La lucha por defender el estudio de la economía petrolera en las escuelas de economía de Venezuela es un episodio paradigmático de la derrota del pensamiento crítico, centrado en el análisis de las características estructurales de nuestra sociedad. Se trató de una victoria en toda la línea de las imposiciones del "consenso de Washington", del FMI y de los epígonos del neoliberalismo.
En nombre de la "ciencia pura", deslastrada de la contaminación dependentista y las visiones ideologizadas, en 1989 se impuso un nuevo pensum de estudios en la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela. Una de las novedades modernizadoras de ese pensum fue la eliminación de la materia Economía y Política Petrólera y Minera.
Los materiales que se reproducen en esta entrada son testimonios de la frustrada resistencia a la emergencia de la modernidad globalizada.
CMP 16 de marzo 2011
EN TORNO AL PROCESO DE DISCUSIÓN
DEL NUEVO PLAN DE ESTUDIOS
DE LA ESCUELA DE ECONOMÍA DE LA UCV
Carlos Mendoza Pottellá
1989
En muchos aspectos es encomiable la actividad que han venido desarrollando los miembros de la Comisión de Revisión del Plan de Estudios. El proyecto presentado a la consideración del colectivo de la Escuela se orienta hacia el logro de objetivos de consensual aceptación: profundización de la formación teórica y mejor dominio del instrumental cuantitativo específico.
Tales objetivos hacen obvia la necesidad de sacrificar asignaturas sectoriales, consideradas como de pre-especialización en el pensum vigente. Sin embargo, en la ejecución de un propósito que a todos nos anima se han cometido, a mi manera de ver, excesos que no dejan de tener un cierto sesgo ideológico, lógica y legítimamente vinculado a las concepciones particulares de los proyectistas.
Así, nos encontramos que un pensum fincado en la aprehensión de los rasgos estructurales de la realidad circundante pero con una insuficiente dedicación al estudio de los fundamentos teóricos del análisis, pasaremos, en una típica reacción pendular, a otro en el cual, si bien se abre cauce a la cabal formación teórica básica, se desdibuja y minimiza la importancia de las características específicas de nuestra realidad nacional, latinoamericana y tercermundista, desapareciendo en la práctica como problema teórico.
De hecho, yendo más allá del proyecto, por lo que se trasluce de las alternativas de la discusión en sí misma, temas como subdesarrollo y dependencia se han caracterizado en anatema, sinónimos de atraso teórico, de persistencia en esquemas envejecidos y resistencia a la modernidad. Sinceramente, y a riesgo de que se me ubique en las filas de los atrasados, considero que, mal que les pase a nuestros “modernistas” la realidad es terca y se resiste a la aplicación de fórmulas importadas, ajenas a su contexto histórico y político. Pruebas de ello las encontramos diariamente en el reiterado fracaso de las políticas económicas de distinto signo que emprenden los modernos y muy calificados equipos económicos oficiales.
Considerar al subdesarrollo y a la dependencia como temas obsoletos a la hora de estudiar los problemas reales y teóricos de nuestra economía equivale a que nuestros galenos, en nombre de los trasplantes cardíacos, el SIDA y la bio-tecnología abandonen el estudio de la medicina tropical, de la leishmaniasis, el mal de chagas, la gastroenteritis y la sarna. Desde luego que no son enfermedades elegantes ni de obligada discusión en los foros médicos internacionales, pero… son “nuestras” enfermedades. Por más que nos gusten las cuatro estaciones, con todo y Vivaldi, no podemos dejar de lado el hecho incontrolable de que nosotros sólo podemos tener una temporada seca y otra lluviosa.
Todo lo anterior se relaciona con el tratamiento que en el proyecto se le da al análisis de nuestra realidad y especificidad, a todo aquello que nos diferencia y nos hace un caso difícil, sino imposible de tratar, cuando se usa, sin ninguna adaptación, el instrumental teórico, puro y aséptico que nos viene de las mecas académicas contemporáneas. Lo he traído a colación de manera particular para discutir la exclusión de la asignatura Economía y Política Petrolera y Minera del Nuevo Plan de Estudios.
Nuestros proyectistas sostienen que si los miembros de la mencionada Cátedra quieren “defender” la pertinencia y necesidad de esa materia dentro de los estudios de economía en Venezuela, “deben demostrar” ante quienes tienen, al parecer, el poder de incluir o excluir materias, las razones por las cuales consideramos que la economía petrolera tiene rango y especificidad suficientes para ser tomada en cuenta como una materia separada y no como un tema dentro de la proyectada asignatura “Problemas Económicos de Venezuela”.
Debo decir, en primer lugar, que el problema en discusión es de una entidad teórica tal, que no puede limitarse a la defensa de una parcela de intereses académicos y en ningún caso depender de que una Cátedra asista o no a las reuniones, defienda o no su “comedero”, ello equivale a reducir el debate a una infinita subalternidad y remitirlo a los envilecidos canales “democráticos”: aprobado por mayoría, como cualquier colegio electoral, con todo y votos cuadrados.
