lunes, 20 de septiembre de 2010

Jornadas de Economía Política en el BCV

26/02/2010: Reservas de la Faja del Orinoco nos plantean retos políticos y económicos complejos
 

Carlos Mendoza Potellá (Venezuela) en
  Jornadas de Economía Política
Reservas de la Faja del Orinoco nos plantean
retos políticos y económicos complejos
"En un mercado donde la brecha entre la oferta y la demanda se hace cada día más estrecha, en condiciones de agotamiento de las reservas convencionales de crudos livianos y de bajo contenido de azufre, las expectativas de los precios del petróleo prefiguran un panorama de ingresos crecientes para los países bajo cuyo suelo quedan aún reservas remanentes de los hasta ahora considerados crudos ´marginales´, extrapesados, bituminosos, ácidos, de aguas profundas y polares".
Así lo estimó el  economista y analista petrolero Carlos Mendoza Potellá en su ponencia "Situación actual y perspectivas del mercado petrolero mundial. Repercusiones para Venezuela. Coyuntura y Bases Estructurales de las Expectativas", dictada este jueves en las Jornadas Permanentes de Economía Política Latinoamericana, que se celebran hasta mañana viernes en la sede del Banco Central de Venezuela, en Caracas.
Mendoza Potellá explicó a docentes, estudiantes, investigadores e integrantes de consejos comunales y líderes agrarios asistentes al encuentro que nuestro país, con su Faja del Orinoco, es una de esas naciones con inmensas reservas probadas de crudo, lo que nos plantea un conjunto de retos políticos y económicos de gran complejidad. "Se trata de resolver el nudo gordiano del efecto Venezuela y evitar la repetición del lamentable desempeño que durante casi 100 años hemos tenido como país exportador neto y beneficiario de una inmensa renta".
Afirmó que estos retos sólo podrán ser afrontados con un concierto de políticas económicas y sociales que sean aplicadas con severidad, asumiendo la gran complejidad de un problema no resuelto durante tantas décadas. "Todo ello comporta el trazado de líneas estratégicas claras, tanto en lo particular para la industria petrolera en sí misma, en cuanto a metas de inversión y producción ajustadas a los intereses y requerimientos nacionales; como en general, para la dirigencia nacional, en cuanto a la ejecución de una política macroeconómica que garantice la adecuada disposición de los ingresos que se generen, encaminada hacia el hasta ahora inasible logro de sembrar el petróleo".

Entrevista en El Nacional 2002

Carlos Mendoza Potellá asegura que Pdvsa está recargada de personal


"Caímos en la trampa que nos fue montada"

El experto petrolero considera que la oposición a la junta directiva que designó el presidente Chávez la organizó gente que ya está fuera de la corporación, "porque estábamos en vías de poner en evidencia la cantidad de trapacerías que ellos han hecho". Dice que a Guaicaipuro Lameda lo domesticó la estructura de Petróleos de Venezuela. "Entró a la empresa sin saber nada de petróleo y salió sin saber nada de petróleo". Indica que los descuentos a las filiales en Estados Unidos superan los 900 millones de dólares al año.


ALFREDO CARQUEZ SAAVEDRA

"Caímos en la trampa y en las provocaciones que nos fueron montadas", admite Carlos Mendoza Potellá, economista, experto en el tema petrolero, quien suma más de tres décadas de críticas a las políticas aplicadas en el sector y a muchos de los negocios realizados por Petróleos de Venezuela. El ex embajador de Venezuela en Arabia Saudita y hasta hace poco integrante de la junta directiva que trató de llevar las riendas de la corporación, ofrece su punto de vista de lo sucedido durante casi dos meses en los que ejerció el cargo de director externo.


–Usted y sus compañeros de la junta directiva fueron acusados de ser enemigos de Pdvsa.

–Nosotros hemos sido críticos durante 30 años de las políticas que se han aplicado en el sector. Pero no somos enemigos de Pdvsa. Todo lo contrario. Somos enemigos de su privatización.
–Entonces, ¿cómo explica que tuvieran tanta resistencia interna?


–Dentro de la corporación no tuvimos tanta resistencia. Allí la resistencia vino por el problema de la meritocracia. Pero la oposición más importante surgió de afuera: de los Calderón Berti, de los Quirós Corradi, y de los Giusti; en fin, de la gente que sabe que nosotros estábamos en vías de poner en evidencia la cantidad de trapacerías que ellos han hecho.


–¿Usted cree que se perdió la oportunidad de poner en evidencia lo negativo de Pdvsa?

–No se ha perdido. Porque al frente de Pdvsa hay un hombre que tiene una gran experiencia política, que tiene posiciones sólidas en esta materia y que seguramente manejará estos asuntos con mayor diplomacia. Tal vez lo que pasó es que estamos demasiado identificados con un discurso cuestionador y poco flexible. Hasta eso lo puedo reconocer. Y en este caso cuenta mucho la imagen. Alí Rodríguez tiene la imagen de ser un hombre capaz de discutir las cosas. A nosotros nos crearon otra. El propio Teodoro Petkoff, que es mi amigo, llegó a decir que fue una inmensa torpeza la designación de Gastón Parra y la mía. Hasta llegó a afirmar que yo no sabía nada de petróleo. Y yo he sido coordinador de un postgrado en economía petrolera durante 14 años en la Universidad Central de Venezuela. En cambio, Giusti es visto como un buen gerente porque le dieron el premio de ejecutivo del año en 1998. ¿Pero cómo no se lo iban a dar, si ese año la factura petrolera de Estados Unidos disminuyó en 20 millardos de dólares?


–¿Giusti le ahorró dinero a Estados Unidos?


–Claro, pero además, al mismo tiempo, el ingreso petrolero venezolano cayó en 9 millardos de dólares. Y el ingreso petrolero de la Organización de Países Exportadores de Petróleo disminuyó en 100 millardos de dólares. Casualmente, el panel que lo eligió estaba formado, entre otros, por los presidentes de Shell y Exxonmobil. No hay persona que haya sido más favorable y benefactora del interés del capital petrolero estadounidense, entre los años 1997 y 1998, que Giusti. Boicoteó a la OPEP e inició un proceso de privatización de Pdvsa.


¿Objetivos frustrados?


–¿Cuáles eran los objetivos de corto plazo que ustedes se fijaron cuando fueron designados por el Presidente de la República en la junta directiva?


–Eran los de cualquier junta directiva en cualquier empresa: revisar su funcionamiento y operación, aclarar los puntos oscuros, mejorar las cosas que no estaban siendo llevadas de manera adecuada, con eficiencia y productividad. Porque, por ejemplo, en el pasado para obtener información casi tuvimos que hacer espionaje industrial para enterarnos de cosas que legítimamente tenemos derecho a conocer como accionistas de Pdvsa.


–¿Cómo define usted a Pdvsa en estos momentos?


–Es una empresa recargada de personal, que no rinde lo que debería rendir, que tiene costos exagerados y que lleva adelante proyectos inviables como, por ejemplo, la internacionalización, que ha sido un tremendo fiasco antinacional. Esa estrategia se traduce en el envío de la mitad del crudo que producimos a Estados Unidos con un descuento de 2,50 dólares, y por eso es que esas empresas tienen ganancias y pagan impuestos. Y en el caso de las filiales europeas ni siquiera les vendemos nuestro petróleo. Citgo tiene pérdidas que son asumidas por el Estado venezolano.


Todo esto puede resumirse de la siguiente manera: se transfieren recursos al exterior y el país asume los costos. Es decir, gran parte de los gastos de la internacionalización sirven para pagar menos impuestos en Venezuela y, repito, las ganancias se transfieren a Estados Unidos.


–¿Pero hace más o menos un año Citgo reportó ganancias por más o menos 250 millones de dólares?


–Claro. Pero eso no compensa para nada lo que se ha destinado a esa empresa desde 1983. Esa cantidad, que se logró luego de 19 años, viene precisamente de los descuentos. Nosotros le entregamos cerca de 1 millón de barriles diarios y le damos un descuento de 2,50 dólares, según ha dicho el propio Oswaldo Contreras. Y eso representa más de 912 millones de dólares al año. -¿Durante su breve paso por Pdvsa tuvo tiempo para verificar este tipo de situaciones?

