lunes, 18 de enero de 2010

Petróleo, información y opinión pública

Carlos Mendoza Pottellá
1998

Es evidente el carácter crucial de las circunstancias petroleras actuales. Basta con colocarse en la media noche del 23 de marzo, inmediatamente después del acuerdo de Riad, y comparar el sentido y énfasis de las declaraciones de los dirigentes petroleros venezolanos antes y después de esa fecha. Quedará claro de esa comparación que todas las “matrices de opinión”, impuestas hasta entonces por los voceros de ese sector, se estremecen hasta sus propios cimientos por el embate de una realidad adversa, que refuta todos los días los supuestos sobre los cuales se construyeron políticas y programas de la industria petrolera venezolana.

Hoy todo eso está en discusión, como siempre ha debido ser, pero que había sido eficientemente eludido por los dirigentes políticos y económicos del país. Sin embargo, para poder aproximarnos a la verdad verdadera, para terminar de abrir los ojos y establecer, con propiedad y conocimiento de causa, la política petrolera que más conviene al país y a su población, esa discusión tiene que ser nutrida de una mayor información independiente sobre la materia. Una información certera, ajena en lo posible a las manipulaciones de los poderosos intereses individuales y grupales que pululan en torno a los negocios petroleros.

Sin dejar de advertir que esos intereses pueden ser legítimos, y de hecho lo son en la mayoría de los casos, es imprescindible tener en cuenta que las conveniencias nacionales tienen que ser una síntesis, un compromiso, donde cada sector o grupo representativo entienda que sus aspíraciones particulares tienen un límite. Esos límites, que establecen los espacios dentro de los cuales cada uno tiene derecho a buscar su propio beneficio, deben ser fijados abiertamente, con el máximo nivel de información de las circunstancias para todos los interesados en la materia: los actuales 23 millones de habitantes de este país.

Desde luego, se trata de un problema político, donde de acuerdo a la distribución de fuerzas de los diversos agentes económicos y políticos, internos y externos, se llegará a un compromiso. Este compromiso nunca será satisfactorio para todos y, por ello, se generará una lucha permanente por recomponer los resultados. Eso será inevitable, pero expresará la existencia de una sociedad múltiple, con intereses contrapuestos entre sus diversos componentes, pero con plena conciencia de la realidad.

Todo lo anterior puede parecer iluso –aunque sea evidente que así funcionan las cosas en no pocos países- si partimos de la realidad venezolana actual en esta materia, caracterizada por una ignorancia generalizada y una desinformación meticulosamente construida, pero en nuestra opinión es indispensable plantearlo como un objetivo factible, si es que realmente queremos tener un país moderno y democrático: podríamos construir así una opinión pública que se establezca de una manera abierta, por encima del “lobby” y la manipulación grupal.

Por el contrario, lo sucedido hasta ahora ha sido la aceptación acrítica de una verdad tecnocrática, fraguada según criterios corporativos excesivamente sesgados hacia ciertos intereses particulares, había permitido establecer como única verdad a aquélla que sostiene que la salvación del país, el camino para salir de la crisis, se encuentra en la contínua expansión de su producción petrolera. Consecuentemente, debíamos reconocer la fatalidad de nuestro destino monoproductor y olvidarnos de sueños agroindustriales.

En la coyuntura actual, después de las patéticas reuniones de Riad, Amsterdam y Viena, habiendo fracasado, obviamente, todas las bravatas de “compensar la caída de los precios con mayor producción” y colocado el país ante las gravísimas consecuencias de un inmenso hueco fiscal, se ha hecho evidente que los dirigentes petroleros venezolanos no pueden hacer lo que les venga en gana, orientados por criterios exclusivamente corporativos y sectoriales, sin tomar en cuenta, con la debida atención, las limitantes nacionales e internacionales.

Por todo ello, creemos que es necesario poner en discusión todos los fundamentos y supuestos de la política petrolera contemporánea. Veamos algunos ejemplos de esos elementos y las dudas que suscitan:

Venezuela cuenta una “inmensa base de recursos”, estimada oficiosamente en una cifra que triplica las reservas probadas de Arabia Saudita.

¿Cuál es el peso, dentro de esos recursos de los actualmente improducibles bitúmenes extrapesados?

¿Hasta donde nos alcanzarán nuestras reservas de crudos livianos y medianos, que forman el 75 por ciento de nuestra producción, si alcanzamos la meta de levantar 7 millones de barriles diarios en el año 2007?

¿Cuál será el rendimiento neto para el país de esa producciones incrementales, si se están haciendo en un escenario de costos crecientes y permanente depresión de los precios?

¿En cuanto se reducirá ese rendimiento en los emprendimientos de la “apertura petrolera”, donde se ha reducido la tasa del impuesto sobre la renta de 67,7 a 34 por ciento y se han establecido convenios que permiten minimizar la regalía hasta un 1 por ciento, abandonando el tradicional 16,6 por ciento?

Agreguemos a todo ello, la necesidad de discutir los pro y los contra de la llamada internacionalización, una política en virtud de la cual adquirirmos un conjunto de refinerías y facilidades de transporte y comercialización en el exterior con el propósito de asegurar mercados, en consonancia con la política expansiva o de “volúmenes de producción” . Esa internacionalización moviliza hoy una cifra de negocios de más de 20.000 millones de dólares, de los cuales el retorno neto a la Nación es negativo, porque cada año se hacen nuevas inversiones, pero, sobre todo, porque para evitar el registro de pérdidas en esas instalaciones, las operadoras venezolanas les suministran petróleo con descuentos de hasta cuatro dólares por barril.

Aún más, ¿cuándo conocerá el país el balance real del negocio Orimulsión? ¿En que década del próximo siglo se hará positiva la Tasa Interna de Retorno de esa inversión?

En resumidas cuentas, y en nuestra opinión, se trata de descorrer un velo tras el cual se toman decisiones trascendentales para la sociedad venezolana sin el debido control público. Sin invertir la carga de la prueba imputando culpabilidades sobre la base de vagos indicios, la magnitud y entidad de esas decisiones exige, como debería ser en todos los otros destinos de la administración pública, transparencia.

Venezuela, Tierra de promisión... para los halcones petroleros

Carlos Mendoza Pottellá *
Sábado 14 de Febrero de 1998


Hasta ahora, la política del gobierno en materia de precios y producción petrolera se había limitado, a la aceptación de los hechos cumplidos presentados por PDVSA y santificados por un Ministro de Energía y Minas que solo puede repetir los parlamentos de la gerencia petrolera porque su Despacho ha sido desmantelado, emasculado de sus capacidades técnicas, de análisis y fiscalización. Ahora, ante las declaraciones del Presidente de la República en las que sostuvo que “pensar en precios del petróleo altos es una fantasía” estamos ante la realidad de que esos hechos cumplidos se han convertido en política de Estado.


Venezuela abandona, definitivamente, la política de defensa de los precios y se lanza por el camino de la producción a todo trance, en la “búsqueda del equilibrio universal en materia petrolera”. ¡Válgame Dios! Los halcones del negocio petrolero nacional e internacional deben estar cuajados de la risa y frotándose las manos ante la beatífica declaración presidencial. Hasta las cenizas de John D. Rockefeller están de fiesta.


No sin razón son centenares las empresas petroleras internacionales que se agolpan a las puertas de PDVSA para ser “precalificadas” en cada ronda de los distintos programas de concesiones disfrazadas que ha adelantado este gobierno. Venezuela es el mejor de los mundos posibles para la inversión petrolera internacional: En ninguna otra parte ha habido tal simultaneidad en el retroceso en materia impositiva y en el avance en condiciones favorables al extranjero. Se eliminó el Valor Fiscal de Exportación –un dique contra la inflación trucada de los costos que rutinariamente ejecutan las empresas petroleras. Por el contrario, se acordaron planes de depreciación acelerada para garantizar la repatriación de las inversiones en el cortísimo plazo. Se rebaja el impuesto sobre la renta a la mitad en los contratos de operación y se arbitran mecanismos para llevar a la Regalía del 16,67% al 1%. Si a ello agregamos la desaparición de las capacidades de control y fiscalización, las empresas extranjeras se ven a sí mismas cortando el pastel y repartiendo las tajadas según sus propias conveniencias.


En tales circunstancias, la caída actual de los precios no viene sino a dramatizar el proceso de enajenación al que ha sido sometido del principal patrimonio colectivo de los venezolanos. Veámoslo un poco más gráficamente: El ingreso petrolero nacional tiene un techo, que son los precios y un piso, que son los costos. A estos últimos hay que agregar ahora, con la “apertura”, la participación de los socios extranjeros, con lo cual el piso sube. Y si lo hace en las condiciones de entreguismo que se han plasmado en los diversos instrumentos de esta nueva política, nos encontramos en un escenario similar al de esos cuentos tenebrosos de Edgard Allan Poe, de absoluto terror claustrofóbico, donde los techos bajan y los pisos suben, exprimiéndonos.


Que tal ha sido la evolución del negocio petrolero venezolano, aún antes de la apertura, lo puede verificar cualquiera que revise las series estadísticas de los principales rubros de ingresos, costos y participación fiscal desde hace 22 años. Y no hay duda, por lo expuesto, de que ello se va a acelerar con el regreso del capital petrolero internacional.


De tal suerte, que un destacado accionista de la Shell declare que “ahora a Venezuela lo que le conviene es poner en práctica -cuanto antes- una política agresiva de producción, porque esta acción lo que genera es actividad y la actividad genera a su vez, necesidades por bienes y servicios que se pueden construir y servir desde el país” es perfectamente coherente con sus intereses particulares. Y el que ello se convierta en política del Estado venezolano es su triunfo personal y el de las compañías petroleras internacionales, pero es una gravísima derrota para la gran mayoría de los venezolanos cuya participación como accionistas en el negocio petrolero nacional sólo se materializa en la participación fiscal. Así lo habían entendido los dirigentes de la política petrolera nacional desde 1920 hasta 1975: Esa fue la gesta de hombres como Gumersindo Torres, Néstor Luis Pérez Luzardo, Isaías Medina Angarita, Manuel Egaña, Juan Pablo Pérez Alfonzo y Manuel Pérez Guerrero.


Pero ahora está de moda la falacia de que “hay que dejar de ser rentistas para ser productivos”. En verdad, ello significa que renunciamos a participar en el reparto de una renta que se genera internacional e independientemente de nosotros. Simplemente, estamos dejando que otros se apropien de algo que nos corresponde, en tanto que propietarios del recurso sobre el cual se ha montado ese mecanismo rentístico universal.


* Coordinador del Postgrado en Economía Petrolera de la UCV

DOCUMENTOS DEL BLOG - ARCHIVO JURÍDICO (1996)

PROSA DE ECONOMISTA... EN ESPERA DEL VERSO JURÍDICO, PARA EL ESCRITO DE INFORMES EN LA APELACION DE LA SENTENCIA DEL JUZGADO DE SUSTANCIACION DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


Carlos Mendoza Pottellá


En referencia al numeral 3°, literal A, página 2, de la sentencia del Juzgado de Substanciación, debe observarse, tal como lo dejamos sentado en nuestro escrito de apelación de la sentencia de ese Juzgado, que la Prueba de Exhibición de Documentos promovida no se refiere, tal como afirma el apoderado de PDVSA Dr. José R. Duque C. en el Capítulo VI de su escrito de oposición y como lo recoge luego la sentencia que estamos apelando, a la publicación del MEM-PDVSA intitulada “Venezuela Exploración...”, sino al “PAQUETE DE INFORMACION” al que se refiere dicha publicación.

