV.

De hecho, y por esas razones, uno de mis colegas de la Escuela de Economía, propuso, en mi presencia y ante el Consejo de esa Facultad, que yo fuera sustituido en ese cargo.

Este fue el contexto en el cual desaparecieron de la Escuela de Economía de la UCV los últimos vestigios de una signatura dedicada al estudio de los temas de economía y política petrolera.

Años después, un avergonzado Director de esa Escuela me llamó para participarme su embarazo, cuando miembros de una delegación profesoral europea, que visitaba la Escuela, requirieron de él que los condujera al “Departamento de Economía Petrolera”… ¿Cómo les podría decir que en su Escuela, que forma economistas para un país que se preciaba entonces de tener las mayores reservas petroleras del mundo, no existía ni siquiera tal materia?                                                                                                                                                                                                                                 precisamente,  con el desinterés académico generalizado en las Facultades de Ciencias Sociales, y el agresivo ambiente externo frente a las posiciones críticas en esta materia,  a partir de entonces, hasta los postgrados languidecieron, tanto en LUZ como en la UCV, hasta desaparecer en la primera y ser hoy, en la segunda, una sombra de lo que fue en sus primeras tres décadas de existencia.

Un Director, Coordinador de los Postgrados de FACES UCV,  comentaba hace poco tiempo y de viva voz al respecto “¿Y para que queremos un postgrado petrolero en Ciencias Económicas si ya existe una Escuela de Petróleo en la Facultad de Ingeniería?”

El tema fue dejado en manos de voluntariosos improvisados, muchos de ellos procedentes de áreas operativas, quienes, precisamente por ello, se ufanan de su experticia en el tema,  por conocer el color del petróleo y haberlo olido,  ignaros en las relaciones socioeconómicas e históricas, nacionales e internacionales que se tejen alrededor del mismo, pero que se presentan deslumbrantes ante el desconocimiento generalizado, más profundo aún…

Una muestra reciente de ello nos la están dando las declaraciones del “Presidente de PDVSA Ad Hoc”, Luis A. Pacheco, a cuyos densos planteamientos me he referido en artículos anteriores y  los cuales traigo a colación ahora… seguro de que muy pocos los recordarán… o, más probablemente, no los han leído.

En mi trabajo “Cambalache Petrolero: La Nueva Apertura de “PDVSA Ad Hoc” [5]  me referí críticamente a la intencionada y ofensiva simplificación que hace este Ph.D. de la Rice University, sobre los últimos 100 años de la historia petrolera venezolana, reduciéndola a 8 “mitos”, donde deja claro su desprecio por otra ciencia que no sea la suya:

Haciendo tabla rasa con esa historia, presenta un listado donde mezcla peras con manzanas y lagartijas, irrespetando de paso personajes relevantes de nuestro devenir intelectual y político, al colocarlos  allí sin ninguna jerarquización y al nivel de comiquitas de Marvel o Disney:

• El petróleo destruyó la economía agrícola. (Alberto R. Adriani)

• Debemos "sembrar" los ingresos del petróleo para asegurar riqueza futura (Arturo Uslar Pietri)

• Debemos ahorrar petróleo para las generaciones futuras. (Celestino Armas)

• El petróleo es el excremento del diablo. (Pérez Alfonzo)

• Debemos separarnos de la OPEP. (Sosa Pietri)

• Los negocios autónomos de PDVSA son escondidos en una  caja negra.

• Es preferible que PDVSA invierta las rentas del petróleo en vez de que los políticos las desperdicien. (PDVSA y otros).

• Ahora, el petróleo es verdaderamente nuestro. (Rómulo Betancourt, Pérez Rodríguez, Chávez Frías y otros). [6]

Este tipo de simplismo ofensivo sólo pudo obtener estado público en una ambiente como el nuestro actualmente, donde se ha promovido conscientemente las más absoluta ignorancia de nuestra historia en esta materia.

