domingo, 7 de febrero de 2010

La vigencia que la OPEP nunca perdió, ahora es innegable pero mañana, ¿quién sabe?

Carlos Mendoza Pottellá
Jueves, 9 de marzo de 2000



Dedicado a mis alumnos de Política Económica III,
Escuela de Economía de la UCV, Semestre 1999-2000.

Si se observa la evolución del mercado petrolero a un año de distancia, después que se inició el estricto cumplimiento de los acuerdos OPEP de control de la producción por parte del nuevo gobierno venezolano, y se toman en cuenta todos los movimientos que se hacen desde los principales países consumidores para lograr romper el actualmente sólido frente de los exportadores netos, puede decirse que es innegable, para todo aquél que quiera ver, que la OPEP ha demostrado, por enésima vez en sus casi cuarenta años de existencia, que es un organismo útil y eficiente para la defensa de los intereses nacionales de cada uno de sus miembros.

Pero siempre hay un pero. Cada vez que la OPEP puede reclamar para sí un éxito, después de un tiempo, cuando pasa el impacto demostrativo de los hechos y comienza la rutina y la puja de los intereses particulares por halar la brasa hacia su sardina, se olvida el papel jugado por la Organización de los países exportadores y se comienza a decir que eso ya es historia, que lo sucedido fue una coyuntura favorable donde confluyeron otros factores ¬la recuperación de la demanda, la crudeza del invierno, los intereses coyunturales de las grandes compañías, un movimiento especulativo apostando hacia el alza, los conflictos políticos en ciertas zonas productoras, etc.- y nada más, porque según ellos, estructuralmente y en verdad, la OPEP no tiene fuerzas suficientes como para influir en el mercado con una política restrictiva y que, por lo tanto, cada uno de sus miembros debe librarse a la competencia por los mercados, so pena de ser desplazado por sus insidiosos y sedicentes "socios".

Y fue así, con argumentos de ese tenor, como en el lapso comprendido entre 1995 y principios de 1999, la industria petrolera venezolana fue sumergida en el remolino expansionista, desregulador, aperturista y privatizador del combo Giusti-Arrieta-Caldera, que llevó al país a la más grave crisis económica de este siglo, cuyas consecuencias todavía padecemos: una inusitada caída histórica de los precios y de los ingresos petroleros brutos, concomitante con una abrupta disminución de la participación fiscal en términos relativos y absolutos, que fueron el resultado, entre otros factores, del envilecimiento de todos los instrumentos de control y percepción fiscal y de un exacerbado crecimiento de los costos, al incorporarse a la producción áreas menos rentables que las tradicionales y al forzar a éstas mas allá de sus óptimos técnicos, determinado todo ello por el imperio de un enfoque "productivista", enfrentado a un supuesto "rentismo", e impulsado por las consignas de los planificadores de la PDVSA de entonces: "La caída de los precios es un fenómeno coyuntural, pasajero, ocasionado por los especuladores que controlan el mercado de los futuros", "compensaremos la caída de los precios con más producción, pues para eso hemos conquistado nuevos mercados, comprando refinerías en el exterior", "la OPEP es una antigualla, un atavismo de los tiempos de la confrontación bipolar, ahora lo que corresponde a una política petrolera moderna es la alianza con nuestros clientes, también modernos, occidentales y cristianos", "impulsemos más bien el diálogo con los consumidores", "vamos a negociar garantía de suministros baratos por preferencia hemisférica", "si nos viene a fiscalizar cualquier comité de monitoreo, debemos defender nuestra soberanía para producir lo que nos dé la gana, nos salimos de la OPEP y sanseacabó", "mantendremos nuestros planes de expansión contra viento y marea", "violamos las cuotas porque la OPEP es un club de pinochos", "la OPEP no puede influir en el mercado, solo controla el 40% del suministro mundial", "es preferible vender 8 millones de barriles dirios a 10 dólares que 2 millones de b/d a 40 dólares el barril", "hay que privilegiar el negocio, que es lo que genera empleo y movimiento económico, y minimizar la participación fiscal, expresión del rentismo y estatismo atrasados", "los que defienden la permanencia de Venezuela en la OPEP son agentes pagados de los árabes y traidores a la patria", "hay que desmontar el rentismo fiscalista para estimular el regreso de la inversión extranjera", "Venezuela resolvería todos sus problemas vendiendo el 15% de las acciones de PDVSA", "vamos a repartir el capital accionario de PDVSA entre los venezolanos mayores de 18 años y dejemos que actúen las fuerzas del mercado: los más aptos, eficientes y competitivos triunfarán, los demás seguirán en el nivel de siempre y el país renacerá de sus cenizas".

Si recordamos todas estas expresiones, no es por simple revanchismo o por pasar facturas resentidas a quienes empujaron al país por el despeñadero, con una política petrolera centrada en los intereses petroleros privados de un pequeño grupo de negociantes criollos y del gran capital internacional, sino para que abramos los ojos ante los renovados bríos con que se presentan nuevamente a vocear la necesidad de que Venezuela retome el camino de la "conquista de mercados".

No importa cuál haya sido la magnitud del fracaso de estos políticos y gerentes petroleros. Ni siquiera importa el hecho de que muchos de ellos deberían estar enfrentando procesos judiciales por los graves daños patrimoniales y socioeconómicos infringidos a la industria y a la nación venezolana. La inmensa ceguera y capacidad de olvido de la opinión pública venezolana, alimentada por una ignorancia sobre la materia que ha sido cuidadosamente cultivada y estimulada durante décadas por los tradicionales sectores poderosos asociados al negocio petrolero del país, quienes han llevado su influjo hasta nuestras universidades públicas, en la mayoría de las cuales se han eliminado los estudios de asignaturas tales como derecho, economía y política minera y petrolera, les permite seguirse presentando como inocentes y asépticos "analistas" petroleros, conocedores de una ciencia infusa y esotérica que rebasa la capacidad de los cerebros de los ciudadanos comunes y corrientes, lo cual les permite impartir su cátedra de entreguismo y desnacionalización desde las alturas de su experticia técnica y gerencial.

Precisamente ahora, cuando ha quedado claro a los ojos del mundo la significación de la OPEP y la importancia que el mercado le asigna al fiel cumplimiento de los compromisos contraídos por sus miembros, cuando los precios del petróleo han salido del foso histórico y absoluto de febrero de 1998, cuando apenas están repuntando, en términos reales, hacia los niveles alcanzados en 1973, cuando se desarrolla ante nuestros ojos un formidable movimiento de presión, anunciando que los Estados Unidos utilizarán sus reservas estratégicas para lograr bajar los precios, cuando el Secretario de Energía de ese país inicia un periplo por el mundo para doblar la voluntad de los más importantes miembros de la OPEP y de otros productores fuera de esa Organización, como México, que acogieron la exitosa política de restringir la oferta para fortalecer los precios, en este preciso momento, renacen los fracasados expertos petroleros de los anteriores quinquenios, los epígonos de la apertura, la internacionalización y la privatización, prestos a demostrar la inconveniencia para Venezuela de asociarse a una política de defensa de los precios: "los altos precios no convienen a Venezuela", "esa es una estrategia de Arabia Saudita, no nuestra", "los recortes de producción han impedido mantener una capacidad potencial suficientemente alta como para responder ante la inminente necesidad de aumentar la producción", "¡cuidado con la estrategia de los árabes para sacarnos del mercado norteamericano, ya nos desplazaron al tercer lugar!", "otros países tienen planes de apertura y nosotros nos estamos quedando atrás", "vamos a perder mercados con los productores más costosos que se incorporarán si se mantienen los precios altos".

Lo peligroso del caso estriba en que todavía subyacen en muchos sectores de la opinión pública los viejos reflejos condicionados creados por varios lustros de masaje propagandístico sobre las bondades del expansionismo, la "competitividad" y la modernidad globalizada, por décadas de palangre, chantaje y soborno a los medios de comunicación con las pautas publicitarias multimillonarias, de veto y silenciamiento de las opiniones críticas. Es precisamente la percepción personal que tengo de la fuerza de ese patrón, de esa matriz de opinión, ya absorbida e internalizada por el venezolano educado promedio, -quien como ya dije, ha sido previamente esterilizado de cualquier noción inconveniente en materia de política o economía petrolera- ese venezolano que forma la "opinión pública" y que se hace impermeable ante los hechos que demuestran la falsedad del discurso expansionista y privatizador, porque cree a pie juntillas que esos pretendidos hechos no son más que presentaciones engañosas de ultranacionalistas fanáticos, críticos sistemáticos anclados en una ortodoxia dogmática y fracasada, incapaces de comprender las bondades de la utilización del petróleo para la integración de Venezuela con todos los hierros en los mercados globalizados, lo que me lleva a llamar la atención sobre la realidad petrolera contemporánea y sus lecciones.

Los intereses nacionales, a los cuales aludía al principio, constituyen una parte de eso que los abogados denominan "intereses difusos", -concepto cuya explicación debo a un viejo amigo jurista- los cuales, precisamente por tener ese carácter indefinido, por ser derechos comunes, del colectivo, no son percibidos por todos los ciudadanos como derechos propios. Es decir, no son asumidos, ni entendidos como parte de sus propios intereses individuales. De tal suerte que, por ejemplo, los problemas de soberanía sobre el espacio aéreo o radioelétrico, sobre nuestro mar territorial o los referentes a la participación nacional en la liquidación de un recurso mineral o de cualquier otra índole, constituyen, para una mayoría, problemas del Estado, del gobierno, de los políticos, de los grandes empresarios o de los militares, en cuya definición y destino poco o nada tienen que hacer los ciudadanos comunes. Pues bien, es ese carácter difuso de los intereses nacionales, lo que aprovechan los avispados, grandes y muy definidos intereses petroleros particulares, nacionales y extranjeros en abierta colusión, para halar, como ya dije, la brasa hacia su sardina en desmedro del interés colectivo, mientras pretenden defender los intereses individuales de los venezolanos, cuyos derechos supuestamente han sido "confiscados por el Estado", al no permitirle a cada uno de ellos hacer lo que le venga en gana con su accioncita de PDVSA.





miércoles, 3 de febrero de 2010

Petróleo Venezolano: APUNTES PETROLEROS 1998 ¿Es la OPEP una antigualla inservible?

