jueves, 12 de enero de 2017

FAJA DEL ORINOCO: CURIOSIDAD GEOLÓGICA

“La Faja del Orinoco se va a quedar 

como una curiosidad geológica”

Entrevista en Petroguía
Carlos Mendoza Pottellá
Diciembre2016

Revisada y editada parcialmente por mi en Enero 2017, he mantenido, sin embargo, el estilo coloquial, de transcripción de una conversación informal con la Revista Petroguía, la cual asume, al no registrar créditos personalizados, la autoría de la entrevista, su título e intencionalidad de los comentarios del innominado entrevistador y redactor.

CMP - Enero 1917 



El economista venezolano Carlos Mendoza Pottellá fue uno de los asesores petroleros del presidente Hugo Chávez. Reconoce que fue un error haber asumido que el precio del crudo permanecería por encima de 100 dólares, considera equivocado que la estrategia de producción de Venezuela se focalice sólo en la Faja del Orinoco y advierte que los avances hechos por el fallecido mandatario de pagar la deuda social con los ingresos procedentes de hidrocarburos se revirtieron en los últimos tres años. Tampoco ve factible que la cotización del crudo llegue a 70 dólares como quiere el presidente Nicolás Maduro.

En la actualidad es asesor en esta área del directorio del Banco Central de Venezuela, pero en su curriculum, además de su trayectoria docente figura el haber sido director de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y embajador del país en Arabia Saudita.

Su visión sobre la paternidad del editorial “Sembrar el petróleo” o mejor dicho sobre el significado se la atribuye sin lugar a dudas al abogado y economista Alberto Adriani, quien fuera ministro de Hacienda y de Agricultura en el gobierno del general Eleazar López Contreras y quien compartió actividades en esa administración con el escritor Arturo Uslar Pietri. ¿Hubo plagio por parte de Uslar Pietri al momento que escribió el emblemático texto que fue publicado en julio de 1936? Mendoza Pottellá no lo coloca en esos extremos.

“Uslar Pietri actuó como un periodista muy inteligente y un intelectual que captó las ideas de su compañero de Gabinete”, comenta Mendoza Pottellá. “Los economistas consideramos que fue sobre todo Alberto Adriani el verdadero autor de los principios económicos de la frase ´Sembrar el petróleo´”, acota. Vale mencionar que Adriani murió casi un mes después que el referido editorial salió en el diario Ahora, según se informó por un infarto que sufrió en su habitación del hotel Majestic, el más lujoso que tenía Caracas en la década de los 30.

Mendoza Pottellá sustenta su señalamiento sobre la paternidad de “Sembrar el petróleo” en un libro de Adriani llamado “Labor Venezolanista”, que incluye un artículo titulado “La crisis, los cambios y nosotros”. Antes de comenzar la entrevista pidió leer varios párrafos que señalan como en la dictadura del general Juan Vicente Gómez en Venezuela se vivió lo que podría considerarse como el primer boom o bonanza petrolera entre 1918 y 1929.

“Durante los años de prosperidad habríamos podido descubrir en esa situación de apariencias tan favorables ciertos aspectos adversos. Los beneficios de esa industria petrolera no podían ser los que esperábamos”, dice Mendoza Potellá leyendo a Adriani. “En verdad que esa industria aumentó el volumen de nuestra producción y de nuestra exportación, acreció la productividad del trabajo nacional y apresuró mejoras en nuestra comunicación con el exterior y en nuestras facilidades para el comercio extranjero. Sin embargo, por su índole y su estructura particular que ofrece en Venezuela, esa industria es desde el punto de vista económico una provincia extranjera enclavada en nuestro territorio y el país no obtiene ventajas con las cuales podamos estar jubilosos por más que sean en cierto sentido satisfactorios. Hay que ver que gran parte de la suma correspondiente a las exportaciones petroleras se quedan en el extranjero para satisfacer rentas de capitales extranjeros invertidas, maquinarias y aprovisionamientos extranjeros, fletes de navíos extranjeros, altos empleados extranjeros”. 

Mendoza Pottellá hace una pausa y busca otras páginas marcadas y consigue otro párrafo que habla del primer boom petrolero en Venezuela reseñado por Alberto Adriani:
“en lo que atañe al superávit de nuestra balanza de pagos, cabe preguntarse: ¿se economizó? ¿Se convirtió en reserva del país?¿se empleó en inversiones útiles susceptibles de aumentar la productividad del país? No se puede responder con un sí o un no absoluto a estas preguntas pero en general puede afirmarse que fue mucho mayor la parte que se empleó en consumo inmediato y en inversiones más propias para aumentar los gastos futuros que la futura productividad del país. Muchos de los beneficiados por los años de prosperidad y otros por seguir su ejemplo fueron los constructores de lujosas mansiones, los pródigos viajeros de los viajes de placer, los consumidores de automóviles, vitrolas, licores, sedas, prendas, perfumes y otros artículos de lujo. En cambio, la producción de artículos de exportación vernáculos, los que verdaderamente aumentarían la riqueza del país ha permanecido estacionaria”.

Por lo que leyó del texto de Alberto Adriani, ¿ese primer boom petrolero de Venezuela –como todos los que vinieron después‐ fue un boom de consumo?

‐Ciertamente, un boom de consumo.

¿La siembra del petróleo entonces siempre ha sido una siembra de consumo?

‐Totalmente. Ese artículo de Alberto Adriani es sobre política cambiaria y plantea que la economía minera de un país solo se mantiene mientras dura una mina, pero eso no es una economía sustentable, dicho en términos contemporáneos porque él no uso ese término, pero en todo caso esa es la génesis de lo que Uslar Pietri definió como “Sembrar el petróleo”.

¿Uslar lo que hizo fue hacer un resumen del pensamiento de Alberto Adriani con fines pedagógicos?

‐Periodísticos y se convirtió en una consigna. Consigna que de paso fue asumida permanentemente desde entonces por todos los gobiernos. Bajo esa consigna comenzó la construcción de carreteras, infraestructura, se constituye el Banco Agrícola y Pecuario, Banco Industrial de Venezuela, Corporación Venezolana de Fomento, Instituto Agrario Nacional, Banco Obrero. Los gobiernos venezolanos se organizaron para intentar de alguna manera sembrar el petróleo y convertir ese recurso en otra riqueza, en infraestructura fundamentalmente, pero reproductivamente nada porque la política que estimularon, entre otros, el presidente Rómulo Betancourt y el empresario norteamericano Nelson Rockefeller, quien tenía inversiones comerciales en Venezuela, estaba dirigida a organizar las actividades económicas de manera capitalista, creando comercios modernos como los supermercados Cada o estilos de consumo implantados por la cadena Sears Roebuck. También se impulsó la industrialización por sustitución de importaciones y con eso lo que hicimos fue inventar algo que los mexicanos ‐30 años después‐ le pusieron el nombre de maquila. Se construyeron ensambladoras que solamente se dedicaban a los procesos finales y eso genera una improductividad gigantesca.

¿Por qué improductivo si se promovía la industrialización del país?

‐Porque se estaba haciendo por sustitución de importaciones. La Avena Quaker y Corn Flakes se comenzaron a fabricar en el país. Ese fue el proceso de industrialización. Un patrón de consumo que creó el petróleo, se comenzó a comer pan cuando antes lo que consumíamos era arepa y casabe; y se implantó un patrón de consumo que impusieron los comisariatos de las compañías petroleras.

¿Ese patrón de consumo lo creó el petróleo?

‐Definitivamente lo creó el petróleo.

¿No hay antecedentes que indiquen que el venezolano tenía ese patrón de consumo antes?

‐Para nada. El patrón de consumo nuestro era convencional de ocumo, yuca, apio, casabe, chivo, pescado o carne salada. No había nevera ni nada de eso. Teníamos fábricas de hielo en las ciudades.

A su criterio, ¿cómo debió ser ese proceso productivo distinto al de industrializar para sustituir importaciones?

‐Tuvo que hacerse así porque fue el patrón que nos impuso el petróleo. Se nos impuso el comisariato.

¿No había opción?

