miércoles, 22 de julio de 2020

Petróleo, Velos y Merengue

PDVSA, CITGO, los velos corporativos

y… “El otro yo del Dr. Merengue”

Carlos Mendoza Pottellá

20/07/2020

A mediados del siglo pasado, fue muy popular en Venezuela una tira cómica argentina, publicada en un diario nacional de cuyo nombre no quiero acordarme, titulada “El Otro yo del Dr. Merengue”, cuyo protagonista era un atildado y serísimo abogado, quien, ante cada circunstancia que enfrentaba respondía con el sentido común ético que se esperaba de un civilizado jurista, pero de cuyo pecho o espaldas emergía siempre una figura desvaída y deformada de él mismo, expresando lo que en verdad pensaba su alma de malandro: su verdadero “yo”.

En el caso de CITGO, y de las demandas contra su patrimonio por ser el “Alter Ego” del Gobierno venezolano, estamos ante una circunstancia parecida, pero devenida de la violación, políticamente motivada, de la legislación mercantil universal que instituye “velos corporativos” para establecer una separación entre los patrimonios de las corporaciones, compañías anónimas o sociedades de responsabilidad limitada, y los de sus accionistas, aún cuando éste sea uno solo.

Ello, en el entendido de que los capitales que sus propietarios  “comprometen” en las corporaciones creadas serán los que responderán por el resultado de sus emprendimientos. Si estos son fallidos, esos propietarios perderán ese capital, pero nada más, salvo reclamaciones de estafas u otros delitos.

El respeto a esos velos corporativos es la base del sistema mercantil capitalista universal contemporáneo. Y los mismos sólo podrán ser “levantados”, o denunciados, en casos en los cuales se sospeche y se pueda comprobar la utilización de sus recursos para fines ilegales, como narcotráfico, contrabando o lavado de capitales.

Claro, sin contar que también se puedan levantar acusaciones de financiamiento al terrorismo, lo cual no sería nada descabellado, dado el conflictivo contexto político actual.

Los argumentos en cuanto a la “interferencia” de los propietarios de las acciones en las decisiones de las Directivas corporativas designadas no son sólo hipócritas,  constituyen también una argumentación fullera de acreedores frustrados y en este  caso particular, recurso leguleyo aprovechado políticamente por el Gobierno norteamericano.

Aquí cabría la pregunta clásica en las rupturas mercantiles entre mafiosos: ¿Nos comportamos como caballeros o como lo que somos?

Este es el caso de Crystallex, Conoco-Phillips y otros acreedores de la República. No existen sospechas, y mucho menos convicciones, de un comportamiento delictual por parte del Estado venezolano, a pesar de que, en ocasiones, por traición subconsciente o arrogancia ignorante,  sus representantes   se comporten con la torpeza del verdadero “yo” del Dr. Merengue.

No es necesario ser muy zahorí para entender que esta argucia legal es  un aprovechamiento de las circunstancias políticas imperantes, signadas por el abierto enfrentamiento del Gobierno de Donald Trump contra el de Venezuela, cuyos designios fueron expresados, el mismo primer día de su llegada a la Casa Blanca, en su “America First Energy Plan”, donde establece que este país está regido por un Estado forajido y que su voluntad es, desde ese momento, liquidarlo.

Creo que para todos es evidente que se trata de un problema político, en el cual la juridicidad tiene muy poco que buscar. 

Ello es evidente en el sesgo político de las argumentaciones de algunos defensores interesados, tales como las que afirman que CITGO “era alter ego” del Gobierno de Maduro, pero no lo es del Gobierno de Guaidó. Algo así como que “muerto el perro desaparece la rabia”.

Este tipo de razonamiento se encuentra en las declaraciones del Diputado Elías Matta, cuando afirma  que la Junta Directiva Ad Hoc de CITGO fue designada por la Asamblea Nacional, del Director de Litigio de la Procuradoría Especial de PDVSA Ad Hoc, Pedro Alberto Jedlicka, en su solicitud ante la Corte del Estado de Delaware para que anule la orden de embargo… porque ya CITGO y PDV Holding no son  alter ego de la República y,  en sentido más amplio, en las de Francisco Rodríguez en su “hilo” de Tweeter, cuando critica, por las dos bandas, tanto ese nombramiento hecho por la Asamblea Nacional, como el anuncio inapropiado del Presidente Maduro, al declarar que había nombrado a Asdrúbal Chávez como Presidente de CITGO, dado que la directiva de CITGO Petroleum la debe nombrar CITGO Holding.

