martes, 15 de marzo de 2011

Memorias de la prédica en el desierto (IV)

En el espíritu general de este blog, de reiterar posiciones asumidas en décadas pasadas. En testimonio, también, de que no fueron escuchadas por sus destinatarios.
CMP 15 de marzo 2011


Nacionalización: parto de los montes.




Revista “Reflexiones”, Caracas 1977
Carlos Mendoza Pottellá


Enjuiciar la política petrolera oficial en estos tres años significa, en fin de cuentas, analizar los resultados del primer año de funcionamiento de la industria petrolera "en manos nacionales", porque esa nacionalización es presentada (y percibida por la mayoría:) como el mayor logro de la gestión que analizamos.






Las cifras oficiales que se pueden obtener, a pesar de la maraña de misterio y secreto con que se ha querido ocultar algunos aspectos de las actividades de la industria petrolera, tienden a mostrar que, a pesar del cambio de propietarios, en esa industria todo ha seguido funcionando como antes: los ingresos del país no han sufrido mermas considerables, se produjo, transportó, refinó y vendió el petróleo con toda normalidad. Casi se podría decir que "aquí no ha pasado nada". Pero la normalidad se extiende a otros aspectos, pues tampoco le pasó nada a las ex-concesionarias transnacionales, que siguieron percibiendo jugosos ingresos, con el agravante de que ahora esa percepción es sin contrapartida, sin comportar los riesgos de una inversión sino el simple compromiso de "portarse bien". Por esto y con toda razón, Martin K. King, Presidente de Exxon Services Co. declara:






"Yo creo que las dos partes están satisfechas. El gobierno ha logrado el control de la industria sin riesgo y nosotros hemos encontrado un atractivo ingreso por una tecnología que hubiéramos tenido que desarrollar de todas maneras. Esa es la dirección en que camina el mundo... Y es un negocio rentable".


Bussines Week, agosto 9, 1976,pag. 45



Es precisamente éste el elemento central de nuestra evaluación: los resultados reales, cualitativos de la nacionalización. Por ello, no podemos caer en una actitud fetichista ante las cifras presentadas y debemos hurgar entre ellas para descubrir su verdadera esencia. Veamos.


El volumen de la producción petrolera bajó respecto a la de 1975, y ello se asigna como efecto de la voluntad conservacionista del gobierno, pero la cifra total, 866 millones de barriles, es superior en 132 millones a la prevista inicialmente en el V Plan. A esto se le llama, en la jerga oficial, "conservacionismo con flexibilidad operativa". (En el año que transcurre, la excusa para el incremento, aún mayor, que ya se observa sobre las cifras previstas, ya está dada: el crudo invierno que azotó a los Estados Unidos y los compromisos con nuestros principales clientes).


El valor que se le fijó a nuestras exportaciones hubiera permitido, dado el volumen de las mismas, obtener un ingreso de 47.900 millones de bolívares. Sin embargo, lo realmente percibido fueron unos 37.300, lo que significa una pérdida de más de 10.600 millones de bolívares, unitariamente más dé tres dólares por barril Y está es una pérdida efectiva y a favor de las transnacionales, por cuanto estas corporaciones si aprovechan los valores nominales fijados para cargárselos al consumidor final. En esta brecha basan sus crecientes superbeneficios y encuentran la manera de ocultarlos. Pero esto demuestra, además, que eran ciertas las afirmaciones hechas por el estratega energético norteamericano, Frank Zarb, en el sentido de que Venezuela estaba conced¬iendo descuentos sobre los precios fijados por la OPEP. A pesar de los golpes de pecho y las reclamaciones por la “calumnia”, estas son las cifras:




Y así podríamos seguir: los pagos netos por tecnología alcanzaron, según las propias fuentes oficiales, a 750 millones de bolívares, lo cual representa un ingreso libre de polvo y paja de 22 centavos de dólar por barril exportado para las matrices de las antiguas concesionarias, a quienes se les puede aplicar exactamente el cuento del niño aquél de "tengo la chiva, tengo el chivito y siempre tengo mi real y medio": fueron jugosamente indemnizados por el traspaso de unos activos largamente depreciados y a través de los contratos de tecnología y comercialización se les garantiza el seguir percibiendo un ingreso fijo por cada barril que se produzca en Venezuela, además de que, como señalábamos antes, se le confiere descuentos en las ventas para que esquilmen al consumidor final con el “precio de la OPEP más sus moderados beneficios”.


