lunes, 29 de julio de 2019

SOBERANÍA, DELENDA EST


Soberanía, delenda est, 

(A la manera de Catón El Viejo)


Carlos Mendoza Pottellá
29 de julio de 2019

Venezuela se encuentra en una peligrosa encrucijada. Perogrullo.

Con una industria petrolera hundida en el foso a donde la han llevado, además de su madurez centenaria, la ignorancia auto inflingida [1], la arrogancia fundada en los sueños de “pajaritos preñados” inseminados desde los tiempos meritocráticos, la ineptitud gerencial, la corrupción y los intereses y ambiciones personales, grupales y parcializadas  de los múltiples liderazgos políticos, empresariales y mafiosos que han incidido en su desempeño en los últimos 43 años.

Ahora, en medio del cerco económico y político del Estado más poderoso de la Tierra, motivado geopolíticamente por mantener el control absoluto sobre uno de los más importantes reservorios de hidrocarburos futuros del planeta, surgen soluciones mágicas de todo tipo.

La más poderosa de esas recetas se nos ha administrado por décadas,  en varias oportunidades, y ella no es otra que la de plegarnos incondicionalmente a las exigencias del mundo globalizado, para participar en el cual debemos renunciar a la soberanía nacional, esa excrecencia feudal que algunos pretenden mantener en medio de las irrefrenables tendencias modernas. Pulverizar nuestro mini Estado y arrimarnos a la sombra munificente de los grandes.

Esta es la justificación fundamental de una insistencia que pudiera etiquetarse de caprichosa, patriotera y vanidosa, la cual he venido manifestando en mis últimos trabajos, motivado inicialmente por la más descarada versión de esa complacencia secular ante la “modernidad”: el reciente proyecto de Ley de Hidrocarburos introducido para su discusión en la Asamblea Nacional.

La insistencia en refutar ese adefesio, como lo califican mis colegas juristas, puede ser una actitud aprovechadora, del típico vivo criollo que quiere verle “la oreja blanca” -lo que ahora se conoce como “bulling”- a sus inocentes y desprevenidos proponentes.

Pero, aún deslucida, la alcurnia de esta propuesta la convierte en un poderoso mecanismo de pesca en río revuelto. Como dice su proponente-mensajero, “entre 0 y 100 por ciento”. Traducción venezolana: “agarrando aunque sea fallo”.



Por todo ello, y desvergonzadamente, vuelvo a referir materiales antiguos con mis opiniones sobre la materia, para demostrar que el de ahora no es un inocente desaguisado.

(Después de cada título transcribo el enlace a mi blog, https://petroleovenezolano.blogspot.com, donde están los trabajos completos)



Apertura petrolera y globalización,
trampas de la post-modernidad

Este fue el título de un trabajo presentado por mí para su publicación en una revista arbitrada de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, y del cual transcribo aquí párrafos pertinentes a la discusión contemporánea.


(Extractos)

Reasumiendo las afirmaciones iniciales en ese sentido, nuestra demostración de las mismas se ha centrado en el análisis de la política petrolera venezolana e internacional entre 1959 y 1975 y en cómo aquél llamado “adelanto de la reversión” que se produjo en este último año no fue más que el resultado de una composición de fuerzas nacionales e internacionales que lograron, como siempre, convertir una consigna nacionalista en el mejor camino para fortalecer la presencia del gran capital transnacional en las fases más rentables del negocio petrolero venezolano.

Fue así como se produjeron durante todo 1975 y todavía bien entrado 1976, las negociaciones trascorrales que, con el nombre de "avenimiento", dieron luz verde al adelanto de la reversión y garantizaron a las concesionarias jugosas indemnizaciones sobre activos largamente depreciados, contratos de asistencia técnica y comercialización mediante los cuales se les remuneró con creces su tan reclamado, cuan inmerecido, lucro cesante y permanencia en todos los emprendimientos de sus antiguas filiales, ahora "operadoras" nacionalizadas.

Ya en estos contratos de asistencia técnica y comercialización se inicia el proceso de desmontaje del aparato de control y fiscalización estructurado por el Estado venezolano a lo largo de décadas.

En ellos se consagró, por primera vez, la renuncia a la soberanía impositiva, al establecer una fórmula automática para compensar todo intento de incremento de las tasas impositivas vigentes a la firma del contrato.