Respecto de este literal y de las pruebas promovidas en los capítulos IV, V, VI y VII, el Juzgado de Substanciación “observa que con la promoción de estas pruebas no se obtendrían resultados vinculados con el objeto del presente juicio de nulidad, que se contrae única y exclusivamente a revisar la ilegalidad e inconstitucionalidad de las cláusulas del convenio transcritas en esta decisión.”

Por el contrario, consideramos que el PAQUETE DE INFORMACIÓN referido constituye una de las pruebas definitivas de que las Áreas para cuya adjudicación se aprobó el Acuerdo del Congreso impugnado no son de “alto riesgo exploratorio”, tal cual afirman PDVSA y el MEM, inicialmente, y recoge a luego el Acuerdo del Congreso que estamos impugnando para justificar la especialidad prevista en el Artículo 5° de la LOREICH. En ese paquete de información se encuentran los registros de los pozos perforados en esas áreas. Pozos que permitieron verificar la existencia de hidrocarburos, en diverso grado de calidad, en todas ellas y la cuantificación, en dos de ellas, La Ceiba y Punta de Paria Este, de las reservas probadas calculadas como ciertamente recuperables en esas áreas. Es decir, la determinación del porcentaje estimado que podrá ser extraído de manera rentable, del Petróleo Originalmente en Sitio, magnitud ésta última establecida a partir de las pruebas de producción y los estudios técnicos multidisciplinarios de los yacimientos identificados en esas áreas. El conocimiento de ese Paquete de Información, elaborado a partir de datos recabados en varias décadas de labores de exploración, por parte de los señores Magistrados permitirá confirmar la certeza de los indicios que sobre la verdadera condición de las Áreas licitadas hemos venido recabando en el transcurso de este juicio para demostrar que no son áreas de “alto riesgo exploratorio” y por ello, carecen de la cualidad “especial” que requiere la LOREICH para permitir la participación de capitales privados en el desarrollo de las actividades reservadas por ella.

Una relación de esos indicios, y de la argumentación con la cual sustentamos el objeto, la pertinencia y oportunidad de las pruebas promovidas, es la que presentamos de seguidas :

Partiendo de las bases mismas de la propuesta aperturista, enfocaremos la atención en los atributos de áreas de alto riesgo que se asignó a los lotes escogidos para dar inicio a las asociaciones bajo el esquema de “ganancias compartidas”, para así ubicarlos dentro de la categoría de los casos especiales previstos por el Artículo 5° de la Ley que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos, y poder por lo tanto justificar legalmente las asociaciones con el capital privado. En efecto, señalan los proponentes que

“La especialidad del caso se evidencia, de manera específica, en las circunstancias siguientes : 1. La existencia de un escenario de mercado especialmente favorable... 2. La existencia de un compás de oportunidad para el país de atraer tecnología e inversiones foráneas en condiciones competitivas... 3. La existencia de riesgos exploratorios en la prospección de áreas de alto costo, en circunstancias en las cuales los recursos económicos del país son necesarios para atender otros programas o planes prioritarios de carácter nacional.” (MEM-PDVSA, “Consolidación del Sector Petrolero Venezolano”, Pág. 14, Subrayado nuestro)

Por el contrario, y tal como estamos argumentando ante esta Corte Suprema de Justicia, las excelentes condiciones prospectivas de dichas áreas no permitían, ni permiten, justificar la realización de convenios con el sector privado, según lo prevé el citado artículo 5° de la Ley de Nacionalización, sólo para casos especiales y cuando ello convenga a los intereses nacionales y, además, siempre que se garantice el control del Estado.

En verdad, los diez lotes licitados (de los cuales ocho fueron adjudicados a los consorcios licitantes) son áreas de desarrollo de las más promisorias que le quedan al país en materia de crudos medianos y livianos, y así lo confirman luego los materiales que se entregaron, por la módica suma de 50.000 dólares por área, a las 85 compañías precalificadas. Es ésta una costosísima y valiosísima información, descrita por la propia PDVSA en las páginas 16 y 17 de su Documento Normativo Inicial de la siguiente manera: “Un paquete de información ha sido preparado para cada Area, el cual incluye toda la información disponible dentro de cada Area y alguna información fuera de ella. El tipo, cantidad y calidad de los datos variará entre las Areas; sin embargo, el contenido general para cada Area estará conformado por los siguientes aspectos: Mapas de ubicación. Información general. *Marco geológico y reseña técnica (antecedentes, logística, infraestructura, condiciones ambientales y costos). Registros y archivos de pozos. Información sísmica. *Todo lo disponible en el Area y dentro de los 4 Km. alrededor del Area. Información magnética y gravimetría. *Todo lo disponible en el Area y dentro de los 10 Km. alrededor del Area. Otra información geológica.” MEM-PDVSA, “Venezuela Exploración y Producción en Areas Nuevas 1995. Documento Normativo Inicial” (Pág. 16) “Adicionalmente, estará disponible un estudio geofísico y geológico global sobre Venezuela, preparado por PDVSA, por un costo de US$ 125.000”. (Loc. Cit. Pág. 17)

Pero esto no fue todo, a los adjudicatarios de ocho de las diez áreas licitadas se les hizo entrega -previo el pago de escasos quinientos mil de dólares- de otros paquetes, mucho más detallados, con los resultados completos de varias décadas de actividad exploratoria.

Para ilustrar en torno a la calidad de la información disponible, acumulada por largas décadas de intenso esfuerzo exploratorio por parte de las concesionarias primero, y luego por PDVSA misma; la cual se entregó en forma casi gratuita a los consorcios, pero que no era conocida ni por los miembros del Congreso Nacional que aprobaron los contratos correspondientes, ni por los miembros del Consejo de Ministros que originalmente aprobó las bases de este nuevo esquema de “apertura petrolera”, ni, por supuesto, por la opinión pública, citamos informaciones aparecidas con posterioridad a la ronda licitatoria:

“Menegrande y Maraven grabaron en La Ceiba, con expectativas de reservas por 791 millones de barriles, 1.061 kilómetros de líneas sísmicas 2D (bidimensional)”. Ana Díaz, El Nacional, 23 de enero de 1996.

El "Comunicado de Prensa" emitido con los sellos MEM-PDVSA-CVP, señalaba, además de lo recogido por la periodista, lo siguiente: “El área ha tenido cierta actividad exploratoria en los últimos 50 años. 1000 km. de sísmica 2D han sido grabados y se han perforado 10 pozos. El más reciente, La Ceiba-1X perforado en 1992, probó hidrocarburos en las arenas del Eoceno de la Formación Misoa.” (MEM, PDVSA, CVP, “Ronda de Exploración 1995, Conferencia de Licitación”, Caracas, 22 al 26 de enero de 1996. Comunicado de Prensa, mañana del lunes 22 de enero de 1996).

Posteriormente han aparecido confirmaciones adicionales de esa inexistencia de riesgo exploratorio . Es así como se constata que en ellas, no sólo hay una certeza genérica y preliminar de la existencia de hidrocarburos, sino también reservas probadas, lo cual revela que ya se llegó al estadio final de la etapa exploratoria y sólo procede el inicio del desarrollo y producción de las reservas ya cuantificadas. Así lo reveló el pasado 25 de abril de 1996, Juan Szabo, Coordinador de Exploración y Producción de PDVSA, en carta al Senador Virgilio Avila Vivas, Presidente de la Comisión de Energía y Minas del Senado : “... en el caso de las áreas La Ceiba y El Golfo de Paria Este, presentan también una diferencia con el resto de los Convenios, por cuanto en ambas Áreas existen reservas probadas por actividades realizadas con anterioridad... (subrayado nuestro).

Estas circunstancias ya son del dominio público internacional, tal como lo revela la revista “AAPG Explorer”, publicación de la Asociación Americana de Geólogos Petroleros, en su edición de agosto de 1996 dedicada de manera muy destacada a Venezuela. En ese número especial se hacen auspiciosas descripciones de las áreas concedidas y se confirman datos tales como el del pozo La Ceiba 1X “completado a una profundidad total de 21.769 pies, después de pruebas de 912 barriles diarios de petróleo por día”.

El 23 de septiembre de este año de 1966, el Vicepresidente de PDVSA, Klaus Graff anuncia que “El bloque de La Ceiba producirá 120 mil barriles diarios de crudo” ... “-Todas las zonas escogidas que conforman los ocho bloques son muy buenas. La Ceiba , por ejemplo, es de las primeras, ya que el consorcio que ganó esta concesión dio un bono muy importante. Allí aspiramos una producción diaria de ciento veinte mil barriles diarios. También las zonas de Guarapiche y Delta Centro son sectores tradicionalmente petroleros. Sin embargo, existen fajas de mucho riesgo, algo difíciles, como San Carlos y Guanare”. (El Universal. Pág. 2-10, 23-09-96, subrayado nuestro) ¿Podrían los señores magistrados preguntar al Sr. Vicepresidente de PDVSA sobre la calidad de los datos a partir de los cuales pronostica una cifra de producción tan precisa ?

El cúmulo de indicios enumerados en los párrafos precedentes constituyen la motivación del literal “B” de nuestros escrito de promoción de pruebas, por cuanto en el Área de La Ceiba tal multiplicidad convierte a esos indicios en prueba plena de nuestras afirmaciones sobre inexistencia de riesgo exploratorio. La importancia de esta prueba, en cuanto a la certidumbre de nuestras afirmaciones, nos hizo promoverla nuevamente, en el capítulo IV, literal e) por vía de informes, “en virtud de hacer conocer procesalmente a la Corte Suprema de Justicia en Sala Plena la magnitud de los yacimientos de petróleo técnicamente detectados en el Area conocida con el nombre “La Ceiba...”

¿Y qué diremos del área de Guarapiche? En ella se encuentra ubicado Guanoco, con el lago de asfalto más grande del mundo, en donde se perforó y probó, en 1913, el primer pozo petrolero venezolano descubridor de petróleo en este siglo, el Bababuy N° 1, y en cuyos límites dos de las empresas del consorcio licitante triunfador para ese lote, British Petroleum y Maxus, han venido operando desde hace varios años los impropia e intencionadamente llamados "campos marginales" de Pedernales y Quiriquire, los cuales contienen reservas superiores a 1.000 millones de barriles de crudos medianos y livianos. Pero, más importante aún: muy cerca de esa área las operadoras de PDVSA han hecho los grandes descubrimientos de Muzipán y El Furrial, áreas de las cuales Guarapiche puede ser una proyección, tal y como lo informara la prensa de esos días:

"El consorcio British Petroleum, Amoco y Maxus ganó ayer el área Guarapiche (Lagoven) considerada la más promisoria del programa de licitación petrolera al ofertar un bono especial de 109 millones de dólares. ... el área ganada puede ser, geológicamente, una proyección de El Furrial, el último campo gigante detectado en Venezuela y del cual se encuentra bastante próximo". Economía Hoy, 25 de enero de 1996, primera plana. Subrayado nuestro. (En El Furrial se acaban de completar, muy recientemente, dos pozos, cuya pruebas de producción registraron niveles de 14.000 y 8.000 barriles diarios, respectivamente)

"A esta área de Guarapiche los expertos de Pdvsa les estiman 'conservadoramente' no menos de 1.000 millones de barriles”. C. R. Chávez, El Universal, 25 de enero de 1996. pág. 2-11.