–No. De lo poco que me enteré fue de la magnitud de casi 1 millón de barriles diarios que se entregan con descuento al exterior. Pero ojalá el problema fuera solamente la existencia del descuento. El asunto es que son malos negocios porque están inmersos en una dinámica en la que no regresa nada bueno al país. Son empresas que tienen ingresos de 17 millardos de dólares y costos de 17 millardos de dólares. En todo caso, si se va a dar casi 3 dólares de descuento, ¿para qué necesitamos tener refinerías?


Errores y exageraciones


–¿Usted cree que fue una equivocación haber tomado una serie de medidas disciplinarias contra los gerentes de Pdvsa?  
–Creo que el tema de la meritocracia fue manejado de manera perversa, y eso se ha hecho en Pdvsa desde hace muchos años. Porque la junta directiva no tiene nada que ver necesariamente con los escalones meritocráticos de la gerencia. En esa instancia debe estar simplemente la gente de confianza del accionista. Siempre es sensato tener en ella personal gerencial capacitado. Pero también hay que decir que en Pdvsa han sido relegados algunos profesionales, a pesar de ser PhD en Harvard, por tener en su oficina un cuadro de Pancho Villa o del Che Guevara.


Y en ese escenario corporativo fascista es que Pdvsa no cuadra. Yo creo que en esa empresa está naciendo la masa del nuevo partido fascista venezolano. Ahí hay gente de Tradición, Familia y Propiedad. Eso estaba larvado pero ya está tomando actividad pública y política.



Política y petróleo



–¿Con ustedes llegó la polítización a Pdvsa?



–La política la introducen ejecutivos medios muy politizados, los que dirigieron la huelga. Alí Rodríguez asume la empresa con la consigna de cero política en Pdvsa. Pero lo que pasa es que ésta llegó para quedarse.



–¿Y quién es el responsable de esta situación?



–Esto es un problema social. Es el resultado de largos años de fomentar una cultura corporativa que a mí manera pretende hacer de Pdvsa un coto cerrado.



–¿De esta experiencia podrán obtenerse resultados positivos?



–Creo que sí. Primero, porque finalmente Pdvsa quedó más expuesta al escrutinio público, es decir, se cayeron las barreras corporativas. Habrá más posibilidades para hacer una defensa del interés nacional, en lo que respecta a los malos negocios y chanchullos que existen ahí. Lo que está claro es que hay un sector que se ha acostumbrado a medrar privadamente de la estructura y de la forma como se hacen los negocios en Pdvsa. Y ese grupo es tan limitado que excluye a la mayoría de las empresas de la Cámara Petrolera de Venezuela, como consecuencia de la aplicación de normas de licitaciones sesgadas a favor del gran capital transnacional.



–¿Y cuáles cree que fueron los errores que ustedes cometieron durante el conflicto?


–Creo que hubo exageraciones. Creo que caímos en la trampa y en las provocaciones que nos fueron montadas. No solamente pisamos ese peine sino que además fuimos un poco más allá, porque se tocó gente que no debió ser tocada, independientemente de que estuvieran en contra de la junta directiva.



–¿A su juicio el tema de la meritocracia fue solamente una excusa?



–Fue solamente una excusa que se utilizó como parte de un plan conspirativo. Los gerentes fueron utilizados por una sociedad civil a la cual no le interesa la composición de la directiva de Pdvsa. Porque el problema de ellos es Chávez. Ahora Pdvsa es una fuerza social que tendrá líderes y seguramente algunos van a terminar integrando un grupo de opinión que exteriorizará su manera de ver al país.



–¿Volvería a Pdvsa? –Claro que sí, pero no creo que me llamen.



–¿Qué opina de la gestión del general Guaicaipuro Lameda? ¿No cumplió la asignación que le dio el presidente Chávez?



–No la cumplió. A Lameda lo domesticó el aparato de Pdvsa. Entró a la corporación sin saber nada de petróleo y salió sin saber nada de petróleo. Él lo único que sabe es decir que sí. Yo participé en la comisión presidencial que redactó la Ley Orgánica de Hidrocarburos y las intervenciones de Lameda eran bastante limitadas y sin ninguna fundamentación, hasta que un día se llevó al consultor jurídico (Oscar Murillo) para que defendiera la apertura.



–Pero, en una carta, él presentó una serie de observaciones.



–Pero él no las hizo en la comisión, las hizo Murillo.



–¿El Gobierno fue derrotado en Pdvsa?



–Sí. El golpe fue en parte petrolero. Buscaba liquidar la posibilidad de que se produjera una revisión exhaustiva de Pdvsa. Y a pesar de que se mantiene la junta directiva en manos de una persona con una gran capacidad, hubo un retroceso completo en toda la línea cuando se retiró a la junta directiva anterior. Ahí no hubo mediatintas. Si en alguna parte hubo una rectificación total, fue en Pdvsa.


Judo e historia



Carlos Mendoza Potellá recuerda que en 1973 se llevó a cabo el III Congreso Venezolano del Petróleo en las instalaciones del Círculo Militar. Dice que ahí comenzaron las primeras discusiones sobre cómo iba a ser la industria petrolera venezolana estatizada. Señala que esa discusión se dio en términos tales, que los shellman y los exxonman se alborotaron ante las perspectivas de una nacionalización y ocurrieron casos como el siguiente: "En medio de uno de los recesos, cuando estábamos afuera tomando café, escuchamos una conversación que ocurría en el salón porque el micrófono estaba conectado y quienes hablaban no se habían dado cuenta.



Gustavo Coronel le comentaba a otro petrolero que ante la inminencia de la nacionalización había que organizar un golpe de Estado, porque no era posible permitir que eso llegara a suceder". Revela que muy poco tiempo después de eso, directivos de la Shell, la compañía para la cual trabajaba Coronel, y de la Creole Petroleum, comenzaron a proponer la nacionalización petrolera venezolana, cuando se pensaba que eso iba a suceder en 1983, con la reversión. "Desde antes de esa época nosotros hemos sido críticos de la política petrolera venezolana, incluida la nacionalización, que fue una trampajaula en la que nos metieron las transnacionales para barajar el juego y seguir manteniendo su control sobre nuestro petróleo. Por eso tomaron la decisión del judoka: ustedes quieren nacionalización, ahí les va y se las proponemos de una vez", contó.

Entrevista en Tal Cual 2002


 
TAL CUAL LUNES 16 DE DICIEMBRE DE 2002

ECONOMIA

"Quieren acabar con el nacionalismo petrolero"

Para Carlos Mendoza Potellá, el poder petrolero, un concubinato "mal habido" entre el capital petrolero internacional y sectores nacionales, busca poner a Pdvsa a las órdenes de sus propios intereses

Ilich Otero/TalCual
A juicio del experto petrolero, no puede ser que Pdvsa se convierta en un coto cerrado, donde quienes la administran y reciben privilegios exorbitantes, se apropien de la empresa para hacer los negocios que más convienen a sus intereses y a las compañías a los cuales ellos están asociados


Sus ideas sobre el manejo del negocio petrolero venezolano se han mantenido por más de tres décadas y han sido compartidas por Francisco Mieres y Gastón Parra Luzardo. En este sentido, ha acusado la nacionalización, a su juicio "chucuta", la internacionalización, la apertura, entre otros temas, como negocios que poco favorecen al Estado venezolano.

Fue co-fundador del postgrado de Hidrocarburos de la UCV y aprendiz de Juan Pablo Pérez Alfonzo -fundador de la OPEP. Este año, varios han sido los cargos: ex embajador de Venezuela en Arabia Saudita, ex director de la Junta Directiva de Pdvsa, recientemente designado embajador en Rusia, y muy nombrado últimamente a propósito de una supuesta junta paralela en el holding estatal.