Ignorancia aprovechada impunemente y con descaro, al punto de organizar un foro en conmemoración del centenario de la Primera Ley de Hidrocarburos, cuyos ponentes, junto al ya citado Pacheco, son  precisamente los líderes del movimiento para liquidar toda nuestra jurisprudencia petrolera, tal como referí en “Aquelarre Petrolero de PDVSA Ad-Hoc”  [7]

Nuestras Facultades de Ciencias Económicas y Sociales nacionales y nuestras Academias respectivas tienen una gran responsabilidad, por sus omisiones en la lucha contra las sombras,  de que la ignorancia en la materia petrolera haya sido, y sea hoy, caldo de cultivo para que prosperen proyectos antinacionales.

Pero sus integrantes también tenemos la responsabilidad de remendar, de impedir que eso siga sucediendo, antes de que el país sea entregado indefenso a la más inicua piratería.

CMP/25/07/2020



[1] Mendoza P., “En torno al proceso de discusión del nuevo plan de estudios de la Escuela de Economía de la UCV”.  Escrito presentado ante la  Comisión de Revisión del Plan de Estudios de la Escuela de Economía de la UCV en 1989.  Inserto en  Nacionalismo Petrolero Venezolano en Cuatro décadas, págs.. 143-144. BCV, Colección Venezuela y su petróleo, Caracas 2014. https://www.academia.edu/41805065/Nacionalismo_petrolero_en_4_d%C3%A9cadas

[2] Mendoza P.,  Loc. Cit.

[3] Loc. Cit., La Permanente protesta Contra la eliminación de la Materia Economía y Política Petrolera”. Nacionalismo Petroleros… págs.. 309-312.

[4]  Loc. Cit.  ¡Se salvó la Patria, vuelven los petrodólares!...

Y FACES-UCV no puede quedarse atrás…! (22 de noviembre de 1996) pags. 318-320.

[5] https://petroleovenezolano.blogspot.com/2020/03/cambalache-petrolero-la-nueva-apertura.html#.Xxube9JKjMw


viernes, 28 de febrero de 2020

VUELAN LOS REBULLONES


Vuelan los Rebullones…
Sobre el petróleo venezolano

Por fin, una tarde, Juan Primito exclamó:
-¡Ya están aquí los rebullones! ¿Ave María Purísima!
Aguaiten muchachos, como viene esa bandada de bichos negros oscureciendo el cielo.  ...
-¿Será aceite y vinagre lo que quieren beber esos bichos? 
-¿Será miel y bilis…? …-¡Hum! ¡Cómo no vaya a ser sangre lo que vengan buscando! [1]
Las aves carroñeras, zamuros, zopilotes o los galleguianos rebullones, no comen carne viva. Acechan la agonía de sus futuras presas para lanzarse sobre ellas al momento de percibir el olor de la muerte.

Tales son las circunstancias actuales de la industria petrolera venezolana, aplastada bajo el peso de ancestrales y sucesivos fiascos de la planificación meritocrática, comenzando, entre otros, por el tantas veces citado por mí, “Megadisparate de la Faja del Orinoco” (Francisco Mieres dixit) de los años 80 del Siglo pasado, pasando por la “Apertura Petrolera” y concluyendo con los Planes de Pajaritos Preñados 2005-2018.





















Veamos algunos momentos de esta historia desde el principio:

Enero de 1981:

The total investment program that we have undertaken will require some $ 25 billion over the next six years.
Afterwards and until the end of this century, the yearly rate of investment is likely to average some $ 5 billion (in 1980 dollars).
We expect to generate most, if not all, of this capital internally, through reinvestment of future earn. Up to now, we have set aside more than six billion dollars to be used exclusively for future oil development activities.    [2]

Esos seis mil millones de dólares “apartados” soberanamente de la voracidad fiscal parasitaria por la meritocracia, se saldaron con pérdidas millonarias cargadas a los balances financieros de Lagoven, Meneven y Corpoven [3]:

“En los estudios de exploración y caracterización realizados durante los años1979 al 1984 de 56.000 Kilómetros cuadrados que cubren la FPDO, donde se perforaron 669 pozos con longitud total de 643.000 metros, 5.500 kilómetros de registros eléctricos-petrofìsicos, 15.000 kilómetros de líneas sísmicas, el corte de 4500 metros de núcleos y 288 análisis de laboratorio (Análisis de Núcleos); A un costo de 650 millones de dólares USA”[4]

Siguiente parada de nuestro Vía Crucis: “La Apertura Petrolera” de los AHH90:

Fundamentada nuevamente en la incorporación de la Faja Petrolífera del Orinoco a las opciones productivas del país, con su “internacionalización” y sus 17 refinerías chatarra funcionando con pérdidas que son asumidas por la “casa matriz” [5], PDVSA se lanza a la  fantasiosa conquista de una mayor tajada del mercado, para producir 5 millones de barriles diarios en 2002 y hasta 6,5 millones en 2005, -más que duplicando la participación de PDVSA en la oferta mundial prevista-. Política que comienza a progresar con una consistente violación de las cuotas acordadas en el seno de la OPEP, lo cual llevó los precios del petróleo venezolano a 5 dólares barril en 1998.




[6]


 [7]


Al respecto, reproduzco un texto de la época, de mi autoría:

A pesar de la caída de los precios,  la contumacia  expansiva a cualquier costo no se detuvo, ensayando toda clase de negocios para eludir el compromiso nacional de defensa de los precios asumido en el seno de la OPEP y promoviendo la salida del país de esa Organización: Los planificadores mayores de PDVSA proponían en 1994 un plan para duplicar la producción hacia el 2002. Consciente de la experiencia anterior, dos de ellos, Bernard Mommer y Ramón Espinasa, pontificaban: “compensaremos la caída de los precios con más producción”.


 [8]


























Ese escenario productor promovido, tenía una precondición:

“La alta tributación fiscal, la cual ni siquiera permite en el futuro inmediato hacer las inversiones necesarias para compensar la declinación y mantener la capacidad de producción, es el principal obstáculo que encuentra la Industria Petrolera Nacional para su desarrollo...”

… la voracidad fiscal, el rentismo parasitario, característico de un nacionalismo tercermundista ajeno a las realidades contemporáneas, amenaza la salud de la "gallina de los huevos de oro" y obstaculiza sus megaproyectos expansivos, obligándola a acudir al endeudamiento interno y externo.  La empresa petrolera venezolana es pechada con la mayor tasa impositiva del mundo


“Por ello el Plan de la IPPCN se basó en la premisa fundamental de aliviar la carga tributaria sobre PDVSA mediante reducción progresiva del valor fiscal de exportación hasta su total eliminación en tres o cuatro años...” [9]

Ese alivio se alcanzó exitosamente en 1998, tal como lo muestra esta otra lámina repetida, cuando acota ”VFE 0” a partir de ese año:




Finalmente, y como colofón absurdo, después de un hiato de apego a la política de defensa de los precios, que a partir de 1999  logró colocarlos por encima de los 40 dólares el barril en 2005, en ese año se inicia, en nombre de una supuesta “Venezuela Potencia”, la contumaz planificación 2005-2018, que retoma las alicaídas metas de pajaritos preñados, de la PDVSA aperturista y ahora, la “Roja Rojita”  las eleva sucesivamente hasta 5, 6, 7 ó 9 millones de barriles diarios para ser  alcanzadas en 2012, 2013, 2015 2018 y 2025. Además, y en concordancia con esa volumetría, postula los planes para la construcción de nuevas refinerías dentro y fuera del país, las cuales sumarían  37 para el 2030, con las cuales se superarían las “limitadas” 17 plantas meritocráticas para garantizar el mercado a la producción ampliada.


























No por casualidad, el Viceministro de Energía y Petróleo para 2005 es el antiguo Asesor Mayor de la  PDVSA aperturista, Bernard Mommer, supremo ideólogo de la “conquista del mercado” y coautor de las “Guías Corporativas” 1993-1998, cuya portada inserté anteriormente.




