Incluso las explicaciones dadas por el Presidente de CVP, Juan Szabo, sobre por qué quedaron desiertas las áreas de El Sombrero y Catatumbo, son reveladoras del nivel de información manejado por los aspirantes en todas las áreas: “En el caso de El Sombrero se ha dicho que tiene tendencia a contener más gas que hidrocarburo líquido, lo cual hizo que no fuera del interés de las empresas. Entretanto, en Catatumbo, la cual consideramos que era un área no muy interesante, probablemente el hecho de que sea muy profunda y poco conocida geológicamente, haya influido notablemente en el interés” (José Enrique Arrioja, Economía Hoy, pág. 5, 30 de enero de 1996, “Con dos áreas desiertas Pdvsa cierra licitación petrolera”. Subrayado nuestro).

Es válido inferir, entonces, que las ocho áreas que sí fueron requeridas en esa licitación son muy conocidas geológicamente; en un nivel de conocimiento tal, que va mucho más allá del saber en qué proporciones existen el gas y los hidrocarburos líquidos, como se evidencia que es el caso de la rechazada área de El Sombrero.

Pero la ratificación definitiva de la inexistencia de “altos riesgos”, la aporta la propia Comisión Bicameral de Energía y Minas del Congreso de la República, cuando en su informe “Convenios de asociación para la exploración a riesgo de nuevas áreas y la producción de hidrocarburos bajo el esquema de ganancias compartidas”, remitido a la Presidencia del Congreso el 21 de junio de 1995, fundamenta la especialidad del caso, curiosamente, en los mismos argumentos nuestros para negar esa especialidad: “La posibilidad de encontrar nuevas reservas, en el orden de 40 mil millones de barriles de petróleo liviano y mediano. Según ha indicado PDVSA, esta oportunidad ha surgido de estudios geológicos realizados recientemente en áreas no exploradas y a profundidades a las cuales no había sido posible llegar por las tecnologías disponibles en el pasado”. Doc. Cit., Pág. 6. (Subrayado nuestro). Es decir, esas áreas ya han sido perforadas y probadas ; se sabe de la existencia de hidrocarburos y se ha estimado el volumen recuperable. En algunos casos, ya se ha establecido la existencia de reservas probadas con toda precisión y en otros, sólo hace falta una campaña de perforación exploratoria de bajo riesgo, para definir los límites de los yacimientos y establecer los volúmenes y calidades de los hidrocarburos identificados y establecer, en consecuencia, el plan de desarrollo de los mismos.

Puede pues concluirse, en este aspecto, que no existe especialidad en cuanto al nivel de riesgo. Por el contrario, se trata de una gratuita dejación de los auspiciosos resultados de años de exploración, una muy costosa actividad, cuya recuperación y generación de rendimientos económicos ya no será aprovechada por el único accionista, el Estado venezolano, que adelantó esos auténticos capitales de riesgo, sino que son prácticamente echados a fondo perdido al entregar concesiones disfrazadas de convenios de asociación, por 39 años, al mismo capital extranjero que antes sometió a depredación a los antiguos recursos petroleros del país.

A nuestro entender, la situación descrita tipifica como una clara inconveniencia para el interés nacional de estos convenios y, por ende, la ilegalidad del Acuerdo del Congreso que los autorizó.

Con todo lo anterior hemos querido sustentar la pertinencia de las pruebas de exhibición promovidas en los literales “A” y “B” del Capítulo III, y el literal “E” de nuestro escrito de promoción de pruebas, pertinentes en cuanto ellas conducirán, ciertamente, a demostrar la ilegalidad del Acuerdo del Congreso impugnado, por Violación del Artículo 5° de la LOREICH.

La misma argumentación debemos utilizar para demostrar la pertinencia de la Prueba de Experticia de Geología Petrolera, promovida en el Capítulo V del mencionado escrito, por cuanto ella se contrae al estudio, por parte de expertos geólogos e ingenieros petroleros, de los datos contenidos en el PAQUETE DE INFORMACION al cual hicimos referencia en el citado literal “A” del Capítulo III.

Tal experticia daría a la Corte los elementos necesarios para determinar si realmente esos lotes son de ALTO RIESGO y, por lo tanto, pueden ser tipificados dentro de los CASOS ESPECIALES que prevé el Artículo 5° de la Ley que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos para permitir Convenios de Asociación como los que estamos impugnando. De no ser así, ello demostraría la pertinencia de nuestra impugnación. Siendo ese uno de nuestros principales argumentos, la no admisión de estas pruebas de Exhibición y Experticia constituiría una denegación de justicia.

Al respecto, y a la luz de los argumentos ya esgrimidos en este informe, consideramos suficientemente claros los términos iniciales de nuestro escrito y en razón de ello, así los transcribimos:

COPIAR TODO EL CAPITULO V


DEL ESCRITO DE PROMOCION DE PRUEBAS

Una de las condiciones establecidas por el vulnerado Artículo 5° de la LOREICH para permitir la suscripción de convenios de asociación con capitales privados para el desarrollo de las actividades reservadas consiste, como ya lo hemos mencionado, en la consideración de que tal asociación convenga al interés nacional. Esa conveniencia debe ser muy bien sustentada y no, como ha sucedido, surgir de un cierto rating publicitario, como el producto de campañas propagandísticas y de ablandamiento de la opinión pública movidas por el interés y el afán de lucro desmedido de sectores nacionales y extranjeros perfectamente identificados y minoritarios en la sociedad venezolana. Esa convicción de conveniencia no puede ser impuesta, de manera chantajista, aprovechando la situación desesperada en que ha sido colocado el país en materia económica, con el ofrecimiento ilusorias panaceas y tablas de salvación si se admite el envilecimiento y degradación de nuestro Estado de Derecho y se derriban todas las barreras legales y constitucionales que protegen nuestra soberanía en esta materia.

Por contrario imperio, si se demuestra la inconveniencia de tales convenios, también se estará demostrando la ilegalidad, por violación del referido Artículo 5°, del Acuerdo del Congreso que los autorizó. Tal es la justificación y el objeto de las pruebas de experticias económicas promovidas en los capítulos VI y VII del escrito de promoción.

A la demostración de la inconveniencia para el interés nacional de los términos económicos de los convenios suscritos en virtud del Acuerdo del Congreso que estamos impugnado se contraen las siguientes líneas.

Uno de los ejes centrales de la denominada “apertura” es el esquema de ganancias compartidas. A nuestro entender, y como trataremos de sustentar seguidamente, ese sistema es ampliamente inconveniente para los intereses nacionales y comporta un ilegal e inconstitucional otorgamiento de concesiones, con el agravante de hacerlo en peores condiciones que las prevalecientes desde 1920 y hasta 31 de diciembre de 1975.

De manera específica, al analizar las cláusulas económicas del mencionado esquema, tal y como ellas fueron aprobadas por el Congreso Nacional para cada uno de los 8 lotes entregados a las transnacionales, se puede observar que la mayor proporción de participación del Estado en el ingreso petrolero se obtiene, teóricamente, a partir de los pagos de Impuesto de Explotación (Regalía) y la Participación del Estado en las Ganancias (en adelante PEG), disminuyendo la significación del Impuesto Sobre la Renta, el cual llegaría a niveles marginales, dentro de un escenario de altos costos. (Justamente para prevenir esto existía el eliminado Valor Fiscal de Exportación)

En cuanto al PEG, el mismo va a aplicarse, de acuerdo a las proporciones contratadas en cada lote, al saldo entre el ingreso bruto y los costos más la regalía. Esas proporciones alcanzan un máximo de 50% en los lotes La Ceiba, Guarapiche, Golfo de Paria Oeste, Guanare y Punta Pescador, 41% en Delta Centro, 40% en San Carlos y un mínimo de 29% en Golfo de Paria Este.

El rendimiento porcentual de este instrumento respecto al ingreso bruto en ventas podría escenificarse de la siguiente manera: con unos costos moderados, parecidos a los declarados por PDVSA para fines fiscales en los últimos años, del orden de 50% del ingreso bruto y con la tasa PEG máxima de 50%, sería de un 17,84%. Pero si consideramos un escenario de costos superiores, supongamos de un 70%, y una tasa PEG del 29% (Golfo de Paria Este), ese rendimiento se limitaría a 4,54% del referido ingreso bruto.

Esta alternativa de costos -70%- y aún otras de mayores de niveles en ese rubro, son mucho más factibles que la primera referida a los costos históricos de PDVSA, por tratarse de nuevas inversiones y por haberse acordado en los convenios en referencia un sistema de depreciación acelerada y de reconocimiento de gastos de exploración cargados a la producción inicial. De tal manera que, de arrancada, el monto de PEG percibido por el Fisco Nacional podría caer por debajo de un 4% del ingreso bruto y minimizarse, tendiendo, sin exageraciones, a cero, durante los primeros años de operación del sistema.

En realidad, el verdadero sentido del esquema de Participación del Estado en las Ganancias (PEG) estriba en que con una combinación de cláusulas y disposiciones económicas de diversa índole, puede lograrse la minimización de esa participación.

Dos instrumentos muy importantes para este cometido lo constituyen los convenios que se suscriben entre el MEM y PDVSA para determinar niveles diferenciales en el Impuesto de Explotación (Regalía). Las experticias económicas promovidas ante esa Corte versaban sobre el análisis de estos instrumentos y los daños inferidos por los mismos al patrimonio nacional.

El primero de ellos, de tradicional aunque no menos irregular aplicación, es el convenio para la determinación de un "factor fiscal para el cálculo del valor mercantil de la producción a los fines de liquidar la Regalía". Por virtud de este factor, para reconocer costos de recolección y transporte, la regalía no se calcula directamente sobre la base tradicional del 16 2/3% del precio de realización en boca de pozo, tal como establece la Ley de Hidrocarburos vigente, sino que, previamente, a este precio se le aplica una ponderación inferior a la unidad, la cual, para 1994, se determinó en promedio como 0,86079. Con este mecanismo, el impuesto de explotación o regalía para ese año fue en realidad de 14,34%, y no 16,67%.

En lo que se refiere específicamente a las ocho áreas otorgadas bajo el esquema de “ganancias compartidas”, existen solicitudes, hechas por PDVSA al MEM, de reducción del ya mencionado factor fiscal aplicable a la regalía que se genere en dichas áreas, para llevarlo hasta niveles de 0,763 -en el caso de los lotes orientales- y, el segundo de los instrumentos referidos, una fórmula de ajuste del mismo impuesto de explotación en los desarrollos de baja rentabilidad. (Convenios de Asociación Exploración / Producción Areas Nuevas, Regalía, "Determinación de un Factor Fiscal por Area para el cálculo del Valor Mercantil" , -Propuesta para suscribir un convenio con el MEM- y "Consideración de la Fórmula de Ajuste para desarrollos de baja rentabilidad", -Solicitud de aprobación del MEM para su inclusión en los Convenios). Ambos documentos fueron consignados por nosotros en nuestro escrito de promoción de pruebas.

En cuanto a la primera de estas dos solicitudes, debemos remitirnos a la revisión de los sitios donde se encuentran los lotes que se entregarán a las compañías extranjeras, para verificar que los mismos se encuentran muy cerca, tal vez a mayor profundidad, pero en todo caso debajo de las estructuras de almacenamiento y transporte de crudo y productos existente en el país. Sin embargo, a pesar de esta evidencia, con el instrumento del “factor fiscal” inferior a la unidad para la ponderación de la regalía se establece un sistema excepcional de ajuste variable de este impuesto para “reconocer costos de recolección de los crudos producidos”.