Carlos Mendoza Potellá considera que "ese es un mecanismo chantajista, para colocarlo a uno en condiciones de minusvalía, para que no tenga derecho a decir nada, porque uno es un talibán, porque cuando uno habla incendia. Eso es lo que ellos andan buscando, y va más allá del golpe, lo que andan buscando es anular al sector nacionalista de la opinión petrolera".

-Cuándo usted dice "ellos" ¿a quiénes se refiere?

-Al poder petrolero. A Alberto Quirós Corradi, a José Toro Hardy, a Luis Giusti, a (Humberto) Calderón Berti, a (Andrés) Sosa Pietri, al poder petrolero.

-¿Qué es el poder petrolero?

-Un concubinato entre el capital petrolero internacional y sectores nacionales que viven de aprovechar privadamente el negocio petrolero de todos los venezolanos.

-Hubo un conflicto en abril; a finales de noviembre hubo otros intentos. Estamos frente a otro conflicto. ¿Usted cree que todo esto está armado por el poder petrolero?

-El poder petrolero está en la base de todas estas planificaciones. El Departamento de Estado, el embajador, el propio presidente de los Estados Unidos (George W. Bush), están tratando de evitar que el conflicto se extienda; pero ellos, no. Quieren que el conflicto se extienda para terminar de matar por la cabeza la culebra del nacionalismo petrolero.

Nunca se fueron

Mendoza Potellá, libro en mano, prefiere no contar la historia que ya está escrita sobre la industria petrolera venezolana, y trata de darle respuesta a algunas interrogantes. "¿Por qué nos llaman la junta petrolera maldita? ¿Por qué se desata un golpe de Estado para sacarnos de la junta directiva? Por nuestro historial de denuncias, por tratar de decir lo que está oculto en Pdvsa. Yo no soy enemigo de la industria, sino de los negocios antinacionales en el seno de la industria".

-Ciertamente la industria petrolera privada ha entrado en Venezuela...

-No ha entrado, nunca ha salido...

-Pero Pdvsa sigue controlada por el Estado...

-El control del Estado jamás ha estado, antes sí tenía control el Estado... Mira las ganancias de los ingresos por la internacionalización en 2001: 26 mil 927 millones de dólares en ingresos; y mira lo que supuestamente son las ganancias: 638 millones de dólares. Esas ganancias no son ciertas, están financiadas con el descuento que se le da sobre las ventas directas a la internacionalización. Esto es el corazón de lo que yo iba hacer en Pdvsa, ponerle la mano a Citgo, decir: ¡Citgo, señores, qué es esto!

-Eso no tiene que ver con la imposibilidad que tenía la empresa para repatriar dividendos, a falta de un acuerdo para evitar la doble tributación.

-Pero es que no había posibilidad de repatriar dividendos, porque esas refinerías fueron compradas en condiciones de deterioro espantoso. Ahí no hubo beneficios porque había que repotenciar las plantas. Pero resulta que en EEUU hay una Security Exachange Comision (Comisión Nacional de Valores), que vigila que las compañías sean rentables; si no las obligan a declararse en bancarrota. Para que eso no ocurriera con Citgo, se le daban descuentos de 3 y 4 dólares. Yo no tengo problemas de orden político, ni de implantar el comunismo dentro de la industria. Mira lo que ha pasado de 1976 para acá. Esta es la causa del golpe de abril, y es la causa del golpe que están montando ahora. ¿Qué han hecho ellos? Han aumentado la producción petrolera, y más que proporcionalmente los costos, y disminuido la participación fiscal. En 1976, teníamos 76,2% de participación fiscal y 17,5% de costos; y en 1999, tuvimos unos costos que representaron 84,3% del ingreso bruto, y 22,2% la participación fiscal.

Una nómina privilegiada

Para Mendoza Potellá el mérito de la meritocracia es la siembra del petróleo en el petróleo, porque los beneficios que obtuvo la empresa se han ido en costos. "Qué son los costos: pagos de regalías tecnológicas a terceros, pagos de asistencia, pero también son contratos, sueldos y salarios, en una corporación que tiene 40 mil empleados, de los cuales 17 mil son de la nómina mayor, y mil y tantos de la nómina ejecutiva".

-Pero el mayor peso de la nómina de Pdvsa se la lleva la nómina contractual...

-Eso no es cierto. El mayor peso lo tienen la nómina mayor y ejecutiva. Cómo es posible que esa empresa tenga 4 mil gerentes en Caracas. Tu sacas 3 mil gerentes y no pasa nada.

-¿Eso era lo que querían hacer en la junta directiva?

-No es que queríamos organizar una degollina. Pero sí era necesario sincerar la estructura de costos de la empresa.

-¿Se llegó a pedir una auditoría?

-No llegamos a hacer nada. Desde el segundo día, estábamos enfrentados a 37 meritócratas que estaban pidiendo nuestras cabezas.

-¿Usted cree que se creó un golpe de estado para sacarlos a ustedes de la junta directiva de Pdvsa?

-No fue sólo para eso, pero se planificó un golpe de estado con la excusa de sacarnos de la junta directiva.

-¿Cuál cree que pudiera ser la solución, no sólo del conflicto de la industria, sino del país?

-Creo que tenemos que buscar la manera de dialogar. Creo que tenemos que buscar soluciones políticas, a una crisis que es política. Pero eso sí: aquí no se puede anular una opinión.

-¿Después que usted salió de Pdvsa ha tenido contacto con el presidente de la república?

-No. Nunca.

El germen político

-¿Cree que los malos negocios para la nación, son la causa de que los venezolanos no puedan recibir la renta petrolera?

-No. Esa no es toda la causa, es parte de la causa. Hay una élite aprovechadora, y hay una élite corrupta. AD y Copei tienen que ver con eso. Lo peor del caso es que los meritócratas utilizaron la corrupetela de AD y Copei para contrarrestar que el Estado entrara en Pdvsa. Ahora dejaron de ser apolíticos. ¿Cómo es eso de un sindicato de gerentes petroleros? Esos gerentes están ahora en contra de nosotros, y nos llaman la junta directiva maldita, pero eso va a crear el germen de una conciencia política en el seno de Pdvsa.

-¿Usted está de acuerdo con la creación de ese sindicato?

-No estoy de acuerdo, porque se hizo con toda la mala intención. Simplemente, lo que digo es que la consecuencia de eso es que va a meter el germen de la política-política en Pdvsa. Van a tener que discutir por qué se hace una cosa que es negativa para el país.

Si ellos siguen siendo consecuentes con ese discurso de que están defendiendo la Pdvsa que es de todos los venezolanos, van a tener que enfrentarse a los aprovechadores del negocio petrolero.

 
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Carlos Mendoza Pottellá

domingo, 19 de septiembre de 2010

Entrevistas - Ningún gobierno puede aceptar una guardia pretoriana en Pdvsa

Entrevistas - Ningún gobierno puede aceptar una guardia pretoriana en Pdvsa

Declaraciones en TAL CUAL Noviembre 2002: Antecedentes del paro petrolero

TAL CUAL VIERNES 29 DE NOVIEMBRE DE 2002

TAL CUAL - POLÍTICA

Mendoza Pottellá niega que haya junta paralela en Pdvsa

El ex directivo, hablando en su nombre y en el de Gastón Parra, dijo que el documento aparecido hoy en la prensa es una "olla podrida" para estimular el paro


TalCual
Mendoza Pottellá: "nunca me he reunido con esa gente junta"



Carlos Mendoza Pottellá, una de las personas nombradas en el documento que hoy reseña El Nacional, según el cual existe una junta directiva paralela de Pdvsa, dijo esta mañana a TalCual que todo es una gran mentira. "No soy miembro de una junta paralela, no me reuní el 27 de octubre con esas personas, ni Gastón Parra o mi persona hemos pedido la remoción de Alí Rodríguez", afirmó categórico y sorprendido, al tiempo que leía la reseña periodística.

Mendoza Pottellá, quien fue directivo de Pdvsa, embajador en Arabia Saudita y profesor jubilado de la UCV, afirma que la información es un compendio de medias verdades con mentiras, que tiene por fin dar motivos o argumentos para la participación de los trabajadores petroleros en el paro del lunes.