Petróleo Venezolano: APUNTES PETROLEROS 1998 ¿Es la OPEP una antigualla inservible?

APUNTES PETROLEROS 1998 ¿Es la OPEP una antigualla inservible?

Carlos Mendoza Pottellá

Uno de los puntales de la política petrolera del actual gobierno ha sido el saboteo a la OPEP. Las consecuencias las estamos viviendo con la inmensa brecha fiscal que padece la economía nacional. Aunque siempre se mencione la justificación de que ello es, mas bien, consecuencia de la debilidad de los mercados ocasionada por la crisis asiática, no es menos cierto que la sobreoferta, la falta de continencia de los países productores, y en primerísimo lugar, con varios cuerpos de ventaja respecto a los demás ofensores, la continua violación venezolana de las cuotas OPEP ha sido un elemento determinante.


Esa postura venezolana es cónsona con la política explícitamente impulsada por Petróleos de Venezuela y justificada por casi todo el espectro político nacional, de privilegiar la maximización de los volúmenes producidos, en desmedro de la defensa de los precios. Como decía en mi columna anterior, ello ha sido fundamentado teóricamente a partir de estudios de prestigiosos economistas. Pero esos estudios han sido adobados con una carga considerable de preconcebida falacia, en tanto que se utilizan tales hallazgos teóricos para justificar políticas que favorecen a intereses particulares en desmedro de los colectivos.


El fracaso de esa política es más que evidente, pero sus gestores pretenden, como también decíamos la semana pasada, extender sus efectos hacia la nueva administración. Una nueva prueba de ello fue aportada por las declaraciones del Ministro de Cordiplan, Teodoro Petkoff, según las cuales el nuevo gobierno debe considerar si permanece o no en la OPEP. "Quizás, en el largo plazo, dedicarse a volumen y no a precios puede ser beneficioso para el país" (El Universal, 8/12/98, pág. 2-2)


El Ministro Petkoff hace un razonamiento perverso al afirmar que la defensa de los precios es la búsqueda de "niveles astronómicos" de los mismos. Por lo demás, en toda su exposición se hace eco del conjunto de falacias que conforman la "verdad petrolera", tales como eso de que "todo el mundo miente", olvidando las diferencias de magnitud de la mentiras, entre quienes violan las cuotas en decenas de miles de barriles y un país que, como Venezuela, violó las cuotas OPEP en los últimos tres años (95-97) en 400 mil, 700 mil y un millón de barriles diarios, respectivamente.


Todos mienten, pero no tanto como nosotros, que podemos ser justamente catalogados como delincuentes internacionales que jamás cumplimos la palabra empeñada. En una oportunidad anterior referí la descarada circunstancia del 30 de noviembre de 1997, fecha en la cual, mientras el Ministro de Energía y Minas y el Presidente de PDVSA suscribían en Jakarta el compromiso de limitar la producción venezolana a 2 millones 875 mil barriles diarios, el Congreso de la República aprobaba la Ley de Presupuesto Público para 1998, cuyo base de ingresos petroleros se fundaba de la proyección de una producción de 3 millones 700 mil barriles diarios y un precio unitario de 15 dólares. Es decir, una violación del compromiso contraído ese mismo día al otro lado del mundo, de 825 mil barriles, era convertida en Ley.


Es sintomática la acusación contra Arabia Saudita de estar haciendo, con la misma mala intención, lo mismo que nosotros: "está en otra apertura petrolera". ¡Desde luego que así será! Y seguramente, se estarán preparando también, con muchas más posibilidades que nosotros, para duplicar su producción. Entonces ya veremos a "nuestra" refinería de Curazao procesando petróleo árabe ultrabarato. Y es que los partidarios de privilegiar los volúmenes y abandonar la defensa de los precios no pueden obviar la realidad que se esconde tras la supuesta "gigantesca disponibilidad de recursos": Venezuela es un productor de altos niveles –crecientes, por lo demás- de costos, con una producción promedio de menos de 250 barriles diarios por pozo fluyente, que no resistiría una competencia abierta con productores capaces de bombear, como mínimo, 5.000 barriles diarios por pozo. Todas las ventajas estratégicas y geopolíticas de Venezuela se esfumarían ante un petróleo que puede salir del Medio Oriente a 3 ó 4 dólares el barril.


Claro que esto puede ser respondido con una expresión del típico "vivo" venezolano, que supuestamente no pierde con nadie: "¡Aaay papá! ya me salió un pendejo defensor de la causa árabe". De ese tenor son las expresiones del Ministro Petkoff, las cuales constituyen alusiones directas a la persona de este columnista, quien también lo es de FUNDAPATRIA, cuando afirma que "Hoy el ingreso petrolero no puede ser defendido con las ideas anacrónicas que tiene Fundapatria, porque ahí hay alguna gente que no ha visto que el mundo cambió".


Desde luego que no me cuento entre los "modernos" partidarios de una integración incondicional a los mercados globalizados. Desde luego que sigo creyendo que el control del 70 por ciento de los crudos que efectivamente se comercializan nos brinda alguna posibilidad para defender los precios. Desde luego que sigo creyendo que es antinatura una alianza entre productores y consumidores, de la cual sólo hemos obtenido hasta ahora el envilecimiento de los precios. Mis ideas pueden ser anacrónicas, no lo niego, pero las "modernas" ideas del actual gabinete económico y su fracasada gerencia petrolera son las que han conducido al país a la catastrófica situación en que se encuentra.


El Ministro Petkoff parece que sólo ve los cambios que le interesan para justificar sus posiciones. El mundo no sólo cambió con el derrumbe del Muro de Berlín y la Unión Soviética para luego quedar estático. El mundo sigue cambiando, y ya viene de regreso de las amargas medicinas del neoliberalismo extremista, del pensamiento único y el fin de la historia. Francia, Inglaterra y Alemania han dado giros que muestran que ya no estamos en el mundo de Reagan y la Sra. Thatcher. Pero, para no ir más lejos, hace una semana que en Venezuela murió, contrariando las novísimas preferencias de Petkoff, el cuasi-eterno Pacto de Punto Fijo.


Sin embargo, el peligro no lo constituyen las opiniones del actual Ministro de Cordiplan, sino la posible germinación de ideas similares en el nuevo gobierno. La tentación productivista es muy fuerte, sobre todo en momentos en los cuales se confrontan graves carencias financieras. Sus consecuencias están a la vista de todo el que quiera ver... lo malo es que no hay muchos dispuestos a hacerlo. Agréguese a ello el temor a ser llamados "anacrónicos" y ya tenemos los ingredientes para una política petrolera vacilante y llena de condicionamientos en cuanto a la defensa de los precios.


Diciembre, 1998



martes, 26 de enero de 2010

APUNTES PETROLEROS - 1995

Los Costos en la Industria Petrolera Venezolana:
Al gusto del consumidor

Carlos Mendoza Pottellá
1995

Cuando se intenta un análisis de los costos en la industria petrolera venezolana con la información disponible en las publicaciones oficiales, lo primero que se constata es que no hay un criterio uniforme para su registro y que se realizan presentaciones al gusto del consumidor:

Hay costos de producción que demuestran que tenemos un industria petrolera muy eficiente y capaz de competir con cualquiera por los bajos niveles relativos de este indicador. Este es el caso de la información registrada en el PODE 1994, según la cual, para este último año tales costos (1.347 MM$) son inferiores a los 1.382 MM$ de 1984. Si tomamos en cuenta que la producción se ha elevado de manera considerable en esta década, al pasar de 660 millones de barriles en el 84 a 903 millones en el 94, la disminución es mayor aún en términos unitarios, al pasar de 2,09 dólares el barril a 1,50 $/bl. en ese mismo lapso. La sola mención de estos ínfimos niveles de costos, equiparables a los vigentes en el Medio Oriente, hablan de la irrealidad de tales cifras.


En la misma fuente (PODE 94) los costos operativos totales, que incluyen el resto de las actividades de la industria a nivel nacional mantienen una impresionante horizontalidad, al pasar, en diez años, de 2.540 millones de dólares en 1984 a 2.685 en el 94.


A la hora de declarar impuestos, sin embargo, los costos operativos muestran un comportamiento diametralmente opuesto y es así como en las declaraciones a OCEPRE para fines presupuestarios -e impositivos, desde luego- los costos se duplican con holgura en siete años, al pasar de 3.165 millones de dólares en 1987 a 6.592 millones en 1994. Esta última cifra de OCEPRE supera a la registrada por el MEM para el mismo rubro en casi 4.000 millones de dólares. Sería interesante encontrar las razones de esta diferencia ¿De que naturaleza son estos costos operativos que pueden registrarse con cifras tan dispares?