La simplicidad y aparente candidez de esos argumentos, produciría risa en cualquier “vivo” venezolano, al pensar que nos encontramos en un festival entre Cantinflas y el Dr. Merengue.

Pero este no es el caso, porque la simplonería jurídica apenas encubre a la hipocresía política y a las cartas marcadas. Lo que está en juego para el país va mucho más allá de los activos que se perderían con CITGO y no es cosa de juegos.

Por el otro lado, apostando siempre a ganador, las circunstancias políticas actuales constituyen parte de las buenas razones por las cuales Elliot Abrams considera que, en este momento en particular, no es muy conveniente para los intereses norteamericanos la liquidación de CITGO, y considera que es pertinente que la administración envíe mensajes admonitorios a los jueces que deben decidir sobre la materia.

Hasta aquí mi comentario sobre la contemporaneidad, porque ahora debo retornar, como siempre, al pasado.

Se trata de que en la génesis de esta situación problemática sí  existen graves aspectos que nos concierne dirimir internamente, entre los venezolanos, centrándonos como punto de partida en la forma como fueron establecidos esos velos corporativos contra el patrimonio nacional. Sólo así tendremos las herramientas para las amenazas que ellos comportan hoy.

Se trata de que éstos se originaron de manera irregular, dado su diseño y ejecución, a espaldas de los poderes legislativos, judiciales y contralores de la República.

Porque fue subrepticiamente cómo se comenzaron a constituir,  a partir del programa de “internacionalización”  de la gerencia aperturista de PDVSA, y desde 1983,  cuando éste se puso en práctica por primera vez  -con la diligencia cómplice del Ministro de Minas e Hidrocarburos de la época, que con esto hizo méritos para ser “ascendido” a Presidente de PDVSA, Humberto Calderón Berti- para el establecimiento de la compañía Ruhr Oel and Gas, mediante la compra, a la germana Veba Oël AG, del 50% de una refinería semi-arruinada en Gelsenkirchen.

La excusa ex-post facto argüida entonces, cuando explotó el escándalo,  fue que esa instalación se modernizaría para refinar petróleo pesado venezolano, cosa que nunca hizo.[1]

Por el contrario, comenzó a recibir crudos medianos venezolanos, bajo la fórmula de net-back, la cual le generó pérdidas a PDVSA

“..los resultados del net-back sobre los envíos de crudo a Ruhr Oël, correspondientes a 1990 y 1991, 12,04 y 10,04 dólares por barril, respectivamente, arrojan un saldo negativo de 8,29 y 5,88 dólares por barril con respecto al promedio de los ingresos unitarios del país por ventas exportadas de crudo y productos en cada uno de esos años: 20,33 y 15,92 dólares por barril…” [2]   

Esa fue la primera de 19 chatarras que se adquirieron bajo el programa de “internacionalización”, en las cuales se invirtieron, de manera dispendiosa, ingentes capitales generados por la producción petrolera nacional, para convertirlas en instalaciones modernas, pero que continuaron siendo sumideros de recursos nacionales, distribuidos entre los beneficiarios de los costos operativos de estas instalaciones y los impuestos pagados en los países receptores.

No me queda otra alternativa que remitir al lector a los trabajos que he realizado al respecto, precisamente desde los años 80, algunos de los cuales resumí recientemente en artículo publicado en el portal Aporrea.org,  “CITGO, la Internacionalización revisitada” [3], del cual estas líneas son un “remake” actualizado.

Sin embargo, debo poner pruebas al canto aquí mismo, sobre todo en lo referente a la utilización de los “velos corporativos” para eludir la “excesiva carga fiscal” que pesaba sobre PDVSA, un argumento que renace de sus cenizas como el ave Fénix desde los años 40   del siglo pasado, en tiempos concesionarios, y que fue el estandarte de la PDVSA de los años 80 y 90 para multiplicar la adquisición de las chatarras referidas, con el argumento de crear el mercado futuro para la multiplicación de la producción petrolera nacional… cuando nos saliéramos de esa antipática OPEP que nos “imponía cuotas”.