Dicho factor fiscal se establece de acuerdo a inexplicables criterios diferenciales por zona geográfica -cuyos resultados hacen pensar que el petróleo venezolano sale todo por La Guaira- y así los factores fiscales aplicables a la tasa de Regalía serán de 0,793 para la Zona de Occidente, de 0,852 para la Zona Centro-Occidente y de 0,763 en la Zona Oriente.

Como resultado de la aplicación de esos factores fiscales se produce una reducción de la tasa de regalía aplicable a las producciones de petróleo crudo extraído de las mencionadas áreas, desde el 16 2/3% establecido por la Ley de Hidrocarburos vigente hasta el 13,22% para el Área La Ceiba, el 14,20% para las Áreas de Guanare y San Carlos y el 12,72% para las Áreas Punta Pescador, Golfo de Paria Este, Golfo de Paria Oeste, Guarapiche y Delta Centro. Esto representa, en el caso de estas Areas orientales, una reducción de la regalía del orden del 23,7% respecto al 16,67% legal.

Pues bien, el caso es que, ni aunque se encontraran en el corazón del Amazonas incurrirían en costos de transporte que justificaran una reducción de la regalía de semejantes proporciones, las cuales, al precio de realización promedio de los crudos venezolanos en lo que ha transcurrido de 1996, (17,5 dólares por barril) comportarían un sacrificio fiscal unitario de 2,23 dólares por barril de crudo. Y ello es así, en primer lugar, porque el transporte de crudo y productos no se hace en camiones cisternas, ni embotellado, sino que se usa el sistema de bombas y oleoductos, que no tiene nada que ver con condiciones del terreno distintas a las de sus pendientes, las cuales son mínimas en Venezuela, porque tanto los campos de producción, como los puertos y las refinerías se encuentran dentro de los límites de la mismas cuencas sedimentarias que contienen al petróleo. En otras palabras, desde Anaco, San Tomé, El Furrial o Guarapiche, Punta Pescador, etc. hasta Guaraguao, (el principal puerto de embarque oriental), hasta Caripito (que puede volver a ser un puerto petrolero importante) o hasta la refinería de Puerto la Cruz; desde Guanare y San Carlos hasta El Palito, Morón y Puerto Cabello; desde el campo de La Ceiba hasta el puerto de la Ceiba y desde Bachaquero, Catatumbo o Lagunillas hasta Puerto Miranda, Amuay o Cardón, no hay que atravesar cadenas montañosas ni salvar grandes elevaciones.

Pero, en segundo lugar, y por encima de todo, en ese “factor fiscal” se materializa una continuada ilegalidad, por cuanto la Ley de Hidrocarburos vigente establece que el Impuesto de Explotación debe ser liquidado en boca de pozo y sobre el mismo no cabe tal nivel de deducción o rebaja. Reconocer costos de recolección de las magnitudes que resultan de la aplicación de este “factor fiscal” equivale a liquidar la regalía en los patios de almacenamiento de las refinerías o en los del puerto de embarque. Si se sigue por este camino, podría llegarse hasta financiar parcialmente el flete marítimo de tales crudos hasta los puertos de los países consumidores...

Respecto al segundo de los instrumentos mencionados, (“Fórmula de Ajuste para Desarrollos de Baja Rentabilidad”) consideramos que hablar de desarrollos de baja rentabilidad es prácticamente tentar al demonio, porque si alguna habilidad demostraron las concesionarias extranjeras durante siete décadas en Venezuela, fue esa de hacer aparecer como ínfimas sus descomunales ganancias.

Pues bien, según ese instrumento, que ha sido incluido expresamente en cada uno de los 8 convenios de asociación, se establece un régimen especial que permite ajustar la tasa de la Regalía en función de la variación de la rentabilidad de aquellos proyectos que tienen una baja rentabilidad, medida ésta según la Tasa Interna de Retorno (TIR) del plan de desarrollo aprobado por el Comité de Control para la declaración de comercialidad e incluido en la Memoria descriptiva de deberá aprobar el Ministerio de Energía y Minas. Según los términos de ese régimen especial, establecido mediante Convenio entre el Ministerio de Energía y Minas y la filial designada por PDVSA para la suscripción de estos convenios de asociación, la Corporación Venezolana del Petróleo S.A., la tasa de Regalía será de 1% para proyectos cuya Tasa Interna de Retorno sea menor de 12%, de 16,67% para proyectos cuya TIR sea mayor o igual al 20% y variará entre el 1% y el 16,67% para proyectos cuya TIR se encuentre entre 12% y 20%.

Aplicando ese sistema, es dable predecir, con un gran nivel de certeza, que la regalía quedará reducida a un 1% durante por lo menos los 10 años posteriores al inicio de actividades de producción en las “nuevas áreas”; lapso en el cual las “asociadas” harán efectivo su derecho a una depreciación acelerada de sus activos y a imputar, a cada barril producido, una pesada alícuota para la recuperación de sus costos exploratorios. Pero aún más, conocidas las referidas habilidades de las corporaciones extranjeras de mimetizar ingresos y magnificar costos y teniendo en cuenta la inexistencia de un efectivo control fiscal, este instrumento servirá para extender esa merma de la participación nacional por muchos años más, repitiendo, en peores circunstancias, la experiencia de elusión fiscal de las antiguas concesionarias de hidrocarburos, cuyos detalles históricos han sido ampliamente referidos en la bibliografía de autores venezolanos de la talla de Gumersindo Torres, Rómulo Betancourt, Salvador de la Plaza y Juan Pablo Pérez Alfonzo.

Es en este punto donde se encuentra la mayor evidencia de la inconveniencia del referido esquema: Desmontado completamente, como ha sido el sistema de control y participación fiscal que se estableció trabajosamente en el país a partir de 1920, volveremos a la época en que las concesionarias se despachaban a placer. Ese desmontaje, que se inició también tempranamente, con el planteamiento de permanentes conflictos de competencia entre PDVSA y el Ministerio de Energía y Minas, llegó a momentos culminantes con la salida de varios centenares de funcionarios profesionales y técnicos de ese Ministerio, -de manera acentuada durante la gestión ministerial de Humberto Calderón Berti- con lo cual se liquidó de hecho la capacidad fiscalizadora de ese despacho y, absurdamente, se transfirieron a PDVSA muchas de sus anteriores funciones de control. El control deja de ser tal en esta circunstancia, pues nadie puede ser ejecutor y contralor simultáneamente.

La evidencia de que la capacidad fiscalizadora del MEM ha desaparecido -o es eludida muy eficientemente por PDVSA y lo será sin duda mejor aún por sus maestros en la materia, los consorcios petroleros internacionales- se encuentra en las propias estadísticas oficiales, según las cuales, a partir de 1990 se ha producido una explosión de costos que va mucho más allá de los incrementos naturales derivados de la declinación de los yacimientos y que ha determinado que, por ejemplo, en el año 1995 se alcanzaran las cifras máximas de producción y mínimas de participación fiscal de los últimos 20 años.

Finalmente, es oportuno hacer mención de una situación sumamente grave e inusitada en nuestra economía petrolera que se derivaría de estas nuevas concesiones y asociaciones: en el vigente Plan de Negocios de PDVSA, se prevé que, de la producción petrolera, estimada en 6 millones de barriles por día para el año 2005, una tercera parte (1 millón 900 mil barriles por día) corresponderá al “esfuerzo con terceros”, o sea, con las empresas multinacionales petroleras. Mientras tanto, PDVSA se reserva las áreas convencionales en proceso de agotamiento y los crudos extrapesados de difícil y costoso desarrollo, mientras concede lo que comprobadamente constituyen las más promisorias zonas prospectivas y de menor esfuerzo de desarrollo, tal como lo revelan sus propias expectativas de producir en dichas zonas casi 2 millones de barriles diarios dentro de 10 años.

Para tener una idea de las proporciones implícitas en esta cifra de producción, considérese que, en su conjunto, las áreas 10 licitadas ocupan una superficie total de 17.955 km2, o sea 137 km2 más que el prolífico Emirato de Kuwait. Nada más y nada menos, tales son las expectativas que generan los datos que maneja PDVSA y ahora comparten sus nuevos socios: ¡en esas áreas -y concretamente en las ocho adjudicadas, que ocupan 13.766 km2- se encontraría un nuevo Kuwait!

DOCUMENTOS DEL BLOG - ENTREVISTA EN QUANTUM

Rusia y Venezuela se descubren en el siglo XXI
Estudian alternativas de defensa del crudo pesado y el gas natural

ALFREDO CARQUEZ SAAVEDRA*
Caracas (Venezuela)
15 de noviembre de 2004
Publicado en Quantum N.40

Carlos Mendoza Potellá, embajador del gobierno del Presidente Chávez ante el Kremlin, señala que hoy en día el intercambio comercial entre ambos países no supera los 27 millones de dólares. No obstante, asegura que existe multitud de posibilidades de negocios rentables para ambas naciones.
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Nuestra meta es diversificar los mercados, pero no se trata de la Guerra Fría. No se trata de la Rusia comunista ni de una Rusia enfrentada a los Estados Unidos, es una Rusia cuyo presidente ha dicho que su candidato es Bush. ¿Entonces cuál es el problema? Además en ese país están todas las transnacionales del petróleo, sostiene enfáticamente el embajador de Venezuela en Moscú, Carlos Mendoza Potellá.


Mendoza, antiguo embajador en Arabia Saudita, ex directivo de Petróleos de Venezuela, profesor universitario y economista petrolero, señala que, históricamente, las relaciones entre Venezuela y Rusia han sido cercanas a cero.


"Los intercambios comerciales entre ambos países no llegan a 40 millones de dólares. Creo que este año llegarán a más o menos 27 millones de dólares y que básicamente se explican por las compras de alúmina que hacen empresas rusas en el país. Venezuela, por su parte, le compra a Rusia cerca de ocho millones de dólares en productos químicos destinados a la industria farmacéutica. Estas son todas nuestras relaciones comerciales con el país más grande del mundo, donde cabemos 18 veces, donde existe multitud de posibilidades de negocios rentables para ambos países y para comerciantes e industriales de ambos países", señaló.

El embajador indicó que "hemos vivido de espaldas a Rusia por razones históricas y algunas de ellas relacionadas con la Guerra Fría, por razones de fidelidad perruna hacia Estados Unidos entre algunos sectores de la economía, en particular del sector petrolero".


"Hoy en día Rusia posee una economía gigantesca con los problemas de un capitalismo naciente, salvaje, con problemas de obsolescencia tecnológica pero que a su vez tienen con nosotros muchos puntos en común que podemos desarrollar. El parque industrial de Rusia ha sido víctima de la bonanza petrolera y le está pasando lo mismo que a Venezuela durante los años 70. Su equipo industrial está siendo sometido a tensiones vinculadas a la disposición de un ingreso petrolero masivo como primer productor mundial que es hoy. Y eso le está generando problemas internos de competitividad que se agregan a los problemas que ya tenía tras el colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas".


- ¿Entonces de qué nos sirve estrechar relaciones con ese país?