Las cosas se complican, o tal vez se aclaran, cuando revisamos las cifras aportadas por el Informe Anual de PDVSA, las cuales se refieren al conjunto de las actividades de la casa matriz. Entre 1987 y 1989, podemos observar que, aunque ligeramente superiores, son cifras comparables a las declaradas a OCEPRE, dado un salto descomunal a partir de 1990 por la inclusión de los costos incurridos en las actividades de internacionalización. Y es así como se llegan a registrar, para 1994, costos operativos de 14.676 millones de dólares, doce mil millones más que lo registrado por el PODE para las actividades petroleras internas y ocho mil millones más que lo declarado a OCEPRE para el conjunto de los costos -petroleros y no petroleros- incurridos a nivel nacional.


La última de estas diferencias es, sin embargo, inferior a lo que debería ser, por lo que se sabe sobre los costos operativos incurridos en la internacionalización: entre 12 y 13 mil millones de dólares. ¿O es que en verdad las cifras de costos declaradas a OCEPRE están infladas y la diferencia que hay que considerar es la que se produce al comparar las cifras de PDVSA con las del MEM?


En fin, tomadas tal cual como son presentadas, estas magnitudes sólo sirven para realizar inferencias, interpolaciones y suposiciones sobre las cuales no tenemos ninguna seguridad, por cuanto no se informa de los criterios con los cuales la única fuente de tales informaciones, que es PDVSA, las elabora y suministra.

APUNTES PETROLEROS - Octubre de 1999

Petróleos de Venezuela…  
y de cada uno de los venezolanos

Carlos Mendoza Pottellá

La reserva constitucional al Estado de la propiedad sobre las acciones de Petróleo de Venezuela, o del ente a cuyo cargo se encuentre el control de la industria petrolera venezolana, es la única manera de mantener la titularidad accionaria de cada uno de los venezolanos sobre su principal fuente generadora de riquezas.

Cuando menciono a todos los venezolanos, no me refiero a los mayores de 18 años, como pretende establecer la más detestable de las propuestas privatizadoras, sino a todos, incluyendo a los que nacerán mañana, el mes que viene o dentro de 150 años. Y así tendría que ser, por cuanto se trata del control sobre una industria cuyas expectativas de duración, considerando el nivel actual de sus reservas petroleras, pasa de los mil años. Ello sin contar con los inmensos recursos de hidrocarburos depositados al norte del Orinoco, la mayoría de los cuales todavía hoy no tienen valor comercial y hacen de Venezuela el mayor reservorio mundial de ese prodigioso legado acumulado bajo el subsuelo hace decenas de millones de años.

Pero, sin necesidad de colocarnos en esas perspectivas esas perspectivas milenarias, razones de peso inmediatas, de nuestra contemporaneidad, de corto, mediano y largo plazo humanos, sustentan la necesidad de establecer la garantía constitucional del control estatal sobre su industria petrolera. La principal de esas razones es que PDVSA es, por su magnitud y por la importancia de sus operaciones, un instrumento estratégico para garantizarle al país una presencia digna y considerable en el concierto de las naciones. En efecto, sólo manteniendo el control operativo sobre la ingente su producción petrolera puede Venezuela tener injerencia decisiva en un aspecto vital para las relaciones económicas internacionales como lo es el suministro energético. Precisamente, la condición de ser una de las primeras empresas petroleras del mundo es la razón de ser de las apetencias que sobre PDVSA ejercen poderosos capitales privados nacionales e internacionales. Para esos sectores, es una verdadera incongruencia que un país de miserables sea propietario de una empresa de nivel mundial, y por eso mismo, sucumben a la tentación de ofrecerle montañas de espejitos a sus desprevenidos 23 millones de propietarios actuales.

Lo triste del caso es que esos poderosos intereses internacionales tienen voceros nativos –auténticos cipayos- que ejecutan insólitos malabarismos argumentales para convertirse en defensores de la supuesta “necesidad” que tenemos los venezolanos de sentirnos propietarios sin la tutela del Estado. Todo ello, desde luego, sin importar que, en realidad, ese “sentido de propiedad” sólo nos durará el tiempo necesario para hacer la transferencia de esa propiedad hacia otras manos.

Por ello, mueven a risa los pícaros argumentos de los “vivos” criollos que claman “¿Cómo es posible que yo pueda comprar en la Bolsa una acción de la Royal Dutch Shell y no una de PDVSA? ¡Exijo mi derecho a ser accionista de PDVSA y poder hacer con esa acción lo que me dé la gana!” Desde luego, ese vivaracho podrá comprarle sus acciones a otros venezolanos que, como los habitantes de Carapita o el barrio El Carpintero, no tendrán otra alternativa que convertir esas acciones en efectivo para sufragar mercados, vehículos populares o cuotas atrasadas del alquiler del rancho. Pero a la postre, esos privilegiados venezolanos que expropiarán a la mayoría de sus coterráneos, serán a su vez expropiados, porque en el país no existen los capitales privados requeridos para el desarrollo de una industria petrolera como la venezolana y tendrán que acudir a los mercados financieros internacionales y al "bondadoso" capital petrolero internacional para que asuma el control, tal como lo han tenido que hacer el Grupo Polar, Inelectra y otras compañías venezolanas que se han aventurado en las licitaciones de contratos operativos.

Para quienes tenemos algún sentido de la trascendencia de nuestras responsabilidades, lo peor de todo será la maldición que pesará sobre las cabezas de esta generación finisecular, si se convierte en desheredadora de los cientos de millones de venezolanos por nacer en los próximos años y siglos. Y precisamente para impedir que alguien en el futuro se sienta tentado, por dificultades económicas coyunturales, por un simple problema de flujo de caja, a liquidar el capital accionario de PDVSA y con ello, a desistir del control venezolano sobre su petróleo, es que creemos indispensable el establecimiento de obstáculos constitucionales que alejen esas tentaciones.

Ahora bien, el otorgarle rango constitucional a la propiedad estatal sobre la empresa a la cual se reservan las operaciones petroleras, no representa ningún obstáculo para que esa misma empresa sea dotada de la autonomía, flexibilidad y capacidad de negociación suficientes para realizar sin complejos todo tipo de negociaciones con el capital privado y se comporte como una empresa moderna y competitiva. Sólo una visión acomplejada y fatalista, desconocedora de experiencias históricas de empresas petroleras estatales exitosas, como las de Noruega y Gran Bretaña, puede atribuir a priori a nuestra empresa estatal todas las perversidades del estatismo burocrático.

Desde luego, y como suele suceder, los argumentos contra la referida previsión constitucional no son el producto de visiones acomplejadas, surgen mas bien de visiones interesadas, minuciosamente construidas, alimentadas y convertidas en matrices de opinión que se instalan en las mentes de los sectores "modernos y globalizados" de nuestra sociedad. Ahora bien, la existencia de sectores particulares, nacionales y extranjeros con intereses y apetencias sobre la actividad petrolera, no es algo necesariamente malo ni ilegítimo, el problema se plantea cuando esos intereses entran en contradicción con los intereses permanentes de la Nación venezolana actual y los de sus descendientes. Este es precisamente el caso en cuanto a la propiedad de las acciones de PDVSA.

jueves, 28 de octubre de 1999

E-Mail: cmendoz@reacciun.ve



URL: http://www.geocities.com/WallStreet/Market/8435/

lunes, 25 de enero de 2010

APUNTES PETROLEROS - Julio 1998

Petróleo, chambonería e impunidad


Carlos Mendoza Pottellá
Julio 1998

El país vive una conmoción económica y social a causa de la inmensa brecha que se ha abierto entre sus expectativas y exigencias presupuestarias y un ingreso petrolero abatido por la descomunal caída de los precios. Esa debacle tiene uno de sus factores fundamentales en la ceguera, la soberbia y la ignorancia de nuestros dirigentes petroleros, y no tiene nada que ver con la tesis oficial de que se trata de “maniobras de los especuladores”.

Como confesara en febrero pasado el Presidente de PDVSA, esa Corporación ha violado consistentemente las cuotas de la OPEP desde hace unos diez años, porque la gerencia petrolera venezolana no cree en la política de defensa de los precios y, por el contrario, se trazaron planes para alcanzar los 7 millones de barriles diarios en el año 2007 (intervención del Economista Jefe de PDVSA en un evento del World Energy Council, echando más leña al fuego en plena zambullida de los precios)

En noviembre pasado fue aprobada la Ley de Presupuesto 1998. De acuerdo a los parámetros asumidos para la exportación de crudo y productos, más el consumo interno, se autorizó allí una producción cercana a los 3 millones 700 mil barriles diarios. En esos mismos días, el Ministro de Minas y el Presidente de PDVSA estaban conviniendo, por consenso en Jakarta, una cuota de 2.580.000 b/d. Es decir, que la previsión presupuestaria oficializaba legislativamente la trampa a la OPEP, planificando una nueva violación, del orden de 1.120.000 b/d durante 1998, cifra superior a las violaciones incurridas en 1996 y 1997 de 740.000 y 1.060.000 b/d respectivamente.

Este comportamiento tramposo se justificaba con el argumento de que PDVSA basaba su estrategia a largo plazo sobre un escenario de precios bajos y la inmensa base de recursos petroleros que la convierten en la segunda empresa petrolera del mundo. No importaba que los precios cayeran, pues se podía incrementar la producción casi indefinidamente. Lo que importa es la actividad productiva, generadora de movimiento económico en general, y desde luego... de negocios de todo tipo.

Y todo ello se hace en nombre del combate al “rentismo” parasitario, permitiendo simultáneamente que la renta, que de todas maneras se produce, sea apropiada –en una sintomática explosión de los costos- por los asociados privados nacionales y, sobre todo, extranjeros de la gerencia petrolera. La justificación ética y económica de este comportamiento se basa en la aplicación dogmática de los preceptos de la economía de mercado: El Estado no puede seguir siendo propietario de medios de producción y debe restringirse a sus funciones “naturales”, en la prestación de servicios de seguridad, educación, salud e infraestructuras no rentables.