Igualmente, allí, por primera vez, se renunció a la “inmunidad de jurisdicción”, al establecer, en contravención del Artículo 127 de la Constitución Nacional, el arbitraje internacional como medio para dirimir los desacuerdos entre las partes contratantes.

(subrayado e itálicas, julio 2019: cualquier parecido con el Proyecto de marras es pura coincidencia)
La política petrolera venezolana debe formularse claramente a nivel Estatal, es decir, debe ser establecida con la participación de todos los poderes públicos.  (Y no “del gobierno”, como mienten los modernos encomenderos coloniales – Nota de Julio de 2019)
La justificación es doble: La primera se refiere a que, cualesquiera sean los titulares de la propiedad sobre los recursos del subsuelo y los activos de esa industria, el Estado está en la obligación, claramente establecida en la Constitución y las leyes, de controlar, regular y fiscalizar a una actividad productiva que se desarrolla en su territorio. La segunda se refiere a esa condición actual que puede revertirse en el tiempo, pero mientras exista debe ser ejercida plenamente y sin complejos: el Estado es el propietario de los recursos y de la industria erigida para su explotación.

LA SOBERANÍA NACIONAL 
FRENTE AL ARBITRAJE TRANSNACIONAL


En los contratos de interés público, si no fuere improcedente de acuerdo con la naturaleza de los mismos, se considerará incorporada, aun cuando no estuviere expresa, una cláusula según la cual las dudas y controversias que puedan suscitarse sobre dichos contratos y que no llegaren a ser resueltas amigablemente por las partes contratantes, serán decididas por los tribunales competentes de la República, de conformidad con sus leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan dar origen a reclamaciones extranjeras.
             
Artículo 151 - Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

El arbitraje internacional sobre materias de interés público nacional, que contradice la expresa disposición constitucional citada en el epígrafe, es una herencia de las décadas de imperio de las políticas impuestas por el Consenso de Washington para el establecimiento del mundo feliz de la globalización transnacional, con aprobación entusiasta de los modernos tecnócratas venezolanos que fueron heraldos de esas novedades. En ese tiempo, nuestro país se adhirió a los distintos mecanismos de arreglos de disputas para la protección de la inversión extranjera, firmó tratados bilaterales con otras naciones y aceptamos la instancia del Banco Mundial para el arbitraje de esas disputas: el CIADI.


EL VIEJO DEBATE SOBRE LA
 "PROTECCIÓN" DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA


REFLEXIONES SOBRE EL TRATADO PARA EVITAR LA DOBLE TRIBUTACIÓN ENTRE ESTADOS UNIDOS Y VENEZUELA

Caracas, junio de 1999
(Extractos)

Por medio de ese Tratado, que se quiere justificar por la necesidad de estimular la inversión norteamericana en Venezuela, se establecen mecanismos de deducción impositiva que significarán un gran sacrificio fiscal para nuestro país.  Así lo reconocen los estudios de dos Comisiones del Congreso Nacional que citamos a continuación.

"Esta doble tributación es altamente perjudicial para el flujo de capitales e inversiones entre los países, en especial para Venezuela que está tratando de captarlas.

Para evitar esta situación es necesario la realización de estos convenios, que si bien significan sacrificios fiscales para nuestra República, otorgan mayor rentabilidad a las inversiones extranjeras en nuestro país" (Comisión Permanente de Política Exterior de la Cámara de Diputados, subrayado nuestro)

Es increíble el estilo argumental de estos diputados, quienes parecieran no darse cuenta  de lo que están diciendo: la mayor rentabilidad de las inversiones extranjeras se fundamenta en el sacrificio fiscal de nuestra República.

"El convenio... tiene como propósito fundamental el flujo de capitales e inversiones entre los países..."

"Lamentablemente, el Seniat no dispone de información suficiente para medir el impacto que se producirá en la recaudación fiscal venezolana cuando las empresas americanas en Venezuela comiencen a repatriar dividendos a los Estados Unidos pagando solamente una tasa de 5% en nuestro país. Si bien, esto puede disminuir en el corto plazo la recaudación de este tipo de ingresos en Venezuela, la eliminación de la doble tributación generará en el mediano y el largo plazo un incremento en el flujo de inversiones y capitales americanos a Venezuela. Los efectos fiscales positivos originados por un universo tributario de compañías americanas más amplio en el mediano y el largo plazo debieran superar los efectos fiscales negativos de corto plazo originados por una tasa impositiva más baja." (Oficina de Asesoría Económica y Financiera del Congreso de la República", subrayado nuestro). 
Nota 2019: La misma oferta engañosa de futuros luminosos de siempre y del “nuevo” anteproyecto en cuestión-