‐No. Lo que pasa que hay que ver la forma como nace el capitalismo en Venezuela, que era un país feudal, el último territorio de América porque Paraguay era un país más industrializado. Nosotros no teníamos oro ni plata. Solo fue en 1777 cuando el Rey Carlos III de España decide que convertir a Venezuela en una Capitanía General, antes éramos una provincia del Virreinato de Santa Fé de Bogotá e incluso una dependencia de la Real Audiencia de Santo Domingo. Fue dos siglos después del Descubrimiento, que Venezuela adquiere unidad geográfica propia pero después se desangra con dos guerras salvaje: la de Independencia y la Guerra Federal. En 1890 estaba llena de analfabetismo, paludismo y sin una clase dirigente culta. Venezuela era un país destrozado. Había dos fábricas: una en Barquisimeto de capelladas de alpargatas y otra en Valencia de ruedas de carreta.

¿El petróleo entonces logró amalgamar el país?

‐El petróleo no amalgamó el país. Fue a partir de los campos petroleros, en el medio de aquel mar de feudalismos, y en el que Venezuela estaba vinculado al mercado internacional a través de sus cultivos de plantaciones de cacao y de café negociadas por los ingleses y los alemanes que controlaban los puertos y ese era nuestro vínculo con el mundo, que era un vínculo feudal completo. El capitalismo arrancaba en los puertos pero la producción interna era la del peón conuquero y la hacienda del gran latifundio . El capitalismo llega con el petróleo a los campos petroleros y a los comisariatos y la primera masa de consumidores la constituyen los obreros petroleros, entre quienes se implanta ese patrón de leche en polvo y sardinas enlatadas. Recuerdo en mi infancia los muebles que comenzaron a llegar con Sears Roebuck que ya no eran los de paleta. Todo esa "modernidad" la trajo el petróleo y Rockefeller. Nuestra producción manufacturera era artesanal, aquí no había clase obrera sino gremios artesanales. No eran industrias sino gremios precapitalistas porque el capitalismo comienza a irradiarse en el país como un cáncer a partir de los campos petroleros y el ingreso petrolero que se concentra en Caracas por el decreto que concede al Estado la propiedad de las minas hace que las compañías extranjeras hagan el pago al Estado venezolano en Caracas y eso convierte a una ciudad de 300.000 habitantes en otra de 5 millones de habitantes.

¿En ese momento ya había muerto que general Juan Vicente Gómez?

‐Se dice que Venezuela entró en el siglo XX en 1936 después de la muerte de Gómez pero el ingreso petrolero comenzó antes y la riqueza se centralizaba en el centro del país, sobre todo en Caracas. Hubo intentos en el siglo XIX, tanto en el oriente del país como en el Zulia, de otorgar concesiones petroleras por parte de los estados como el de Nueva Andalucia, que era gigantesco, que comprendía todo el oriente y en esos años se le otorgó a Manuel Antonio Olavarría una concesión para sacar productos de los bosques y eso era petróleo. Eso no funcionó mientras que en el Zulia, el general Sutherland, que era el presidente del estado también otorgó una concesión, pero fueron dos excepciones.

¿Hasta cuándo se mantuvo ese modelo de industrialización por sustitución de importaciones?

‐En 1973, Juan Pablo Pérez Alfonzo dijo que la siembra del petróleo era imposible mientras disfrutemos de una renta que es producto externo, no generada por la productividad del trabajo sino por una cierta fertilidad del suelo.

¿Fue cuando dijo entonces que Venezuela se estaba hundiendo en el excremento del diablo?

‐Eso de hundiéndonos en el excremento del diablo no lo dijo así. Lo sé porque fui el editor de ese libro y grabé las conversaciones con él. Yo iba semanalmente a su casa a corregir los originales de las ruedas de prensa que salían publicadas en la página D‐1 de El Nacional porque la mamá de Miguel Henrique Otero (María Teresa Castillo) era hermana de la esposa de Pérez Alfonzo, y el padre de MHO (el escritor Miguel Otero Silva) era amigo de Pérez Alfonzo. Esas entrevistas que salieron publicadas en tiempos del primer gobierno de Rafael Caldera (1969‐1974) se convirtieron en un libro y estuvimos discutiendo qué nombre le íbamos a poner. Él decía que la economía petrolera se estaba hundiendo por la renta y que nos obligaba a una estructura de consumo no productivo. Él había estudiado unos materiales noruegos en los que se hablaba del efecto Venezuela y eso fue lo que determinó que en Noruega posteriormente dijera que no le iba a pasar lo mismo y llevó a constituir un fondo que va a dejar el ingreso rentístico petrolero fuera de Noruega. A Noruega solo entra 4% del ingreso petrolero y hoy tiene un fondo de casi 2 billones dólares para una población de 4 millones de habitantes. Pero volviendo a lo de Pérez Alfonzo y la frase de ¨hundiéndonos en el excremento del diablo”, él quería graficar de alguna manera lo que estaba ocurriendo en el país y nos acordamos –tanto él como yo‐ de unas memorias de los exploradores de Indias, que estando en la isla de Cubagua, vio un celaje sobre las aguas y evidentemente era petróleo. A partir de allí la reina Juana La Loca, madre de Carlos V, mandó a pedir un barrilito de esos para curarle la gota al pobre rey y lo obligó a tomarse unas cucharadas de petróleo venezolano. Dicho en el español de aquella época, Oviedo y Baños dice: preguntádoe cómo fue a los indígenas de qué se trataba eso, ellos respondieron que eso era stercus demonis , entonces a Pérez Alfonzo le encantó la frase y dijo hundiéndonos en el excremento del diablo. Pero él no estaba diciendo que el petróleo era un excremento del diablo sino que usó esa frase que supuestamente dijeron los indios, pero claro, eso era un invento español porque los indios no hablaban latín.

¿En el debate que tuvo Pérez Alfonzo con Uslar Pietri en 1963 por televisión no quedó también planteada las ideas que ambos tenían y que expresaban con sus respectivas frases sobre el tema petrolero?

‐Ese debate fue por el tema de la OPEP, no por si se sembraba o no petróleo. Uslar Pietri era del criterio que Venezuela debía producir y llegar a 8 millones de barriles diarios.

¿Hubo siembre esas discrepancias entre Uslar Pietri y Pérez Alfonzo?

‐Claro. Sobretodo producirlo a mansalva.

¿Y con respecto a la siembra o el uso del petróleo?

‐Sobre la siembra no hubo una discusión. Pérez Alfonzo dijo lo de “hundiéndonos en el el excremento del diablo” al calor de la lectura que hizo de los textos noruegos sobre el efecto Venezuela y comprender lo que había dicho Adriani. Pérez Alfonzo más bien consideraba que era imposible  sembrar el petróleo.

¿Es imposible la siembra del petróleo?

‐Sí. Eso ha quedado muy claro con el tiempo. Lo que han hecho es constituir fondos.

En Venezuela se han creado varios fondos con el fin de sembrar el petrólo, ¿qué paso?

‐Lo creamos hipócritamente. Por ejemplo, el Fondo de Inversiones de Venezuela se creó obligado, a juro, por iniciativa de Pérez Alfonzo porque tenía mucha influencia en el gobierno adeco pero nadie creía en eso. Yo militaba en el MAS (Movimiento al Socialismo) y trabajaba con Pérez Alfonzo, pero los masistas se burlaban de mí porque me decían que me iba a volver loco, como ellos decían que era "mi jefe". Fíjate lo que ocurrió con el presupuesto público, el último del primer gobierno de Caldera (1973) era de 14.000 millones de dólares y en el primer año del gobierno de Carlos Andrés Pérez se pasó a 44.000 millones de dólares; y el salario mínimo que estaba en 600 bolívares mensuales con Caldera, Carlos Andrés Pérez lo subió a 1.500 bolívares y allí iniciamos la escalada inflacionaria que no ha terminado desde entonces.

¿Todos las bonanzas petroleras han sido boom de consumos?

‐Así es.

¿Incluiría también la bonanza que tuvo el presidente Hugo Chávez?

‐También pero eso es otra cosa.

Antes de que llegara Chávez al poder, a fines de los 90, se creó un fondo de estabilización macroeconómica (FEM) que lo administra el Banco Central de Venezuela, ¿por qué no funcionó?

‐Se llegó a acumular algo pero inmediatamente se lo gastaron. Eso ocurre porque nunca se ha tenido la actitud de Noruega de asumir que ese dinero no se va a tocar.