Respecto a todo lo expuesto, no me avergüenzo por repetir láminas con las cuales ilustré artículos anteriores de escasa difusión, esperanzado en la improbable eficiencia del dicho magisterial de los tiempos de la palmeta: “la letra con sangre entra”:



























































Todos los proyectos expuestos, ya de por sí ruinosos en su absoluta inviabilidad económica, fueron adobados con la megacorrupción que enlaza las etapas referidas y que hoy llenan inoficiosamente las páginas de los medios de comunicación con un vendaval de culpas para el asombro, pero sin proceso y sin castigo.

Finalmente, la guinda del pastel destructor:

El asedio  de la geopolítica norteamericana, que se acentúa con la caracterización de Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria” por parte de la administración Obama y culmina, hasta ahora,  con la de “estado forajido”, establecida en el America First  Energy Plan de Donald Trump [10], todo lo  cual se ha materializado en bloqueos y  sanciones que restringen a niveles ínfimos la capacidad nacional de generar ingresos petroleros.

De nuevo, a todas esas circunstancias me he referido en trabajos  recogidos en las publicaciones ya citadas. De manera particular he comentado el renovado auge de las ancestrales propuestas neoliberales de liquidar el carácter de propiedad nacional inalienable, regida por el Estado, de la industria petrolera venezolana. [11]

La apertura petrolera deberá apuntar hacia una política de privatización de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y sus empresas filiales, aseguró ayer el presidente del holding estatal, Luis Giusti.
'Debemos diseñar una política más agresiva para la apertura de Pdvsa y las empresas filiales al sector privado' dijo el máximo representante de la petrolera estatal... al referirse a la significación del proceso de licitación que se viene realizando para la adjudicación de las 10 áreas con potenciales reservas de crudos livianos y medianos“ [12]

Reconociendo el monopolio mediático del “poder petrolero” al que me estoy enfrentando desde  hace más de cuatro décadas [13], no me ha quedado otra alternativa que reiterar mis planteamientos en cada oportunidad que se me presenta, que no son muchas… 

Con la permanente sensación de estar clamando en el desierto, acentuada por la actual situación de sálvese quien pueda, pero cumpliendo con una obligación que reclama mi conciencia.

Transcribo, una vez más, los enlaces electrónicos, “links”,  en los cuales  se encuentran algunos de los trabajos ya citados y otros que referiré más adelante: 

Volviendo al presente, en mi trabajo del 5 de febrero pasado, “Petróleo venezolano en la tercera década: Cerco y aniquilación”  hice referencia a dos informaciones que nos muestran que “ya llegó la hora”:

En  una de ellas,  Bloomberg “informa” sobre la inminente entrega, que haría el gobierno, del control de las operaciones petroleras a sus socios en las empresas mixtas y en la otra, Inter American Dialogue, con las galas de estudio académico respaldado por varias universidades estadounidenses, presenta el último de los tantos megaplanes de inversión para el rescate de la industria petrolera… supuestamente propuesto por diez de las principales empresas petroleras mundiales, para ser ejecutado por ellas, para la “nueva administración”. [14]

Ya entonces se hacía audible el aleteo de los rebullones. Pero hete aquí que ahora, Luis Pacheco “Presidente de la Junta Directiva ad hoc de PDVSA” [15]  nos presenta a Luis Giusti, el rebullón mayor en persona, difundiendo él mismo una “carta a sus compañeros petroleros” [16], donde presenta su currículum de inmaculado conductor de una exitosa apertura que convirtió a PDVSA en la segunda mayor empresa petrolera del mundo después de Saudi Aramco, [17] añadiendo el listado de sus asignaciones como miembro del Directorio del Grupo Royal Dutch Shell durante seis años y ahora, en “…varias empresas petroleras internacionales, además de ser Asesor en CSIS”, relación en la cual obvia mencionar sus rubieras en la colombiana Pacific Rubiales y en el quebrado Banco de Antigua.