El mecanismo  utilizado para ese desvío de recursos nacionales hacia el exterior, junto a la chatarra refinera, fue precisamente la multiplicación de corporaciones-represas  en el exterior, sobre todo en paraísos fiscales.

Mostraré de seguidas algunas gráficas de ese entramado antinacional, del cual, todavía hoy, hay quienes se sienten orgullosos, porque mostraban a PDVSA como una corporación del primer mundo, deslastrada del atrasado panorama doméstico:

Aproveche el lector este cuadro simplificado y legible, porque más adelante le presentaré uno ilegible pero que gráficamente le dará una idea de hasta qué punto se llegó en esto de crear “represitas veladas” para contener en el exterior porciones considerables del ingreso petrolero nacional.

Obsérvese por ejemplo, que desde 1986 hasta el 2000 la compañía “holding” externa principal, VENEDU, se encontraba en Curazao, un paraíso fiscal muy conveniente, como sabe cualquier operador de finanzas irregulares.

El siguiente tramo, la casa “holding”, tenedora de los activos externos, PROPERNYN se ubicó en Holanda hasta 1997, año en el cual se trasladó a PDV Holding en el estado norteamericano de Delaware, donde ya estaban constituidas, desde 1983, todas las instancias operativas de PDV America (sin acento, porsia) precisamente en el más propicio de los Estados Unidos para la constitución de corporaciones sin muchos tiquismiquis, como diría Pérez Alfonzo.

Copio, para mayor abundamiento, las cifras de resultados 88-93 de “PDVSA-Exterior“ y el gráfico “organizacional” que vigente entonces, que proceden de un folleto promocional  de la emisión de un bono de PDV America Inc., por 1.000 millones de dólares, publicado en Wall Street por la firma corredora de bolsa  Salomon Brothers, el 1° de julio de 1993 y que por tal razón eran más fidedignas que las presentadas hasta entonces a los desprevenidos accionistas venezolanos.

 





Ahora bien, si le ha parecido pesada la exposición del cuadro anterior referido a la evolución de la Cadena Accionaria CITGO-PDVSA, imagínese como sería la que tendríamos que hacer para explicar el cuadro prometido antes:


Esta  fue la estructura organizativa de PDVSA  con sus ramificaciones internacionales vigente para el año 2002:

57 corporaciones filiales y “holdings companies” en Estados Unidos, 20 en el área del Caribe y 10 en Europa. ¡Qué capacidad de gerencia, qué orgullo nacional!

Pero quiero dejar algunas preguntas inocentes: ¿Cuál era el propósito de esas 87 instancias corporativas? ¿Cómo se manejaba el flujo de fondos entre ellas? ¿Qué papel jugaba una PDV Finance Ltd en Islas Caimán y cómo se enmarcaban los recursos que manejaba  en la obligatoria unidad del Tesoro Nacional?

Como ya dije, esa estructura  fue diseñada precisamente para establecer velos corporativos, pero no a favor de su único accionista, la Nación venezolana, sino en su contra.

Sus ruinosos resultados han sido expuestos en muchos trabajos propios y de otros autores, pero la conciencia de esas circunstancias adversas ha sido nublada por la profusa propaganda sobre la mítica “cuarta empresa petrolera más grande del mundo”. [4]

Con todo lo anterior, no puedo dejar de hacer una mención crítica particular  a la resurrección,  después de 2005 y hasta 20018, de la planificación de “pajaritos preñados”, la cual llegó a establecer metas de  producción de  5 a 8 millones de barriles diarios, los cuales nutrirían a las 33 refinerías, -8 de éstas en el territorio nacional- que tendríamos en el 2030.



Metas esquizofrénicas, inconsecuentes con el discurso oficial retomado en 2000 y todos los años subsiguientes hasta nuestros días, que proclaman enfáticamente el firme apoyo de Venezuela a las políticas acordadas en el seno de la OPEP, de  limitación de la producción para la defensa de los precios. 