¿Por qué en Venezuela persiste esa actitud?

‐Siempre ha estado el argumento de que la gente tiene hambre.

¿Ese es el mismo criterio que tuvo Chávez y se gastó lo del FEM?

‐Sí. Exacto.

¿Entonces por qué a Noruega si le funcionó lo del fondo y a Venezuela no?

‐Porque las circunstancias venezolanas son distintas. El desarrollo petrolero toma a Noruega ya como un país desarrollado, tiene la primera industria naviera del mundo, tiene una destacada industria pesquera, es dueño de la mitad de Nokia. Eso para tener una pequeña idea de ese país.

Al inicio del gobierno de Chávez se habló de la importancia de ese fondo y eso está en la Constitución de 1999, ¿qué pasó?


‐Nosotros estábamos entre la gente que acompañó a Chávez desde sus inicios y teníamos la idea esa de crear un fondo pero Chávez se enfrentó a una circunstancia que fue la que determinó su popularidad entre las masas como fue la denuncia de que después de 100 años de explotación petrolera, tomando los datos de Fundacredesa, Venezuela tenía 80% de pobreza, es decir, población que está por debajo de la línea de pobreza y 40% en situación de miseria. Entonces Chávez toma como prioridad pagar la deuda social y eso significa de alguna manera utilizar el dinero del petróleo.

¿Entonces cualquier opción de ahorro es imposible por el pago de la deuda social?

‐Ese ha sido el argumento de todos los gobiernos porque todos intentaron pagar la deuda social, pero invertir con ese criterio como el de sustituir importaciones o generar una agricultura mecanizada, termina convirtiéndose en especulación inmobiliaria y los que vemos es la imposibilidad de lograr la siembra del petróleo.

¿Quiere decir que la siembra del petróleo es imposible de concretarla?

‐Yo no parto de esa idea. Eso es la manifestación de la imposibilidad de la siembra del petróleo si no se toma en serio la necesidad de dejar fuera a la renta petrolera. La renta se puede sembrar y cuando vemos que todos los países petroleros tienen fondos de esa naturaleza fuera de su economía.

¿En este momento no se puede pagar esa deuda social porque el precio del petróleo está bajo?

‐No hay como cubrirla y volvemos a los mismos niveles. Es una situación dilemática y dramática. Es una de las cosas más graves a la que nosotros nos enfrentamos. Estos pronósticos que estamos viendo del mercado petrolero son hasta optimistas porque si se ve la curva de futuros, los precios en los cuales los especuladores están comprando para junio 2017 no llegan a 52 dólares.

¿Tiene sentido hoy día hablar de sembrar el petróleo?

‐Siempre tendrá sentido, pero ahora vemos como el petróleo está dejando de ser la sangre del aparato industrial contemporáneo porque el cambio tecnológico que se avecina. El petróleo va a dejar de ser un componente de la fórmula energética y el desarrollo no será sobre la base del cemento, el acero o los automóviles sino microelectrónica y sobre procesos difusos no sobre tecnologías consumidoras de energía masivamente. El transporte va a cambiar, la generación de calor y de energía para los aparatos será cada día más eficiente y eso hará que disminuya el consumo de petróleo. Hasta hace poco se decía que el 85% del consumo energético iba a ser satisfecho por gas natural, petróleo y carbón para el año 2015, pero ese escenario ha comenzado a cambiar radicalmente y después de la última reunión para el cambio climático en París los dos principales contaminadores como China y Estados Unidos accedieron a modificar el paradigma energético y que el petróleo no podría seguir siendo la principal fuente.

¿Cómo queda Venezuela en ese escenario?

‐Nosotros estamos engolosinados porque tenemos 28% del petróleo del mundo según las estadísticas.

¿Qué sentido tiene tener más de las cuartas partes de la reservas del petróleo del mundo si no se podrán explotar?

‐No se van a usar. La Faja del Orinoco se va a quedar como una curiosidad geológica. Después del año 2070 el petróleo fácilmente quede como en la quinta o sexta posición de la oferta energética y Venezuela seguirá siendo un productor de 500.000 o a lo sumo de 1 millón de barriles diarios.

¿No es contradictorio que el Gobierno continúe hablando de sembrar el petróleo cuando está ocurriendo un cambio tecnológico?

‐Ya no estamos sembrando el petróleo porque el precio del petróleo nuestro no está produciendo renta. A duras penas produce un beneficio. La renta sería lo que supera la ganancia socialmente establecida que podría estar en 25%. En el caso nuestro, tenemos una producción muy costosa.

¿Es costosa porque está focalizada en la producción de crudos pesados de la Faja?

‐Sí.

¿Es un error haber apostado a la producción de la Faja?

‐Sí. Esa es mi opinión. La he expresado en muchas partes. Creo que Venezuela ha debido y todavía puede revisar sus campos maduros porque tiene 35.000 pozos perforados y produce sólo por 17.000 de ellos, y de ese grupo hay unos 15.000 que producen medio millón de barriles diarios y si se hacen labores de recuperación secundaria intensas podrían llegar a 1 millón de barriles diarios de petróleo liviano sin mejorador, pero eso implicaría abandonar muchos proyectos costosos en la Faja
del Orinoco.

¿Ahora tiene una posición crítica a la política petrolera que impulsó el presidente Hugo Chávez?

‐Ahora sí. Lo que pasa es que yo no pude decir eso en su momento porque también estaba casado con la idea de que el precio de 100 dólares era un estándar que no iba a bajar. Yo tengo una cita de 2013 en la que repetía casi textualmente lo que pregonaban los pronosticadores internacionales, que 100 dólares era el precio necesario para que no se produjera una explosión de los mismos hasta 200 dólares, porque esa era la garantía de que se iban a hacer las inversiones en aguas profundas del Golfo de México, Alaska, Canadá y Venezuela, que tienen el petróleo que sustituiría a aquellos que se ibaan a agotar. Entonces, para poder garantizar esa producción se necesitan precios de 100 dólares porque si bajaban no iban se a hacer las inversiones requeridas. Ahora, lo que está pasando es que de todas maneras no se harán.

¿Por qué?

‐La estrategia de seguridad energética de Estados Unidos incluyó el desarrollo del crudo de las lutitas, aprovechando unas circunstancias muy peculiares geográficas y de infraestructura que se tenía por la disposición de multitud de vías férreas desde Dakota del Norte y Texas sin necesidad de construir oleoductos ni nada por el estilo y una de las cosas que creció en estos años fue el transporte de petróleo por vía férrea y eso incorporó al mercado 5 millones de barriles.

¿Usted no hubiera imaginado esa situación cuando sostenía que el precio permanecería en 100 dólares?

‐No lo imaginaba. Toda esa masa de petróleo ha obligado a las compañías petroleras más grandes a disminuir 1 billón de dólares sus inversiones. Por tanto, tenía razón lo que se decía antes si el precio del petróleo cae no se van a hacer las inversiones en los lugares costosos, pero ahora no se van a hacer y eso no va a provocar una crisis de oferta porque hay unos oferentes nuevos que no se estaban considerando.

¿La expectativa que tiene el presidente Nicolás Maduro de que el precio del petróleo suba a 70 dólares usted no la ve?

‐No la veo.

¿A cuánto puede llegar el petróleo?

‐En junio 2018 a 60 dólares. Ese es un promedio de expectativas que va desde 45 a 74 dólares, es decir, hay quien dice que en 2018 el precio del petróleo va a estar en 45 dólares.

¿Más nunca volveremos a ver un boom petrolero?

‐Yo no creo ya en un boom petrolero en Venezuela, sobre todo porque vienen cambios tecnológicos radicales que están demostrado que hay suficiente petróleo en el mundo para suplir una demanda que es declinante por naturaleza tecnológica porque los países que se van a desarrollar que son la India y China fundamentalmente, además de Brasil un poco, no necesariamente van a seguir el camino de Detroit, ni de los Caterpillar o cosas por el estilo. La producción industrial va a trabajar con mecanismos menos consumidores de energía.

¿El petróleo es una maldición?