Pues bien, anclados en ese paradigma y munidos con los escenarios del Banco Mundial que predecían un permanente crecimiento de la economía mundial a tasas aceleradas, los gerentes petroleros construyeron su “Plan de Negocios” en 1992 para comenzar una expansión que llevaría la producción a 6,3 millones de barriles en el 2.006. Desde entonces lo han sostenido a troche y moche, contra todas las modificaciones de ese escenario que poco a poco, pero sin pausa, se estaban generando: Desde hace más de dos años, por ejemplo, los precios petroleros estaban dando muestras de debilidad y su caída, a pesar de no ser pronunciada, fue contínua durante todo ese lapso.

Los dirigentes petroleros siguíeron pontificando con soberbia hasta el 22 de marzo pasado: “si la OPEP nos critica, nos salimos y sanseacabó”, “la OPEP no puede hacer nada para detener la caída”, “nuestra estrategia se basa en precios bajos”, “aún a trece dólares nos dan las cuentas”, “la producción de los países no-OPEP va a disminuir muy pronto”, “compensaremos la caída de los precios con más producción”, “la caída de los precios es pasajera, es un efecto psicológico culpa de los especuladores”, “en el 2007 produciremos 7 millones de barriles diarios”.

La gravedad de la situación los hizo callar y fueron obligados a ir a la capital de Arabia Saudita, el 23 de marzo, a pactar un recorte de la producción que resolviera la situación. Pero lo hicieron con tan mala conciencia, que el recorte pactado no convenció al mercado y los precios siguieron cayendo.

El propio Presidente de PDVSA dejó entrever en declaraciones a un vespertino las razones de esa ineficiencia: En verdad, PDVSA redujo su producción, pero mantuvo el mismo nivel de suministros internacionales, apelando a los inventarios. Es decir, continuaron su tradicional burla a los compromisos adquiridos. Esto es tan conocido en esos mercados, que ni las promesas de un segundo recorte han detenido la caída de los precios. Asi lo expresan algunos analistas: la palabra de los dirigentes petroleros venezolanos no vale ni el papel donde está escrita.

Otros reconocen el valor de esas conductas: Giusti consagrado como el ejecutivo petrolero del año. Estados Unidos se ahorrará este año 15 mil millones de dólares en factura petrolera. Pero ¿quién responde por la brecha fiscal y presupuestaria venezolana?

DOCUMENTOS DEL BLOG Curso Monográfico 2006

ESCUELA DE ECONOMIA FACES-UCV

CURSO MONOGRÁFICO


POLÍTICA PETROLERA VENEZOLANA
CONTEMPORÁNEA 1976-2006

NACIONALIZACIÓN, APERTURA,
INTERNACIONALIZACIÓN

VIGENCIA DEL NACIONALISMO PETROLERO



CARLOS MENDOZA POTTELLÁ ENERO 2006

ANTECEDENTES

La política petrolera en la era concesionaria. Breve exposición sobre la génesis y evolución de la figura de la concesión minera.

El Estado venezolano y las corporaciones petroleras internacionales como protagonistas de la era concesionaria.

Evolución y agotamiento del régimen concesionario.

La geopolítica petrolera a mediados de los años 70: “Crisis energética”, embargo petrolero árabe, el Acuerdo General de Participación como nueva estrategia de las corporaciones.

La “nacionalización” como punto de inflexión de la política petrolera venezolana y de sus relaciones con el capital petrolero internacional. Una nueva edición, ampliada, de la relación dependiente Estado-transnacionales.

La “nacionalización” como inicio de una “apertura” a la participación y control del capital petrolero sobre la industria venezolana.

Inicio de la nueva era de esas relaciones: Los contratos de Asistencia Técnica y Comercialización, la reproducción del esquema filial-casa matriz en las nuevas “operadoras” nacionalizadas y posteriormente en la propia PDVSA.

La nueva estructuración del “Poder Petrolero”: Cúpulas gerenciales de mentalidad privatista y transnacional, heredadas de las antiguas concesionarias, en estrecha alianza Capital privado nacional e internacional.

APERTURA: ESTRATEGIA ANTI ESTATAL DE LA CASTA GERENCIAL PETROLERA

Inicio del desmantelamiento del MEM y de toda la estructura impositiva y fiscalizadora del Estado venezolano.

La fuga de cerebros, la eliminación del Valor Fiscal de Exportación, minimización de las capacidades políticas y técnicas del MEM, degradación de la Regalía y el Impuesto sobre la renta, etc.

Apertura: Camino a la privatización: De la formulación de presupuestos anuales inflados al diseño de megaplanes multianuales, sobredimensionados, inviables para la Nación, pero excelentes para el negocio privado nacional e internacional, tales como los megaproyectos de la Faja del Orinoco, la internacionalización y el Proyecto gasífero Cristóbal Colón, junto con la implantación de novedosas fórmulas de asociación degenerativa tales como los “convenios operativos”, “alianzas estratégicas”, el “esquema de ganancias compartidas”, el “outsourcing” generalizado y la concentración de las actividades de “procura”.

LA INTERNACIONALIZACIÓN COMO ESTRATEGIA ANTI-OPEP

El primer ensayo: la compra de refinerías en Alemania y la implantación del sistema netback, con sacrificio de los precios fijados en el seno de la OPEP.

La multiplicación de capacidad refinera en el exterior como excusa para promover la violación de la cuota venezolana en la OPEP.

EL PROCESO DE ADQUISICIÓN DE REFINERÍAS EN EL EXTERIOR COMO
“EXPORTACIÓN DE BENEFICIOS E IMPORTACIÓN DE COSTOS”

Adquisición de refinerías en quiebra, con alto grado de obsolescencia en un período en el que predominan los márgenes negativos para los refinadores.

Pérdidas: Iniciales, por sobreprecio, y permanentes, por la constante necesidad de realizar inversiones para repotenciar refinerías semi-paralizadas y en fase de liquidación.

Los descuentos sobre el precio de los crudos enviados a las refinerías adquiridas en el exterior, como única vía para reflejar “ganancias operativas”, pagar impuestos en los Estados Unidos y no ser obligadas por la SEC a declararse en bancarrota.

Magnitudes de un gigantesco negocio privado y una hemorragia de costos para Venezuela: PDVSA como compradora de crudos costosos, mexicanos, canadienses, rusos y norteamericanos para sus refinerías en el exterior, mientras suministra crudos venezolanos con descuentos.

LOS “HECHOS CUMPLIDOS” EN LA INTERNACIONALIZACIÓN
Y SU DIFÍCIL SOLUCIÓN A CORTO PLAZO.

Continúa el drenaje de ingresos internos hacia las refinerías de PDVSA en el exterior.

¿Cómo resolver el problema sin que ello comporte una nueva pérdida patrimonial para el país?

¿Tiene alguna justificación táctica o estratégica el seguir suministrando petróleo a descuento a “nuestro sistema de refinerías” en el exterior?

LA INTEGRACIÓN ENERGÉTICA LATINOAMERICANA: UNA POLÍTICA DE INTERNACIONALIZACIÓN SEMBRADA EN EL INTERÉS DE LA NACIÓN VENEZOLANA.

Las barreras de las corporaciones petroleras internacionales a los vínculos petroleros entre Venezuela y sus vecinos. Casos de Argentina y Brasil en los años 40.

La integración energética latinoamericana, una historia de fracasos y pocos éxitos. El sabotaje de PDVSA a ARPEL y OLADE. El pacto de San José y el Acuerdo Energético de Caracas.

PetroSur, PetroAndina, PetroCaribe, iniciativas venezolanas en el camino correcto.

La diversificación de mercados y fuentes de inversión y tecnología, medios para el afianzamiento de la soberanía nacional en el ámbito energético y político internacional.

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFIA

Akins, James, (1973): “The Oil Crisis, This Time the Wolf is Here”, Foreign Affairs,

Boué, Juan Carlos, (1977): “The Political Control of State Oil Companies. A Case Study of the International Vertical Integration Programme of Petroleos de Venezuela”. Oxford, Oxford University Press.

Boué, Juan Carlos, (2004): “La política de internacionalización de Petróleos de Venezuela”. Caracas, Ministerio de Energía y Petróleo.

Brannon, Gerard, (1974): “Energy Taxes and Subsidies: A Report to the Energy Policy Project of the Ford Foundation”, Ford Foundation. Versión parcial en español, mimeografiado, CEAP-FACES UCV.

Maza Zavala, D. F., Parra Luzardo, Gastón, Mieres, Francisco, Mendoza P., Carlos, (1977): “Incidencia de los contratos de tecnología y comercialización en el rumbo de la industria petrolera nacionalizada”, Caracas, mimeografiado. CEAP, FACES UCV

Mendoza Pottellá, Carlos, (1985): “De las Concesiones a los Contratos, Visión Retrospectiva de la Política Petrolera Venezolana”, Tesis de Maestría, Caracas, Inédita.

Mendoza Pottellá, Carlos, (1995): “El Poder Petrolero y la Economía Venezolana”, Caracas, CDCH UCV.

Mendoza Pottellá, Carlos, (1996): “Apertura petrolera: Nombre de estreno para un viejo proyecto antinacional”, Revista Venezolana de Ciencias Sociales, vol. 2, N° 2-3, Caracas, abril, pp. 225-254.