De los términos del referido Tratado y de las justificaciones anteriores se desprende que la primera consecuencia de su aplicación será una merma impositiva incuantificable, a cambio de la cual sólo se obtendría un futuro e hipotético  crecimiento de las inversiones norteamericanas en el país, las cuales vendrían, precisamente, a aprovechar las grandes ventajas que ofrece Venezuela. Los párrafos citados constituyen una paladina confesión del grado de irresponsabilidad con el cual se está tratando una materia vital: se reconoce la incapacidad del Seniat para  cuantificar ese sacrificio fiscal con el cual  se incrementará la rentabilidad de las inversiones norteamericanas en Venezuela, pero ese desconocimiento de las potencialidades negativas del Tratado en referencia pareciera no ser obstáculo para la aprobación legislativa.
......

EL CASO CITGO

La gigantesca desproporción entre las magnitudes de las operaciones de los capitales estadounidenses en Venezuela y las de Citgo es tan obvia, que equivale a comparar un elefante con una hormiga.
Pero la situación es mucho más grave aún: las ganancias registradas por Citgo en Estados Unidos han surgido, en algunos años, de una transferencia de ingresos desde  PDVSA, por la vía de los descuentos en los precios del crudo suministrado a esa filial refinadora y vendedora de derivados en el mercado estadounidense.
Ello quiere decir que, en verdad, las pírricas ganancias de Citgo no siempre han sido tales, como lo confirman datos obtenidos de presentaciones de PDVSA, según las cuales, en 1993 y 1994 se  otorgó descuentos a Citgo “Negocio Global”, de 1,40 y 2,04 dólares por barril promedio anual, respectivamente. Las “ganancias” declaradas por Citgo en 1993 fueron de 165 millones de dólares, mientras que el descuento total, sobre un suministro de 317 mil barriles diarios, fue de 162 millones. Es decir, que casi toda la “ganancia” fue producto del descuento. En 1994 sucede algo peor: la “ganancia” registrada fue de 185 millones de dólares, mientras que el descuento total alcanzó a 238 millones. Es decir, toda la “ganancia” y gran parte de la pérdida neta fue compensada, para los fines contables, por la vía de los descuentos.
Sin ánimo de echar más leña al fuego, a la luz de todo lo anterior, considérese solamente el siguiente titular de El Nacional, el pasado sábado 3 de abril en su página D-1, refiriéndose a los resultados de 1998: "Citgo vendió más gasolina que nunca, pero sus ingresos cayeron 20%". La información registra además que Citgo obtuvo una ganancia neta equivalente al 3,7% de sus activos. Que 1998 haya sido uno de los años peores, no lo convierte en excepcional en el caso de Citgo, tal como lo muestran las estadísticas de sus resultados en los años anteriores:







Considérese además que durante todos estos años PDVSA ha continuado haciendo inversiones en sus refinerías, urgidas de actualización dadas la vejez y nivel de obsolescencia con los cuales fueron adquiridas, y realizando nuevas adquisiciones de refinerías en el exterior, todo lo cual tiene como consecuencia que ni un centavo de esa escuálida ganancia neta haya regresado al país.

Resulta absurdo, por decir lo menos, que se le de un hachazo mortal a nuestros menguados recursos fiscales, recurriendo a un expediente destinado a favorecer a las empresas norteamericanas que operan en nuestro país, con el pretexto de obtener para Venezuela la irrisoria ventaja de que un puñado de compañías venezolanas, que perciben minúsculas ganancias en los Estados Unidos, obtengan beneficios fiscales marginales. Es decir,  que a cambio de un descuento en el impuesto norteamericano sobre esas mínimas ganancias de poquísimas empresas venezolanas en los Estados Unidos, (poco más de doscientos millones de dólares en el mejor año de Citgo, por ejemplo) Venezuela disminuirá el nivel impositivo sobre las decenas de miles de millones de dólares que obtienen en nuestro territorio las empresas norteamericanas. Se trata pues, de un convenio absolutamente inequitativo.
cmp junio de 1999