‐No. Eso es igual a decir que Pérez Alfonzo inventó lo de hundiéndonos en el excremento del diablo. Depende de cómo cada país use ese recurso natural y en algunos casos puede ser una maldición pero no lo es para los noruegos, kuwaities y tampoco para los sauditas. Es una maldición si un país se entrega solo a ese recurso y a esa dependencia.

¿Quiere decir que Venezuela en 100 años se entregó a esa dependencia?

‐Totalmente, pero no se puede culpar a nadie, en todo caso a la ignorancia generalizada. Yo tengo un artículo que escribí en 2014 en el que digo cosas que hoy niego por completo porque hay gente que sabe más que uno porque está en los puestos de control del poder.

¿No teme equivocarse y que volvamos a tener un boom petrolero?

-Eso sí no lo creo porque  hay tendencias profundas irreversibles, incluso  en lo político y tecnológico con lo del calentamiento global que llevan  a un cambio  radical de comportamiento en cuanto al consumo de energía.


miércoles, 23 de diciembre de 2015

CONCIENCIA SOCIAL VS RACIONALIDAD ECONÓMICA

Conciencia social y ética socialista frente a la racionalidad económica capitalista

Carlos Mendoza Pottellá



 Muchos de nuestros luchadores por el socialismo y la redención humana en La Tierra subestiman el peso de 500 años de racionalidad económica capitalista y la evidente circunstancia de que en estos 17 años de intento de construcción de un socialismo renovado, del Siglo XXI, el mensaje redentor, de conciencia y justicia social, de solidaridad y de todos los valores que se asocian al pensamiento socialista a  ha sido superado con creces por la cultura del emprendimiento individual y egoísta, promovida cada día con mayor intensidad y novedosos medios de manipulación de la conciencia colectiva.

Lo peor es que a esa superación han contribuido muchos de los pretendidos constructores socialistas, la mayoría por ignorancia y no pocos por malicia y aplicación, precisamente, de la racionalidad capitalista imperante en el entorno para el beneficio personal.
El dictum neoliberal según el cual no hay otro mecanismo más eficiente que el mercado para la asignación de los recursos escasos no ha podido ser desmentido por una planificación pretendidamente socialista que intenta eludir las complejidades de la realidad y dar saltos en el vacío, a menudo haciendo aguas en escenarios de pajaritos preñados, como es evidente en nuestra industria petrolera, que lleva 10 años programando incrementos de la producción hasta 6 millones de barriles diarios, mientras que presenta desde entonces una real declinación anual de ese indicador. Mucho menos posibilidades tienen los sueños preindustriales con el conuco como modelo de organización de la producción rural.

Para los creadores del pensamiento socialista contemporáneo,  desde hace más de siglo y medio, la construcción del socialismo pasa por la superación del capitalismo, por el desarrollo de las fuerzas productivas y la conciencia del poder de las clases trabajadoras. Muchas cosas han sucedido desde entonces, entre ellas los fracasos de esa construcción en sociedades preindustriales, pero los sueños con una sociedad más justa que el capitalismo depredador, el cual concentra las riquezas de la humanidad en un ínfimo porcentaje de ella, continúan inalterables y vigentes.
Por todo ello, la consolidación de una ética y pensamiento socialistas sigue siendo una tarea por cumplir para quienes seguimos sosteniendo esos ideales. Pero, por eso mismo, por ser una tarea pendiente, no cumplida y muy lejos de serlo dado el comportamiento de los que se proclaman socialistas, no podemos cargar las culpas de la inexistencia de esa ética y pensamiento sobre los agentes económicos activos, compelidos a actuar según la racionalidad vigente, so pena de ser aplastados por las fuerzas del mercado.

Tomemos como ejemplo las hipotéticas circunstancias de un pequeño productor agrícola al cual se le asigna, por vía de gracia estatal, un tractor que sobrepasa los requerimientos de mecanización de su parcela.

Siendo propietario de 10 hectáreas, se encuentra en posesión de un medio de producción suficiente para trabajar 100 hectáreas. ¿Qué debe hacer después de preparar su parcela, teniendo disponible el 90 por ciento de la capacidad de esa maquinaria?  La respuesta es obvia, si en su vecindario hay otros productores que no poseen ese recurso. No se trata, simplemente, del afán de lucro y explotación, o de que a la oportunidad la pintan calva. Es, en términos de cualquier economista, utilización eficiente del recurso.

En este caso, la asignación ineficiente fue hecha por el Estado. Si se quería evitar la explotación de unos sobre otros, ha debido hacerse una asignación colectiva, evaluando los requerimientos generales. Y aquí entramos en uno de los nudos gordianos de la cuestión: ¿Con cuáles criterios de eficiencia, justicia y oportunidad se realiza esa asignación? ¿Cuál es la incidencia de métodos corruptos y clientelares en ese proceso?
Otro aspecto de la cuestión es que, en un espacio socioeconómico en el que privan los valores capitalistas, la búsqueda del lucro, en sí misma y mientras no transgreda las leyes vigentes, no es un delito punible aunque pueda ser  poco presentable entre promotores del socialismo. Y ese comportamiento es más difícil de objetar en un ambiente en el que cualquier trámite, permiso, alcabala, entrada o constancia se convierte en una oportunidad para el lucro ilegal de personeros del Estado en todas sus instancias. Los ejemplos sobran,  como cuando se escuchan testimonios sobre el costo efectivo de la asignación en usufructo de una vivienda supuestamente gratuita. 

La ética comercial capitalista está en el ambiente, rezuma por todos los poros de esta sociedad, mientras que la ética socialista tiene que ser promovida, justificada por la acción ejemplar de sus promotores y de hecho, impuesta, antes de convertirse en conciencia social.
CMP, Rev. 9-1-2017


miércoles, 12 de agosto de 2015

CONFLICTO ESEQUIBO: UNA VEZ MÁS PETRÓLEO Y GEOPOLÍTICA

¿Potencia o Botín?



Venezuela, una pieza en el ajedrez energético global


Carlos Mendoza Pottellá

Agosto 2015



A propósito de los recientes incidentes que han vuelto a colocar en el primer plano noticioso las reclamaciones venezolanas sobre el territorio Esequibo, que nos fuera birlado en el laudo tramposo de 1899 en París, vuelve a ser pertinente recordar y desmenuzar los designios geopolíticos foráneos subyacentes en todos los conflictos internacionales en los cuales ha estado involucrado nuestro país, por acción, omisión o propia naturaleza, desde finales del Siglo XIX hasta el presente.

Baste recordar nuestra última guerra civil, 1901-1903, concluida con dos batallas, de aproximadamente 2.000 muertos cada una, en La Victoria y Ciudad Bolívar. Esa fementida Revolución Libertadora fue financiada por la New York and Bermúdez Company en respuesta a la anulación de su concesión sobre el lago de asfalto de Guanoco por el impago –desde 1880- de sus compromisos con el Estado venezolano. En esa empresa subversiva participaron también intereses ingleses y franceses, “coincidiendo” además con el bloqueo naval de 1902 por parte de buques alemanes, ingleses e italianos, resuelto por la intervención norteamericana a solicitud del Presidente Cipriano Castro y en aplicación de la Doctrina Monroe. (America for the Americans, aclarando que de acuerdo los usos impuestos por ellos mismos, americanos son los ciudadanos de los Estados Unidos)

La sincronía de estos acontecimientos con el malhadado Laudo de París que nos ocupa, en el que norteamericanos e ingleses se sirvieron a placer, estableciendo límites que obedecían a sus particulares intereses, en desmedro de los legítimos títulos de Venezuela, es una prueba fehaciente de la situación de extrema indefensión en la que se encontraba entonces el país frente al conjunto de potencias imperiales que se disputaban espacios coloniales a nivel global.

Fue precisamente la aplicación de la Doctrina Monroe la que determinó el resultado de mutua conveniencia anglo-norteamericana que registra el mapa que insertamos, en el cual se observan también las aspiraciones máximas de Inglaterra -que incluían regiones con potencial aurífero, tales como El Callao, Upata, Tumeremo y Guasipati-  y los  títulos históricos de Venezuela. 



Todos los eventos mencionados, en particular el conflicto con la New York and Bermúdez Company, fueron la puesta en escena de lo que sería el paradigma de las relaciones de nuestro país con las corporaciones petroleras y sus respectivas metrópolis desde entonces y hasta nuestros días. Porque esa es la naturaleza del país que somos a la que hacíamos referencia antes: la condición de depositario de una inmensa riqueza hidrocarburífera por la que pujaron y pujarán todos los poderes mundiales.