Mendoza Pottellá, Carlos, (2006): “Vigencia del Nacionalismo Petrolero”. Inédito.

Mieres, Francisco (1981): ““El papel del petróleo venezolano en la perspectiva de la crisis energética”, Petróleo y Desarrollo en México y Venezuela, México, Ed. Nueva Imagen, UNAM.

Ministerio de Minas e Hidrocarburos (1969-1975): Petróleo y Otros Datos Estadísticos, PODE, Caracas. MMH-MEM”

Mommer, Bernard, (1988): “La Cuestión Petrolera”, Caracas, Fondo Editorial Trópikos

Parra Luzardo, Gastón (1979) “El Despojo de Venezuela. Los precios del petróleo”, Maracaibo, Rectorado LUZ

Parra Luzardo, Gastón (1981) “El Desafío del Cartel Petrolero”, Maracaibo, Vicerrectorado Académico LUZ

Parra Luzardo, Gastón (1998) Tercera Edición. “De la Nacionalización a la Apertura Petrolera”, Maracaibo, Centro de Estudios Latinoamericanos, CEELA, LUZ.

Ramírez Coronado, Rafael Darío, (2000) “Informe del Comisario de PDVSA 1999”, . Caracas, PDVSA.

Rodríguez Gallad, Irene, Yánez, Francisco, (1977): “Cronología Ideológica de la nacionalización petrolera en Venezuela”, Caracas, UCV-FACES, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales.

Rose, Sanford, (1977): “¿Por qué está en mengua la marea de las transnacionales?”, Fortune, agosto.

Sáder Pérez, Rubén (1972): “Hacia la Nacionalización Petrolera”, Caracas, Síntesis Dosmil.

Sáder Pérez, Rubén (1974): “Petróleo Polémico y Otros Temas”, Caracas, Síntesis Dosmil.

DOCUMENTOS DEL BLOG -- Nota en "Ultimas Noticias" (08/03/2002)


REVISANDO EL BLOG...
Y RATIFICANDO POSICIONES

En marzo de 2002, siendo el suscrito miembro de la fugaz Junta Directiva de PDVSA que encabezara, por dos meses y hasta el golpe de Estado del 11 de abril de ese año, Gastón Parra Luzardo, el periodista de "Ulimas Noticias", César Contreras Altuve, publicó una nota en la cual resume las posiciones expuestas por  en un artículo de 1997. 

Entonces, como ahora, septiembre de 2011, ratifico lo dicho en ese trabajo. Sigo creyendo que son vigentes esas recomendaciones y algunas de ellas siguen siendo tareas por cumplir.

CMP 19/09/11 

EL PAÍS

DEBATIR A PDVSA:
LA INDUSTRIA SE TIENE QUE ADMINISTRAR EN CONSONANCIA CON UNA ESTRATEGIA NACIONAL

NO SÓLO DEBEN SER DÓLARES

Se pueden ceder al sector privado áreas reservadas al estado: Mendoza Potellá


César Contreras Altuve


PRINCIPIO De acuerdo con las mayorías nacionales

CADENA CAPRILES
________________________________________

La industria petrolera nacional, o lo que es lo mismo: Petróleos de Venezuela, S.A., Pdvsa, "en tanto que propiedad pública, reservada legal y constitucionalmente al Estado, debe ser dirigida y administrada en consonancia con una estrategia nacional que trascienda los límites de lo meramente empresarial".


La cita corresponde a Carlos Mendoza Potellá, economista, miembro de la nueva junta directiva de Pdvsa. Es parte de su trabajo. "Sí es posible una política petrolera distinta", escrito a principios de mayo de 1997. Se trata de un resumen de las conclusiones de su libro El Poder Petrolero y la Economía Venezolana (UCV, 1995).


Una estrategia nacional no debe entenderse sólo como políticas, programas, proyectos y actividades restringidas a la acción del Estado.


Mendoza precisa que no se limita "al estrecho ámbito de lo estatal". De modo que no es incompatible con que voluntariamente se le cedan al sector privado áreas reservadas al Estado. No obstante, "ello debe ser el resultado de una seria consideración por parte de los poderes públicos y los órganos planificadores competentes, en un ambiente de consenso nacional." En todo caso, no deben ser "transferencias unilaterales, sin la justa contraprestación debida por la liquidación de un activo público".


PODER PETROLERO


La posición descrita se opone a lo que Mendoza denomina el "Poder petrolero".


Cuando escribió el trabajo, ese poder estaba conformado por "un conglomerado de factores económicos y políticos, empresariales y corporativos, nucleado en torno a la cúpula directiva de Pdvsa".


Contando con "la complicidad por acción u omisión de todo el espectro político nacional", ese poder había impuesto "la expansión creciente y sin pausa de la inversión pública en el sector petrolero como garantía de multiplicación de las oportunidades de los negocios privados. De sus negocios".


Concluye que independientemente de las concepciones administrativas, políticas y sociales que garanticen una eficiente gestión de la industria petrolera, resulta "indispensable acabar con el abusivo aprovechamiento privado de ese bien colectivo".


PRINCIPIO RECTOR


Su crítica de la política petrolera venezolana parte “de una visión positivamente distinta de la realidad de nuestra industria petrolera y de los principios que deben orientar su funcionamiento, la magnitud y sentido de sus proyectos, su integración dinámica a la economía nacional y, de manera particular, el manejo y disposición de sus ingresos”.


Así, “el principio rector de esas posiciones es aquel que considera el petróleo como patrimonio colectivo de los venezolanos y, en tanto que tal, que esa riqueza debe ser administrada según convenga al legítimo interés de las mayorías nacionales”.


Sostiene que el petróleo aún posee posibilidades que “pueden ser utilizadas para la reconstrucción de la sociedad venezolana sobre nuevas bases: de autosuficiencia, autonomía y diversificación de nuestras relaciones económicas internacionales, mediante un proceso integrador e internalizador de esos rendimientos”.


Tal proceso debe modificar la situación de una industria volcada hacia el exterior, que depende de los requerimientos de los mercados internacionales.


Una industria petrolera que posee “escasos encadenamientos” dentro del país, particularmente con el resto del sector industrial y otros sectores económicos.


La industria petrolera no debe ser sólo proveedora de dólares. Debe avanzar “hacia su fusión con los recursos humanos y materiales disponibles en el país”.


Tareas a desarrollar


Decisiones. Mendoza dice que en el marco “de un proceso de verdadera profundización de la nacionalización petrolera, de auténtica apropiación por los venezolanos de su patrimonio colectivo”, se imponen decisiones o tareas que requieren definida voluntad política. Presentamos las principales.


Inversiones. Investigar los principales contratos y las inversiones de Pdvsa, tanto en el país como en el exterior; analizar el rendimiento de cada una de esas inversiones y sus perspectivas; determinar la conveniencia o no de mantener la propiedad de tales activos.


Equipo. Todas las transacciones de la industria petrolera deben someterse efectivamente a la supervisión de la Contraloría General de la República.


Además, se debe crear un equipo multidisciplinario y operativo (con representación legislativa, laboral y empresarial) controlado por el Consejo de Ministros; su objeto es la planificación en materia de economía petrolera y energética.


Otros usos. Se debe iniciar un proceso de investigación científica sobre los posibles usos no energéticos del petróleo de la Faja del Orinoco.


Cuota. Mantener la política, en el seno de la OPEP, de defensa de los precios. Garantizar una cuota de producción acorde con el nivel óptimo de producción de las reservas petroleras venezolanas.


Eficiencia. Se deben procurar los fondos necesarios para garantizar el eficiente funcionamiento de la industria en todos sus niveles; cada año se deben presupuestar los proyectos recurrentes y los nuevos programas que se consideren viables, prioritarios y acordes con la política económica. Además, deben estar de acuerdo con la necesidad de integrar la industria petrolera a la reconstrucción de la economía nacional.


Producción. Los niveles de producción se deben estabilizar dentro de márgenes técnicos aconsejables.

DOCUMENTOS DEL BLOG -- Nota de VENPRES (10/03/2003)

(Publicada por aporrea.org)

Las pérdidas de la Internacionalización

Caracas, 10 Mar. Venpres (Lisa Robles).- Por concepto de internacionalización petrolera en el año 2001 el fisco venezolano no recibió nada; es decir, se dejaron de percibir ingresos de aproximadamente 27 millardos de dólares, porque Petróleos de Venezuela (Pdvsa) alimentaba negocios de esa magnitud que no reportan nada al país.

Así lo afirmó el experto petrolero y embajador de Venezuela en Rusia, Carlos Mendoza Potellá, quien agregó que el holding estatal aún otorga crudo con descuento. Esto obligaba a hacer constantes inversiones en este negocio, las cuales no reportaron nada al país ni se tradujeron en ingresos al fisco, pero a cambio, aumentaron los negocios de sectores privados muy bien identificados.

Las declaraciones las ofreció a Venpres antes de presentar su ponencia en el Seminario Nuevos Paradigmas de Integración de la Industria Energética en América Latina, actividad organizada por el Parlamento Latinoamericano (Parlatino) e instalado por el presidente de Pdvsa, Alí Rodríguez Araque.

Abordado sobre la posibilidad de vender Citgo, filial de Pdvsa ubicada en Tulsa, Oklahoma, Estados Unidos, expresó que esa es una negociación muy delicada y además debe hacerse un estudio muy detenido de qué se va a hacer; es decir, si hay que vender o replantear los contratos.

Según la opinión del experto "es un pésimo negocio" mantener esa filial, pues implica preservar sus refinerías y sus 12 mil estaciones de servicio, "pero es tan malo que estamos ensartados en una trampa en la cual no podemos decir que mañana vamos a vender a esta filial".