- Es que se trata del país más grande del mundo y que en si mismo constituye un cuarto polo. El mundo va a contar cuatro polos políticos y económicos: China, Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia. Y Venezuela debe mantener relaciones con los cuatro. Ya tenemos y estamos en un proceso de crecimiento de las relaciones comerciales y tecnológicas con China. ¿Y por qué no vamos a hacer lo mismo con otro de los polos? Entre Rusia y Venezuela pueden aprovecharse muchas cosas positivas. Por ejemplo, tenemos unas industrias petroleras muy parecidas. Rusia es uno de los países productores de petróleo más antiguos, y nosotros también. Los dos países tienen una gran cantidad de yacimientos que se encuentran en estado de madurez, es decir, de agotamiento, y que por lo tanto lo que nos va quedando cada vez más son crudos pesados. Y como ha dicho el presidente de Lukoil, como productores de crudos pesados tenemos que defendernos en el mercado petrolero internacional del descuento que se le hace a ese tipo de productos respecto al crudo liviano. Se entiende que hay un descuento de calidad pero el que se aplica hoy día es demasiado grande.


- ¿Sería como una especie de asociación de países productores de crudos pesados?


- Podría pensarse en algo así. Tal vez no sería una asociación pero sí podría pensarse en la firma de acuerdos bilaterales para coordinar la defensa el precio de los crudos pesados. Nosotros tenemos un descuento del promedio de nuestra cesta de crudos y productos respecto al West Texas de casi seis dólares y de casi cuatro con respecto al Brent. ¿Y por qué? ¿Quién determinó eso? Este es un pequeño ejemplo puntual de la existencia de intereses comunes. Pero puedo dar otro: durante la visita del vicepresidente José Vicente Rangel, en una de las sesiones de trabajo con el jefe del Consejo de Seguridad, Igor Ivanov -que fue anteriormente el canciller-, sugirió la posibilidad de una asociación de países exportadores de gas, tema que por cierto luego le han planteado a los bolivianos. En principio se ha pensado en la creación de un mecanismo de coordinación.


- ¿Eso podría ser viable en el 2005?


- Eso podría ser viable muy pronto, porque nosotros y los bolivianos compartimos un mercado gigantesco.


- ¿Y cuáles son los riesgos de acercarse a un mercado tan grande con una economía enorme?


- La economía rusa no es tan grande, Venezuela cabe 18 veces en su territorio pero otra cosa sucede en el caso del tamaño del Producto Interno Bruto. Rusia tiene problemas porque en ese espacio solamente viven 144 millones de habitantes, resultado de un proceso de merma de la URSS y de la población por un fenómeno de baja expectativa de vida, altas tasas de mortalidad y de emigración.


- ¿Qué le puede ofrecer Venezuela a Rusia además de negocios en el sector petrolero?


- Hay algunos negocios en el área del aluminio. Rusal (Ruski Alumini) está negociando con la CVG una asociación para montar una planta de alúmina de un millardo de dólares. Y Lukoil quiere invertir entre uno y tres millardos de dólares en el sector petrolero en proyectos conjuntos con Pdvsa en un periodo de 10 años, en campos marginales, nuevos campos operativos, etc. Ya estamos firmando cartas de confiabilidad y de intención.


- ¿Qué persigue Venezuela en el área petrolera en relación con Rusia?


- Rusia necesita invertir afuera, tiene el dinero y quieren hacerlo, porque su economía no tiene la capacidad para absorber los ingresos que perciben por las exportaciones de crudo y eso les está causando efectos negativos. Y dónde invertir mejor que en un país petrolero que tiene una industria parecida a la de ellos, a la cual le pueden suministra tecnología de perforación, que es una tecnología distinta a la que usamos.

Eso no quiere decir que vamos a sustituir la excelencia de la tecnología de perforación de las empresas occidentales que han surtido a Pdvsa, no. Lo que queremos es contar con otros actores. El capitalismo es igual, el capital es idéntico, no hay que hacerse ilusiones de que viene los rusos buenos contra el estadounidense malo, simplemente vienen otros oferentes y punto. Y a nosotros eso nos conviene.


- ¿Y que puede ofrecer Venezuela?


- En realidad hemos hecho esfuerzos infructuosos porque es difícil mover a nuestros empresarios privados. El Estado no puede ofrecer nada que no sea oportunidades que para los empresarios rusos inviertan en el país. Creo que los empresarios petroleros venezolanos tendrían campo allá, por la similitud de los sectores, pero se trata de un viaje muy largo y de un mercado competido y difícil.


- ¿Cómo podría tomar la Casa Blanca la profundización de las relaciones con Rusia?


- Nuestra meta es diversificar los mercados, pero no se trata de la Guerra Fría. No se trata de la Rusia comunista ni de una Rusia enfrentada a los Estados Unidos, es una Rusia cuyo presidente ha dicho que su candidato es Bush. ¿Entonces cuál es el problema? Además en ese país están todas las transnacionales del petróleo.


- ¿Existe alguna meta de incremento de los intercambios comerciales con Rusia?


- No porque cualquier objetivo que se establezca la meta seria de 8.000% porque prácticamente estamos partiendo de cero.


Publicado en Quantum N.40
Alfredo Carquez Saavedra
Periodista venezolano experto en temas petroleros





domingo, 17 de enero de 2010

PONENCIA EN MOSCÚ

El mercado petrolero internacional y

las perspectivas para Rusia y Venezuela


Carlos Mendoza Pottellá
17 de Septiembre de 2004

Como todos sabemos, en los meses recientes, los precios del petróleo han alcanzado cimas inusuales en más de 20 años, llegando a acercase, a mediados de agosto, a los 50 dólares el barril y manteniéndose hasta el día de hoy por encima de los 40 dólares. Más aún, las cotizaciones a futuro para el mes de octubre se encuentran en un nivel superior a los 44 dólares el barril. Lo insólito de esos niveles se destaca cuando se considera que ellos fueron alcanzados en una época del año cuando, por razones estacionales se producen caídas de los precios.

Precisamente esta circunstancia señala que no se trata de un mero fenómeno coyuntural, sino de un ajuste estructural de los fundamentos del mercado. Es la percepción generalizada entre los actores de ese mercado, oferentes, demandantes e intermediarios, de que la demanda está desbordando de manera consistente las posibilidades de suministro de la oferta.

Hasta hace muy pocos meses, esa tendencia no estaba clara, y las previsiones de los países miembros de la OPEP eran de que para el segundo trimestre del año 2004 se produciría una caída de los precios. En razón de ello, se mantuvieron estrictamente los techos de producción establecidos, previéndose incluso reuniones de emergencia para reducirlos aún más.

Tal había sido la experiencia de la OPEP en los años anteriores, y en particular, a finales de los años 90, cuando el incumplimiento de las cuotas por parte de algunos de sus principales miembros, en particular Venezuela, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes derrumbaron los precios a niveles inferiores a los 10 dólares a principios de 1998.

Hubo necesidad entonces de urgentes negociaciones, que dieron lugar a consensos internos entre los países miembros de la OPEP para acentuar y respetar las cuotas de producción y negociaciones con países productores no miembros de la OPEP, de las cuales surgió una política general de regularización de la competencia para evitar saltos dañinos, tanto para productores como consumidores, en los niveles de precios.

En consecuencia, durante los últimos cinco años, el mercado petrolero mundial ha presentado , con un marcado rasgo de estabilidad. Ello ha sido el producto de una estricta vigilancia por parte de la OPEP en cuanto a las posibles oscilaciones de la demanda por razones estacionales o de otro tipo y en consecuencia, de un manejo de su oferta para mantener los precios dentro de la banda previamente acordada, entre 22 y 28 dólares el barril.

Ese esfuerzo por dar estabilidad al mercado dentro de una franja de remuneración razonable ha sido compartido por Rusia, país invitado permanente a las reuniones de la OPEP. Durante esos encuentros se han intercambiado puntos de vista de manera constructiva que han reforzado la colaboración entre los países productores de petróleo miembros de esa organización y los productores no miembros, en particular, Noruega, México y la Federación de Rusia.

Los resultados de esta colaboración han sido ampliamente beneficiosos para nuestros países y las actuales cifras de crecimiento del PIB en Rusia están marcadamente determinadas por el incremento de sus ingresos petroleros.

Sin embargo, es necesario hacer algunas precisiones, para evitar lo que a mi manera de ver es una visión errada que podría llevar a los países productores y consumidores a escenarios inconvenientes. Veamos:

Persiste en algunos actores del mercado, particularmente en los sectores económicos interesados en el crecimiento constante de los niveles de actividad de la industria petrolera, la percepción de que debemos liberarnos de las restricciones de la producción y encaminarnos a una competencia abierta por la conquista de mayores tajadas del mercado. Rusia y Venezuela, por ejemplo, son dos de los pocos países que pueden aumentar su producción a corto y mediano plazo y en ambos países existen sectores que presionan en ese sentido, dispuestos a sacrificar precios en función de mayores ventas.

A mi manera de ver, estos sectores sostienen en público el supuesto falso de que el aumento de la producción compensará la caída de los precios, pero en privado, su posición se sustenta en el hecho de que el nivel de precios no es una de sus preocupaciones, porque se trata sectores que viven de los costos de la industria, en tanto que son operadores que reciben pagos por sus servicios, independientemente de los precios, pero determinados por los volumenes producidos. Se trata de compañías comercializadoras, transportistas, almacenadoras, constructoras, suministradoras de equipos, tecnologías y servicios de todo tipo.

Pareciera ser, entonces, que el nivel de los precios es un asunto del interés público, del sector estatal interesado en maximizar la renta que deriva por permitir la extracción de petróleo, mientras que los volúmenes de producción interesan a un amplio sector empresarial vinculado a toda la cadena productiva.

Esa disparidad de intereses tiene que ser resuelta de la manera más equilibrada posible y ello constituye un reto político, económico y social, muy complicado. Es preciso encontrar con precisión, en cada país, el lugar de encuentro entre el interés general y el interés particular. En ese sentido, pienso que debemos partir del análisis de la situación actual y perspectivas del mercado petrolero mundial.

En primer lugar, debemos constatar, como decía al comienzo, que nos encontramos en un mercado petrolero que, pese a todos los pronósticos hechos en las dos décadas pasadas, todavía continúa en una fuerte expansión, mientras que la oferta sigue concentrada en pocos países y con relativas capacidades de crecimiento. Todos los pronósticos de los años 70 en cuanto a una rápida sustitución del petróleo como fuente energética fundamental del transporte y la industria contemporánea han quedado anulados por la realidad. Ello podemos evaluarlo si nos remitimos a las expectativas del principal consumidor mundial, los Estados Unidos. En efecto, el plan energético del entonces recién instalado Presidente de la más petrolera de las administraciones norteamericanas, G. W. Bush, partía del reconocimiento (ahora estamos seguros que era un reconocimeinto interesado) de que en los próximos 20 años no habrá alternativa económicamente viable frente al petróleo, pese a que se destinen anualmente decenas de miles de millones de dólares a la investigación sobre celdas combustibles, hidrógeno y automóviles híbridos. La consecuencia de esa constatación fue la determinación de que Estados Unidos tendría que asegurarse las fuentes de suministro de petróleo, dondequiera que ellas estuviesen, en la reserva de vida salvaje de Alaska, en Venezuela, Rusia, Kazajastán, o… como todos hemos sido testigos, en Irak.

Los problemas de suministro de ese primer consumidor mundial de petróleo parten de una industria doméstica en franca declinación y crecientes costos, con una oferta cada día más concentrada en los países miembros de la OPEP y en Rusia. Los grandes yacimientos del Mar Caspio, en proceso de desarrollo, pero con crudos muy ácidos, no compensarán la declinación a la que se enfrentarán Noruega y el Reino Unido en el Mar del Norte. Tampoco lo harán los profundos y costosos yacimientos costa afuera del Golfo de Guinea.