Con todo esto, ¿cómo va a ser normal el desenvolvimiento de la industria? Con una nacionalización tan generosa con los nacionalizados ¿de dónde se espera entonces que vengan las supuestas maniobras desestabilizadoras? Queremos señalar precisamente este aspecto, porque en las apreciaciones de algunos pareciera que el gobierno venezolano hubiera ganado algún concurso de anti-imperialismo y que corre serios riesgos por su firme posición. Que ello no es claro lo confirma precisamente la actitud ante los acuerdos de la OPEP y en el seno mismo de la Organización: por un lado, como ya vimos, se acatan, pero no se cumplen, las resoluciones en cuanto a precios; y por el otro, la prensa reseña diariamente la posición intermedia conciliadora de Venezuela en el seno de la OPEP.


Pero no es sólo la complaciente actitud del gobierno venezolano lo que nos mueve a detectar zonas oscuras dentro de ese pacto que fue la nacionalización. Es además algo que se evidencia en la cita he¬cha anteriormente del Presidente de la Exxon Services y que han expresado claramente entre otros, James Akins, el Prof. Adelman, el Jeque Yamani y la Fundación Ford. Nacionalizaciones como estas son ne¬cesarias para la marcha sin tropiezos del negocio. Se liberan tensiones peligrosas a través de la satisfacción de los sentimientos nacionalistas con la transferencia de los títulos de propiedad sobre la industria. Además, con las generosas indemnizaciones se apartan de actividades cada vez más riesgosas y poco rentables, a corto plazo, recursos monetarios que pueden ser canalizados hacia el control de otras ramas industriales y especialmente las fuentes energéticas alternativas. Y… a pesar de todo eso, se puede mantener el control sobre la industria en cuestión a través de las ligazones tecnológicas y especialmente de los canales de comercialización Internacionales. En un informe sobre Proposiciones de Política Energética para EE UU la Fundación Ford señala que, además de liberar los precios petroleros del cerco de la reglamentación impositiva y permitir a las compañías un manejo más flexible en la comercialización, con las nacionalizaciones se tendrá la garantía que representarán en la nueva administración los equipos gerenciales formados en los métodos y sistemas de la compañía, lo cual supondrá la continuidad de esquemas de gestión adaptados al mantenimiento de las relaciones con la antigua casa matriz. .

Hay quienes tienden a pensar que algunas concesiones son, el precio político mínimo por lograr una ansiada conquista, sin provocar a los "desestabilizadores". Tal es la excusa que el propio Presidente diera en uno de sus discursos por la firma de los contratos de tecnología.

"Uno de los problemas más graves que tuvo Venezuela y que el país ignoró en su gravedad, fue que para el 29 de diciembre, en una presión para obligarnos a bajar los precios y destruir a la OPEP, Venezuela no tenía vendidos sino 900 mil barriles diarios de petróleo, lo que significaba no solamente una catástrofe para la economía venezolana, sino una destrucción de la industria petrolera porque hu¬biese habido que cerrar muchos pozos de petróleo pesado que son los más abundantes en nuestro país y cerrar un pozo de petróleo pesado es acabar con él, luego habría que hacer de nuevo las perforaciones. Y tuvimos el coraje de mantenernos hasta última hora dispuestos a cualquier riesgo, precisamente para que la Nacionalización no estuviera mediatizada, y usamos de todas las presiones y de todos los derechos soberanos del país para que esta situación cambiara, y fue dos días antes de que el petróleo entrara en nuestras manos, cuando pudimos suscribir los contratos que elevaron las ventas a una cantidad mínima de un millón quinientos mil barriles de petróleo. De manera, pues, que estos contratos se firmaron dentro de esta grave circunstancia. Sin embargo, no quisimos firmarlos por más de dos años"...