"Algunos de los argumentos que esgrime el supuesto documento, son críticas que venimos realizado desde hace treinta años" afirmó, tras comentar que temprano en la mañana se comunicó con Gastón Parra, quien lo autorizó a desmentir en su nombre cualquier vinculación con la firma de ese documento.

Mendoza Pottellá calificó a la información de "olla podrida", y aseguró que todo es parte de la campaña que tienen algunos ejecutivos petroleros contra directivos de la empresa. "Jamás me he reunido con toda esta gente junta, aunque lo he hecho por separado", aseguró, tras comentar que la existencia del documento es real, pero que ni él, ni Gastón Parra, tienen nada que ver con el mismo.



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Carlos Mendoza Pottellá

viernes, 6 de agosto de 2010

DOCUMENTOS DEL BLOG - ENTREVISTA EN PANORAMA 18/2/2008

EXPERTO CARLOS MENDOZA POTELLÁ,
 EX DIRECTIVO DE PDVSA


“Giusti, Calderon Berti y Quirós Corradi desmontaron todo el sistema tributario petrolero”


Texto: Wilmer Ferrer





“La última decisión de la antigua Corte Suprema fue declarar improcedente un recurso contra estos contratos lesivos al país”. “Con ponencia de Cecilia Sosa Gómez en combinación con Román Duque Corredor que era defensor de Pdvsa decidió el tribunal”. “Allí Pdvsa se hizo parte contraria al juicio”.


Caracas


Para el asesor del Banco Central de Venezuela, y ex integrante de la junta directiva de Pdvsa, Carlos Mendoza Potellá, hablar de la Exxon es referirse a: “Una compañía con 100 años de experiencia tumbando gobiernos, asesinando presidentes, sobornando diputados, ministros, coroneles y generales en todo el mundo, saboteando la nacionalización mexicana en 1938, asesinando a Enrico Mattei, un empresario italiano que quería llegar a negocios cónsonos con Libia, derrocando a Mohammed Mossadegh, en Irán; y a Rómulo Gallegos, en Venezuela, ésa es la compañía con la que nos estamos enfrentando ahorita”.


Mendoza Potellá opina que Venezuela tiene que llevar de nuevo a la Exxon Mobil a la situación de arbitraje porque si Pdvsa fue amenazada tiene que responder, será en ese momento cuando se verá “quien pierde más”.


Igualmente, consideró que al haber llegado a instancias internacionales judiciales “nos está ocasionando daños, como ocurrió con los bonos (que bajaron) aunque ya se recuperaron”.


No obstante, en opinión de Mendoza Potellá, la situación ha favorecido “la posición firme de Venezuela y ha determinado el aumento de los precios del petróleo”.


—¿Ve usted una solución en el corto plazo de la diferencia entre Exxon Mobil y Pdvsa?


No. Se trata de un caso que puede durar cuatro años o mas, y depende de la voluntad de las partes. Exxon tiene una mayor tradición de imponer su voluntad y cuesta más negociar con ella; dependiendo de eso se podrá llegar a un arreglo.


—¿Cómo interpreta la reacción de la Exxon Mobil?


Muy normal y típica de sus conductas. Se trata de un diferendo que suele suceder entre Estados y corporaciones, sobre todo por las ambiciones extremas de las corporaciones en cuanto a obtener el máximo beneficio. Eso es ley de toda corporación capitalista y no es ilegal, pero los Estados también se defienden cuando ese máximo beneficio ataca su soberanía. Estas cosas no son nuevas, y tienen mucho que ver con la apertura petrolera de Luis Giusti, Alberto Quirós Corradi y Humberto Calderón Berti.


—¿Por qué los menciona?


Esta gente negoció en los años 90 con las corporaciones petroleras y montaron todo un aparataje legal para desmontar nuestro sistema tributario, llevaron la regalía al 1% y el impuesto sobre la renta lo llevaron de 67% a 34%.


—Cuando se aprobó la apertura ustedes introdujeron por ante la Corte Suprema de Justicia una demanda de nulidad. ¿Qué pasó con eso?


Ésa fue la última decisión de la CSJ antes de dejar de ser y convertirse en Tribunal Supremo de Justicia, declarando improcedencia de la demanda por parte de la doctora Cecilia Sosa en combinación con Román Duque Corredor que era defensor de Pdvsa. Al día siguiente desaparecieron.


Ése era un juicio de interés público que no podía tener contraparte y era para proteger a la nación de unos convenios que nosotros considerábamos lesivos. Allí la vieja Pdvsa se hizo parte contraria al juicio.


—¿Qué pasó entonces?


Llegó un momento en que este Gobierno decidió que eso no podía seguir. La excusa en aquellos tiempos era que se trabajarían campos marginales o que los crudos de la faja eran extrapesados y, por tanto, no eran rentables, por lo que había que estimular a las transnacionales, pero, con el petróleo a 100 dólares eso no tiene ninguna justificación.


Por lo tanto, soberanamente decidimos llevar eso a otros niveles e, incluso, con una figura complaciente para ellos: a 23 asociaciones estratégicas y convenios operativos se les ordenó convertirse en empresas mixtas asociadas con el Gobierno aceptando 30% de regalía, 50% de Islr y rescatando nuestra soberanía impositiva.


De esas asociaciones, 21 aceptaron, pero Conoco Phillips y Exxon Mobil, que se sienten más fuertecitas y con más capacidad para negociar y para aplastar, no lo aceptaron.


Sin embargo, Conoco plantea el diferendo y se va a un arbitraje en el que mantienen una posición distinta.


Exxon es una compañía con 100 años de experiencia tumbando gobiernos, asesinando presidentes, sobornando diputados, ministros, coroneles y generales en todo el mundo, saboteando la nacionalización mexicana en 1938, asesinando a Enrico Mattei, presidente de una empresa italiana porque quería llegar a negocios cónsonos con Libia, derrocando a Mohammed Mossadegh, en Irán; y a Rómulo Gallegos, en Venezuela, ésa es la compañía con la que nos estamos enfrentando ahorita.


—¿Fue manipulado el Congreso de entonces cuando se otorgaron los convenios?


Fue manipulado y se le ocultaron cosas. Cuando se compraron activos a la Veba Oel, Humberto Calderón Berti escondió todo al Congreso. Formó un tribunal particular para modificar las leyes y no someter esa compra al Parlamento que, por Constitución, tenía que aprobarlo.


Con los abogados de las compañías, la Consultoría Jurídica de Pdvsa y el procurador de la época (en el gobierno de Luis Herrera) formaron un tribunal complaciente y modificaron las cosas.

lunes, 19 de julio de 2010

¿Economía y Política Petrolera en la Escuela de Economía de la UCV? ¿Para qué?

¿Para qué servirá la Economía Petrolera?

Una vieja historia inoficiosa
Carlos Mendoza Pottellá

Desde 1989 fue eliminada la materia Economía y Política Petrolera en el pensum de la Escuela de Economía de la UCV. 

Dada mi condición de profesor que había concursado para impartir esa materia, solo me quedó, durante 11 años y hasta mi jubilación en el 2000, el recurso de convertirme en docente forajido, dictando ilegalmente esa materia durante 22 semestres, en vez de la materia pasticho que me fué asignada desde entonces, en la cual debía combinar reflexiones someras sobre las políticas económicas agrícola, industrial y petrolera. 

En todos estos 21 años he estado denunciando y combatiendo semejante barbaridad, impuesta por los heraldos de la globalización y el neoliberalismo, a cuya instauración contribuyeron muchos ultraradicales de entonces y de ahora, hipnotizados por la luz cegadora de la modernidad.

En esta ocasión recobro del archivo de los viejos papeles cuatro materiales que registran uno de los episodios de esa lucha, los cuales datan de mayo y junio de 1996.

En mi opinión, se trata de un episodio paradigmático, porque allí salta la liebre, y se presentan nítidamente las razones que justificaban la promoción de la ignoracia sobre estos temas en nuestra Escuela de Economía: pavimentar el camino hacia la privatización de Petróleos de Venezuela.