En esa inconsecuencia ha tenido mucho que ver la nueva promoción, justamente desde 2005, de los sueños de la Faja del Orinoco y su 90% de las “reservas” extrapesadas del mundo.

Volviendo a la historia antigua, y a fuer de insistente en un discurso que nadie oye, aunque quien quita…  y,  para no dejar pasar la oportunidad, reproduciré el gráfico elaborado por mí sobre las cifras del Comisario de PDVSA 2001, Rafael Darío Ramírez:

Ese  Informe del Comisario PDVSA 1999 comenta:

‘...cabe destacar que el precio de venta de crudo inferior al precio de mercado, significa una transferencia al fisco norteamericano según el siguiente detalle: incrementa las ganancias de CITGO en 210 millones de dólares, con un efecto de impuesto [norteamericano, n.n.] estimado a la tasa nominal de 71 millones de dólares y disminuye las ganancias de PDVSA en 210 millones de dólares, lo cual representa una disminución nominal de impuesto sobre la renta venezolano de 142 millones.’[5]

¡Un gran negocio! Que “movió” 27.000 millones de dólares en ingresos por ventas en 2001, generando “ganancias” de 638 millones, provenientes de los descuentos hechos por la casa matriz en los suministros petroleros enviados a sus filiales externas, por 936 millones, un promedio de 2,2 $/bl para contener pérdidas reales, amén de las nuevas inversiones para seguir convirtiendo chatarra en equipos operativos por 517 millones.

Se observa un comportamiento similar en los 3 años anteriores graficados, comportamiento que, por cierto, tampoco ha sido distinto en los años siguientes, hasta el último del cual tenemos registros, 2016. Y valgan las cifras de cinco años, “adornadas”, de la propia PDVSA en su Informe de Gestión Anual de ese año.


Estas últimas  cifras, las cuales todavía deben ser estudiadas con detenimiento por expertos contables con todos los recaudos reales en su mano, dadas las objeciones presentadas por los propios auditores externos de KPMG en el mismo Balance Financiero donde fueron presentadas,  no logran ocultar la realidad de sus pírricos resultados, que se viene denunciando desde la propia gestación de los “negocios internacionales”… hace casi 4 décadas y que, con todo y adorno, presentan los siguientes indicadores:

Retomando el tema original, presento de seguidas, y volviendo  a 1999, un esquema típico del funcionamiento del “velo corporativo” contra la Nación:

De cómo una declaración (obligada, solicitada por la casa matriz) de 500 millones de dólares de dividendos por parte de CITGO,  en 1999, se convierte en una transferencia inversa, por 40 millones de dólares, de PDVSA Casa Matriz (Caracas) para PDVSA Holdings Inc. (Delaware)  y el reparto que ésta tenedora de acciones  hace entre sus subsidiarios-paraísos fiscales:

Este es el funcionamiento “adecuado” del velo corporativo según la visión de “Interven”, la filial concentradora de los negocios internacionales de PDVSA: aquél donde las apetencias de dividendos extorsivos del accionista-rentista, -el “petro-Estado” en la jerga aperturista- pero en realidad, la Nación venezolana, son respondidas adecuadamente, con los mecanismos preestablecidos en el diseño autogestionario de los negocios internacionales.

En mi infancia oriental llamábamos a eso “jugar la guayaqueta”. Aún hoy desconozco cómo se diría eso en maracucho o caraqueño, pero supongo que sería algo impublicable.

Pues bien, ahora que hemos recordado con sincera amargura que los velos corporativos implantados por los genios  de la meritocracia aperturista no lo fueron para expandir los ingresos de la Nación, sino para repartirlos entre los “emprendedores” participantes en el negocio y, de paso, con manga ancha hasta para financiar los actos de investidura presidencial de Obama y Trump –500 mil dólares y sin distingos partidistas - como buena y cumplidora corporación norteamericana que es, podemos volver a nuestras dramáticas circunstancias actuales, en las cuales, en medio de diatribas irreconciliables, no sólo estamos al borde de perder los pírricos patrimonios físicos remanentes de aquella gigantesca estafa internacionalizadora, sino de nuestra propia entidad como Nación.

CMP, 20/07/2020

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[2] Mendoza P., Carlos. Nacionalismo Petrolero en Cuatro Décadas .