Y a propósito de CITGO, otra referencia reiterada, interesada y “por no dejar”, que traigo a colación sobre lo “que el gobierno se coge”, a partir de datos de 1999 del Informe del Comisatio de PDVSA:
Citgo es el nombre del actual residuo pírrico de ese megaplan meritocrático para eludir lo que el gobierno se coge, "the government take" en el lenguaje corporativo internacional. Es decir, para minimizar la participación fiscal, auténtico resultado nacional de las actividades petroleras en el país. Así lo constataba el comisario de PDVSA en 1999:

‘...cabe destacar que el precio de venta de crudo inferior al precio de mercado, significa una transferencia al fisco norteamericano según el siguiente detalle: incrementa las ganancias de Citgo en 210 millones de dólares, con un efecto de impuesto [norteamericano, n.n.] estimado a la tasa nominal de 71 millones de dólares y disminuye las ganancias de PDVSA en 210 millones de dólares, lo cual representa una disminución nominal de impuesto sobre la renta venezolano de 142 millones.’ 
(Rafael Darío Ramírez Coronado, Informe del Comisario de PDVSA 1999, p. 28. Caracas 2000).

Veinte años más tarde, el debate se renueva hasta el cansancio, o el fastidio de tantos viajes al pasado con retorno al futuro, que puedo intuir  en mis lectores por el rittornello catoniano sobre el tema, quienes  podrían imprecarme a la manera de Cicerón: ¿Quousque tandem abutere, Mendoza, patientia nostra?

Pero, insisto, en ello se nos vá la existencia de un futuro independiente para la Nación venezolana eterna.
  cmp 29 de  julio de 2019





viernes, 26 de julio de 2019

POLÉMICA PETROLERA DE SIEMPRE


Revisión  2019 de una polémica de 2017

A propósito de las complejidades tecnológicas que convierten a la industria petrolera en campo de acción exclusivo de la ingeniería

Carlos Mendoza Pottellá

24 de julio de 2019

ILUSTRACIÓN:
Muelle en la Petroquímica de El Tablazo (1975)
Entonces ultra moderna instalación automatizada, que recogería los productos petroquímicos a granel para ensacarlos automáticamente. Una cinta transportadora movería los sacos hacia los transportadores helicoidales que, como se ven en la foto,  sobresalen a un costado del muelle hacia el lago y ... descenderían hasta el interior de los cargueros anclados para depositar cada saco directamente en las bodegas...

El inconveniente fue que allí nunca ancló un carguero y hubo que adapatar nuevas correas transportadoras, que devolviera al saco, después de su paseo sobre el lago, a la plataforma de un camión... que es lo único que se ha cargado allí desde su inauguración.

Un claro ejemplo de planificación y tecnología sion estudio previo de la realidad del mercado: Si la economía se opone... ¡lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca!

(Material para fines docentes, 
que se hizo público inadvertidamente)

Dedicada a mis alumnos de la Academia Diplomática Pedro Gual y del Instituto de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV, éste, el último refugio que me queda en mi Alma Mater, de cuya Escuela de Economía, y del Postgrado en Economía y Administración de Hidrocarburos, que ayudé a fundar en 1974,  fui echado desde el 2005, por sostener posiciones superadas por la modernidad y que no satisfacían los  estándares científicos de mis también modernos colegas liberales.

En la oportunidad de 2017, el debate fue con un técnico puro y duro, representante del sector político contrario, “revolucionario”, Edmundo Salazar, quien me acusó de traidor, infiltrado y otras lindezas,  pero que sostiene el mismo dogma del destacado gerente de los tiempos de la “apertura”, Humberto Peñaloza: “PDVSA es una empresa de ingenieros para ingenieros”.

Esa aparente exclusividad profesional, que podría interpretarse como una inocentada estudiantil, está realmente fundamentada en la necesidad de mantener a la  industria incontaminada de consideraciones político-económicas, que se sospechan contrarias a  particulares y circunstanciales intereses.

En este caso, ello es una muestra de que en el extremismo tecnocrático no hay ideologías, ni izquierdas ni derechas, sino atrincheramiento para escurrir el bulto del debate y la evaluación pública.