 
 
 
  




















































martes, 13 de julio de 2010

1983: Propuestas al vacío... todavía vigentes

En la búsqueda de viejos materiales para alimentar este blog encuentro textos llenos de propuestas animadas por ilusiones, tales que algunos podrían considerar que son de esas con las cuales está empedrado el camino del infierno. Es el caso de este texto donde vaticinábamos el cercano fin del parasitismo de la renta petrolera.  Casi dos décadas después, contrastadas con la historia y la realidad circundante, esas metas lucen todavía muy lejanas,  tanto que se podría parafrasear a Andrés Eloy Blanco en su "Renuncia": son ficciones que a veces dan a lo inaccesible una proximidad de lejanía. Con todo, perseveramos en el camino prefigurado entonces, tal como se puede constatar en todas las entradas de "Petróleo Venezolano" .
C.M.P. Julio 2010 


Revista "Punto Socialista" N° 4, Caracas, Agosto 1983


lunes, 12 de julio de 2010

Venezuela en la OPEP: 50 años de polémica

25 Y 50: DOS ANIVERSARIOS
Y VARIOS ESCRITOS SOBRE LA OPEP



Registro una vez más los argumentos esgrimidos en las dos ocasiones mencionadas: al cumplirse 25 y 50 años de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.


Los argumentos no han cambiado, y nunca sobran, porque siempre aparecen, como fantasmas impenitentes, los analistas que "demuestran" lo inconveniente que ha sido para Venezuela la pertenencia a esa organización.


El próximo mes de septiembre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo cumple 50 años. En Venezuela, y durante toda su existencia, esa organización ha sido combatida acerbamente por los sectores privilegiados que históricamente han propiciado las relaciones de dependencia establecidas desde principios del Siglo XX entre las grandes corporaciones petroleras internacionales (hoy transnacionales) y el Estado venezolano para la explotación de nuestro principal patrimonio público. Desde su propia fundación, Juan Pablo Pérez Alfonzo hubo de enfrentar esos sectores, encabezados en su oportunidad por Arturo Uslar Pietri. Muchos venezolanos conscientes del interés nacional demostraron la conveniencia de la participación venezolana en una organización diseñada para defender los precios del petróleo frente a las pretensiones transnacionales de despachar a los dueños de los yacimientos con las migajas del mayor negocio del mundo.

Con esta ocasión quiero incluir  materiales fascimilares que reseñan dos momentos de esa polémica, el primero de ellos, de mi autoría, data de 1985, cuando se cumplirían 25 años de la constitución de la OPEP y el segundo, un comunicado de FUNDAPATRIA en cuya redacción participé, de agosto de 1998. 

CMP  12/07/2010


Revista "Punto Socialista N° 19", Caracas, Enero de 1985

VENEZUELA EN LA OPEP



Veinticinco años de un debate
Carlos Mendoza Pottellá

En abril de 1959 se inician las consultas entre árabes y venezolanos Que concluirían en septiembre del siguiente año con la constitución de la OPEP. Desde entonces se plantea en nuestro país la discusión en torno ala conveniencia de la Insólita asociación de una democracia americana, de sólida vocación occidental y cristiana con un grupo de países de las antípodas culturales e históricas.



El signo de esa disputa lo va a marcar la Cámara de la Industria del Petróleo, que agrupaba entonces a las concesionarias extranjeras, al iniciar una campaña de descrédito contra el Ministro Pérez Alfonzo. Esa decisión provocó fa renuncia a la Sub-Gerencia del Departamento de Relaciones Públicas de la Creole Petroleum Corporation del Dr. Francisco Alvarez Chacín, quien deja fe de ésta y otras oscuras incidencias en su libro "Secretos Petroleros Contra Venezuela". Pero nada impidió el inicio de esa campaña, en la que se apeló a todos los instrumentos, desde la difusión de consejas en torno a las excentricidades orientalistas del "Monje loco" de los Chorros, hasta la proliferación de sesudos estudios económicos que demostraban la inconveniencia para Venezuela de una asociación con sus "competidores" asiáticos.


Argumentos que tocaban las más escondidas fibras del alma de vendedores a todo trance de los principales beneficios criollos del negocio petrolero fueron esparcidos a todos los vientos y pasaron sublimemente a formar parte de ese saber elemental que se da en llamar como “sentido común". En particular, en los sectores agrupados en FEDECAMARAS, la OPEP quedó por siempre asociada a un cierto tufillo sulfuroso originado en su condición de asociación de pobretones.

Sólo el prestigio, la firmeza, terquedad y habilidad de Pérez Alfonzo pudieron vencer una tal campaña. Sin embargo, siempre quedó en el subconsciente nacional, desde la extrema izquierda hasta la derecha, la duda acerca de las bondades de una tal asociación. La derecha, FEDECAMARÁS y su entorno, no ha dejado nunca, en estos veinticinco años, de combatir a la OPEP y de proponer como alternativa el acercamiento a "nuestros" tradicionales clientes sobre la base de una garantía de suministros crecientes y precios "razonables" a cambio de una cierta "preferencia". En los sectores que generalmente catalogamos de izquierda, con honrosas excepciones, las dudas sólo llegaron a disiparse después de 1973, pero renacen en estos dos últimos años.

La reversión de la tendencia que en menos de diez años multiplicó por quince el precio del petróleo ha puesto en dificultades a la OPEP y a sus miembros. En Venezuela se vuelven a alzar las mismas voces críticas de antes, las de aquellos que tienen Intereses definidos en una expansión de la asociación con el capital petrolero internacional, mientras que la duda se esparce entre quienes no saben en qué palo ahorcarse.

Los primeros, acostumbrados al ejercicio del poder y la hegemonía que les ha permitido identificar sus particulares intereses como los de toda la nación, han definido rápidamente su posición: hay que acabar, de una vez por todas, con esa asociación de perdedores y profundizar la estrategia de internacionalización de la industria petrolera iniciada con el convenio PDVSA-Veba Oel y que hubiera continuado, de no mediar la intromisión parlamentaria, con el PDVSA-Unión Carbide. En ese escenario se multiplicarían las oportunidades para los negocios privados.

Los segundos, es decir, los representantes de sectores sociales marginados del poder y sus instrumentos, discuten sobre qué es lo más conveniente para el Interés nacional sin antes definir el contenido de esa problemática síntesis y son por elIo fácil presa de la decidida campaña anti-OPEP de los primeros.

No vamos a hacer aquí la exégesis de la OPEP como garante de una justa remuneración del agotamiento de la riqueza petrolera nacional, ni vamos a pretender tener la justa medida del interés nacional, pero si queremos señalar que en casi ningún caso ese interés, el de las grandes mayorías del país, el del conjunto de asalariados de la ciudad y del campo, de los profesionales, técnicos, pequeños y medianos empresarios, coinciden con el de los sectores agrupados en FEDECAMARAS.

No se trata de defender a la OPEP a partir de una percepción religiosa de la misma, por el hecho de ser el fruto de la visión de Juan Pablo Pérez Alfonzo. En esta asociación, como en todo aquello donde estén en juego variables económicas estratégicas, el elemento determinante no es, la amistad ni la fraternidad. Por el contrario, debemos evaluar a la OPEP en su capacidad para defender los precios del petróleo.

En esa perspectiva, cuando la OPEP no cumpla los objetivos para la cual fue creada, será procedente su disolución. Mientras tanto, Venezuela debe permanecer en ella reforzando el cumplimiento de esos objetivos. A esa permanencia en la OPEP podríamos aplicarle el pragmatismo de Disraeli cuando sostenía que el Imperio Británico no tenía ni amigos ni enemigos permanentes sino intereses permanentes. Pero, por lo pronto, nada indica que una alianza con los consumidores, asumiendo el papel de esquirol en la OPEP, garantice a Venezuela una mejor valorización de su petróleo. En particular, porque no está en capacidad de resultar ganadora de una guerra de precios desatada.

CMP/14/01/85




jueves, 20 de mayo de 2010

PORTADA E INTRODUCCIÓN DE "NACIONALISMO PETROLERO..."