La Internacionalización, págs. 157-215. BCV, Publicaciones, Fondo Editorial, Colecciones, Colección Venezuela y su Petróleo.

http://publicacionesbcv.alejandria.biz/cgi-win/be_alex.cgi?Documento=T210000170350/0&Nombrebd=BCV&CodAsocDoc=6185&DSalida=CRes&Sesion=1028091991&DSalida=CRes

 

https://petroleovenezolano.blogspot.com/2019/01/citgo-la-internacionalizacion-revisitada.html#.XxYAWNJKjMx

 

[3] https://www.aporrea.org/energia/a276427.html

 

 - El Poder Petrolero y la Economía Venezolana. Universidad Central de Venezuela, Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, Caracas 1995. Cap. V.2.3 La internacionalización, págs. 211-243.

 

[4] Cito en particular a Juan Carlos Boué, “La internacionalización de PDVSA. Una costosa ilusión”,  Caracas, Ediciones del Ministerio de Energía y Minas de la República Bolivariana de Venezuela (Fondo Editorial Darío Ramírez), 2004

 cuyo prólogo escribí: http://petroleovenezolano.blogspot.com/2010/04/prologo-internacionalizacion-de-juan.html

y el Informe de la Comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional en 2006, dirigida por el Diputado Rodrigo Cabezas, publicado inicialmente por  PDVSA, pero ahora desaparecido de su página web.

[5] Rafael Darío Ramírez, Informe del Comisario de PDVSA 1999, p. 28. Caracas 2000.


sábado, 4 de julio de 2020

Aquelarre privatizador

Aquelarre privatizador

de “PDVSA Ad Hoc”

Carlos Mendoza Pottellá

4 de julio de 2020

A propósito de los 100 años de la primera Ley de Hidrocarburos.

El comportamiento ético y nacionalista de Gumersindo Torres, en medio del mar de corrupción reinante en su tiempo, es un ejemplo que, lamentablemente,  en 100 años no ha sido seguido consecuentemente.

A propósito de esa triste realidad, recomiendo la lectura del trabajo del periodista Werther Sandoval en Últimas Noticias: La ignorancia petrolera del venezolano, un festín de corruptos  [1] donde reseña el destacado comportamiento vertical de ese Ministro de Fomento en el gobierno de Juan Vicente Gómez, autor de esa primera Ley de Hidrocarburos, y el desconocimiento generalizado de su destacada labor e integridad, en medio del cual florece la corrupción en el ejercicio de la función pública.

Hoy, en este centenario, no estamos honrando su memoria, sino, por el contrario,  siendo testigos de las  manipulaciones de quienes pretenden desmontar todo el ordenamiento legal y constitucional venezolano en materia de hidrocarburos so pretexto de una pretendida “modernización a tono con los nuevos tiempos”, para convertir a Venezuela  en tierra de nadie, sin Estado y sin Nación.

Precisamente estos sectores convocaron hace dos días, con abierta desvergüenza, a un foro con motivo de este centenario.

La estrella central del mismo fue el padre de la “apertura petrolera” y de “la inevitable privatización” de los años 90 del siglo pasado en Venezuela,  Luis Giusti (“Petroleum Executive of The Year 1998” que confieren las publicaciones  Energy Intelligence/International Herald Tribune, Petroleum Intelligence Weekly al más destacado líder de la industria a nivel mundial, según el dictamen de un jurado integrado por directivos de las principales corporaciones petroleras internacionales, por su  destacado papel en la promoción de los valores de la industria petrolera mundial… al frente de PDVSA [2]),  a lo cual suma  posteriores emprendimientos privados  ruinosos en Colombia –Pacific Rubiales, Alange Energy-,  Antigua –Stanford Bank-, y otros destinos. Aparece ahora, de nuevo, como el iluminado tecnócrata salvador, con las mismas recetas de siempre,  al lado de uno de los principales ideólogos de la Nueva Ley pulverizadora y del Presidente de la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional, donde se procesa complacientemente el desaguisado.