Mendoza Potellá subrayó, que Venezuela mantiene una deuda en sus activos en el exterior (la cual está comprendida por 23 refinerías de Pdvsa, situadas en diferentes lugares del mundo) de 8 millardos de dólares. Sin embargo, "la principal industria del país ya está conformando un equipo completo de auditores, economistas y abogados para analizar esta situación, y decidire qué se puede hacer".

No extraer crudo durante el sabotaje a Pdvsa, en diciembre pasado, representó pérdidas de 75 millones de dólares diarios al país, recordó. Reforzó este planteamiento al retrotraer que en un determinado lapso decembrino la producción petrolera estaba por el orden de los 150 mil barriles de crudo por día, lo cual significó un monto incalculable en pérdidas.

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La fuente original de este documento es:
Venpres (http://www.venpres.gov.ve/)

DOCUMENTOS DEL BLOG Entrevista en "El Mundo" (14/09/2009)

Pdvsa debe reevaluar venta de Citgo
y salir de sus negocios en Europa

Fuente: El Mundo
Fecha noticia: 2009-09-14
lunes, 14 de septiembre de 2009

Erika Hidalgo López

El experto petrolero Carlos Mendoza Potellá sostiene que Citgo nació quebrada, y que la internacionalización no ha sido rentable para Pdvsa. Asoma que desprenderse de estas unidades sanearía a la empresa estatal

El Gobierno debe "evaluar la venta de Citgo y salir, tan rápido como pueda, de los activos de Pdvsa en Europa, como pasos indispensables para garantizar el equilibrio financiero de la industria petrolera estatal", a juicio del asesor y analista petrolero del Banco Central de Venezuela, Carlos Mendoza Potellá.

Según el experto, es falso que el Gobierno ejerza presión para quebrar a Citgo. Lo que realmente ocurre es que la política de internacionalización de Pdvsa, asumida en la década de los `80, siempre fue inviable desde el punto de vista financiero.

"Citgo nació quebrada y está constante y estructuralmente acosada por la forma en que se adquirió", indica.

Sostiene que la mayoría de las refinerías que Pdvsa adquirió en el exterior, junto con infraestructuras de almacenamiento de combustibles y redes de distribución al detal, a un costo total de 4.380 millones de dólares, desembolsados entre 1983 y 2002, eran activos deteriorados y con graves rezagos tecnológicos.

Según Mendoza, en esas refinerías no se pueden procesar crudos pesados, que constituyen la mayor parte de la oferta local.

A pesar de que no se puede hablar de una debacle de los precios petroleros, sí se ha registrado una caída muy importante, de manera que el ingreso proveniente de las ventas de crudo y derivados se ha visto afectado por la crisis global.

De allí que tomar decisiones sobre la conveniencia de mantener a Citgo o los activos europeos es importante, ahora, para evitar mayores problemas financieros a la industria nacional.

Para Mendoza Potellá, no tiene sentido seguir con negocios que potencialmente significarían obstáculos para el adecuado saneamiento de los números de Petróleos de Venezuela.

-Si estos negocios eran tan malos, ¿por qué se hicieron? La lógica verdadera de la política de internacionalización era provocar una ruptura de Venezuela con la Organización de Países Exportadores de Petróleo, ya que su participación mayoritaria en refinerías en Estados Unidos y Europa obligaba a Pdvsa a incrementar constantemente su producción o a comprar crudo a terceros países para sostener negocios que nunca produjeron dividendos al fisco nacional.

Además, estaba el planteamiento de hombres como Andrés Sosa Pietri, ex presidente de Pdvsa, quien decía que era mejor vender cuatro millones de barriles a dos dólares cada uno, que vender dos millones a 40 dólares. Ellos creían que el verdadero negocio estaba en mayores volúmenes de crudo, no en defender un precio justo.

Para soportar este argumento, Mendoza Potellá cita a Juan Carlos Boué, quien en su libro La Internacionalización de Pdvsa: Una Costosa Ilusión, recuerda que fue Hugo Chávez el primer presidente que ordenó a Citgo reportar dividendos al Estado venezolano.

Por primera vez desde su adquisición, la filial estadounidense reportó una ganancia más o menos sólida, de 483 millones de dólares en 1999, "cifra que excedía en 401 millones los dividendos totales declarados por esta filial durante los ocho años en los que Pdvsa había sido su única accionista", escribió Boué.

-¿Qué impidió la entrega de dividendos? Básicamente, las compras de petróleo que Pdvsa se vio forzada a hacer a otros proveedores, que llegaron a representar nada menos que 50% de los costos totales de la industria, sin que hubiera una contraparte de renta.

Pero eso no es nada, Citgo se nutre con crudos provenientes de México y Canadá, principales competidores del petróleo venezolano en Estados Unidos, al punto que la filial de Pdvsa es el primer cliente de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la nación norteamericana.

A descuento Pero el problema no se reducía a la adquisición de petróleo a terceros, sino que el crudo venezolano que se procesaba en el exterior se colocaba a descuento, lo que permitía, según Mendoza Potellá, que, por ejemplo, Citgo declarara ganancias. Esta política se suprimió, definitivamente, en 2006.

En 2001, refiere el experto, Venezuela exportó a sus refinerías foráneas un millón de barriles diarios de sus mejores crudos "para obtener resultados pírricos".

-¿Cuál fue, por ejemplo, en Citgo, el impacto de esta política de descuentos? Estos descuentos fueron los que produjeron las ganancias de Citgo, que ascendieron a 638 millones de dólares en 2001. Estas rebajas fueron equivalentes a 936 millones de dólares, según el informe del comisario de Pdvsa, Rafael Ramírez Coronado. Gracias a estos descuentos se presentaron ganancias ficticias a la Comisión de Valores (SEC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Y, además de ello, ese año se hicieron inversiones nuevas.

Mendoza Potellá sostiene que vender estos activos no representará salir de "excelentes negocios", como afirman los críticos, sino la posibilidad de sanear las finanzas de la industria y tener un perfil de negocios más racional, conforme a las nuevas realidades del mercado petrolero. Sin embargo, advierte que estas posibles ventas deben verse con cuidado, debido a que se ha invertido mucho capital en estas estructuras.

Cero petróleo nacional Más allá de evaluar la venta definitiva de Citgo, por razones que han sido reiteradamente expuestas por Mendoza Potellá y otros analistas, como Francisco Mieres y Gastón Parra Luzardo, ambos lamentablemente desaparecidos, el asesor del BCV pone el acento en los negocios refineros y petroquímicos que Pdvsa mantiene en Europa, ubicados en Alemania, Suecia, Gran Bretaña y Bélgica, a los que define como "pérdidas desastrosas" para Venezuela.

-Siempre se dijo que los negocios de Europa garantizaban mercados para el crudo venezolano. ¿Qué pasó, entonces?

Nuestras refinerías de Alemania dieron tan malos resultados iniciales, que dejamos de enviarles petróleo. La cantidad de dinero que se lograba repatriar era dramáticamentemenoralaquesehabría obtenido por vender ese crudo en el mercado, a cualquier otro país. Y eso fue al principio.

La verdad es que hace más de 15 años en esas refinerías no procesan ni un barril de petróleo venezolano. Desde entonces, se compra el crudo que necesitan a Rusia.

Personalmente, fui testigo de los esfuerzos que hizo el ministro Rafael Ramírez para vender esas refinerías a los rusos, pero no las quisieron. Sacaron sus cuentas y concluyeron que no habría negocio, ya que reportarían una pérdida de no menos de cinco dólares por barril.

En el viejo continente, Venezuela cuenta con cuatro refinerías en Alemania; una en Bélgica; dos en Gran Bretaña; y otras dos en Suecia, cuya capacidad consolidada es de 259.000 barriles diarios, lo que significa apenas 8,5% de la capacidad de refinación total del país que, según el reporte de Pdvsa correspondiente al cierre de 2008, alcanzó 3.035.000 barriles diarios.

En Estados Unidos, Pdvsa mantiene una capacidad de refinación de crudo de 1.089.000 barriles por día, equivalente a 36% de la capacidad total de la industria nacional. Siguiendo la línea argumental de Mendoza Potellá, estos datos revelan que Pdvsa refina 44,5% del crudo que transforma en productos de alto valor añadido, absolutamente a pérdida.

Una paradoja que vale la pena señalar objetivamente es que los detractores de la construcción de las nuevas refinerías de Cabruta y "Batalla de Santa Inés" en Barinas apuntan que una estructura de este tipo que no sea capaz de procesar más de 150.000 barriles diarios esunmalnegocio.Siestoesasí,cómo justificar la participación en nueve refinerías europeas, que individualmente procesan 28.000 barriles diarios en promedio.

-¿Y el impacto en la estructura de ingresos fiscales petroleros?

La internacionalización fue parte de una operación de hundimiento del aporte fiscal petrolero, que se complementó con la eliminación del Valor Fiscal de Exportación y los acuerdos de la Apertura, que llevaron la regalía a 1% por barril extraído y rebajaron la alícuota a 34% del Impuesto Sobre la Renta que pagaban las empresas extranjeras. Desde 1999 se han hecho consistentes esfuerzos por aumentar la participación fiscal, pero esos activos externos siguen generando altos costos por compras de petróleo a terceros e inversiones.

¿Y, entonces, qué hay que hacer con Citgo?

Hay que vender ese negocio, pero haciendo lo necesario para recuperar la mayor parte, al menos, de las inmensas inversiones que hemos hecho en esa empresa.