En segundo lugar, fuera de hacer mención al carácter petrolero de nuestra sociedad en su conjunto, condición que algunos quieren olvidar y otros tapar con un solo dedo, me niego definitivamente a hacer tal demostración, simplemente porque considero que nada vale la más elocuente de las exposiciones ante quienes tienen tal capacidad para cerrar ojos y oídos ante la aplastante realidad cotidiana.
CMP./1989
La Nueva Escuela de Economía de la UCV
Carlos Mendoza Pottellá
7/5/96 12:14 AM
El pasado viernes 3 de mayo me tocó conocer a la Nueva Escuela de Economía de la UCV.
En un foro sobre la privatización de PDVSA donde todo iba por un solo camino: ¿cuáles serán los mejores instrumentos financieros para poner en práctica esa privatización? ¿Cotizar en la Bolsa de Caracas o en Wall Street? ¿Repartir acciones a cada venezolano o crear fondos de inversión? ¿Privatizar de una sola vez o por eta-pas?
La convocatoria al foro ya lo anunciaba todo: dos profesores del IESA, un Director de PVSA y apenas un profesor de la UCV. La nota ambiental la dieron los dirigentes del otrora combativo Centro de Estudiantes de Economía, disfrazados de “yuppies” e instalados en el presidium con actitudes pensativas y un mutismo autista.
El centro ideológico fue definido por el profesor del IESA, Hugo Fa-rías: “Hay que privatizar porque el Estado venezolano no es el Estado inglés”, razón muy parecida a aquella que justificaba la inexistencia en Venezuela de instituciones democráticas serias porque no somos suizos.
De repente apareció un dinosaurio, profesor de una materia desaparecida hace siete años, Economía y Política Petrolera y Minera: “¿Ustedes saben qué es lo que quieren privatizar?”, preguntó José Rafael Zanoni. Y ello estimuló a que otro dinosaurio de la misma asignatura, el suscrito, se presentase, dijera su nombre y recordara que alguna vez, en esta Escuela existió una materia que trataba sobre estos temas.
Confieso que sentí una profunda vergüenza por mi Escuela y mi Facultad. Sobre todo después de haber presenciado –en las dos semanas anteriores- las muestras de interés e información que sobre estos temas que nos dieron alumnos de la ULA en Mérida y San Cristóbal y de la Universidad de Carabobo en Valencia. Inquietudes que se agregan a las observadas hace tiempo en LUZ y en UCLA.
A mi manera de ver, se trata simplemente de que llegó la hora de la modernidad a la Escuela de Economía de la UCV. Los trajes de los dirigentes estudiantiles lo decían todo: Señores del IESA y PDVSA, aquí también estamos formando gerentes para la Venezuela globalizada. Aquí también nos dejamos de zarandajas sobre la patria, la nación y la soberanía. Y para demostrar que creemos en el libre mercado comenzamos por nosotros mismos: ya estamos aprendiendo la jerga y ya nos compramos la ropa adecuada.
¿Que las autoridades de esta Universidad, encabezadas por el actual Rector, el anterior Rector y el Rector electo introdujeron demandas de nulidad de la apertura petrolera por inconstitucionalidad e ilegalidad? Esas autoridades no saben de economía.
¿Que hay profesores de economía petrolera con obras publicadas sobre la materia y exponiendo posiciones diferentes? Esos son representantes del pensamiento anticuado.
¿Que en la Escuela de Administración y las Facultad de Humanidades, Ingeniería y Medicina hay sectores estudiantiles promoviendo una discusión seria sobre el tema? Tampoco estos estudiantes saben lo que es el libre mercado.
Tales son las consecuencias de la novelería y terquedad modernizadora con la cual fue impuesta, a troche y moche, pese a todas las protestas, la eliminación de la asignatura Economía y Política Petrolera y Minera. Había que eliminar una materia como esa, una antigualla estructuralista, una especie de geografía económica especializada, que no aportaba ningún conocimiento básico-formativo importante para un economista moderno. Se trataba de una materia con un enfoque tercermundista y bien sabido es que para dejar el tercer mundo lo primero que hay que hacer es olvidarse de esas concepciones y volver la cara hacia el primer mundo.
De aquellos polvos vinieron estos lodos. Ahora se ven las consecuencias de ello en la formación de los economistas del futuro, que debaten alegremente sobre lo que no conocen.
Carlos Mendoza Pottellá
Coordinador del área de Posgrado en Ciencias Económicas
Coordinador del Posgrado en Economía y Administración de Hidro-carburos
Profesor de la Escuela de Economía (todavía)
Al Centro de Estudiantes de la
Escuela de Economía
Carlos Mendoza Pottellá
La carta abierta donde reiteraba mi añeja protesta por la eliminación de la asignatura Economía y Política Petrolera y Minera del pensum de estudios de la Escuela de Economía ha tenido una repercusión inusitada: por primera vez en casi una década, obtuve alguna respuesta.