La incongruencia de este evento con la gesta de Gumersindo Torres es tal, que sólo me viene a la mente la posibilidad   de que  el próximo 24 de junio, el Rey de España y los descendientes del Mariscal Miguel de la Torre presidan los actos conmemorativos del bicentenario de la batalla de Carabobo.

Porque no se trata sólo del centenario de esa Ley, sino también de los noventa años de la creación en 1930, por el mismo Gumersindo Torres,  del Servicio Técnico de Hidrocarburos, semilla del cuerpo de fiscales nacionales -encargados de velar por el interés nacional en materia de hidrocarburos,  con funciones de control sobre las actividades de las concesionarias extranjeras-  integrados primero al Ministerio de Fomento y luego al Ministerio de Minas e Hidrocarburos.

Ministerio que, precisamente, aparece como candidato a ser vaciado de potestades y capacidades técnicas en los proyectos que promueven estos próceres de la “modernización” institucional.

En efecto, desde julio del año pasado cursan en la Comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional  varias versiones de proyectos de Ley de Hidrocarburos que comportan un retroceso más que centenario en el ordenamiento jurídico de la materia y, particularmente, el desmantelamiento de la potestad controladora  del Estado venezolano sobre  actividades de explotación que se desarrollan sobre el patrimonio público.

Desde entonces vengo denunciado ese renacimiento privatizador.

Ahora una vez más y dado el actual ambiente de desesperación generalizada, propicio para aceptar cualquier fórmula mágica salvadora,  quiero insistir en esta desigual batalla comunicacional.

En el escenario mundial contemporáneo, en cual los grandes Estados dirimen entre ellos el reparto del planeta, la salida propuesta por nuestros modernos epígonos de la libertad económica sin restricciones socialistoides, es una huida hacia adelante: desmantelar el Estado-Nación venezolano. Pulverizarlo.

Estos proyectos constituyen la materialización de un discurso pretendidamente anti estatal, pero en realidad antinacional, que se viene insuflando desde los centros nacionales e internacionales del extremismo neoliberal, desde los tiempos del “Consenso de Washington” y del “fin de la historia”.

Su núcleo central lo constituye el desmantelamiento del Ministerio del Petróleo y la conversión de PDVSA en una operadora más, en competencia minusválida con  las extranjeras, las cuales gozarán, además de “condiciones competitivas”,  de la intangibilidad de contratos protegidos por el arbitraje internacional.

Tal como lo declarara,  después de Foro in comento, el Presidente de la Comisión Legislativa  citada, Elías Matta:

“Mientras se avanza con la nueva ley, se trabaja con la reforma a través de las disposiciones transitorias y en un mediano plazo van entrando en vigencia los aspectos fundamentales como la necesidad de crear una agencia nacional de hidrocarburos, la nueva modalidad de regalía, y un marco fiscal flexible que hoy día no lo tenemos y no es competitivo”, acotó. [3]

Como en otras oportunidades, no me queda otro recurso que apelar a los argumentos esgrimidos previamente y que aquí reitero parcialmente:

En mi trabajo del 17 de julio del año pasado, “Ley Orgánica para la regulación del comercio de esclavos en Venezuela”,  sostengo, -sin hacer concesiones a nadie, ni ocultar las culpas de los actuales dirigentes  petroleros- lo siguiente:

Ahora, ante el evidente desastre operativo y gerencial que es la actual administración petrolera estatal, cundida de incapacidad, corrupción y abierta delincuencia; enfrentada a la inviabilidad de megaplanes fantasiosos y de resultados ruinosos, cercada, además, por las agresivas sanciones políticamente motivadas y aplicadas por el Estado más poderoso del planeta, llegó la hora de cobrar para los privatizadores ancestrales.