Dejando atrás la crónica de los subsiguientes incidentes intervencionistas motivados por los intereses petroleros durante todo el siglo pasado, ampliamente documentados en fuentes nacionales e internacionales,[2] en este Siglo XXI la ocurrencia de procesos políticos con trasfondo petrolero no ha cesado.

Valga como muestra el golpe de Estado de abril de 2002 y el subsiguiente sabotaje petrolero, desde noviembre de ese año hasta febrero del 2003, ambos motivados por el cambio de rumbo en las relaciones del país con el capital petrolero internacional que ya se avizoraba con la realización en  el año 2000, en Caracas, de la Segunda Cumbre de Jefes de Estado de la OPEP, que relanzó la política de defensa de los precios del petróleo en el 2000. Cambio de rumbo que se estableció formalmente con la reforma de la Ley Orgánica de Hidrocarburos aprobada en 2001. Y, precisamente, los hechos que forman parte de la génesis de la actual agudización del conflicto Esequibo comenzaron a desarrollarse a partir del 2005, cuando el gobierno nacional, aplicando la referida Ley Orgánica, inició la cancelación de los convenios operativos, para los campos “marginales”, exploración a riesgo y ganancias compartidas en áreas nuevas y las asociaciones estratégicas para la Faja Petrólifera del Orinoco,, suscritos desde 1992 bajo la política de “apertura” impulsada por la cúpula antiestatal enquistada en la Junta Directiva de PDVSA hasta 1999 y mediante los cuales se deterioraron todos los instrumentos de percepción de la participación nacional en la renta generada por la realización de la producción petrolera en los mercados internacionales.[3]

Creemos pertinente hacer una síntesis de ese proceso:

En los instrumentos contractuales diseñados para promover la apertura de la industria petrolera venezolana a una renovada participación de los capitales transnacionales se degradaron todos los mecanismos que garantizaban la participación nacional: El Impuesto Sobre la Renta fue reducido de 67 a 34 por ciento y la Regalía de 16,66% a 1%. En las Asociaciones Estratégicas, la participación estatal se concibió como minoritaria y en algunos casos se limitaba a una “acción dorada” con derecho a veto. En particular, las Asociaciones Estratégicas en la Faja Petrolífera del Orinoco, concertadas entre los años 1993 y 1997, resultan paradigmáticas: Petrozuata (50,1% Conoco-Phillips y 49,9% PDVSA), Sincrudos de Oriente, Sincor (47% Total, 15% Statoil y 38% PDVSA). Cerro Negro (41,67% Mobil, 16,67% Veba Oel y 41,66% PDVSA). Ameriven o Petrolera Hamaca, (Conoco-Phillips 40%, Chevron-Texaco 30%, y PDVSA 30%).


Esta gente, con la apertura materializó lo que Pérez Alfonzo temía. En 1976 fue derrotado Pérez Alfonzo con la nacionalización chucuta, y él dijo: “Bueno, ese artículo que dice que el Estado podrá llegar a acuerdos con empresas mixtas y cosas por el estilo, ésa va a ser la ventana por donde luego se van a colar”, y así fue. Se colaron en los años noventa con el outsourcing, con los convenios operativos, con la asociación estratégica, con los contratos de riesgo, con todas esas cosas que se hicieron y que se están revirtiendo ahora con una figura con la que yo no estoy de acuerdo. Porque yo combatí esa figura en el 76, y no estoy de acuerdo con lo que hizo el gobierno con eso de las empresas mixtas.[4]
La obligada migración desde esos convenios y asociaciones a una nuevas “empresas mixtas” donde la participación de la Nación se elevó a 60% y, de acuerdo a lo estipulado en la Ley de Hidrocarburos de 2001, la Regalía se elevó a 33%, mientras que el Impuesto sobre la Renta se ubicó en 50%, fue decidida, como ya mencionamos, en 2005.

En particular, en la Faja  Petrolífera del Orinoco, de las  7 empresas extranjeras allí asociadas, 7 aceptaron las nuevas condiciones, mientras que Exxon Mobil y Conoco-Phillips se negaron a migrar a empresas mixtas y demandaron indemnizaciones descomunales, múltiplos de las ofrecidas por el Estado venezolano en cada caso, ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI).  

Este Centro dictaminó, en octubre de 2014, que el proceso interpuesto por Exxon Mobil por 12.500 millones de dólares en contra de Venezuela por la nacionalización de la Petrolera Cerro Negro, se cerraba con el pago de 1.421 millones de dólares de nuestro país a la multinacional, cifra muy cercana a la ofrecida y, parcialmente, cancelada por Venezuela. Conoco-Phillips mantiene su reclamación, con cifras que oscilan entre 7.000 y 30.000 millones de dólares, pendiente de la decisión arbitral.

EL MOTIVO DEL DIABLO

Todo lo anterior viene a cuento porque… de aquellos polvos vinieron estos lodos: fue el anuncio de Exxon-Mobil de haber encontrado petróleo en el pozoo Liza-1 del bloque Stabroek, irregularmente concedido por Guyana en aguas de la zona en reclamación del Esequibo, el que desató la agudización de un diferendo que está pendiente de resolución concertada, con mediación de las Naciones Unidas, tal como quedó estipulado en el Acuerdo de Ginebra de 1966.

Los detalles de esta crisis son motivo de análisis y debates en la prensa contemporánea, nacional, guyanesa e internacional de estos días. Por nuestra parte, lo que queremos destacar es la injerencia en este conflicto de los intereses petroleros y geopolíticos globales.

En efecto, Guyana, consecuente con su invariable posición de desconocer el reclamo venezolano, había otorgado en 1999 una concesión en el bloque Stabroek a la filial creada al efecto por Exxon-Mobil, Esso Exploration and Production Guyana Limited. Sin embargo, el 29 de septiembre de 2000, la misma compañía anunció su renuncia temporal a la realización de exploración en esa área, alegando que se trataba de aguas en disputa internacional.[5]


Ahora, 15 años después, rotos sus vínculos de asociación con PDVSA desde 2005 y con un litigio desestimado en 2014, la Exxon-Mobil abandona sus escrúpulos y su filial reanuda operaciones exploratorias, las cuales fructifican, según su anuncio del pasado mes de mayo, en el descubrimiento, en el pozo Liza-1 de ese mismo bloque, de un yacimiento con reservas estimadas en 700 millones de barriles, cuya extracción podría comenzar en cinco años, pero cuyo valor ya se calcula, contando los pollos antes de nacer, en 40.000 millones de dólares, equivalentes a 12 veces el producto interno bruto actual de Guyana.[6]




Pero el análisis de estos eventos quedaría reducido al ámbito de un mero conflicto binacional, limítrofe y con aditivos petroleros corporativos, si no lo insertamos dentro de la perspectiva de la geopolítica mundial y el componente energético de la misma.

El mismo autor ya citado reseña la participación de otras empresas petroleras  internacionales en actividades de exploración en Guyana:


Existen otras empresas que tienen áreas en la costa de Guyana, las cuales, sin duda ven el valor de sus activos crecer, después del descubrimiento de ExxonMobil. Hess y CNOOC de China están trabajando con Exxon en el bloque donde se perforó el pozo Liza-1. Anadarko y Tullow Oil están asentados en algunas de las más grandes superficies de la costa de Guyana. Y una pequeña empresa canadiense, CGX Energy, junto con Pacific Rubiales, otro operador canadiense, tiene áreas cercanas al pozo Liza-1. Todas estas empresas podrían resultar beneficiadas ahora que sus activos son más atractivos tras el éxito de Exxon-Mobil. [7]



Pero mucho más allá de eso, que expresa la voluntad del capital petrolero –sea cual sea su nacionalidad de origen- de expandir sus fronteras operativas a todos los ámbitos geográficos posibles, es necesario volver a la identificación de las estructuras de poder mundial cuya voluntad y designios determinan los rumbos políticos, económicos y energéticos contemporáneos.