PUBLICACIÓN DE LA CÁTEDRA PETROLERA
DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA
ABRIL 2010




INTRODUCCIÓN




La Cátedra Libre Petrolera “Dr. Gumersindo Torres” de la Universidad del Zulia, que dirige el Profesor Rolín Iguarán Valdeblánquez, me invitó a realizar una selección de mis trabajos en materia de economía y política petrolera a los fines de su publicación dentro de la Colección Sendero de Luz, que patrocina esa Cátedra.


Los textos escogidos constituyen una muestra representativa de las posiciones sostenidas por mí en las últimas cuatro décadas. Al verlos en retrospectiva, puedo decir que todavía hoy, salvo correcciones de estilo y énfasis, suscribo el sentido general del diagnóstico y de las propuestas de política que quedaron registradas en esos trabajos.


Para establecer el contexto en el cual se produjeron estos materiales debo hacer algunas referencias personales que explican la mención de las cuatro décadas y una exposición sucinta de la génesis de las ideas y motivaciones que me inspiraron entonces y lo siguen haciendo ahora:


A principios de 1971 recibí la invitación del Profesor Francisco Mieres para integrarme como asistente (secretario – relator – aprendiz) a un equipo de análisis e investigación sobre el tema petrolero liderado por el Dr. Juan Pablo Pérez Alfonzo y conformado por veteranos políticos y docentes universitarios, entre los cuales debo mencionar a los profesores Alvaro Silva Calderón y Mazhar Al Shereidah.


Desde entonces y hasta su muerte en 1979, estuve estrechamente vinculado al Dr. Juan Pablo Pérez Alfonzo, como asistente y productor de sus ruedas de prensa, editor del libro “Hundiéndonos en el Excremento del Diablo” y redactor del quincenario “Prensa Petrolera”, que difundía sus ideas sobre la materia.


Simultáneamente, en 1972 ingresé al equipo de investigación dirigido por el Dr. Francisco Mieres en la Dirección de Postgrado de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, equipo a partir del cual se fundó, en 1974, el Postgrado en Economía y Administración de los Hidrocarburos de esa Universidad.


Desde entonces, y por esas honrosas vinculaciones, quedé automáticamente ubicado en un sector bastante conflictivo, el cual era, según la matriz de opinión promovida e impuesta entonces por el poder petrolero venezolano, el de los “enemigos de la industria”.


En efecto, comencé a aprender, con el ácido estilo de Juan Pablo Pérez Alfonzo, con su discurso sin concesiones a las solidaridades grupales automáticas, los rudimentos del análisis de la política petrolera venezolana desde posiciones nacionalistas. Fui un privilegiado testigo de su mano firme al hundir el estilete en las más profundas llagas del negocio petrolero.


A mucha honra, desde esa fecha he participado, bajo el magisterio y la guía del propio Dr. Pérez Alfonzo y de los profesores Francisco Mieres y Gastón Parra Luzardo, e interactuando también con otros destacados colegas, en la denuncia de cuanta trapacería pudimos detectar dentro de la maraña de velos corporativos con los cuales el poder petrolero venezolano cubría el aprovechamiento privado de la mayor riqueza colectiva del país.


Esas denuncias, casi siempre se hundían en la ciénaga de los vetos mediáticos y en la incredulidad de una opinión pública inmersa en “la verdad petrolera”. No en balde, en la contratapa de “El Poder Petrolero y la Economía Venezolana”, título del cual se presentan aquí dos capítulos, asumimos esa condición de predicadores en el desierto, cuando afirmamos: “En este libro se expone una concepción disidente y absolutamente minoritaria, una mirada indiscreta sobre el rey desnudo. Se trata de fundamentar el carácter antagónico con el interés nacional de muchos de los emprendimientos del poder petrolero.”


Algunas de esos emprendimientos se enumeraban, ya como historia, en el citado texto de 2002:


• La nacionalización “chucuta” y los ruinosos contratos de comercialización y asistencia técnica que le acompañaron y significaron, por ejemplo, “el mejor negocio de la Exxon en toda su historia” -según el decir de uno de sus ejecutivos internacionales - pues además del cuantioso y continuado botín de miles de millones de dólares recibidos como “indemnización”, pagos por barril producido y procesado, mas descuentos en los volúmenes comercializados, obtuvieron participación privilegiada en todos los negocios de la futura operadora nacionalizada que la sustituiría, Lagoven. Tal como harían las otras ex concesionarias, Shell, Mobil, Gulf, etc. con sus respectivas operadoras, Maraven, Llanoven, Meneven …






• El super sobrefacturado “cambio de patrón de refinación”, cuyos gigantescos costos tecnológicos todavía pagamos, con onerosas regalías, en una operación que drena hacia el exterior todo el “valor agregado” nacional y nos deja una refinación con permanentes saldos rojos en sus cuentas de resultados.






• Los “megaproyectos” de la Faja del Orinoco, epítome de la irresponsabilidad planificadora de los promotores de negocios privados a costa de PDVSA: una inversión que se programó a razón de 5.000 millones de dólares anuales entre 1980 y el año 2000, fundamentada en el supuesto de que el precio del crudo de 24 grados API alcanzaría los 50 dólares el barril en los años 90. Cuando la realidad les dio en las narices, la “Orimulsión” fue el escuálido ratón sin beneficios que parió esa montaña de recursos petroleros dilapidados.






• La Internacionalización, otra estafa continuada y asegurada por décadas, mediante la cual PDVSA transfiere beneficios al exterior, otorgando descuentos que han promediado más de tres dólares por barril desde 1989 hasta hoy (2002), con los cuales se financian unas supuestas –y con todo- pírricas ganancias e importa costos para minimizar su contribución fiscal.






• La apertura petrolera, con sus asociaciones estratégicas, convenios de asociación y tercerización, (outsorcing) como un programa más dentro de la vieja estrategia privatizadora de PDVSA y expropiadora del patrimonio colectivo de los venezolanos, y mediante la cual casi un tercio de la producción petrolera venezolana escapa al control estatal y se realiza en condiciones de costos que minimizan la participación nacional.






Todo lo anterior, inserto en el contexto de una estrategia formulada como anti “estatista”, pero en esencia antinacional, llevó a vaciar de capacidades técnicas y de atribuciones al Ministerio de Energía y Minas, colonizándolo y anulando sus potestades de control y fiscalización; a la eliminación del Valor Fiscal de Exportación (sobretasa que maximizaba el Impuesto sobre la Renta); a la reducción de la Regalía hasta menos de un 1% en las asociaciones estratégicas y, en general, a la aplicación de toda clase de argucias y consolidaciones contables para envilecer la participación fiscal petrolera. Añádase a esto las trampas a los compromisos adquiridos en el seno de la OPEP, con las cuales escupimos al cielo… y a los precios, y pare Ud. de contar.


Ese rumbo antinacional, descrito en los párrafos anteriores desde el punto de mira de 2002, comenzó a ser revertido a partir de entonces por una política petrolera que ha emprendido el rescate de la soberanía sobre esos recursos. Sin embargo, aún hoy, en 2010, el combate por mantener y profundizar esa voluntad política fincada en el interés nacional no ha concluido, porque el conjunto de afirmaciones impuestas como verdades por el poder petrolero desde 1976, se mantiene grabado en el inconsciente colectivo venezolano e impregna algunas de las propuestas, planes y proyectos que se debaten en el proceso de definición del mejor rumbo a seguir en este campo.


Por ello, considero como compromisos ineludibles mantener la vigilia, continuar desmontando los viejos mitos desarrollistas y promover una política petrolera auténticamente nacionalista, soberana en cuanto al establecimiento de vínculos financieros y tecnológicos multilaterales, y que consolide los lazos socio-culturales y económicos con nuestro entorno latinoamericano y caribeño, sobre una base de justicia, equidad y solidaridad. Todo ello, perseverando en el sueño ancestral de los venezolanos de incorporar los recursos petroleros al establecimiento de una economía diversificada, autónoma y autosustentable.


Tal es, en última instancia, el sentido de los textos más recientes que aquí se presentan y en los cuales se intenta prefigurar el papel de la industria petrolera venezolana en el contexto energético regional y global a mediano y largo plazo.