De hecho, el primer “Economista Jefe" de PDVSA en los 90, promotor del “escenario productor” enfrentado al “escenario rentista”, Ramón Espinasa, era un ingeniero y en la actual Junta Directiva de PDVSA, la Vicepresidencia con competencia en la materia de proyectos se denomina Planificación e Ingeniería,  responsable de los ruinosos megaplanes inviables, fundados en la existencia en la Faja del Orinoco de 1.300  millardos de barriles de recursos recuperables que, con un “moderado” factor de recobro del 20% (estimado matemáticamente) resultan en reservas petroleras “probadas” de 260 mil millones de barriles de crudo extrapesado, las cuales, sumadas a las más de 40 mil millones de reservas probadas convencionales, resultan las mayores del mundo, 303 mil millones de barriles, el 17,5% del total mundial, según el BP Statistical Review of World Energy de junio de 2019.

https://www.bp.com/content/dam/bp/business-sites/en/global/corporate/pdfs/energy-economics/statistical-review/bp-stats-review-2019-full-report.pdf

Precisamentte, esas “reservas” fueron previamente certificadas por Ryder Scott, https://www.ryderscott.com/ previo el pago de la módica suma de 600 millones de “USD” y reconocidas luego en todos los anuarios y boletines estadísticos internacionales.

Como diría Salazar, nuestros técnicos petroleros conocen el color del petróleo, tienen las capacidades e instrumentos necesarios y por eso, saben y siempre han sabido lo que hay que hacer. No hablan paja política, sociológica, legal o económica.
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En torno al monopolio ingenieril
de la sabiduría petrolera [1]

Comentando mi trabajo Petróleo Venezolano, Recursos, Reservas y Fantasías (I) publicado el lunes pasado en Aporrea, el Ingeniero Petrolero y Geólogo, con 30 años en la cadena de valor de la Industria petrolera venezolana, Edmundo Salazar, investido como cruzado defensor de la IPV de ataques injustificados, arremete contra mí, llenándome de improperios, levantando sospechas sobre mi integridad moral y política y poniendo en duda mis argumentos, dada mi ignorancia en la materia, que está dictaminada por la “razón técnica” que lo asiste.

Normalmente, se recomienda hacer oídos sordos a las ofensas personales infundadas, sobre todo porque la carga de indignación puede conducirnos a caer en el mismo plano, pero hay un aspecto del libelo del Ingeniero Salazar que me inquieta:

Cual moderno Torquemada, comienza preguntándose en nombre de qué ocultos grupos hablo cuando me refiero a “nuestra opinión”.

Desde luego que no puedo culpar al Ingeniero Salazar por su desconocimiento de esta fórmula discursiva de expresar “mi opinión”. En verdad, reconozco que es poco recomendable por su origen mayestático (ahora sólo la usan los papas) y por esconder mucho de falsa modestia y vanidad.

Pero, aterrorizado, debo aclarar que me refiero a mí mismo, porque no sé cuáles serán los métodos que se me aplicarán, amarrado a un potro inquisitorial, para arrancarme, además de los dientes, el nombre de los demás complotados en esta apostasía petrolera.

Precisamente, y de partida, el Ingeniero Salazar me coloca en el bando de los “enemigos de la industria” –ergo de la Patria- uno de los atributos que me han acompañado, junto al de “profeta del desastre”, desde los años 70, cuando comencé a sostener posiciones críticas en materia petrolera y económica, bajo el magisterio de Juan Pablo Pérez Alfonzo, Francisco Mieres, Gastón Parra Luzardo, Domingo Felipe Maza Zavala, Orlando Araujo y muchos otros que no debo nombrar porque todavía viven y podrían quedar expuestos a la furia vengativa del algún técnico calvinista ofendido. Y además, porque tampoco me cubro con la capa de mis maestros cuando digo “nuestra opinión”.

Fuera de todo esto, la discusión técnico-económica sobre la confusión entre reservas, recursos recuperables, petróleo in situ, factor de recobro y otros conceptos, está inserta en artículos que comenzaron a aparecer en el Portal Aporrea, lunes y jueves de la semana pasada, y seguirán las próximas semanas, pero que están también insertos en mi blog http://petroleovenezolano.blogspot.com

Sería redundante refutar las ignorancias que impunemente se me atribuyen, sobre todo cuando ellas se basan en utilizar mis propios argumentos , que no han sido leídos por el público pero sí por el Ingeniero Salazar, a quien le he enviado previamente mis artículos. Remito, pues, a los lectores de Aporrea a las próximas entregas de mi columna.

                                          cmp  Domingo, 29/10/2017 03:45 PM.