El estancamiento y posible declinación de la producción en países como México, e incluso miembros de la OPEP como Indonesia, Argelia y Libia, complican aún más el panorama de la oferta.

Como ya dijimos, Venezuela y Rusia se encuentran entre los países que todavía pueden incrementar su producción, aunque no tanto como lo podrían hacer Arabia Saudita, Irán e Irak. Esos incrementos de producción, en las condiciones de mercado descritas, pueden realizarse sin levantar olas y sin provocar movimientos convulsivos en los precios. Las perspectivas de crecimiento con demanda asegurada para la producción petrolera de la Federación Rusa son tales, que no son necesarios discursos de embajadores venezolanos para convencer a los rusos de la conveniencia de un crecimiento planificado de la producción. China y Japón están compitiendo ferozmente por el sentido de los oleoductos rusos. Y estos dos países son los líderes en cuanto al crecimiento de sus demandas petroleras. Incluso hay quienes proponen gigantescos oleoductos desde Siberia hasta Murmansk para colocar petróleo ruso directamente en el Océano Atlántico, rumbo a Estados Unidos.

Es aquí donde ubicamos el primer campo de posibilidades de acuerdo y cooperación entre nuestros dos países, dentro del cual ya llevamos un largo trecho recorrido: La evaluación conjunta del mercado petrolero nos permitirá planificar concertadamente el crecimiento de nuestras respectivas industrias petroleras, sin perjudicar la estabilidad de los precios, que es un indicador vital para ambos países. Una expansión desordenada de la producción puede ocasionar, como en efecto lo hizo en 1997-98, una violenta caída de los precios y por ende, de los ingresos petroleros, que en ambos países representan porciones mayoritarias del presupuesto público.

La experiencia de la OPEP en este sentido es invalorable. Se fundó en 1960 como una organización de países exportadores netos de petróleo que debían concertar la producción para defender los precios de los cuales dependían mayoritariamente sus ingresos. Pero en todos los países miembros de esa Organización hubo resistencia, “por razones de soberanía” a pactar cuotas o techos de producción. Por ello, sólo en 1982, acorralados por las políticas concertadas de los grandes consumidores, los miembros de la OPEP fijaron, por primera vez, cuotas de producción que, sin embargo, muy pronto fueron violadas por todos sus miembros. Lo que quiere decir que, por mucho tiempo, las fuerzas centrífugas fueron superiores a las de la cohesión y el respeto a los acuerdos. Sin embargo, y como señalé al principio, en los últimos 5 años, concentrando ya en sus territorios más de las dos terceras partes de la reservas mundiales, han acentuado el cumplimiento de sus compromisos y buscado la cooperación con otros grandes productores como Rusia, México y Noruega.

El mercado petrolero ha disfrutado, durante este quinquenio, de una estabilidad que no había tenido en mucho tiempo, como no fuera la que regía entre los años 30 y 70, cuando las compañías norteamericanas e inglesas impusieron un techo mundial de menos de dos dólares el barril para el petróleo de sus semicolonias. La estabilidad de estos cinco años, con precios dignos para los productores y seguridad de suministro para los consumidores, no hubiera sido posible obtenerla en condiciones de dispersión y competencia irracional.

Rusia y Venezuela comparten responsabilidades en el mantenimiento de esa estabilidad y, como ya hemos dicho, deben coordinar el crecimiento de sus respectivas industrias para obtener el máximo rendimiento de ellas: maximizar el retorno por la liquidación de una riqueza irrepetible, de un recurso natural no renovable, cuya utilización seguirá siendo masiva cuando menos durante dos o tres décadas más.

Pero existen otros campos de cooperación petrolera y energética entre nuestros dos países. Me referiré brevemente a algunos de ellos:

Precisamente por tratarse de dos de los más antiguos productores de petróleo, rusos y venezolanos nos enfrentamos a industrias maduras, con yacimientos en fase de declinación, necesitados de estimulación artificial, inyección de gas y vapor, etc. Ambos países cuentan con decenas de campos petroleros cerrados pero que pueden ser reincorporados a la producción con la utilización de nuevas tecnologías. En ambos países existen experiencias al respecto que pueden ser compartidas, intercambiadas, negociadas. En este sentido ya hemos transmitido a Venezuela varias ofertas de tecnologías y equipos novedosos para la estimulación de campos maduros, activos o cerrados.

Rusia y Venezuela cuentan con las dos mayores reservas de petróleos pesados y extrapesados del mundo. Petróleos que hasta ahora no se producían por los altos costos de su procesamiento en las refinerías, pero que ahora dados los altos niveles de precios del crudo y por arte de las nuevas tecnologías, mediante procesos de mejoramiento, pueden convertirse en fuentes adicionales de petróleos convencionales. La experiencia rusa en el manejo de yacimientos de crudos pesados, particularmente en Bashkortostán, puede y debe ser útil para actividades similares en campos venezolanos. Claro que para que estas posibilidades puedan concretarse es indispensable el mantenimiento de un nivel de precios que las hagan económicamente factibles.

Rusia es el mayor productor de gas natural del mundo y el mayor exportador. El país con la mayor cantidad de gasoductos, nacionales e internacionales y, en consecuencia, el país con la mayor experiencia en la construcción de los mismos. Venezuela se enfrenta ahora al desarrollo de su industria gasífera y precisamente, está licitando lotes ya explorados, donde se conoce de la existencia de yacimientos de gas, para su desarrollo por empresas de capital internacional. Además, como parte de su política energética que incluye la sustitución del consumo interno de combustibles líquidos por gas, existe un plan de construcción de gasoductos magistrales para la gasificación completa de las principales ciudades del país.

Estos son apenas algunos ejemplos que hemos identificado dentro de nuestra diaria tarea de encontrar campos de cooperación e intercambio petrolero y energético entre Rusia y Venezuela. Pienso que un estudio detallado, con ayuda de equipos técnicos de ambos países nos permitirá identificar otras oportunidades de inversión y cooperación para el mutuo beneficio.

CMP/

DOCUMENTOS DEL BLOG - Petróleo y Especulación

Volatilidad de los Precios del Petróleo

¿Especulación, cobertura, fundamentos,
cambios estructurales?

Carlos García González y Carlos Mendoza Pottellá
(Recopilación, traducción y comentarios)
Septiembre 2008

La tendencia alcista experimentada por los precios del petróleo desde el tercer trimestre de 2007 no ha sido explicada de manera convincente. Existen diversos enfoques sobre el tema: de un lado se colocan aquéllos que sostienen que detrás de este comportamiento existe un fuerte componente especulativo asociado a la entrada masiva de flujos ávidos de rentabilidad y/o diversificación de riesgos dirigidos por inversionistas institucionales como fondos de pensiones, de cobertura y soberanos. Y, por el otro lado están los que estiman que los mayores niveles de precio reflejan temores de escasez en el mediano plazo, por lo cual se necesitan precios altos que estimulen la oferta necesaria para vencer las insuficiencias que se vislumbran en el futuro.

La verdad parece encontrarse a medio camino entre estas dos consideraciones. Particularmente, en este material se revisan las características de los así llamados “factores especulativos”.

Es un hecho ya constatado que los fondos institucionales rebalancearon sus portafolios, a partir de agosto de 2007, canjearon posiciones en los corros bursátiles y entraron en los mercados de futuros debido a una fuerte caída en los valores de empresas financieras golpeadas severamente por la crisis hipotecaria estadounidense.

El escalamiento de posiciones largas en los mercados de futuros disparó los precios del crudo desde el segundo semestre de 2007 hasta los primeros días de julio de 2008, arrastrando también el precio en el mercado spot hasta niveles récord.

Los profundos efectos inflacionarios causados por los mayores precios del petróleo en la cadena de producción, en particular, de bienes de consumo esenciales atrajeron la atención del ámbito legislativo norteamericano debido al costo político que acarrea. Este mayor interés se enfocó, inicialmente, en los efectos de la utilización de insumos agrícolas como el maíz para la elaboración de biocombustible.

A partir de esta vinculación se sostuvo que el referente para los precios agrícolas era el precio del petróleo. Sea esto o no cierto, el dilema ¿energía o alimentos? reforzó las investigaciones dentro del Congreso estadounidense dirigidas a ponerle coto a las actividades especulativas en los mercados de futuro.

¿Qué son los mercados de futuros y opciones de petróleo?
¿Cómo se negocia en ellos?

Son instrumentos financieros derivados de una obligación, lo cual obliga o le da la opción a los participantes a entregar o tomar una cantidad de barriles pactados en una fecha específica en el futuro. Estas operaciones se realizan con el crudo West Texas Intermediate (WTI) en el mercado de Nueva York (NYMEX) y con el crudo Brent en el Mercado Intercontinental (ICE), de Londres.

Los principales participantes de estos mercados son empresas que necesitan el petróleo para su actividad productiva y lo hacen para contrarrestar la volatilidad de los precios, por lo cual buscan coberturas. Son los denominados “hedgers”, cuya actividad no es considerada especulación. O, en todo caso, se trataría de un tipo “especulación legítima”.

Los otros, quienes actúan de manera creciente en estos mercados son los actores propiamente especulativos, es decir bancos e instituciones financieras que buscan rentabilidades apostando a una dirección determinada, en particular al alza, de los precios.

La instancia que regula los contratos a futuro y opciones es la Commodity Futures Trading Commission (CFTC) en Estados Unidos. Los Contratos se negocian en el New York Mercantile Exchange (NYMEX) y el Intercontinental Exchange (ICE).

Los contratos se establecen pagando una pequeña cantidad de dinero denominada margen que funge de seguro de depósito. Este margen se revisa a diario y se exige su reposición si el contrato no genera ganancia.

El contrato se convierte en barriles verdaderos a la fecha acordada o puede ser honrado en efectivo. Este cierre del contrato puede anticiparse a la fecha acordada.

La proporción entre barriles físicos de petróleo que se negocian y los llamados barriles de papel es desproporcionada. Estos últimos representan un múltiplo de aquéllos y, en los últimos tiempos ese múltiplo ha pasado de 8 a 15.

La CFTC monitorea los contratos que se establecen clasificándolos como comerciales y no comerciales. Cuando la operación busca protegerse de acuerdo a cierta definición de la CFTC se cataloga como comercial, acá se incluye desde empresas agrícolas hasta fabricantes de alimentos concentrados para animales. Dentro de los señalados como no comerciales están fondos de cobertura, operadores financieros en índices de commodities, corredores de valores, etc.

Se habla de “especulación excesiva” cuando se producen fluctuaciones repentinas excesivas o cambios injustificados en los precios de los commodities.

Estudios realizados por la Oficina del Economista Jefe de la CFTC sobre el impacto del grupo de especuladores en el reciente incremento de los precios del petróleo han hallado que cuando los precios responden a las informaciones diarias, el grupo que participa por razones comerciales es el primero en reaccionar ajustando sus posiciones, mientras que los no-comerciales, también catalogados como especuladores, siempre siguen la corriente.

http://www.latimes.com/media/acrobat/2008-05/39090475.pdf

Esto llevó a la conclusión de que no había evidencia que cambios en las posiciones realizadas por los especuladores precedan los cambios observados en los precios de los contratos de futuros. Distintas pruebas realizadas reflejaban, por el contrario, como las variaciones en las posiciones llevadas a cabo por el grupo calificado como comercial si precedía significativamente cambios en los precios.