Con ésta no tan velada oferta gerencial giustiniana, “aquí estoy por si no me han visto”, la propuesta de inversión del consenso de las “majors”  petroleras, de 212 mil millones de dólares, con la perforación de 13.400 pozos nuevos, para alcanzar una producción de 2 millones seiscientos mil barriles en 10 años [18], ya tiene conductor. Uno muy experimentado en esas lides, quien seguramente tuvo mucho que ver con la formulación de esta nueva fantasía.

Frente a este panorama, sólo queda reiterar lo ya tantas veces argüido y demostrado sobre las falacias que componen el discurso privatizador a ultranza para presentarnos al petróleo en el país de las maravillas.
Desde luego que en el país de los ciegos el tuerto es rey, y ésta es la situación en la que nos encontramos: el desastre contemporáneo es de tal magnitud que los pecados capitales anteriores se hacen veniales.

Cerco y aniquilación fue el subtítulo que coloqué al trabajo anterior. Lo reitero aquí, porque es en  esa fase final de las  contiendas bélicas donde se nos quiere colocar: llegó la hora de la rendición para salvar lo poco que nos queda.

Por el contrario, considero que el país todavía cuenta con  reservas éticas y capacidades de gestión necesarias para enfrentar las tareas de reconstrucción y limpieza de escombros que tenemos por delante. Sin aceptar la liquidación en ganga del patrimonio nacional, vale decir, de las nuevas generaciones.

Por tanto, nada obsta para continuar en el combate por la defensa de ese patrimonio frente a la rapacidad privada engalanada de eficiencia tecnocrática.

En ese empeño, es primordial desmontar las falacias tipo Giusti, sobre las cuales se fundamenta el discurso privatizador. Veamos una visión gráfica y de conjunto de la realidad “planificadora”, desde los tiempos en que teníamos a la segunda empresa petrolera del mundo hasta nuestros menguados días, cuando la solución salvadora nos viene de afuera, de parte de las 10 principales petroleras mundiales:





¡¿A dónde han ido a parar los cientos de miles de millones de dólares empeñados en esos frustrados sueños de Narnia?!

¿Quiénes fueron y quiénes son los responsables de estos desaguisados?

¿Cómo se formulan planes expansivos contradictorios con las propias expectativas de un mercado limitado para los crudos venezolanos, tal como lo muestran las propias presentaciones de PDVSA?




El cinismo de reconocer que la demanda para crudos de la OPEP no crecerá  y, peor aún, que disminuirá, tal como se ha constatado en  las más recientes estadísticas globales, -siendo los negritos africanos los que asumirán las disminuciones, mientras nuestra oferta crece- es coherente con la irresponsable “planificación” de una inversión de más de 300.000 millones de dólares en 5 años con recursos inexistentes, ni en Venezuela ni en el mundo. Una vez más, disculpe apreciado lector, lámina repetida:





























Esa voluntad de engaño con fines propagandísticos y cinismo se manifiesta, más allá de su descomunal magnitud bruta, que se sabe no disponible, en la última fila del cuadro anterior, la cual registra los porcentajes de esa inversión respecto al Producto Interno Bruto nacional, los cuales representan más de la sexta parte del mismo en cada año del plan.

Pero no se trata de locura, sino de la permanente voluntad de “apartar” para la inversión petrolera –al estilo Rodríguez Eraso en 1981- una proporción creciente del menguante excedente que viene generando la industria petrolera venezolana, desde los tiempos en que esta tendencia fue percibida por las antiguas concesionarias y las condujo a proponer la “reversión anticipada” que terminó en la “nacionalización chucuta”, donde sus antiguos gerentes nativos rebanarían el pastel desde las posiciones de comando de las “operadoras” nacionalizadas.

Esa divergente evolución histórica de costos crecientes y participación nacional minimizada, es la que se observa en el siguiente gráfico hasta 2016, último año de cifras disponibles.




























El Dr.Juan Pablo Pérez Alfonzo, quien llegó a percibir esa evolución negativa en los primeros tres años, fue el primero que advirtió sobre lo que se nos venía nos venía encima y lo reflejó en su “Venezuela se acerca a la Debacle” citado por mí en un trabajo anterior[19]. Esos registros fueron continuados por Gastón Parra Luzardo hasta 2008 y han sido completados por mí hasta ahora…


































Los comentarios no huelgan, constituyen, una vez más… el propio ritornelo trágico de “El Cuervo”, de Edgar Allan Poe… “Never more”… [20].