De manera espontánea, un grupo de alumnos reprodujo y distribuyó centenares de copias de un material cuyo destino era solamente el de siempre, las paredes de la Escuela y su consideración por el Consejo de Escuela para que este, también como siempre, emitiera su “entendido y en cuenta”.
Por otro lado, y a partir de discusiones con el profesor José Rafael Zanoni y un grupo de estudiantes, se concretó la idea de crear la Cátedra Libre de Economía y Política Petrolera, la cual se inaugurará el próximo viernes 31 de mayo.
Todo lo anterior es altamente satisfactorio y apunta hacia la materialización de nuestras propuestas de restituir el carácter obligatorio de los estudios de economía petrolera en la Escuela, pero como siempre, hubo algunos aspectos negativos.
El primero y más importante de ellos es el sentimiento de haber sido expuestos al desprecio público que manifiestan algunos miembros de ese centro de estudiantes.
Por este intermedio quiero manifestarles que esa no fue mi intención. Y aprovecho la oportunidad para disculparme, esta vez públicamente, por haberlos zaherido con mis ironías, pero también quiero solicitar su comprensión. Como ya mencioné, hace mucho tiempo que vengo predicando en el desierto y esta fue solamente una oportunidad más para reiterar mis planteamientos.
Les aclaro que no tengo ningún prejuicio sobre formas de vestir, modas, usos o costumbres. Entiendo vuestro planteamiento en cuanto a la necesidad de hacer un poco más formales los eventos que se convocan en nuestros espacios académicos, frecuentemente aquejados de informalidad. Mi alusión al carácter de sus trajes fue simplemente un recurso para hacer resaltar el ambiente, el clima gerencial creado para discutir un tema que desbordaba claramente lo meramente económico-financiero.
Tampoco pongo en dudas vuestras condiciones intelectuales y capacidad de análisis de problemas complejos. Reconozco que fue una desconsideración, mucho más viniendo de un profesor que tiene obligaciones pedagógicas para con sus alumnos, el calificar su silencioso comportamiento de la manera como lo hice. De hecho, caí en una tentación característica de aquellos viejos que se regían por la norma de que “la letra con sangre entra”. Esos métodos han sido descartados por la pedagogía moderna, pero de vez en cuando y manteniendo el debido respeto a la condición humana, un violento llamado de atención puede ser útil. Espero que así sea en esta oportunidad y que todos podamos sacar algún provecho de este debate.
Afortunadamente ya es evidente que se trata de un problema de la mayor entidad nacional y que debe ser del obligatorio conocimiento y dominio por todo científico social venezolano.
Junto con estas disculpas públicas solo me resta invitarlos a que trabajemos conjuntamente en la discusión seria de estos temas, participando en el Foro sobre Privatización y Apertura Petrolera que se realizará el próximo jueves 30 de mayo y en las actividades de la Cátedra Libre de Economía Petrolera y Minera que se inician al día siguiente y que proseguirán durante los siguientes diez viernes.
Esperemos que al final de estas jornadas logremos convencer a los dueños del pensum de estudios sobre la necesidad de incluir esos contenidos dentro de las materias obligatorias.
Atentamente,
Carlos Mendoza Pottellá
Caracas, 12 de Junio de 1996.¬
A los graduandos de la
Promoción de Economistas de 1996
Carlos Mendoza Pottellá
Sres.
Graduandos de la Promoción de Economistas UCV 1996
Presentes.
Apreciados amigos y colegas:
Profundamente honrado por vuestra designación como padrino de su promoción, les ratifico por este medio mi aceptación de esa alta y comprometedora distinción.
Debo expresarles el más cálido agradecimiento por este inesperado don, pero sobre todo, por las enaltecedoras razones sobre las cuales fundamentaron su escogencia. Ellas me han llenado de un orgullo que creo legítimo y de una honda satisfacción.
Ha. sido una honra inesperada porque, como Uds. bien saben, apenas fui su profesor por 5 semanas -o menos- en esa asignatura-pasticho donde tengo una ventana para protestar por la eliminación de los estudios de economía petrolera en nuestra Escuela. Reconforta saber que, aparte de amargura y protesta, pude trasmitirles un mensaje positivo y que en Uds. está sembrada la semilla de la inquietud que los llevará a buscar intensamente la verdad sobre un universo tan importante para un economista venezolano.
Creo que un profesor no puede esperar más alta recompensa que el reconocimiento de sus alumnos, pero también creo que con ello se adquiere un serio compromiso de verticalidad y de sostenimiento del rumbo. Asumo esos compromisos y trataré de honrarlos perseverando en la lucha por un destino mejor para nuestro pueblo.
Reciban todo un fervoroso abrazo,
Carlos Mendoza Pottellá