Paradójicamente, para ello debemos asumir un punto de mira histórico, suficientemente documentado pero frecuentemente olvidado, para lo cual apelaremos aquí a anteriores formulaciones propias y de terceros en esta materia. De manera particular, haremos referencia a planteamientos hechos en nuestro trabajo Petróleo y Geopolítica [8], y al  estudio de un “think tank” de Washington, promotor de estrategias para un nuevo orden internacional regido por los Estados Unidos. [9]

La puesta en marcha del proceso de producción de la industria petrolera por parte del capital petrolero permitirá la creación de la renta petrolera, y las condiciones de instrumentación de este proceso de producción determinarán, en última instancia, el monto absoluto de la renta petrolera, así como las partes relativas de esa renta percibidas por el capital petrolero, sus Estados metropolitanos, en donde radican los consumidores por excelencia y los Estados periféricos, dependientes, bajo cuyo subsuelo se encuentran esos hidrocarburos.Ahora bien si, como ya mencionamos, con  la Primera Guerra Mundial el petróleo revela su gran significación estratégica, derivada de su carácter de combustible de la maquinaria bélica moderna y, como tal, objeto y motivación de la geopolítica de las grandes potencias de entonces, pasadas la Gran Depresión y la subsecuente Segunda Guerra Mundial, el petróleo emerge como la fuente energética por excelencia de una sociedad que se define a sí misma como automovilístico-petrolera, en mención de los sectores industriales que van a convertirse en los ejes dinámicos del desarrollo capitalista imperante en los años subsiguientes.Pero una vez más, fueron decisiones geopolíticas, impuestas por las potencias que emergieron triunfantes de esta guerra, las que determinaron esa condición para los hidrocarburos líquidos, como pilar energético de un sistema político económico global organizado por ellas.  Es así como, desde los primeros años de esa segunda postguerra, el capitalismo vivió uno de sus más prolongados períodos de expansión. [10]
En el texto citado exponemos la evolución de ese pilar energético y el sistema político-económico que sustenta, desde la segunda postguerra hasta mediados de los años setenta, cuando un conjunto de circunstancias críticas determinaron un cambio sustancial en el modelo de acumulación y utilización de los recursos naturales en general y de la energía en particular.
La impropiamente llamada “crisis energética”, puso en evidencia, sin embargo, la atención sobre la inviabilidad del curso expansivo exponencial del consumo de petróleo desde 1946 hasta entonces.

Comienza para los principales países del centro capitalista industrializado una nueva realidad, o percepción catastróficamente interesada de la misma, que va a marcar sus prioridades geopolíticas en el campo energético: la inseguridad del suministro y la necesidad de garantizarlo  por todos los medios políticos y bélicos.
Muchas fueron las advertencias maltusianas sobre “los límites del crecimiento” y los riesgos de seguridad que amenazaban al “american way of life”:

Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto de la población como de la capacidad industrial. [11]
Específicamente, los Estados Unidos avizoraron los riesgos para su “seguridad energética” que comportaba ese expansionismo del consumo petrolero, cuando para 1970 ya se estimaba que la producción de las reservas de crudo convencional de petróleo de ese país habían alcanzado su cima y por ello se adentraban en un suministro cada día más dependiente de las importaciones de países inseguros, la mayoría de ellos hostiles.

 La crisis empujó a la energía hacia el centro de la estrategia estadounidense, de todas formas, entre otras cosas, ayudando a estimular la innovación en instituciones internacionales. “La crisis energética nos despertó frente a un nuevo reto que requerirá tanto un pensamiento creativo como cooperación internacional en función de preservar nuestro bienestar colectivo” decía Henry Kissinger. Como Secretario de Estado norteamericano impulsó el establecimiento de la Agencia Internacional de Energía (AIE) en 1974 como un club de importadores de energía que balanceara el poder negociador de los exportadores de petróleo. Bajo el liderazgo estadounidense esta nueva institución fue creada rápidamente y con un amplio rango de poderes, con una junta directiva acreditada para tomar decisiones que comprometerían a sus países. Por cuarenta años ella se ha mantenido como el principal centro de cooperación energética de los países industrializados.[12]
Y es justamente la geopolítica norteamericana la que define las líneas estratégicas asumidas en este nuevo centro de poder energético global: Reducción, limitación y control de la producción proveniente de los países miembros de la OPEP, estímulo a desarrollos tecnológicos que incrementen el ahorro energético en general, amén de la búsqueda y promoción de fuentes petroleras y no petroleras en cualesquiera otros horizontes geográficos. 

Pero los designios de esa geopolítica no se limitan a la mera asociación de los consumidores desarrollados, o a las innovaciones ahorradoras de energía, sino que se ejecutan directamente, con todos los medios a su alcance, políticos y militares.

Todo lo anterior configuró, además, una nueva etapa geopolítica, en la que la seguridad del suministro energético, fundamentalmente petrolero, se convierte en la principal preocupación y motivo del accionar político y militar internacional de las grandes potencias capitalistas, en particular de los Estados Unidos. Ello es obvio al revisar el conjunto de conflictos bélicos en los que se involucran esas potencias en el Medio Oriente y sus alrededores.[13]




De igual manera, es en el marco de la estrategia energética  norteamericana en el cual se inscriben los recientes eventos en los mares ribereños del territorio Esequibo en disputa.

Se trata, en este caso, de la identificación y control de los recursos petroleros existentes en este hemisferio, territorio de su exclusiva autoridad. Y en este sentido, es característica la evaluación de las reservas petroleras de Venezuela que realizan distintos sectores interesados en el tema.



 ¿Potencia o botín?




En el año 2005, ya referido como fecha de inicio en Venezuela de un nuevo patrón de relaciones con el capital petrolero internacional,  el gobierno nacional comienza la promoción de una nueva estimación de los recursos de la Faja Petrolífera del Orinoco, para lo cual se encargó a una empresa internacional (Ryder Scott), especialista en la materia, para la “certificación”  del Petróleo Original en sitio (POES). La determinación del porcentaje recuperable, en las condiciones tecnológicas y de precios vigentes, del POES, fue una decisión autónoma del Ministerio de Petróleo y Minería, porcentaje con el cual se hicieron los cálculos que establecieron las reservas probadas en 260.000 millones de barriles, las cuales, sumadas a las reservas  existentes en las áreas convencionales, convierten a Venezuela en la depositaria de las primeras reservas de hidrocarburos líquidos  a nivel mundial. 298.353 millones de barriles, equivalentes al 17,7% de las reservas mundiales según British Petroleum en su Statistical  Review Of World Energy. [14]

[15]

Simultáneamente, el U.S. Geological Survey, publica otras estimaciones sobre los recursos recuperables de la Faja Petrolífera, las cuales oscilan entre 380 mil y 652 mil millones de barriles, con  una media de 512 mil millones de barriles, exactamente el doble de las “reservas certificadas” por Venezuela.

Estas funambulescas cifras son el resultado de cálculos a partir de tres distintas estimaciones del Petróleo Originalmente en Sitio: Un mínimo de 900.000 millones de barriles, 1 billón 300 mil millones y un máximo de 1 billón 400 mil millones, a los cuales se  aplica, respectivamente, un “factor de recobro” de 15, 45 y 70%. Las tres cifras obtenidas, mencionadas en el párrafo anterior, son los recursos petroleros totales recuperables no descubiertos (Total Undiscovery Oil Resources). Las diferencias entre los tres resultados son evaluados con grados de certeza de su existencia: 95, 50 y 5 por ciento, respectivamente. USGS asume una cifra media, 513 mil millones, como su estimación definitiva, mediana de las tres consideradas.

El cuadro que insertamos de seguidas es la fuente de las referencias que hacemos en los anteriores párrafos.


16]

La estimación “mediana” del US Geological Survey equivale exactamente al doble de las reservas certificadas por Venezuela en la Faja.

Aquí surge una discusión entre geólogos, ingenieros y políticos sobre la significación de estas cifras: si ellas son en realidad reservas probadas, probadas desarrolladas, probables o posibles, o si son “recursos contingentes”. Los puntos de vistas de estos expertos –reales o supuestos- están completamente cargados de intencionalidad política, bien sea que se quiera inflar o disminuir la magnitud de los recursos  existentes en Venezuela.