Carlos Mendoza Pottellá
28/02/2020

REFERENCIAS





[1] Rómulo Gallegos, “Doña Bárbara”. Segunda Parte. III. Los Rebullones.
[2] Address of Guillermo Rodriguez Eraso, President of Lagoven, S. A., to the Venezuelan-American Association of the United States. St. Regis Hotel, New York, January 8, 1981. Versión de Teletipo

[3] 1978 a 1983, se perforaron más de 400 pozos, como parte del Plan 2000 de PDVSA, basado en predicciones fantasiosas de precios. Al caer éstos a partir de ese último año, sus costos fueron cargados a pérdidas de Lagovén, Corpovén y Maravén. En 1999 el precio del petróleo venezolano llegó hasta 7 dólares el barril

[5] Siempre a la oportunidad la han pintado calva: A  partir de 1983 se compraron o arrendaron 17 refinerías porque en esos años «las estaban vendiendo…»    la razón principal: márgenes del refinador negativos, incluso para los crudos sauditas en los principales centros refineros, Rotterdam y el Golfo de México norteamericano.
Boué, Juan Carlos,  La internacionalización de PDVSA. Una costosa ilusión,
 Caracas, Ediciones del Ministerio de Energía y Minas de la República Bolivariana de Venezuela (Fondo Editorial Darío Ramírez), 2004.
Mendoza P., Carlos, CITGO, la Internacionalización revisitada. https://petroleovenezolano.blogspot.com/2019/01/citgo-la-internacionalizacion-revisitada.html

[6] Presentación original del Ing. Ramón Espinasa, Asesor Mayor de PDVSA para la fecha. Luego Economista Jefe.
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[7] Cuadro elaborado por mí en base a las metas del Plan de Expansión de PDVSA de 1996.
[8] Ramón Espinasa y Beernard Mommer, Asesores Mayores de Planificación PDVSAQ.
Le mención de Irán, Venezuela y Rusia como “estados forajidos” que serían combatidos, aparecida la página de la Casa Blanca el primer día de la asunción de Trump, fue suprimida en las siguientes versiones por, “la OPEP y cualquier Nación hostil”
Allí se encuentran también “ La Oportunidad la Pintan Calva”, “Retorno al Futuro”, “Ley para la regularización del comercio de esclavos en Venezuela”, “Agencia Venezolana de Hidrocarburos”,  “Soberanía, Delenda Est”  etc., enfocadas a esta discusión agónica.

[12] Economía Hoy, 25 de enero de 1996, pág. 10

[13] Mendoza P. Carlos,
 De las Concesiones a los Contratos, Visión retrospectiva de la política petrolera venezolana / Trabajo de Ascenso UCV, 1983. Fundación Editorial El Perro y la Rana, Caracas 2011.
El Poder Petrolero y la Economía Venezolana, UCV, CDCH, Caracas 1995.
Nacionalismo petrolero en cuatro décadas, Banco Central de Venezuela, Colección Venezuela y su Petróleo, Caracas 2017. 

[17] Ya sabemos cómo se sacan esas cuentas de Gran Capitán: 300 mil millones de barriles de petróleo de supuestas “reservas probadas”  más las 17 refinerías ya mencionadas..

[19] Juan Pablo Pérez Alfonzo,  Revista “Semana”, Vol. XXI, Nº 235, Caracas 1978. Reproducido en  Petróleo y Ecodesarrollo en Venezuela,  Dorothea Mezger (Compiladora), ILDIS, Caracas 1981 y en el Suplemento de la Revista BCV -- 1, Enero-Junio 2008,  “Profecías Cumplidas”, Banco Central de Venezuela, Caracas 2008.
[20] https://petroleovenezolano.blogspot.com/2019/11/el-cuervo-el-pozo-y-el-petroleo.html