Los estudios realizados en el seno de la CFTC concluyeron que los precios de los futuros que abarcan desde bienes agrícolas hasta energía están siendo impulsados por fuerzas económicas fundamentales y el funcionamiento de las leyes de oferta y demanda. Entre los fundamentos destacan la creciente demanda de los países emergentes, reducción en la oferta debido a razones climáticas y eventos geopolíticos y la debilidad del dólar estadounidense. De todas maneras la CFTC reconoce que se está frente a una dinámica distinta en los mercados de futuros donde se combinan una creciente transacción, mayor innovación, complejidad y globalización en todos los commodities.

Aun cuando la CFTC, como reguladores, afirman que existe suficiente supervisión sobre la forma como operan los mercados de futuros, una cuidada transparencia para detectar irregularidades y fuertes sanciones pecuniarias a quienes infringen el marco regulatorio de funcionamiento, hay opiniones que difieren y estiman que se justifica el establecimiento de controles que aumenten la eficiencia de este mercado y erradiquen las distorsiones que aparentemente se reflejan en los elevados precios de los commodities.

En tal sentido desde 2006 se han venido promoviendo audiencias en el Congreso estadounidense. Una de las intervenciones más críticas ha sido la de Mark Cooper, director de investigación de la Federación de Consumidores de Estados Unidos quien presentó su testimonio dentro de la discusión sobre “Energy market manipulation and federal enforcement regimes” .

Según este investigador la CTFC y la Comisión Federal que regula el mercado de la Energía (FERC) han fracasado en proteger al consumidor debido a su lentitud en reconocer el problema de la especulación, al no indagar en las verdaderas causas que han llevado a los abusos en el mercado de futuros de commodities.

De acuerdo a Mark Cooper, los precios han mostrado un comportamiento que va más allá de las justificaciones asociadas al mercado de contratos físicos de barriles de petróleo. Este patrón de conducta reflejaría que este mercado está subregulado ya que desde sus inicios y por reformas que luego se introdujeron en 2000 la regulación se flexibilizó y dio entrada a manipuladores que empujaron al alza los precios .

Por otro lado, la teoría de un funcionamiento eficiente de estos mercados en cuanto al establecimiento de los precios no se ve apoyada por el análisis económico. De allí que ha surgido una prima de riesgo entre 10 y 20%. Además, los precios están por encima del costo de producción. Los mercados donde más se transan operaciones sobre futuros están pobremente regulados, lo cual en efecto corresponde a los mercados electrónicos (over-the –counter) que no son auditados.

http://commerce.senate.gov/public/_files/CFATestimony_HearingonMarketManipulation.pdf

Se trata de la llamada Enron Loophole. En 2000 se modificó el Acta de modernización de los mercados de commodities y en la cual se autorizaron las operaciones de futuros en mercados no regulados.

De allí que se propone una regulación más estricta que haga conocer la totalidad de las posiciones de los participantes en los mercados NYMEX e ICE además de aumentar el margen con el cual se enganchan las operaciones que se pactan, para así evitar el excesivo apalancamiento del cual disfrutan los participantes especulativos. Asimismo se exige que se revoque la medida aprobada en 2000 que impulsó el mercado de futuros no regulados, es decir el ICE, sita en Londres y no sujeto a regulación del CFTC.

Las audiencias que se vienen realizando desde hace dos años en el Congreso estadounidense han ido convenciendo gradualmente a los legisladores sobre la necesidad de establecer acciones que regulen de manera más estricta estos mercados de futuros.

Esto ha sido paulatino debido al debilitamiento que ha habido en los argumentos de los reguladores federales quienes, de acuerdo a investigaciones económicas realizadas por su propio staff de profesionales, invariablemente mostraban que los especuladores no afectaban los precios sino que ello había que atribuírselo a factores fundamentales que escapan del control de la CFTC.

Ha sido clave en este cambio de posición el discurrir de los acontecimientos desde 2006 hasta ahora, habida cuenta de que en ese período y en particular desde el segundo semestre de 2007, los precios del petróleo se han disparado de manera explosiva. En las audiencias del 20 de mayo de 2008, celebradas en el Comité de Asuntos Gubernamentales y Seguridad Doméstica, su presidente Joseph Lieberman rechazó abiertamente el argumento del Director de la CFTC sobre la ausencia de influencia de la especulación en la formación de precios de los bienes agrícolas y energía. De hecho, este senador demandó el estudio de medidas legislativas que obviaran la acción reguladora de la CFTC y limitaran la acción de los especuladores en los mercados de futuros.

De esos debates surgió la convicción de que un alto porcentaje de las operaciones realizadas con futuros de WTI fueron controladas por intereses no comerciales. Esto quedó claro cuando se estableció que la CFTC nunca examinó las posiciones de estos participantes acuñados como “swap dealers”. En pocas palabras, en las audiencias quedó claro que no se contaron buena parte de las posiciones de ciertos bancos de inversión y fondos de cobertura como especuladores . Si estas posiciones fueron clasificadas adecuadamente las operaciones realizadas con fines especulativos subirían a 70% y no cerca de 35% como sostiene la CFTC.

Este mercado, antiguamente conocido como Internacional Petroleum Exchange (IPE) fue comprado en 2001 por Intercontinental Exchange, basada en Atlanta, EEUU, la cual fue fundada entre otros por Goldman Sachs, Morgan Stanley y British Petroleum.

La creciente presencia de los inversionistas institucionales en los mercados de commodities surgió luego de las perdidas dejadas por la burbuja punto.com en 2001. Los futuros surgieron como una “nueva clase de activo” para diversificar los portafolios. Estos inversionistas resultaron especuladores de nuevo tipo. Los bancos de inversión crearon índices de materias primas sobre los cuales distribuir la asignación de portafolios siendo los más populares el Standard & Poors - Goldman Sachs Commodity Index y el Dow Jones - AIG

Los senadores también se dirigieron a la CFTC pidiéndole que se aclarara por que se seguía tratando las operaciones no reguladas en los mercados de futuro poseídos por ICE como si se hicieran en el Reino Unido cuando las transacciones se hacían en Atlanta, Georgia. Casualmente, después de este requerimiento la CFTC ha empezado a solicitar, en el corto plazo, al regulador británico (FSA) la data de los contratos negociados electrónicamente. Este intercambio de información debería despejar la hipótesis de la especulación en los precios.

De las audiencias realizadas surge la evaluación que lleva a considerar que el mercado petrolero está abrumadoramente dominado por especuladores, la mayoría de los cuales escapan a las regulaciones existentes. De acuerdo a Michael Greenberger, profesor de leyes de la Universidad de Maryland no debe sorprender, en tal sentido, que Goldman Sachs pueda confiadamente pronosticar que el precio pronto alcanzará el nivel de los 200 dólares el barril.

Las presiones del Congreso estadounidense dirigidas a reforzar las regulaciones que norman los mercados de futuros y las señales dadas por el presidente de la Reserva Federal sobre el fin de la baja de tasas de interés, además de su declaración sobre un dólar fuerte llevaron a un ajuste importante en los futuros de petróleo cayendo en dos desde 133 hasta a 122 dólares el barril al cierre del 04-06-08. El 15 de agosto pasado, el nivel de ese indicador cayó hasta los 112 $/bl.

Todo parece indicar que este descenso del precio es el inicio de la ruptura de lo que algunos han calificado como la burbuja del petróleo, por lo cual los precios de este producto regresarían a niveles más cónsonos con los fundamentos, los cuales podrían ubicarse entre 90 y 100 dólares/bl.

Confirmando lo dicho por algunos senadores y representantes norteamericanos sobre la carencia de un monitoreo efectivo de las actividades especulativas, un reporte del Wall Street Journal del 15 de agosto informa que datos del mes de julio de la propia CFTC confirman que esa comisión se equivocó en la clasificación de algunos negociadores ahora, su propia estimación del porcentaje especulativo en el número de contratos de futuros y opciones pasó de 38 a 49 por ciento de todas las transacciones. (Como ya se anotó, en las audiencias senatoriales se estimó ese porcentaje en 70%). El tamaño de esta “rectificación” está abonando el terreno para que tomen nuevas medidas legislativas para aumentar el control de ese mercado.


En verdad, es bastante fina la diferenciación entre especuladores legítimos (hedgers), quienes buscan cobertura para cubrir riesgos en su propio giro comercial como demandantes u oferentes reales en ese mercado, y los “especuladores-especuladores”, que se incorporan al mismo como “apostadores”.


viernes, 15 de enero de 2010

DOCUMENTOS DEL BLOG FUNDAPATRIA - Comunicado Petrolero Nº 7 - 20/6/98

TODAVIA PODEMOS SALVAR A VENEZUELA DEL DESASTRE DE LA ACTUAL POLÍTICA PETROLERA

Las naciones industrializadas -como desarrolladas que son- están estrechamente unidas entre sí a través de una serie de organizaciones internacionales, perfectamente estructuradas y coordinadas. Entre otras, la OECD que las agrupa; el Grupo de los Siete (G-7); la Agencia Internacional de Energía (AIE), promovida en 1974 para hacer frente al poderío de la OPEP; la Organización del Atlántico Norte (OTAN); y asimismo la Organización de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en los cuales también participa, nominalmente y pagando sus respectivas cuotas de mantenimiento, el resto de las numerosísimas naciones del Tercer Mundo, pero que son controladas por el puñado de naciones poderosas, para dominar el mundo política, económica y militarmente, en desmedro frecuentemente de las primeras. Y, cuando existe el “riesgo” de que las naciones “tercermundistas” -o un grupo de ellas- puedan organizarse internacionalmente en defensa de sus intereses, las poderosas neutralizan estos esfuerzos. Ello pudo comprobarse claramente en los años ochenta, cuando unos cinco o seis países latinoamericanos, agobiados por el peso de la deuda externa promovida por los bancos de las naciones industrializadas, con la connivencia corrupta de los gobiernos de aquéllos, dichos institutos financieros y sus países de origen se opusieron tenazmente y con éxito a la formación de un “club de deudores” y en cambio crearon, también con éxito, organizaciones internacionales que agruparon a miles de bancos acreedores (bajo la denominación de “sub-comités de la deuda externa”), los cuales impusieron a nuestros países condiciones de refinanciamiento que hoy nos asfixian. Los pocos intentos de organización internacional de los países sub-desarrollados, como el grupo de Naciones No Alineadas (“UNCTAD”) fracasaron, en parte por las manipulaciones en contra de las naciones desarrolladas (cuyos órganos de comunicación social observaron su “inoperancia”, una vez concluída la guerra fría) y en parte por la falta de visión y solidaridad característicos del subdesarrollo de sus miembros.


Pero hubo un caso, una luminosa excepción a esta regla general del sub-desarrollo, quizá único en el mundo y en la historia ancestral de la “dependencia (término -léase bien- mucho más vigente hoy que cuando sus voceros lo promovían con libertad en los años sesenta). Ello ocurrió cuando un pequeño grupo de naciones subdesarrolladas pudieron -temporalmente- imponerse a las naciones poderosas. Fue este el caso de la OPEP, promovida en 1960 por un ilustre venezolano, Juan Pablo Pérez Alfonso, quien -léase bien, de nuevo- con una visión de futuro, que la coyuntura petrolera de hoy demuestra su vigencia, supo unir a los cinco países subdesarrollados más grandes exportadores de petróleo, para defender los precios de ese producto esencial para el funcionamiento de las grandes naciones. Y evitar así que, respecto al petróleo, se repitiera la historia de siempre: que los países poderosos alimentan su desarrollo a base de las materias primas que venden a precios deprimidos las naciones subdesarrolladas. Tuvo éxito la OPEP a partir de 1973. Es cierto que las circunstancias internacionales le fueron propicias; pero, existía esta organización, y supo aprovecharlas.