Continuando mi respuesta a los contundentes comentarios científicos del ingeniero petrolero y geólogo Edmundo  Salazar, con los cuales  refuta mis ofensivas injerencias en una materia para la cual  no estoy formado, dada mi tara fundamental de ser economista, la cual me obliga a limitarme a la contabilidad presupuestaria y del producto interno bruto, quisiera recordar, con toda la inmodestia del mundo,  por la cual pido excusas a los lectores, que desde marzo de 1971, fecha en la cual tuve la inmensa suerte de integrarme como aprendiz a un equipo de análisis e investigación sobre el tema petrolero, liderado por el Dr. Juan Pablo Pérez Alfonzo y conformado por veteranos técnicos, políticos e investigadores universitarios, quedé automáticamente ubicado en un sector bastante conflictivo, el cual era, según la matriz de opinión promovida e impuesta por el poder petrolero nativo, pero de alma transnacional:  el de los “enemigos de la industria”, condición que mantuve por más de tres décadas y  que ahora, a manera de chantaje,  resucita Salazar en tiempos de revolución.

Para muestra, varios botones:

PARRA LUZARDO Y MEDOZA POTTELLÁ,
ENEMIGOS DE LA INDUSTRIA

Programa Especial de Globovisión, Caracas, 10 de Marzo de 2002.

Periodista: José Toro Hardy

Invitados: Julio César Arreaza.- Vicepresidente fundador de PDVSA, Gustavo Coronel.- Director Fundador de PDVSA, Humberto Calderón Berti.- Ex Ministro de Energía y Minas y Ex presidente de PDVSA, Pablo Reimpel.- Ex Presidente de PDVSA, Alfredo Gruber.- Ex director de Corpoven y Maraven y Ex presidente de Deltaven, Nelson Olmedillo.- Ex Director de Corpoven, Ronald Pantin.- Ex Presidente de PDVSA Servicios, y Alberto Quirós Corradi Ex Presidente de Maraven y Lagoven

Extractos del Programa:

H.Calderón Berti: ¨… yo creo que lo que ha ocurrido ahora con la industria petrolera ha sido un verdadero zarpazo, un asalto a la industria petrolera, se constituye por gente venida de afuera que han sido objetores históricos de la industria petrolera, de todos los programas importantes que la industria ha tenido, han sido objetores, Gastón Parra y Mendoza Potella, también el ministro actual de Energía y Minas, Alvaro Silva Calderón, se opusieron a la apertura petrolera, a los cambios de patrón de refinación, a los proyectos de la Faja, a la internacionalización de la industria, ¿cómo pueden entonces estos señores ahora dirigir una industria petrolera cuando todos los programas de aliento han sido objetados por ellos? 

J. Toro Hardy: Y de hecho Humberto, estos que estás nombrando de afuera son perseguidos por la gente de la industria petrolera como sus adversarios naturales de toda la vida.

Quirós Corradi: ¿..y cómo puede el gobierno nombrar una junta directiva donde hay dos tipos externos que han sido enemigos de la Corporación…?

“…esta es una clara intención ideologizante, ideológica y esa ideología es la que se cierra con el nombramiento de Gastón Parra y Mendoza Potellá en la directiva de Petróleos de Venezuela, enemigos del concepto de la empresa rentable, de la empresa verdaderamente comercial, de la empresa que fundaron o que fundamos los venezolanos…” [2]

Desde 1972  me incorporé al equipo que, inspirado en las enseñanzas de Pérez Alfonzo y liderado por Francisco Mieres,  fundó el Postgrado en Economía y Administración de Hidrocarburos de la Universidad Central de Venezuela. Allí estuve como asistente de investigación, alumno y profesor por 28  años en total,  los  últimos 14 de ellos como coordinador, hasta mi jubilación en el año 2000.

Lo que quiero destacar de esa experiencia  es  la declarada voluntad de formar profesionales petroleros integrales que se estableció desde entonces como uno de los principios rectores de esa iniciativa.

Profesionales que tuvieran un horizonte que fuera más allá de su particular formación de pregrado. Por ello, su matrícula fue siempre, como me consta, multiprofesional: Ingenieros, Economistas, Abogados, Internacionalistas, Contadores, Administradores, Politólogos, Médicos, Educadores, Geógrafos, etc. Muchos funcionarios del MEM, PDVSA, el MRE, y otros organismos públicos y privados pasaron por sus aulas.

Desde luego, su pensum también fue multidisciplinario: legislación venezolana de los hidrocarburos, técnicas en sus diversas aplicaciones de exploración, producción, refinación, petroquímica, transporte y comercialización internacional, análisis de estados financieros petroleros, historia de la política petrolera venezolana, economía de la energía y de los hidrocarburos, mercados internacionales, geopolítica petrolera, métodos cuantitativos aplicados a los hidrocarburos,  etc. 