De restituir todos los negocios que garantizan el aprovechamiento privado de un bien colectivo. [4]

Posteriormente, el 21 de julio, en “La oportunidad la pintan calva… para la rebatiña petrolera”, después de ratificar mi visión sobre  las trágicas circunstancias que vive nuestra industria, sostengo:

Este reiterado diagnóstico ha estado animado siempre por la voluntad de encontrar vías de solución, medios para la preservación del principal patrimonio minero nacional. De ello dejo testimonio en las referencias de esta nota:

[Política Petrolera a la manera de los músicos del Titanic,   20 de mayo de 2018,  https://petroleovenezolano.blogspot.com/2018/05/a-la-manera-de-los-musicos-del-titanic.html#.Xv_O-yhKjM4  ]

Pero la evidencia de las trágicas circunstancias actuales ha estimulado una nueva proliferación de propuestas y soluciones perversas, cargadas de la ancestral voluntad privatista: aquella que promueve el despojo del patrimonio colectivo en beneficio de los sectores más capacitados para obtener pingües beneficios del libre mercado.[5]

Seguidamente, cinco días después, el 26 de julio, en “El Cartero siempre llama dos veces”,  reitero el panorama crítico nacional y cómo tales circunstancias son propicias para propuestas estafadoras:

En primer lugar: nadie niega que estamos al borde del precipicio y que tendremos que hacer todos los esfuerzos necesarios para rescatar una industria petrolera en su peor momento.

Que inevitablemente tendremos que negociar con empresas y centros financieros internacionales, pero, definitivamente, considero que no podemos ir a esa negociación colocándonos en posiciones previas de absoluta minusvalía.

En un país contra la pared, cercado por sanciones internacionales, con una industria petrolera en colapso indetenible, padeciendo de una hemorragia de capacidades técnicas, minada de corrupción, pésima gerencia y proyectos de pajaritos preñados inviables económicamente, -que nunca han funcionado a su favor, como la "internacionalización" y los "megaproyectos de la Faja del Orinoco".

Con el hambre ya instalada en los sectores más desfavorecidos y acechando al 98% de la población para fines de 2019, es tentadora la oferta mefistofélica:

"Esto es un programa de entre 5, 8 y 10 años, en ese lapso ocurren las cosas. De 8 o 10 puede alcanzar entre 3,5 millones y 4 millones de barriles diarios, pero creemos que los primeros 2 millones de barriles de recuperación petrolera, que son los más sencillos, porque son pozos de reciente baja de producción pudieran ser con un costo bastante menor que reactivar 100.000 barriles normales o nuevos 100.000 mil barriles que requerirían entre 20.000 millones y 30.000 millones de dólares. Esos 2 millones de barriles, nosotros estimamos que podrían recuperarse en 3 o 5 años, quizás menos, todo depende de cómo estén las instalaciones porque, como ya hemos dicho, no tenemos información oficial ni inventario, pero repito una vez más que podemos subir 1,5 millones de barriles en 5 años." [6]

En mi trabajo “Agencia Venezolana de Hidrocarburos Marca A.C.M.E.”,  del 28 de noviembre pasado, expongo la génesis y orientación de esta “novedosa” Agencia autónoma e independiente de los poderes públicos nacionales, que asumirá todas las atribuciones del actual Ministerio del Petróleo.

Citaré in extenso:

“… en su versión criolla, expuesta inicialmente desde CEDICE por el Académico Ingeniero Diego González Cruz en sus "Propuestas para Venezuela", queda claro el propósito de minimizar la injerencia de los poderes públicos constituidos en la determinación de las políticas energéticas y petroleras, su gestión y control, trasladando esas competencias a dos organismos "independientes del gobierno de turno, autónomos y autárquicos":

Un "Ente Regulador" y una "Comisión Nacional de Energía", caracterizados de la siguiente manera…

1. Proceder a crear el Ente Regulador de los Hidrocarburos, órgano del Estado, independiente del gobierno de turno, autónomo y autárquico, responsable de la administración, implantación y vigilancia del cumplimiento de las políticas públicas correspondientes, y regulación de las actividades; otorgar las licencias y permisos para abrir todos los negocios "aguas arriba y abajo", elaborar la estadísticas, aplicar las multas, calcular y distribuir las regalías, entre otras actividades

2. Proceder a crear la Comisión Nacional de Energía (CNE), órgano del Estado, independiente del gobierno de turno, autónomo y autárquico, ente responsable de la elaboración de propuestas de políticas públicas para el Sector Energético y de velar por el éxito del propósito y objetivos de las mismas. Con el fin de garantizar un balance en las grandes decisiones y orientación de la actividad de la IPN, se debe incorporar a la CNE una representación significativa de los venezolanos, más allá de representantes del Estado, tales como las Empresas, Entes Financieros, Academias, Universidades, Gremios y Asociaciones y Sociedades civiles vinculadas al sector, entre otras, siguiendo un esquema organizativo y de trabajo como el existente en el exitoso "National Petroleum Council-NPC" de los EE.UU.