Modificado el ( lunes, 14 de septiembre de 2009 )

DOCUMENTOS DEL BLOG Artículo de Ernesto Villegas en Aporrea

Contra la Corriente

Brasil planeó invadir Venezuela
para controlar la Faja

Por: Ernesto Villegas Poljak

Fecha de publicación: 05/09/08
Aporrea.org


Hace ya tres semanas que dedicamos este espacio al tema de la Faja del Orinoco y nos permitimos cerrar la saga con las líneas -sin desperdicio- que nos envía Carlos Mendoza Potellá a propósito de los cambios de apellido (un día “bituminosa”, otro “petrolífera”) que ha experimentado esa oceánica reserva de hidrocarburo, cuyos negros contenidos –¿quién lo duda?- son a las potencias consumidoras lo que la cocaína a un adicto con síndrome de abstinencia.

Mendoza Potellá es economista, profesor de Economía Petrolera y asesor de la presidencia del Banco Central de Venezuela. Fue director de Pdvsa en los tiempos convulsos del 2002 y luego embajador en Rusia.

El hombre tiene in pectore un libro sobre el tema. Veamos qué dice:

“Apreciado Ernesto: Acabo de leer tu columna y no resistí la tentación de escribirte para discutir las afirmaciones que hacen algunos de tus informantes sobre cuál fue el primer nombre de la Faja y los supuestos vínculos de ese cambio de nombre con la Orimulsión.

Desde los años 30, los geólogos norteamericanos que perforaban en la formación Oficina (Sur de Anzoátegui, recuerda Oficina No .1) detectaron lo que para ellos era una ‘curiosidad’.

Sus reportes anotaban algo así como esto: ‘...perforando en la Formación Oficina se atraviesa un tar belt...’. (claro, toda la frase en inglés).

Si buscas en el diccionario de Google, encontrarás que la única acepción de la palabra tar es "alquitran". Los geólogos citados estarían hablando entonces de un cinturón de alquitran. O de una faja de alquitrán. En aquellos años 30 nadie estaba pensando en centipoises y diferenciando "pegoste" de crudo extrapesado pero fluyente, así que no tiene nada de extraño que se hiciera una traducción más elegante, de faja de alquitrán a faja bituminosa. Y así fue conocida desde entonces.

Así se tratara de crudos extrapesados o de bitúmenes, para las compañías petroleras de entonces la tal Faja constituía simplemente una curiosidad geológica, sin importancia para su negocio, que se limitaba a los crudos livianos. Tan curiosa, como los esquistos bituminosos de Colorado o las arenas bituminosas de Athabasca”.

El plan “Cahla Norte” y la visita de Akins

“El cambio de nombre se produce en otras circunstancias y no tiene que ver con la Orimulsión, porque no existía todavía. Se remonta a los tiempos de Nixon, Caldera I y la dictadura de los militares brasileños, desde Castello Branco hasta Ernesto Geisel, protagonistas de las circunstancias que te narraré a continuación.

A comienzos de los años 70, cuando se hablaba intensamente de una ‘crisis energética’, los geoestrategas norteamericanos habían identificado como únicos petróleos restantes en cantidades considerables, después del inminente agotamiento de los crudos livianos y medianos -previsto para una fecha entre 1995 y 2010-, a las arenas bituminosas de Athabasca y la Faja Bituminosa del Orinoco.( Los esquistos de Colorado no eran, ni son hoy, factibles).

A partir de esa constatación, comenzaron a proliferar estudios de varios Comités del Congreso estadounidense donde se evaluaba la capacidad y la voluntad de los venezolanos para poner a disposición del mundo (vale decir, de EEUU) esos inmensos recursos.

Conocedores de estos estudios, los también estrategas de la dictadura militar brasileña, teniendo en cuenta el fervor nacionalista que bullía entonces entre los venezolanos y honrando los compromisos asumidos al considerarse a sí mismos como el ‘subimperialismo’, diseñaron un plan para garantizar que la explotación de la Faja se iniciara ‘on time’. El ‘Plan Cahla Norte’ (Cuña Norte) promovido por el entonces presidente de Petrobras y luego Presidente del Brasil, Ernesto Geisel, contemplaba la ‘toma’ por Brasil de todo el sur de Venezuela hasta la mitad del Estado Anzoátegui.

Este Plan, difundido entre los círculos del poder venezolano, aflojó muchos esfínteres y motivó muchas declaraciones sobre la buena voluntad venezolana de continuar siendo un suministrador confiable. No por casualidad, el presidente Caldera recibió la visita de James Akins, para a época ‘zar energético’ de Nixon.

Después de las seguridades que se le dieron aparecieron otros estudios de Comités de Congreso norteamericano en los que se afirmaba enfáticamente que ‘los venezolanos sí están dispuestos a explotar la Faja’.

Una de esas muestras de disposición lo constituyó, precisamente, el cambio de nombre ordenado por el Gobierno: la Faja Bituminosa sería, a partir de ahora, petrolífera.

Juan Pablo Pérez Alfonzo alzó su airada voz de protesta, denunciando que se estaba poniendo sobre el mostrador algo que ha debido reservarse para las generaciones futuras. Pero la contención del excesivo nacionalismo y el conservacionismo fue una de las promesas de los dirigentes venezolanos que llevó James Akins a Richard Nixon.

Así pues, nada tuvieron que ver los centipoises, ni la Orimulsión.

Se trata, como muchas veces sucede de un anacronismo utilizado para jusitificar determinadas posiciones en un debate que debe ser conducido con mayor seriedad. (Me hace recordar a Pedro Picapiedras, un troglodita que disfruta del american way of life).

Recibe mis atentos saludos.
Carlos Mendoza Potellá”.

NOTAS PARA UN NUEVO GOBIERNO - 1999

Carlos Mendoza Pottellá
1999

El nuevo gobierno heredó un Estado quebrado que pierde, aproximadamente, mil millones de dólares en ingreso de divisas y 700 millones en ingresos al Fisco por cada dólar de merma en el precio del barril de petróleo exportado.


La quiebra del Fisco es consecuencia de las políticas antinacionales ejecutadas por los gobernantes que manejaron al país hasta el 2 de febrero, completamente sometidos a la terquedad, la estrechez de miras y el egoísmo de ciertos sectores empresariales y apoyados por las cúpulas sindicales petroleras corruptas.


Es absurdo el argumento voceado por los principales responsables del desastre petrolero que vivimos durante los últimos años, según el cual es bueno que los precios se mantengan bajos para evitar que nuestros competidores inviertan en la expansión de su más costosa producción. Por el contrario, La permanencia en el mercado de productores con mayores costos garantiza un mayor margen de excedentes por cada barril a los productores de menores costos.


Dejar que los precios sean fijados por los consumidores fue una política de entreguismo total que nos ha sumergido en una inaguantable crisis fiscal y nos obliga a mendigar en el exterior unos pocos centenares de millones de dólares ante los organismos multilaterales "que no piden nada a cambio…"


Debemos luchar para impedir que el gobierno de la democracia que comenzó a construirse el 2 de febrero caiga, como los anteriores, en la trampa de los eternos aprovechadores de nuestra lamentable dependencia petrolera: las grandes corporaciones internacionales y sus socios criollos.


Este es momento en el cual la OPEP puede recobrar su vigencia; ahora es cuando la Organización puede hacer sentir el poder de mercado que le otorga el control de más del 85% de las reservas del mundo, al disminuir la producción drásticamente y detener el deterioro de los precios.


El gobierno no debe, pues, dejarse intimidar ni confundir por este chantaje petrolero. El abismo no nos espera, estamos en él, evidente en la caótica situación económica y social en la que nos encontramos, como producto de la aplicación indiscriminada de las políticas de ajuste y apertura antinacional fondomonetarista.

martes, 19 de enero de 2010

APUNTES PETROLEROS - Mayo 2000

Balance OPEP:
Antes y después del 28 de marzo

Carlos Mendoza Pottellá
28 de mayo 2000


Ansiedad, agitación y nerviosismo fueron los rasgos caracterológicos predominantes en el mundo petrolero en los meses previos a la reunión de la OPEP de finales de marzo pasado. Nada extraño, dadas las pasiones que suelen acompañar las discusiones en torno a las decisiones y aún la existencia misma de esa Organización, inmersa en una composición de fuerzas entre poderes mundiales que a veces amenazan con desbaratarla y en otras la convierten en chivo expiatorio de inconfesables pecados.

En las postrimerías de 1999, anticipándose a lo que debería ser la reunión de marzo del 2000, comenzaron a florecer las informaciones, estudios y debates sobre la forma en que la OPEP debería ingeniárselas para aumentar sus niveles de producción sin provocar un colapso de los precios. “¿Podrá la OPEP manejar un “aterrizaje suave” de los precios en el 2000?”, fue la pregunta con la cual titulaba, el 7 de enero pasado, un articulista de “Oil and Gas Journal”, Bob Williams, comentando las proposiciones hechas en ese mismo sentido por el londinense Centre for Global Energy Studies: “...la OPEP debe coordinar incrementos de la producción este año para evitar daños a la demanda futura.”