Este debate político más que técnico puede evaluarse dentro del sistema de clasificación de recursos acordado por las sociedades geológicas e ingenieriles de petróleo norteamericanas e internacionales, con el cual se pueden medir las  probabilidades y certezas de las estimaciones que se debaten, y que insertamos de seguidas:





[17]

No es necesario enfatizar más la complejidad de este sistema de clasificación y los riesgos de un manejo politizado del mismo. En cualquier caso, los “recursos recuperables” de Venezuela son inmensos y su incorporación a la producción efectiva es una cuestión de cientos de años.

Particularmente queremos llamar la atención sobre algunas circunstancias manifiestas en las cifras oficiales. Del monto global de reservas certificadas por PDVSA, de 298.353 millones de barriles, solamente 12.960 millones, 4,34% [18] son reservas desarrolladas, es decir, conectadas a facilidades de producción. Ello quiere decir que, al ritmo de 3 millones de barriles diarios esas reservas alcanzarán para unos 14 años.

La magnitud de los recursos necesarios para desarrollar reservas suficientes para sostener una producción de 6 millones de barriles como la que se registra como meta en los Planes de Inversión de PDVSA para 2019, son de una magnitud inalcanzable para las actuales posibilidades financieras de la Nación: 302.316 millones de dólares según sus propios cálculos.

Insistir en estas metas solo tiene un colofón, compatible con las propuestas de los defensores de una apertura incondicional al capital petrolero internacional: dejación de soberanía, disminución de la participación nacional en tales emprendimientos, apertura neocolonial.

La pregunta que se hacen algunos es ¿y cuál es el problema? Un destino como el de Puerto Rico nos garantiza ciudadanía norteamericana, de segundo grado, es cierto, pero que hace innecesarias las visas que provocan colas en la Embajada. Y ese sería un futuro sustentable durante más de 116 años, que es el tiempo en el cual se agotarían los recursos recuperables calculados por el USGS, produciendo 12 millones de barriles diarios. ¡El propio sueño meritocrático!

De hecho, ironías aparte, y volviendo al hilo conductor sobre las estimaciones de las reservas petroleras venezolana, tales magnitudes, sean cuales fueren en definitiva, pueden ser presentadas como un patrimonio soberano que le confiere protagonismo al país en el ámbito energético y político global, pero también constituyen la base de todas las asechanzas geopolíticas de los centros del poder mundial contra nuestro país.

Considérese, por ejemplo, la circunstancia de que en un mundo de 6.000 millones de personas un país de 30 millones de habitantes, uno entre 200 países, tiene bajo su subsuelo la quinta parte del petróleo del mundo, según sus propios cálculos, o más de la cuarta parte según el citado US Geological Survey.

Desde luego, todo eso tiene mucho que ver con los acontecimientos recientes en el Esequibo y el enfrentamiento  norteamericano contra las políticas venezolanas de soberanía e integración energética y, ¿por qué no? de promoción de una geopolítica defensiva, para ponerle un nombre, en América  del Sur y el Caribe. Unasur, Celac, Alba, Petrocaribe son expresiones de esos esfuerzos que convierten a nuestro país en un miembro integrado y solidario en su entorno geográfico, lo cual lo hace menos vulnerable a sucumbir ante los designios hegemónicos del poder mundial.

La importancia de esas políticas ha sido resaltada recientemente con las visitas sucesivas a Jamaica, en días previos a la Cumbre de Panamá,  del Vicepresidente y el Presidente de los Estados Unidos para ofrecer a los países afiliados a Petrocaribe una alternativa “made in USA”, en donde no sean “extorsionados” por Venezuela.

Veamos los antecedentes:
Caribbean Energy Security Summit  
El vicepresidente Joseph Biden acogió la Cumbre de Seguridad Energética del Caribe en Washington, DC el lunes, 26 de enero La Cumbre es un componente clave de la Iniciativa de Seguridad Energética dell Caribe de Energía de Seguridad (CESI) que el Vicepresidente anunció en junio de 2014. Reunirá a gobiernos, finanzas y líderes del sector privado de los Estados Unidos, el Caribe, y los representantes de la comunidad internacional para promover un futuro más limpio y más sostenible de la energía en el Caribe a través de una mejor gobernabilidad de la energía, la diversificación energética, un mayor acceso a la financiación, y la coordinación de los donantes
http://www.state.gov/p/wha/rt/cesi/ 

Caribbean Energy Security Initiative (CESI)
Después de lanzar CESI en junio de 2014, el Vicepresidente auspició el 26 de enero de este año la Cumbre de Seguridad Energética del Caribe de Seguridad (CESS) en el Departamento de Estado, en la cual aseguró el apoyo a la reforma de políticas, una mejor coordinación de los donantes y un mayor acceso a la inversión. Los participantes del Caribe, los bancos multilaterales de desarrollo, y otros asociados internacionales apoyaron la necesidad de diversificación energética integral para facilitar la introducción de formas más limpias de energía. El Departamento de Estado de Estados Unidos, con otras agencias de Estados Unidos, está trabajando para dar seguimiento a estos compromisos, incluida la prestación de asistencia técnica para la mejora de la gobernanza en el sector energético del Caribe.
 http://www.state.gov/e/enr/c66945.htm


Como se evidencia, estas iniciativas de las principales cabezas del ejecutivo estadounidense fueron alimentadas por las conclusiones de diversos grupos norteamericanos de formulación de políticas “bipartidistas” que han dedicado informes y conferencias a estudiar el tema de la “Seguridad Energética en el Caribe”, donde la seguridad tiene más que ver con los intereses de los Estados Unidos que con los de las islas caribeñas, tales como el American Security Project, fuente de las reveladoras citas que insertamos de seguidas.
La geopolítica y la economía están trayendo la política exterior estadounidense de vuelta al Caribe, y la energía es una nueva herramienta para la expansión de la influencia norteamericana. Como Venezuela amenaza con caer en el colapso económico, los países que dependen de su programa de subsidios Petrocaribe podrían ser arrastrados con ella. Con el fin de evitar esto, los Estados Unidos van a construir sus propios lazos de energía en todo el Caribe.

El American Security Project organizó una conferencia el Miércoles, 4 de febrero de 2015 para examinar la seguridad energética en el Caribe. Cerca de 100 expertos del mundo académico, las instituciones financieras internacionales, el gobierno de los Estados Unidos, y las corporaciones privadas asistieron a la conferencia, que consistía en tres paneles. El primer panel expuso el paisaje geopolítico del Caribe, haciendo especial énfasis en la disminución de los precios del petróleo y su efecto sobre la economía venezolana, el programa Petrocaribe, y las renovadas relaciones entre Estados Unidos y Cuba.





...
Mientras que la caída del precio del petróleo y la disminución de la influencia de Venezuela en la región presentan problemas potenciales para la seguridad energética del Caribe, también crea un conjunto único de oportunidades para que los EE.UU. tomen la iniciativa. En medio de esta revolución energética, el epicentro de la energía, sin duda, se ha desplazado a América del Norte. La enorme expansión de las reservas de gas natural, descrito por el Sr. Gómez como "combustible puente" para la energía verde y emergentes tecnologías de energía se han abierto una serie de mercados nuevos y atractivos para los inversores. Las futuras inversiones de los EE.UU. pueden permitir que ciertos países del Caribe comiencen su alejamiento de la dependencia de los combustibles fósiles....
Hay claros beneficios para una nación en aumentar su seguridad energética mediante la diversificación de sus recursos. Basándose en múltiples fuentes de energía aumenta la flexibilidad y crea nuevos y diversos mercados para la inversión externa. Esto es esencial para las islas del Caribe, que dependen casi exclusivamente de las importaciones para sus necesidades energéticas. La dependencia del petróleo ha limitado sus economías y los han esposado a los exportadores de  petróleo como Venezuela, cuya economía se encuentra actualmente en ruinas.
http://www.americansecurityproject.org/energy-security-in-the-caribbean/

Para disgusto de los que hablan de “regaladera”, no hay mayor evidencia que ésta sobre la pertinencia de esa política integradora, a la par que defensiva, resaltada luego por el discurso de la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, quien consideró necesario que las naciones presentes en la VII Cumbre de las Américas, de manera colectiva alzaran sus voces en contra del decreto ejecutivo de Estados Unidos, que declaró a Venezuela como una “amenaza para su seguridad nacional”.[20]

CMP/ Agosto 2015




ANEXO DOCUMENTAL

Una revisión de fuentes documentales posterior a la conclusión del presente trabajo aporta nuevas evidencias en el mismo sentido que venimos exponiendo, en particular, la injerencia de los gobiernos norteamericano e inglés, estimulando la tradicional posición de Guyana de no reconocer ningún derecho a Venezuela y la participación de empresas petroleras de diversas nacionalidades en la puja por concesiones en esos espacios.