Pero el pequeño grupo de grandes consumidores, ante este golpe “insólito y sin precedentes”, decidió destruir a la OPEP (“la pondremos de rodillas”, clamó el Presidente Reagan); o al menos neutralizar su acción, como ha venido ocurriendo. Y fue así como esos países -además de disminuir su consumo y desarrollar nuevos centros propios de producción facilitados por los elevados precios impuestos por la OPEP- emprendieron dos estrategias básicas: por una parte, penetrar el mercado petrolero, despojarlo de sus características tradicionales, desnaturalizarlo, y convertir la comercialización de este producto en uno o más de esos “commodities” que, como los granos, se transan en mercados de materias primas a través de una multitud creciente y altamente especulativa de operaciones, especialmente a futuro, que han sido divorciadas del volúmen real de las correspondientes transacciones físicas de compra-venta. Esta transformación de la comercialización petrolera mundial, movilizada en las grandes bolsas altamente especulativas de productos (“commodities”) norteamericanas y de Londres, era ya una realidad en los primeros años de la década de los ochenta. Y por otra parte, se infiltraron en las entrañas mismas de la OPEP, penetrándola a través de algunos de sus miembros.


Existen evidencias de que en 1974 -en pleno embargo petrolero de los países árabes al occidente- los gobiernos de Arabia Saudita y los Estados Unidos estaban inmersos en una intensa colaboración financiera, la cual constituyó la base para la recirculación de los petrodólares, que dió origen a inmensos préstamos por los bancos de las naciones industrializadas a los países del Tercer Mundo y creó la bomba de la deuda externa que comenzó explotando en México en agosto de 1983. Esa estrecha relación entre Arabia Saudita y los Estados Unidos se fue ampliando luego al ámbito petrolero y dió lugar a que esa nación árabe - la mayor exportadora de la OPEP y del mundo-


fuera la responsable fundamental del derrumbe petrolero de 1986, al imponer, en ese año una política expansiva para recuperar mercados, que concluyó con la destitución del Ministro Yamani. En vista de la hecatombe, en diciembre de ese mismo año, la OPEP ratificó el sistema de cuotas, estableciendo una meta de precios para el crudo liviano de 18 dólares el barril. Sin embargo, Arabia Saudita propició, en los años subsiguientes, a través de sus estrechos aliados en la Organización -Kuwait y los Emiratos Arabes Unidos- la sobreproducción por parte de éstos últimos, en los comienzos de los años ochenta, en abierta violación de las cuotas convenidas con todos sus colegas en el seno de la OPEP. Este saboteo de las cuotas de la organización puede apreciarse en el cuadro siguiente:


VIOLACIONES DE LA CUOTA OPEP
( Miles de Barriles Diarios)

    Emiratos AU Kuwait Arabia S. TOTALES


1987   516       613         26   1.155


1988   517       496        743   1.756


1989   755       704        355   1.814


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Estas violaciones, conformaron un exceso de suministro al mercado que mantuvo la debilidad de los precios y colocó a diversos países productores en situación crítica. Ello fue esgrimido por Irak como una excusa para su invasión a Kuwait, al afirmar el dictador Saddam Hussein, con razón, que la guerra no se hacía sólo con cañones, sino también con la sobreoferta petrolera que estaba dañando a la economía de su país.

La conducta de estos reinados y emiratos - en encubierta connivencia con los Estados Unidos - obviamente fue una traición contra sus colegas de la OPEP, incluyendo a Venezuela. Pero debe observarse también que los monarcas de esos reinados y emiratos buscaban a cambio de su turbia acción, algunos beneficios para sus países, como la defensa de su territorio por parte de los Estados Unidos y aliados, frente a eventuales apetencias de Irak y, eventualmente, Irán. Ello quedó claramente demostrado durante la llamada “Guerra del Golfo” de 1990-91.


Pero a partir de la presente década y muy especialmente en los últimos cuatro años, ha ocurrido un hecho insólito: en una “democracia institucionalizada” como Venezuela, su cúpula dirigente petrolera, con el obvio apoyo del Ejecutivo, quizá desconocedor en parte (con excepción hecha del Ministro Arrieta) del alcance de los designios de los primeros, decide participar y completar con creces la faena de Arabia Saudita y de sus seguidores (Kuwait y Emiratos Arabes Unidos) y continuar -en grande- el saboteo de la OPEP, en perfecta armonía con los intereses de los Estados Unidos que han abierto las puertas de su mercado a PDVSA, la cual ostenta ahora el honor de ser el primer suplidor de dicho mercado, desplazando a la Arabia Saudita. Venezuela ha venido efectuando en los últimos años una sobreproducción petrolera que significa una extraordinaria violación de sus cuotas convenidas con la OPEP, que se acercó en el último año al millón de b/d:



VIOLACION DE LA CUOTA OPEP POR VENEZUELA
        (Miles de Barriles Diarios)


            1995    351


            1996    654


            1997    916


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Esta acción de nuestra dirigencia petrolera ha sido factor principal del derrumbe de los precios que han descendido, en términos nominales, por debajo de los prevalecientes en 1974, o sea a un nivel inferior a los 9 dólares. En términos reales, la caída es aun más dramática, estando de vuelta a los deprimidos niveles de los años sesenta que forzaron la creación de la OPEP. Este es, precisamente, el estrepitoso fracaso previsto en anteriores Comunicados Petroleros de FUNDAPATRIA. Ese fracaso es consecuencia -como lo viene afirmando FUNDAPATRIA- de la insistencia de la cúpula de PDVSA en su política negadora de la OPEP, y en la búsqueda de un imposible “Acuerdo OPEP No-OPEP” como es el que se intentó en Riad en marzo, y luego en Amsterdam en mayo de este año. Pero tiene su génesis real en un profundo desconocimiento de las leyes elementales de la economía. Desconocimiento del que hace gala Luis Giusti cuando declara que “ha quedado demostrada la fortaleza petrolera de Venezuela porque todos nuestros barriles están siendo colocados en el mercado” (El Nacional 17/6/98, pág. E-1). Definitivamente, si tal es el criterio del Presidente de Petróleos de Venezuela, jamás podremos esperar una rectificación, porque está mentalmente imposibilitado para entender que es, justamente, esa colocación de “todos nuestros barriles” la que mantendrá deprimidos los precios hasta más allá del año 2000. Este es el mismo tipo de razonamiento absurdo que ha dado lugar a políticas infructuosas como la del famoso “trato hemisférico” o el “diálogo entre productores y consumidores”, es decir, mecanismos con los cuales se pierde la fuerza de ser un polo del mercado, el de la oferta, y se dejan encandilar con la “tecnología” del otro polo, el de la demanda, el cual sí obtiene para sí, taimadamente, lo que quiere: precios bajos.

Esta situación representa una tragedia para Venezuela, pues no solamente está precipitando la ruina del Estado, sino, mucho peor aun, la del pueblo venezolano. Y para colmo, lo extraño de todo ésto es que esa “política” de nuestra dirigencia petrolera, que está arruinándonos, aparte de la irracional traición a la OPEP, no conlleva -como en el caso mencionado de Arabia Saudita y de sus dos aliados- ningún beneficio para los venezolanos, la nación o el Estado. Quedará entonces por aclarar cuáles beneficios puede producirle a la cúpula petrolera nacional, la cual ha manifestado cínicamente que las dos tímidas reducciones de nuestra producción antes aludidas acordadas recientemente por Arabia Saudita, Venezuela y México, principalmente, en ningún caso afectarán a los nuevos “socios” extranjeros de PDVSA, sino a dicha corporación.

Invitamos a los venezolanos que no están vinculados ni comprometidos con esta trágica “política petrolera” (que puede costarle este año ingresos de divisas al país y al fisco, de unos de 5.000 a 6.000 millones de dólares y de 3 a 3,5 billones de bolívares, respectivamente, con todas sus consecuencias sociales, económicas y políticas, y que ya hicieron polvo los $ 3.000 millones que ingresaron al Estado como adelanto por la entrega ilegal y perjudicial de los ocho bloques bajo el régimen de “ganancias compartidas” y de los veinte convenios operativos), pero que acompañan, en su carácter de comunicadores sociales, o de líderes políticos o de simples “compañeros de ruta”, a la “apertura petrolera”, a que reflexionen sobre esta situación y su alcance destructivo para nuestra patria. Y asimismo, invitamos a los venezolanos que creen que pueden subir de categoría y dar el “gran salto hacia el desarrollo”, sirviendo incondicionalmente los intereses de las transnacionales y de los países industrializados (cuyos dirigentes en el fondo los desprecian a pesar de los servicios que puedan prestarles), a que estén muy pendientes sobre la acción que desplegarán nuestros representantes petroleros (a quienes da grima el sistema de cuotas petroleras), en la próxima reunión de la OPEP que se realizará entre el 24 y el 26 del presente mes de junio, porque el país está en juego.

Nuestros dirigentes petroleros, como no quieren saber nada de esa “demodé” y “tercermundista” y “obsoleta” Organización, y mucho menos de cuotas petroleras, han venido recurriendo al artificio de “convenios de reducción de producción” entre países OPEP y no-OPEP. Es curioso que en esta “ nueva política” sus socios sean precisamente la Arabia Saudita, miembro de la OPEP cuyo rol histórico ya analizamos, y México, no miembro de la OPEP y país otrora nacionalista (como reacción principalmente al despojo de más de la mitad de su territorio por parte de su gran vecino), pero que desde hace unos cuantos años entregó la guardia y hoy su política obedece a los lineamientos trazados desde el norte.

Ya hemos visto los resultados desastrosos de esos convenios de reducción petrolera entre países OPEP y no-OPEP. Ante la presente hecatombe petrolera y por lo tanto económica que enfrenta el país, sólo resta recurrir a la única organización que cuenta -la OPEP- que es la única que podría y debería decidir retirar ya cantidades substanciales del mercado a través de cuotas a respetarse escrupulosamente, para elevar así, también substancialmente, los precios. Sólo así, pensando en los intereses de Venezuela, sin el deslumbramiento “primermundista” desnacionalizador e insensible a la pobreza creciente de la inmensa mayoría de nuestros compatriotas, y recurriendo a la organización y a los poderosos instrumentos de que dispone la OPEP, podremos comenzar a reconstruir nuestras finanzas; y, por lo tanto, a nuestra patria. Venezuela tiene que recuperar su credibilidad y su prestigio en el seno de la OPEP. Hoy, tal como lo revelan las acusaciones de Irán (El Nacional 17/6/98, pág. E-1) los miembros de la OPEP hoy desconfían de las intenciones de Venezuela, porque saben de sus trampas y argucias para no cumplirlas, tal como fuera denunciado FUNDAPATRIA en su Boletín Petrolero de Prensa Nº 1 (Quincenario FUNDAPATRIA 15.5.98, pág. 6), sobre el uso de los inventarios para no disminuir el suministro a los mercados internacionales, lo cual explica -de paso- cómo es que “seguimos colocando todos nuestros barriles”, según lo declarado por Giusti.


¡Estemos atentos!

Para salvar a Venezuela de los desastrosos resultados de la actual política petrolera es urgente, como lo ha venido planteando FUNDAPATRIA, el reemplazo de la dirigencia petrolera.