(Por cierto, haber cursado esas materias es una de las razones por las cuales me atrevo a opinar sobre temas que el Ingeniero Salazar supone reservado a “los técnicos puros”)

¿Cuál fue la razón de tanto generalismo? 

Precisamente, enfrentar la estrechez ingenieril corporativamente motivada que privaba en la Industria petrolera pre y post nacionalización, detrás de la cual se urdían manejos económicos y políticos lesivos de los intereses  de la Nación en cuanto a la gestión adecuada de su más valioso patrimonio.

El díctum “PDVSA es una empresa de ingenieros para ingenieros” esgrimido por los primeros gerentes de mentalidad transnacional que la dirigieron en su etapa aperturista y “meritocrática”, se ha mantenido vigente, si tenemos en cuenta lo que muestra el Ingeniero Salazar con sus argumentos que excluyen la posibilidad de que ignaros economistas opinen sobre una industria de “altísimo nivel”.

Esa estrechez  profesional deja de lado el carácter multifacético de la industria petrolera. 

Si se obvian las realidades económicas y políticas, nacionales e internacionales, es factible llegar a las definiciones de reservas probadas como las que esgrime el Ingeniero Salazar, cuando habla en español y olvida el original inglés “comercially recoverable” de su propia transcripción del texto sagrado original: “reserves are those quantities of petroleum anticipated  to be comercially recoverable”.  

(Parece suponer, como lo hacían los antiguos meritócratas, que unas tres parrafadas en inglés serían suficientes para hacer retroceder despavoridos a los críticos ignorantes)

Si los resultados de los increíblemente complejos hallazgos de los científicos  petroleros determinan las magnitudes físicas de los recursos de hidrocarburos existentes en un yacimiento (palabra que tiene que ver con la condición “yacente” de los hidrocarburos, de la cual  nunca había oído hablar el ingeniero Salazar, según propia confesión) con sus respectivas  profundidades, porosidades, espesor  neto de las arenas,  porcentaje de saturación de agua,  permeabilidades, gravedades, viscosidades, contenidos de azufre y otros metales, balance energético del proceso y tantas otras características que determinan la factibilidad física de su extracción y los costos que ello implica, ¿por qué un economista o cualquier otro profesional de las ciencias sociales al que se le suministren graciosamente esos datos, no puede estimar las reservas realmente recuperables y la factibilidad económica y política de un proyecto, dadas minucias tales como los precios vigentes en el mercado, la oferta, la demanda, los inventarios, las tendencias de los mercados financieros, las opciones y futuros, los planes y designios económicos y geopolíticos de las grandes potencias, otros países productores y consumidores, empresas estatales y corporaciones transnacionales, amén de las perspectivas futuras de todas estas variables? ¿Y no es acaso ese conjunto de variables el  que aporta el carácter de comercialmente recuperable a una acumulación de hidrocarburos?

Claro que eso siempre lo hará mejor un omnisciente ingeniero, munido además de la razón técnica “que le asiste”, de la razón política y el poder derivado de ella,  que lo autoriza para descartar como maliciosos y ofensivos ataques infundados, merecedores de escarmiento, a cualquier visión crítica que difiera de sus particulares y circunstanciales preferencias.

Como una muestra de que he venido debatiendo estas circunstancias desde hace varios años, le voy a trascribir al Ingeniero Salazar unos párrafos donde me  refiero al tema, hace dos años, utilizando  las mismas fuentes que el asegura que desconozco, extraídas de mi trabajo “Venezuela, Potencia o Botín” [3]

Aquí surge una discusión entre geólogos, ingenieros y políticos sobre la significación de estas cifras: si ellas son en realidad reservas probadas, probadas desarrolladas, probables o posibles, o si son “recursos contingentes”. Los puntos de vistas de estos expertos –reales o supuestos- están completamente cargados de intencionalidad política, bien sea que se quiera inflar o disminuir la magnitud de los recursos  existentes en Venezuela.

Este debate político más que técnico puede evaluarse dentro del sistema de clasificación de recursos acordado por las sociedades geológicas e ingenieriles de petróleo norteamericanas e internacionales, con el cual se pueden medir las  probabilidades y certezas de las estimaciones que se debaten, y que insertamos de seguidas:

Es la intención que el término “recursos”, como se usa aquí, incluya todas las cantidades de petróleo de ocurrencia natural sobre o dentro de la corteza terrestre, descubiertas o no descubiertas (recuperables y no-recuperables), además de aquellas cantidades ya producidas. Además. Incluye todas las clases de petróleo que actualmente se consideran “convencional” o “no convencional”.