ExxonMobil en 1999 firma un Convenio con el gobierno de Guyana para realizar actividades en el Bloque Stabroek.En 2008 comienzan la planificación de la sísmica y la adquisición de información en un área de 26.806 km². La profundidad del agua está entre 200 y 3.000 metrosEn 2014 Esso es elegida para entrar en el próximo periodo de exploraciónEsso Exploration & Production Guyana, January 2015 .
http://www.doc4net.com/doc/3910652198269
En febrero de 2015 se moviliza el equipo de perforación, y ésta comienza en marzo. La profundidad en el área de Liza es 1.750 metros. La profundidad total del pozo está por encima de los 5.500 metros.
Ministerio de Recursos Naturales y del Ambiente de Guyana.
http://www.nre.gov.gy/Exxon%20Mobil%20Oil%20Exploration%20rig%20heading%20to%20Guyana.%20February%2019%202015.html
El 20 de mayo 2015 Esso Exploration and Production Guyana Ltd., filial de Exxon Mobil Corporation, anunció un importante descubrimiento de petróleo en el Bloque Stabroek, ubicada uno 193 km de la costa de Guyana. El pozo encontró más de 295 pies (90 metros) de yacimientos de areniscas de crudo liviano. Fue perforado a 17.825 pies (5.433 metros) en 5.719 pies (1.743 metros) de agua.
En el área Stabroek ExxonMobil posee el 45%, Hess Guyana Exploration Ltd. 30% y la China CNOOC con su filial Nexen Petroleum Guyana Ltd, 25%.
http://www.el-carabobeno.com/internacional/articulo/105040/exxon-mobil-descubre-un-yacimiento-petrolfero-junto-a-la-costa-de-guyana

ExxonMobil Set to Begin Drilling Off Guyana

March 05, 2015 7:46 PM
GEORGETOWN, GUYANA—
ExxonMobil will start exploration drilling at the large Stabroek Block off the coast of Guyana on Friday, the government said, in a move that could inflame a long-running territorial row with neighboring Venezuela."They are doing the preparatory work, and actual drilling is expected to commence tomorrow morning,'' Robert Persaud, Guyana's natural resources minister, told Reuters on Thursday.Guyanese officials said President Donald Ramotar met ExxonMobil officials in Georgetown this week and the company's exploration rig ship, Deepwater Champion, was now in position at the concession area.The waters lie off a border region claimed by Venezuela in a territorial controversy dating back more than a century.The two South American nations squabbled over the Essequibo area, which is the size of the U.S. state of Georgia, for much of the 20th century. Venezuela calls it a "reclamation zone,'' but in practice it functions as Guyanese territory.Ramotar's government says Venezuela has written to Exxon's office in Guyana protesting about the movement of its rig.In 2013, Venezuela's navy briefly seized a U.S.-chartered oil survey ship and 36 crew members, which was carrying out a seabed survey for Texas-based Anadarko in conjunction with Guyanese authorities, because of the territorial dispute.Guyana "has requested that the government of the Bolivarian Republic of Venezuela desist from taking any actions that could only result in the stymieing of the development of Guyana and its people and that would be in contravention of international law,'' the government in Georgetown said in a statement.Venezuelan officials were not available for comment.In a statement, Exxon said it was operating the block under license from Guyana. "Border disputes are a matter for governments to resolve through bilateral discussions and appropriate international organizations,'' it added.Exxon signed an agreement with Guyana to explore the block in 1999. It covers 26,800 square kilometers (10,350 square miles) and is 160 to 320 kilometers (100 to 200 miles) offshore.Oil companies have been increasingly interested in the northeastern shoulder of South America since a discovery off nearby French Guyana in 2011 that industry experts described as a game-changer for the region's energy prospects.
http://www.voanews.com/content/exxon-begin-drilling-guyana/2669763.html.
 









[1] Graff, Henry F., Grover Cleveland (2002). ISBN 0-8050-6923-2. pp123-25

[2]Harvey O’Connor, Crisis Mundial del Petróleo, Caracas 1962, El Imperio del Petróleo. BERGIER, Jacques y THOMAS, Bernard,  La Guerra Secreta del Petróleo, Colección Rotativa, Plaza y Janés, Barcelona, España 1968, BETANCOURT, Rómulo   “Venezuela, Política y Petróleo”, Editorial Senderos, Tercera Edición, Bogotá 1969. MEJIA ALARCON, Pedro E. La Industria del Petróleo en Venezuela, Instituto de Investigaciones Económicas, FCES-UCV, Caracas 1972. MIERES, Francisco El Petróleo y la Problemática Estructural Venezolana, Instituto de Investigaciones, FCES-UCV, Caracas 1969. RODRIGUEZ CAMPOS, Manuel, Venezuela 1902: La Crisis Fiscal y El Bloqueo, Fondo Editorial de Humanidades y Educación, UCV,  Caracas 1983. HARDWICH VALLENILLA, Nikita, Asfalto y revolución : la New York & Bermúdez Company /Caracas : Fundación para el Rescate del Acervo Documental Venezolano ; Monte Avila, 1992, MENDOZA POTTELLÁ, Carlos, De las concesiones a los contratos,  http://petroleovenezolano.blogspot.com/2009/12/de-las-concesiones-los-contratos-vision.html

[3] PDVSA,  Migración de los antiguos Convenios y Asociaciones a Empresas Mixtas. http://www.pdvsa.com/index.php?tpl=interface.sp/design/readmenu.tpl.html&newsid_obj_id=9485&newsid_temas=97

[4] Mendoza Pottellá, Petróleo, el motivo del Diablo, MINCI, IAEDPG, Caracas 2010.   http://petroleovenezolano.blogspot.com/2010/02/documentos-del-blog-conferencia-en-el.html

[6]Exxon-Mobil Could Turn Guyana into a Major Oil Producer .By Charles Kennedy, Oil Price.com Wed, 22 July 2015 16:45.

[7]Ibíd.
[8] Carlos Mendoza Pottellá, Petróleo y Geopolítica. Diálogo de Saberes, Revista Cuatrimestral, Mayo/Agosto 2014.  Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas 2014.
[9] Bruce Jones, David Stevens, Emily O’Brien, Fueling a New Order? The New Geopolitical and Security Consequences of Energy. Project of International Order and Strategy at Brookings. Washington, marzo 2014.


[10] Mendoza P. Loc. Cit.
[11] D.L. Meadows y otros, Los Límites del Crecimiento, 1972

[12] Bruce Jones, David Stevens, Emily O’Brien Fueling a New Order?/ Loc. Cit.
[13] Mendoza Pottellá, Loc. Cit.
[14] BP Statistical Review of World Energy 2015.  http://www.bp.com/content/dam/bp/pdf/Energy-economics/statistical-review-2015/bp-statistical-review-of-world-energy-2015-full-report.pdf

[15] PDVSA, Informe de Gestión Anual 2013, pág. 45.
[16] USGS, World Petroleum Resources Project,  An Estimate of Recoverable Heavy Resources of the Orinoco Oil Belt, Venezuela. http://pubs.usgs.gov/fs/2009/3028/pdf/FS09-3028.pdf
[17] Sistema de Gestión de Recursos Petrolíferos, Auspiciado por Society of Petroleum Engineers (SPE), American Association of Petroleum Geologists (AAPG), World Petroleum Council (WPC) y Society of Petroleum Evaluatión Engineers (SPEE) (Versión castellana del original inglés). 2008.
[18] PDVSA, Loc. Cit.
[19] PDVSA, Informe de Gestión Anual 2014. Plan Estratégico. http://www.pdvsa.com/interface.sp/database/fichero/free/9690/1676.PDF
[20] http://www.telesurtv.net/news/T.-y-Tobago-pide-alzar-la-voz-en-contra-del-decreto-de-EE.UU.-20150411-0033.html.