Carlos Mendoza Pottellá, marzo de 2010




martes, 13 de abril de 2010

DOS ARTICULOS EN “PUNTO SOCIALISTA" (1983 - 1984)



En esta entrada reproduzco dos de los artículos que escribí en la década de los 80 para la revista “Punto Socialista”, en los cuales exponía lo que en ese momento era sólo una propuesta argumental basada en una visión particular, absolutamente minoritaria y bastante minusválida frente a la “verdad petrolera” imperante entonces. Sin embargo, en las décadas siguientes, estas constataciones personales se convirtieron en evidencia descarnada: fueron los tiempos del auge y la caída de la “apertura petrolera”.
CMP, abril 2010

Cambio en las reglas del juego



Carlos Mendoza Pottellá
Septiembre 1983

Las líneas básicas del patrón legal y reglamento aplicable a la explotación de hidrocarburos en Venezuela quedaron definidos desde 1943 con el pacto laboriosamente trabajado entre el Gobierno de Isaías Medina Angarita y las compañías petroleras extranjeras. Ese pacto plasmó la correlación de fuerzas en el mundo petrolero del momento, pero ha marcado con su impronta los cuarenta años transcurridos desde entonces.


La Ley-Convenio de Medina, con ligeras modificaciones en el tiempo, rigió las relaciones contractuales entre el Estado venezolano y las compañías concesionarias de hidrocarburos hasta 1975, cuando concluye el régimen concesionario y la industria es reservada al Estado. Pero no concluyó allí la vigencia de la Ley del 43. Aunque derogada de hecho en sus propósitos fundamentales, el sistema de relaciones del Estado con sus; empresas operadoras de la industria mantiene los rasgos formales básicos establecidos por ella.


Es así, entonces, como el sector petrolero estatal viene a estar integrado por un conjunto de entes que adquieren la forma de compañías anónimas vinculadas con su único accionista a través de instrumentos legales y tributarios diseñados para el control de las antiguas concesionarias: El Estado percibe los beneficios que le corresponden por su monopolio accionario mediante el alambicado proceso de recabar como regalía o impuesto de explotación la sexta parte del valor de la producción bruta de sus empresas y como Impuesto sobre la Renta el 65% de los ingresos netos de las mismas, que se calculan a Valores de Exportación, magnitudes imputadas para fines impositivos en niveles superiores a los precios reales. Todo ello en lugar de proceder a una abierta asignación de los recursos producidos por la explotación petrolera de manera global y circunstanciada, determinando en cada caso, según los criterios de la planificación nacional vigente, cuánto se deja para el mantenimiento y desarrollo de la propia industria y cuánto se destina a los demás requerimientos del país.


Pero a nuestra manera de ver, el aspecto más grave de esta anómala situación se encuentra en el status especial que se asigna, en este nuevo sistema de relaciones, a las cúpulas dirigentes de esas empresas estatales, cuyos miembros, munidos de remuneraciones que han sido catalogadas conservadoramente como dispendiosas, disfrutan de una autonomía particular, para-estatal, que les ha permitido comprometer de manera significativa el patrimonio nacional en la más completa impunidad, protegidos por la barrera de subterfugios con los que impiden la “politización” de la industria, es decir, el control de sus actividades por parte de otros órganos del Estado.

Camino no traumático

Esta circunstancia es el resultado del denominado “camino no traumático” que se escogió para nacionalizar a la industria petrolera y que han mantenido los gobiernos de AD y Copei. De esta manera, teniendo como justificación la necesidad de mantener la “normalidad” durante la transición, se logró que las compañías extranjeras se avinieran pacíficamente a la nacionalización a cambio de un conjunto de concesiones que en la práctica significaron el mantenimiento esencial y perfeccionado de relaciones dependientes con el capital petrolero transnacional.


Tales concesiones se materializaron, por un lado, en el paquete de Contratos de Asistencia Técnica y Comercialización que conformaron la cara oculta del pacto nacionalizador, pero también y por otro lado, en el mantener en los puestos de comando de la industria a los hombres de confianza de las transnacionales, que se han constituido en garantes de la participación privilegiada de esas corporaciones en el negocio petrolero venezolano.


Todo esto es historia antigua, denuncia que ya es fatigante ritornello en el que venimos insistiendo frente a la sordera y la ceguera generalizada por la realpolitik, de los dirigentes de la hasta ayer Venezuela Saudita. Pero viene a cuento ahora, cuando se plantea la urgencia de actualizar y unificar la legislación petrolera venezolana y comienzan a debatirse proyectos de leyes en ese sentido; Porque de lo que se trata es de llamar la atención sobre las pretensiones de los directivos petroleros de profundizar la anómala y peligrosa situación, descrita. Con ese designio han montado una algarabía chantajista en torno a los peligros que amenazan a la industria petrolera si su autonomía no es mantenida y extendida. Apoyados en el desconcierto creado por la emergencia a cielo abierto de la profunda crisis que ha corroído las entrañas de la postiza economía nacional, se han dedicado a pescar en río revuelto, ocultando de paso su cuota de responsabilidad en ese desenlace.

Nivel crítico

La motivación esencial de estas líneas está, justamente, en el gran éxito que han tenido estos directivos en su labor confusionista, quienes esgrimiendo el espantajo de un supuesto “nivel crítico del flujo de caja” y el inminente endeudamiento de la industria para poder cumplir con “’sus compromisos", han recibido una favorable acogida, no sólo en sus tradicionales voceros de los medios de comunicación, y en los partidos oficiales de gobierno y oposición, AD y Copei, sino también en sectores que tradicionalmente han mantenido una actitud vigilante y de lucha contra la desnacionalización creciente de nuestro petróleo.


Tal es el caso de quienes piensan que modificando la Ley del Banco Central de Venezuela limitan las apetencias despilfarradoras del gobierno copeyano y que es una muestra de seriedad y realismo político el garantizar a priori los dólares que los ejecutivos petroleros proclaman necesitar. A mi manera de ver las cosas, esa modificación, que se aprueba con olvido de la prometida contrapartida de hacer obligante la presentación previa, para su aprobación, del presupuesto de gastos de la industria, sólo contribuye a llevar más agua al molino de la soberanía supraestatal de los directivos de PDVSA y sus operadoras.


Por exigencias, de la honestidad debo concluir diciendo explícitamente que con lo anterior estoy manifestando mi profundo desacuerdo con la posición oficial asumida por el MAS, partido en el cual milito, en la consideración de este problema.



CMP Septiembre 1983


El destino del ingreso petrolero nacional:
ingreso fiscal vs. reinversión petrolera



Carlos Mendoza Pottellá
Junio 1984

La marcada tendencia a la caída de la capacidad de la industria petrolera para generar excedentes, producto del incremento constante de sus costos y la paralización de la dinámica expansiva de los precios que había caracterizado al mercado de ese producto hasta 1980 es causa, a su vez, de una intensificación de la lucha por su reparto. El primer escenario de esa lucha se encuentra en su propia fuente de generación: La industria petrolera, que contaba con ilimitados recursos para su expansión, para diseñar megaproyectos mil millonarios como los de la Faja del Orinoco, ve ahora menguada esa capacidad, “redimensionados” sus proyectos y, sobre todo, de capa caída el inmenso poder real que la administración sin control de cuantiosos recursos otorga.


Una ominosa señal en este sentido fue la centralización en el BCV de las divisas mantenidas por la industria en el exterior y que constituían una fuente de ingresos adicionales libres de presiones impositivas. Los problemas fiscales, que comenzaban a hacerse críticos, acabaron con la indiferencia del país frente a la “manga ancha” que disfrutaba la todavía para entonces “gallina de los huevos de oro”. Con la llegada de las vacas flacas comenzaron las objeciones a los “dispendiosos sueldos” prevalecientes en la misma y se renovaron olvidadas críticas sobre la falta de control del Congreso y del propio Ejecutivo sobre ese “Estado dentro del Estado” que constituyen PDVSA y sus operadoras.