En ese mismo mes de enero, informaciones procedentes de la propia OPEP daban cuenta de que durante todo el año 1999 la producción efectiva de cada uno de sus miembros desbordó los niveles acordados previamente en junio de 1998 y en marzo de 1999. La amplitud de la “desviación” (trampa, en el más estricto sentido) osciló entre 430 mil barriles diarios en junio y un millón 32 mil en diciembre, promediando unos 670 mil barriles diarios para todo el año. {Debo señalar, de paso, que la contribución de Venezuela a esta “desviación”, fue mínima, expresando un comportamiento oficial mucho más serio, respecto a los compromisos suscritos, que el abiertamente saboteador prevaleciente en el pasado quinquenio}. Lo cierto del caso es que los referidos niveles de sobreproducción, enfrentados en este caso a un mercado fuerte, con los precios en alza, constituyeron uno de los argumentos esgrimidos a favor de una decisión que elevara las cuotas asignadas, “santificando” la trampa. De hecho, con ello se justificó la decisión adoptada, al afirmar que, en realidad, sólo se incorporarían al mercado 400 mil barriles diarios adicionales, si se tomaba en cuenta la “trampa” de marzo, estimada en 1 millón 300 mil barriles diarios.

Igualmente, en ese mismo lapso se multiplicaron las informaciones escandalosas –manifestaciones de camioneros frente a la Casa Blanca incluidas- sobre el potencial inflacionario en los principales países consumidores de los precios del crudo por encima de los 30 dólares, el estímulo que los mismos representaban para la competencia de petróleos procedentes de áreas de mayores costos, el posible desarrollo de fuentes energéticas alternas, la incorporación de nuevas tecnologías ahorradoras de energía, amén de las tradicionales formulaciones en defensa de la libre competencia, en las cuales se comienza por presentar a la OPEP como un cartel demoníaco y se termina amenazando con el uso de las reservas estratégicas norteamericanas para restituir a un nivel aceptable los precios o con la internacionalización de las domésticas leyes antimonopolio norteamericanas y la aplicación de sanciones comerciales a los suscriptores de los acuerdos de reducción de la producción.

Todo ello condujo al ya señalado ambiente angustioso, de apresuradas consultas previas, bilaterales, trilaterales y de cualquier orden entre Ministros petroleros dentro y fuera de la OPEP, condimentadas con el “tour” aprieta tuercas del Secretario de Energía Bill Richardson, los pronósticos agoreros de ciertos analistas proclives al expansionismo productivo y decididamente anti-OPEP, a los cuales se enfrentaban las exigencias de firmeza de parte de los más radicales defensores de las políticas restrictivas de la producción y la elevación de los precios en términos reales.

El desenlace del 28 de marzo fue una decisión mayoritaria, sin el consenso que tradicionalmente requieren las resoluciones OPEP, objetada por Irán, pero aplaudida inmediatamente como un paso en la dirección correcta por Bill Clinton y los voceros de la Agencia Internacional de Energía.

Estas circunstancias han llevado a algunos analistas a considerar que se trató de una rendición de la OPEP frente a los Estados Unidos y los demás poderosos consumidores, de un abandono de la política de defensa de los precios, sobre todo si se toma en cuenta que los demonizados 30 dólares de marzo de este año sólo equivalen, en verdad, a menos de 9 dólares de 1973. En este mismo tono argumental se encuentran las constataciones de que, de los 150 dólares que en promedio paga el consumidor europeo por un barril de productos petroleros, el costo de adquisición del crudo representa una ridícula fracción.

Considero que estos cálculos son inapelables. De hecho, son el resultado de la tradicional historia de las relaciones comerciales entre el centro desarrollado, antes y ahora colonialista, y la periferia subdesarrollada: las famosas “tijeras del intercambio” con las cuales nos han cortado a placer durante los últimos dos o tres siglos. Hoy, además, constituyen parte del arsenal instrumental de la globalización que quieren imponer el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio. Nunca está demás –remember Seattle- recordarlo y denunciarlo: forman parte de las desigualdades e iniquidades institucionalizadas que se nos quieren imponer como normalidad y modernidad.

Por todo ello, estoy de acuerdo con no hacer muchas fiestas con los resultados de la última reunión de la OPEP, pero también, compelido por la realpolitik, la miserable y oportunista ciencia de lo posible, considero que se debe evaluar con serenidad la factibilidad de los escenarios que se presentaban entonces y se siguen presentando hoy.

De tal suerte, y colocándonos en el ambiente de presiones y amenazas descrito al principio, conociendo los diversos niveles de debilidades y compromisos de los miembros de la Organización, una ratificación de los niveles de producción vigentes desde abril de 1999 hubiera significado, por parte de la OPEP, la declaración de una guerra en la que rápida y “quirúrgicamente”, como se acostumbra desde la Guerra del Golfo, sería aislada y obligada a retroceder hasta perder su actual papel, en cual disfruta de un cierto protagonismo, así sea delegado por los otros actores.

En otras palabras, se hubiera roto el equilibrio de poderes, ese juego en el que la demanda, coordinada por los Estados Unidos y los demás poderosos miembros de la Agencia Internacional de Energía “negocian” el precio de los suministros domésticos e importados con los países productores de la OPEP y fuera de ella, intermediado todo el proceso por el interés fundamental de las grandes transnacionales petroleras y no petroleras. Un juego en el que todos quieren maximizar sus beneficios y en el que, para poder lograrlo, dejan a la OPEP un campo limitado de opciones, pero que también constituyen posibilidades reales de decisión sobre el rumbo del mercado. Por ejemplo, la OPEP puede, como lo hizo entre 1997 y 1998 guiada por la locura expansionista de los dirigentes petroleros venezolanos de la época, desestabilizar el mercado y hundir los precios por debajo de los costos de producción de la mayoría de los productores mundiales y, en su euforia “competitiva”, llevar la economía de sus respectivos países a crisis como la que está viviendo nuestro país desde entonces. (Esto, a la postre, no convino a nadie y es lo que ha permitido que funcione la actual política de recortes). Pero lo contrario no es cierto: la OPEP no puede restringir la demanda permanentemente y llevar los precios hacia la recuperación de los niveles de ingresos reales perdidos por la erosión que la inflación y la desvalorización del dólar desde 1973 hasta nuestros días. “Te puedes meter con el santo, pero no con la limosna”, sería la admonición que susurrarían los dueños del mundo al lado del potro del tormento, mientras nos meten en cintura con toda la delicadeza que los caracteriza.

Sin que ello signifique resignación, y mientras se presenten escenarios más propicio para combatir las ancestrales injusticias, debemos evaluar, dentro de los límites que se nos asignan, los resultados de las decisiones del 28 de marzo.

Constatamos así que a partir de esa fecha los precios del petróleo continuaron la caída que habían iniciado después del récord nominal del 8 de marzo, cuando alcanzaron el nivel superior a los 34 dólares para el WTI, lo cual agudizó, por cierto, la presiones sobre la OPEP. Esa tendencia se mantuvo hasta el 11-12 de abril, cuando dichos precios se colocaron debajo del límite inferior -22 dólares el barril para la cesta de crudos OPEP- de la banda dentro de la cual las cuales deberían moverse los precios, según fuera aprobado por esa Organización en la misma reunión que estoy comentando. A partir de entonces se produjo una inflexión en el rumbo de las cotizaciones y transacciones efectivas que los está elevando a cimas que para el 11 de mayo constituían las más altas en siete semanas y los colocaban de vuelta en “los aires enrarecidos de los 30 dólares el barril”, según la expresión utilizada por el servicio electrónico “Infobeat Finance” el día anterior, al registrar la señalada tendencia.

Los servicios informativos de la Agencia Internacional de Energía, el Departamento de Energía de los Estados Unidos y los analistas privados de fuentes como la anteriormente citada, reportan que la caída inicial estuvo fuertemente motivada por el impacto psicológico de la decisión misma de la OPEP y las expectativas de que la expansión de la producción no se detuviera en los límites acordados, lo cual hubiera permitido una recuperación masiva de los inventarios que presionaría los precios hacia niveles más bajos aún. De hecho, las contradictorias informaciones sobre el verdadero nivel de estos inventarios y las dudas sobre su adecuación a la venidera temporada veraniega y la expansión del consumo de gasolina en los Estados Unidos han sido algunos de los factores de la reciente tendencia sostenida al alza, activa en el momento en que escribo estas líneas, aún pendiente de novedades anunciadas por el API sobre los inventarios, el fin de la huelga en Noruega y otros factores por el estilo.

Pero además, creo importante señalar la circunstancia de que, hasta ahora, se están cumpliendo las expectativas de la OPEP según las cuales sólo se incorporarían al mercado volúmenes adicionales a los ya clasificados como “trampa” en los pasados 12 meses, y no 1,7 millones de barriles diarios netos, como temían algunos. Bloomberg Energy informa, el 11 de mayo, que los diez miembros de la OPEP comprometidos en el acuerdo incrementaron su producción en sólo 395 mil barriles diarios durante abril, lo cual, añadido a la mencionada “trampa” de marzo, de 1 millón 300 mil barriles diarios, completa el aumento acordado en Viena. Irak, que no está incluido en el acuerdo aumento su producción en 455 mil barriles diarios durante ese mismo mes.

Pese a todo lo anterior, como ya dije, los precios están volviendo durante el día de hoy, 11 de mayo, a los míticos 30 dólares para el WTI. Ello podría interpretarse como el logro del anhelado “aterrizaje suave” y el alejamiento del colapso temido.
 
Debo recordar que la AIE expresó, con clarísima intención, el mismo 28 de marzo, que enfatizaba la importancia de la próxima reunión de la OPEP en junio. Por el contrario, el Presidente de la OPEP, Alí Rodríguez acaba de anunciar en México que en esa oportunidad no se producirán nuevos aumentos de la producción. En igual sentido se ha pronunciado en Ministro Saudita Al-Naimi. Todo vuelve a comenzar: ya veremos las movidas de Estados Unidos y los demás consumidores.

jueves 11 de mayo de 2000



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