Además de una confesión paladina de que los contratos no son más que el pago de un seguro contra la desestabilización a los propios desestabilizadores, estas palabras presidenciales nos confirman el calificativo de "pactada" que se le da a la nacionalización y su desnaturalización innata; en esos contratos ultra secretos se hicieron concesiones que convirtieron a la nacionalización en un simple artificio legal sin mayores repercusiones en lo esencial: quién controla, quién se beneficia.

Una nacionalización no tan nacional

Por último, habría que hacer una consideración sobre el contexto socioeconómico en que se produce esta nacionalización. Ello nos lleva a recordar que los canales a través de los cuales se ha distribuido el Ingreso petrolero nacional en la etapa anterior siguen siendo los mismos, y ese sistema de distribución y redistribución es el que ha producido esta sociedad que padecemos, con toda su carga de injusticias, de explotación y marginamiento de las mayorías. Ni la industria petrolera, ni los resultados de su operación han pasado a ser patrimonio de la Nación, del colectivo de los venezolanos, sino que continúa operando como antes, sus beneficios serán para el usufructo privado de la oligarquía criolla, para hacer aún más profunda la brecha entre opulencia y miseria.

Mientras todos los analistas al servicio de Fedecámaras confirman que los negocios marchan viento en popa y que el capital privado vive uno de sus mejores momentos, las grandes mayorías, sin necesidad de analistas, ven mermar sus ingresos reales, disminuir su poder adquisitivo, por la avalancha de incrementos en los precios. Cada día se crea un nuevo "Incentivo' para los inversionistas", un nuevo desgravamen, un nuevo subsidio a la economía privada. Cada día aumentan los precios de los artículos de primera necesidad. Así de simple es todo: cada día el petróleo es más de quienes ya lo tienen todo.


CMP 1977




Memorias de la prédica en el desierto (III)

En el espíritu general de este blog, de reiterar posiciones asumidas en décadas pasadas. En testimonio, también, de que no fueron escuchadas por sus destinatarios.

CMP 15 de marzo 2011



PDVSA 82, un informe revelador


Revista Punto Socialista - 1983
Carlos Mendoza Pottellá


Petróleos de Venezuela ha desatado una ofensiva multilateral por el rescate de su perdida “autonomía financiera”, de la cual fue despojada, según su versión, con el convenio cambiario que centralizó en el Banco Central las tenencias de divisas en el país. Haciendo caso omiso al hecho de que las reservas en divisas que había logrado acumular provenían de medidas del ejecutivo que redujeron la participación fiscal y aumentaron la participación empresarial, tales como la modificación del tipo de cambio, disminución de las tasas del Impuesto sobre la Renta y de los valores de exportación, la gerencia petrolera pretende hacer ver al país que ella es la generadora de la riqueza nacional. Que los excedentes de PDVSA son el resultado de su eficacia, más que del nivel de los precios de realización. Se escudan para ello en el amplio margen del excedente petrolero que permite ocultar “deslices” multimillonarios.


La aparición del Informe Anual 1982 de Petróleos de Venezuela, en donde el reclamo de esa autonomía se hace por todas las vías, nos permite retomar el hilo de las reflexiones iniciadas en “La Otra cara de la Luna Petrolera” (Punto Socialista N° 1)


Hacíamos referencia allí a la voluntad de ocultamiento, al secreto que, cual hoja de parra paradisíaca, cubre las partes pudendas del negocio petrolero en Venezuela y a lo que comenzaba a filtrarse en torno a la evaluación del potencial y las reservas convencionales de hidrocarburos. Pues bien, con el “Informe 82” las cosas toman un nuevo sesgo: el recurso a la capacidad de olvido. Allí se reconoce paladinamente que:


…las estimaciones anteriores hacían presumir que el potencial de estos crudos –livianos, medianos, n.n.- irían declinando rápidamente, haciendo necesaria la incorporación urgente de los crudos pesados y extrapesados. Sin embargo, y gracias a los esfuerzos de estos años, podemos ver ahora que también los crudos livianos y medianos han aumentado su potencial en vez de reducirlos. (loc. Cit., pág. 6).