En ese mismo orden de ideas, cobran renovada importancia los mecanismos que determinan el destino del Ingreso Petrolero Nacional frente a la disyuntiva de gastarlo o reinvertirlo. El problema es realmente delicado y no puede ser agotado en un artículo de revista. Comporta, por un lado, apreciaciones sobre la eficacia del gasto fiscal, sobre su necesidad social o su carácter despilfarrador de un patrimonio en proceso de extinción. Y por el otro lado, se hace indispensable una evaluación de la inversión petrolera, sobre los criterios que la orientan, los lapsos de recuperación y su rendimiento a largo plazo.


Ya no podrán repetirse los alucinados megaproyectos para invertir 100.000 millones de dólares en 20 años que voceaba Rodríguez Eraso ante los futuros clientes norteamericanos. La inmovilización y posible pérdida de decenas de miles de millones de bolívares ocasionados por esos delirios es un lujo que ya no puede darse el país.


Por todo eso, debemos comenzar a clarificar la forma y la esencia del reparto de los proventos del petróleo. Lo que sigue a continuación forma parte de un estudio realizado para la Comisión de Energía y Minas del Senado sobre la materia.


El complejo mecanismo de precios e impuestos mediante el cual se produce la distribución de los ingresos petroleros entre el fisco y la industria donde son generados, es el resultado del proceso de avenimiento y compromisos que supuso la política de “transición sin traumas” adoptada como definitoria de la nacionalización petrolera.


Uno de esos compromisos fue el de mantener el “status” de ingresos y prerrogativas conquistados por los obreros y empleados de la industria y, de manera determinante, los adquiridos por la alta gerencia que se mantendría al frente de las ahora operadoras nacionalizadas y de la nueva casa matriz. En virtud del mismo, y dados los límites de sueldos imperantes en la administración pública –donde su máximo nivel, el sueldo del Presidente de la República, apenas alcanzaba a ser la cuarta o quinta parte del promedio de los devengados en las cúpulas concesionarias se estableció una administración petrolera liberada de las limitaciones inherentes a las empresas del Estado, otorgándosele a las mencionadas operadoras y casa matriz el carácter de sociedades anónimas.


Simultáneamente y en consecuencia quedó establecido que las relaciones del Estado con sus empresas petroleras se regirían por las disposiciones de las leyes de Hidrocarburos, Impuesto Sobre la Renta y todas aquellas que se aplicaban a las concesionarias.


Así, en cuanto al destino de los ingresos petroleros, el esquema adoptado fue el siguiente:


1. Las producciones del petróleo y gas fiscalizadas pagarían un Impuesto de Explotación – Regalía – equivalente al 16 2/3 por ciento del volumen de las mismas, liquidado a un precio mutuamente convenido. Ese precio fue, para 1976, de 12,06 dólares por barril para el petróleo y de 18,56 para el gas natural. En 1982, esos precios fueron, 11,60 $/bl. para el petróleo y 14,84 para el gas. El estancamiento e incluso disminución de las regalías implica un sustancial sacrificio fiscal a favor de la industria petrolera, si tomamos en cuenta que el precio de realización promedio entre esos años pasó de 11,15 $/bl. a 27,47 $/bl.


2. Las operadoras cancelarían el Impuesto sobre la renta, neto, descontadas, además de los costos, regalías y aportes a PDVSA, a valores de exportación.


Los valores de exportación mecanismo fiscal para garantizar la participación estatal frente a las manipulaciones de los precios de realización por las transnacionales, tenían un nivel promedio de 27% por encima de dicha realización. Entre 1977 y 1979 el margen diferencial se redujo a niveles entre 11 y 14%. A partir de 1980 volvió a niveles entre 24 y 29%. En diciembre de 1981, con la reforma de la Ley de Impuestos Sobre la Renta, queda establecido que el mismo podría ser de hasta el 30% para 1982, no pudiendo exceder del 25% para los ejercicios de 1983, 84 y 85 y del 20% a partir de 1986 (Art. 169 Ley lSR).


La tasa del ISR aplicable a las actividades de hidrocarburos había llegado, en 1975 al 70,03%. En el transcurso del año 76, al comprobarse que las operadoras registrarían pérdidas contables si se mantenía ese nivel, la tasa se redujo a 65,13 por ciento. Desde 1981, esa tasa se mantiene en el 67,7%, con 2% de descuento por realización de nuevas inversiones, 65,7 efectiva (Art. 70 Ley ISR).


La combinación de valores de exportación y tasas es el principal mecanismo redistribuidor de los ingresos y por esa la discusión se centra en este aspecto. La modificación de la Ley de ISR que hemos señalado intenta establecer un patrón fijo en esas proporciones pautando una escala de modificaciones hasta 1986, año a partir del cual se supone que cesan dichos cambios.


3. Las operaciones quedan obligadas a vender al Banco Central de Venezuela los dólares obtenidos por sus ventas en el exterior a un tipo de cambio inferior al vigente para las operaciones normales, esto producía beneficios cambiarlos retenidos por el Banco. El tipo de cambio al cual habían vendido las concesionarias sus dólares en 1975 fue de 4,20 bolívares.


El 1° de Julio de 1976 se modificó ese tipo de cambio a 4,28, produciéndose allí una nueva fuente de sacrificio fiscal a favor de la industria, por las mismas razones que fueron reducidas las tasas del ISR y los valores de exportación.


A partir de septiembre de 1982 se reduce aún más la diferencia cambiaria, al ser colocado el tipo de cambio del dólar petrolero en 4,2925 bolívares.


La reciente disposición de colocar ese tipo en 6 bolívares por dólar arbitra nuevos fondos para la industria, aun cuando devaluados por la inflación generalizada.


4. Derechos de Importación. Casi totalmente exonerados en los primeros años, comienzan ser un rubro importante a partir de 1980 por la supresión de esas exoneraciones. Así, pasa de 33 millones de bolívares en 1976 a 1.316 millones en 1982.


5. Impuesto Superficial, pagado en Bolívares por hectárea de área asignada.


Su monto no es significativo para las magnitudes consideradas: 37 millones de bolívares en 1982.


6. Las operadoras pagan un conjunto de impuestos menores nacionales y municipales, cuyo monto de 77 millones de bolívares en 1982 duplica al de 1981 y años precedentes, pero tampoco es de consideración en el problema estudiado.


7. El fisco percibe además el impuesto sobre la renta pagado por las empresas que prestan Asistencia Técnica a las operadoras, cuyo monto fue de 2.435 millones en el lapso 76-79.


Este rubro pierde significación a partir de 1980 como resultado de la renegociación de tos contratos de asistencia técnica, que determinó la reducción de las tasas aplicables a esa actividad. El monto de lo percibido por ese concepto entre los artos 1980-82 fue de 342 millones de bolívares.


De todas maneras, este concepto no corresponde al reparto del ingreso por barril producido, sino que pecha las actividades de los entes extranjeros que prestan asistencia.


8. Las operaciones deben separar el 10% de sus ingresos netos como aporte de PDVSA. Ese aporte es deducible a los efectos del pago de Impuesto sobre la Renta por las operadoras. Dicho aporte forma parte, desde luego, de la participación de la industria petrolera en el reparto del ingreso y constituye el fondo de desarrollo y nuevas inversiones de la misma.


Podemos concluir señalando que, a nuestra manera de ver, la multiplicidad de vías por las cuales se produce el reparto del ingreso petrolero entre gasto social y reinversión petrolera ha impedido una clara definición al respecto.


De lo que se trata es de decidir cuál es el destino más conveniente, desde el punto de vista social y económico, a corto y a largo plazo, del ingreso petrolero.


Ello representa un problema de una entidad que sobrepasa al meramente administrativo y tiene que ver con el destino trascendente de la nación venezolana.


Mantener el alambicado mecanismo descrito es una manera de postergar esas definiciones, dejándolo todo al libre juego de los intereses internos e internacionales que se mueven en torno a nuestro petróleo. En ese “libre juego” nunca ha salido bien librado el interés nacional.


CMP Junio 1984

CMP – Abril 2010