La Figura 1-1 es una representación gráfica del sistema de clasificación de recursos de SPE/WPC/AAPG/SPEE. El sistema define las clases principales de recursos recuperables: Producción, Reservas, Reservas Contingentes, y recursos Prospectivos, tanto como Petróleo No Recuperable.















[4]












[5]

No es necesario enfatizar más la complejidad de este sistema de clasificación y los riesgos de un manejo politizado del mismo. 

En cualquier caso, los “recursos recuperables” de Venezuela son inmensos y su incorporación a la producción efectiva es una cuestión de cientos de años.

Particularmente queremos llamar la atención sobre algunas circunstancias manifiestas en las cifras oficiales. Del monto global de reservas certificadas por 298.353 millones de barriles, sólo 12.960 [6] son reservas desarrolladas, es decir, conectadas a facilidades de producción. Ello quiere decir que, al ritmo de 3 millones de barriles diarios esas reservas alcanzarán para unos 14 años.

La magnitud de los recursos necesarios para desarrollar reservas suficientes para sostener una producción de 6 millones de barriles como la que se registra como meta en los Planes de Inversión de PDVSA para 2019, son de una magnitud inalcanzable para las actuales posibilidades financieras de la Nación: 302.316 millones de dólares según sus propios cálculos.

















Como se puede observar, los argumentos del último párrafo son los que han desatado la furia del Ingeniero Salazar.

Además, dada la inocultable procedencia del cuadro, le informo al Ingeniero Salazar de dónde saqué yo mis cifras. Espero que él presente muy pronto, si puede,  las cifras ajustadas a las nuevas realidades del mercado que desmienten mis malvadas opiniones.

Para finalizar, y como una muestra de que ese combate contra los escenarios de pajaritos preñados de “potencia” para complacer vanidades y pescar incautos y las visiones de ingenieros transmutados en economistas  tiene ya varias décadas, inserto un comentario de julio de 1998 revelando las trapacerías confesas contra la OPEP del Ingeniero  Luis Giusti, según las declaraciones del Economista Jefe de PDVSA, el Ingeniero Ramón Espinasa:

Como confesara en febrero pasado el Presidente de PDVSA, esa Corporación ha violado consistentemente las cuotas de la OPEP desde hace unos diez años, porque la gerencia petrolera venezolana no cree en la política de defensa de los precios y, por el contrario, se trazaron planes para alcanzar los 7 millones de barriles diarios en el año 2007
(Intervención del Economista Jefe de PDVSA en un evento del World Energy Council, echando más leña al fuego en plena zambullida de los precios)   [7]

                         cmp,  Lunes, 23/10/2017 10:54 AM
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Volviendo a 2019, la polémica sigue en los mismos términos, ahora y de nuevo, con la “Gente del Petróleo Inc.” que ve llegada su tercera oportunidad para imponer la modernidad neoliberal.

Mi insistencia actual en este debate, que me ha obligado en repetidas oportunidades como ésta a traer discusiones del pasado,  está contenida en los artículos insertos en este mismo blog y cuyos enlaces externos copio de seguidas:

“La Oportunidad la  pintan calva”

“Volver al Futuro IV”

“Ley Orgánica para la regulación del comercio de esclavos en Venezuela”


cmp/ 26 de julio de 2019








[4] Sistema de Gestión de Recursos Petrolíferos, Auspiciado por Society of Petroleum Engineers (SPE), American Association of Petroleum Geologists (AAPG), World Petroleum Council (WPC) y Society of Petroleum Evaluatión Engineers (SPEE) (Versión castellana del original inglés). 2008.

[5]  Ferruh Demimen,  Society of Petroleum Engineers (SPE),  Petroleum Consultant.

[6] PDVSA, Loc. Cit.

[7] C. Mendoza P.: Petróleo, chambonería e  impunidad, artículo en El Nacional, Julio 1998, reproducido en CRÍTICA PETROLERA CONTEMPORÁNEA, ¿Predicando en  el desierto?, Crónicas Disidentes Sobre la Apertura y el Poder  Petrolero. (1996-1999), Ediciones FACES-UCV 1999