Ahora las reservas probadas alcanzan oficialmente el nivel de 24,5 mil millones de barriles, los cuales, a la tasa de producción actual durarían unos 36 años… hasta el año 2019. Si a ello agregamos las reservas remanentes que en este lapso pueden ser ubicadas y las resultantes del aumento de los porcentajes de recuperación por mejoras tecnológicas y aplicación de procesos secundarios, podremos calibrar la magnitud de la distorsión de la realidad que se quiso imponer para justificar el drenaje de recursos -4.637 millones reconocidos hasta ahora entre 1979 y 1982- hacia los desbocados megaproyectos de la Faja Petrolífera.


En un país donde los escándalos milmillonarios son el pan de cada día, la sanción, la rendición de cuentas sobre este nuevo fiasco de los supereficientes gerentes petroleros se quedará en veremos. Todo pasará, como un incidente más, inadvertido por una opinión pública insensibilizada por el debate generalizado.


Sin embargo, esta no es la más grave de las perlas con que PDVSA adorna su Informe 82. La supera, por ejemplo, la manipulación de los Estados Financieros para abultar las cifras de sus requerimientos de inversión que, por lo burdo, revelan que apenas están comenzando a aprender la técnica de transferencias ocultas en la que son expertos sus asesores tecnológicos. Veamos la historia


Con motivo de su interpelación por la Comisión de Energía y Minas del Senado, el Gral. Rafael Alfonzo Ravard expuso que la industria petrolera requería “entre 15 y 16 mil millones de bolívares anuales para mantener en nivel adecuado su capacidad de inversión” (El Nacional 18-5-83, pág. D-1). Según el General, a esa cifra se llega después de hacer recortes al presupuesto original de 19.000 millones… esta colosal cifra es el crecimiento natural de las inversiones, que en 1981 fueron de 13.521 millones y en 1982 alcanzaron a 17.036 millones (Informe 82, pág. 9). Analicemos pues una de las fuentes naturales de ese crecimiento.


La partida Existencia de Materiales y Equipos, del Activo Circulante, que para 1981 era de 5.442,8 millones de bolívares (Informe Anual 1981, PDVSA, Pág. 76) fue mermada en 3.621,5 millones, “reclasificada para fines comparativos” como Materiales y Equipos a ser capitalizados (Informe Anual 1982, PDVSA, pág. 76) Mediante esa reclasificación que para 1982 alcanza a 7.472 millones de bolívares, se infla en esos años el rubro propiedades, plantas y equipos neto, del Activo Fijo que se incrementa así, por este simple mecanismo, en más de 10.000 millones de bolívares.


En otras palabras, materiales y equipos en existencias, es decir, en depósito, mantenidos allí para su incorporación paulatina al proceso de inversión en el transcurso de los años, que constituyen un activo circulante acumulado durante varios ejercicios, se convierte, de golpe y porrazo, por una maniobra contable y sin salir de sus depósitos, incluso con efecto retroactivo hasta 1981, en activos fijos que abultan la inversión realizada en esos años.


La alharaca de Petróleos de Venezuela sobre su supuesta estrechez financiera, sobre el fantasma de un posible endeudamiento y pérdida de la capacidad de respuesta y la flexibilidad operativa se fundamentan en manipulaciones de este tenor.


Una visión corporativa (Informe 82, pág. 44) basada en una filosofía y objetivos particulares, que los conduce a sentirse un Estado dentro del Estado, con poder suficiente para eludir las disposiciones constitucionales, como en el caso de los Contratos de Asistencia Técnica, la Veba Oel y la Unión Carbide (Informe 82, pág. 8) es también la que determina esa búsqueda de autonomía financiera que no es más que la pretensión de eludir el control de los poderes públicos, de crear una soberanía especial, gerencial petrolera, cuya peligrosidad estriba en su estrecha y velada vinculación con el capital petrolero internacional.









En el espíritu general de este blog, de reiterar posiciones asumidas en décadas pasadas. En testimonio, también, de que no fueron escuchadas por sus destinatarios.
CMP 15 de marzo 2011