3. Dar todos los pasos necesarios para tener un Ministerio de Energía Moderno, encargado de presentar las propuestas de políticas públicas a la Asamblea, promover la investigación y desarrollo en el sector, y representar al país en los asuntos internacionales en materias de energía… [5]

Mi comentario de entonces: Es decir, un convidado de piedra que a lo sumo podrá realizar actividades decorativas, de promoción y representación formal.

Hice referencia en esa oportunidad a lo que significa la inspiración de la propuesta en “el exitoso NPC” de los Estados Unidos:

Valga entonces la oportunidad para destacar, una vez más, que se trata del acomplejado desconocimiento y repudio de nuestra historia y de su jurisprudencia republicana, al querer trasladar instituciones semiprivadas, características de un país donde rige excepcionalmente el régimen de la "accesión minera", el cual considera a las minas como un accesorio de la propiedad privada de la tierra, hacia países como los nuestros y el resto del mundo no anglosajón, donde impera, el régimen "regalista o dominial" [9], que reserva esa propiedad a la Nación, sea cual fuere su forma de organización política: república, confederación tribal, imperio, emirato o reino. Nación representada en todos los casos por sus particulares y específicas instituciones estatales.

En nuestros días, y en el caso venezolano, la "modernización" propuesta implicaría, simplemente,

"…el desconocimiento de todo el ordenamiento legal y constitucional que regula las asociaciones con capitales extranjeros, ofreciendo completo sometimiento del país a la legalidad corporativa internacional, garantizando rendimientos y e intangibilidad de los contratos, anulando toda la capacidad del Estado-Nación venezolano para legislar y darle rango constitucional a esta materia."

[https://petroleovenezolano.blogspot.com/2019/11/el-cuervo-el-pozo-y-el-petroleo.html#.XdYadJNKjIU ] [7]

Remito al lector a los textos completos referidos en los enlaces insertados a pié de las páginas respectivas y, en particular, a los que contienen todos mis trabajos:

https://petroleovenezolano.blogspn ot.com

https://www.aporrea.org/autores/mendoza.potella

La trascendencia de estos temas para el destino de la Nación venezolana me lleva a insistir en que los mismos tienen que ser debatidos con la mayor amplitud pública, independientemente de posiciones políticas circunstanciales, fuera de cenáculos especializados, partidizados o  ideologizados,  se trata de una materia que concierne a cada venezolano vivo hoy y a sus descendientes y, por ello mismo, mucho menos se puede dejar en manos de “expertos” imbuidos de las fórmulas diseñadas en los think tanks de las principales universidades norteamericanas y los centros nativos vectores del extremismo neoliberal.

CMP/04/07/2020



[2] Creo pertinente esta puntillosa cita para mostrar los valores e intereses del personaje en cuestión. Precisamente en 1998 los precios del petróleo venezolano cayeron hasta 7 dólares el barril,  dada la violación de la cuota OPEP, a la cual Venezuela aportó la mitad, casi un millón de barriles diarios.

"The process by which the winner of this award is selected is particularly noteworthy and assures that the selection is fully representative of the views of the industry”.  Nominations for the award were solicited from CEOs and other senior managers of over 100 of the world's largest oil and gas firms, as they appear in the annual rankings by Petroleum Intelligence Weekly (PIW). The nominations were reviewed by a group of senior oil executives, who made the final selection.

Einstein Millán Arcia aporta más datos sobre esta meritocrática trayectoria en artículo publicado recientemente: “La Huella Putrefacta de la Mitocracia Ad Hoc”  https://www.aporrea.org/energia/a292324.html , citando, entre otros fiascos, el caso de Alange Energy: https://settysoutham.wordpress.com/2011/01/20/alange-giusti-insider-ouster-story/

Personalmente, ya referí algunos indicios, el pasado 14 de septiembre,  en “Ecopetrol, Fracking y la asesoría meritocrática… venezolana” https://www.aporrea.org/energia/a282364.html