Aquelarre privatizador
de “PDVSA Ad Hoc”
Carlos Mendoza Pottellá
4 de julio de 2020
A propósito de los 100 años
de la primera Ley de Hidrocarburos.
El comportamiento ético y nacionalista de Gumersindo
Torres, en medio del mar de corrupción reinante en su tiempo, es un ejemplo
que, lamentablemente, en 100 años no ha
sido seguido consecuentemente.
A propósito de esa triste realidad, recomiendo la lectura
del trabajo del periodista Werther Sandoval en Últimas Noticias: La ignorancia petrolera del venezolano,
un festín de corruptos [1]
donde reseña el destacado comportamiento vertical de ese Ministro de
Fomento en el gobierno de Juan Vicente Gómez, autor de esa primera Ley de
Hidrocarburos, y el desconocimiento generalizado de su destacada labor e
integridad, en medio del cual florece la corrupción en el ejercicio de la
función pública.
Hoy, en este centenario, no estamos honrando su memoria,
sino, por el contrario, siendo testigos
de las manipulaciones de quienes
pretenden desmontar todo el ordenamiento legal y constitucional venezolano en
materia de hidrocarburos so pretexto de una pretendida “modernización a tono
con los nuevos tiempos”, para convertir a Venezuela en tierra de nadie, sin Estado y sin Nación.
Precisamente estos sectores convocaron hace dos días, con
abierta desvergüenza, a un foro con motivo de este centenario.
La estrella central del mismo fue el padre de la “apertura petrolera” y de “la inevitable privatización” de los
años 90 del siglo pasado en Venezuela, Luis Giusti
(“Petroleum Executive of The Year 1998” que confieren las publicaciones Energy
Intelligence/International Herald Tribune, Petroleum Intelligence Weekly al
más destacado líder de la industria a nivel mundial, según el dictamen de un
jurado integrado por directivos de las principales corporaciones petroleras
internacionales, por su destacado papel en la promoción de los valores
de la industria petrolera mundial… al frente de PDVSA [2]), a lo cual suma posteriores emprendimientos privados ruinosos en Colombia –Pacific Rubiales, Alange Energy-, Antigua –Stanford
Bank-, y otros destinos. Aparece ahora, de nuevo, como el iluminado
tecnócrata salvador, con las mismas recetas de siempre, al lado de uno de los principales ideólogos de
la Nueva Ley pulverizadora y del Presidente de la Comisión de Energía y
Petróleo de la Asamblea Nacional, donde se procesa complacientemente el
desaguisado.
La incongruencia de este evento con la gesta de Gumersindo Torres es tal, que sólo me viene a la mente la posibilidad de que el próximo 24 de junio, el Rey de España y los descendientes del Mariscal Miguel de la Torre presidan los actos conmemorativos del bicentenario de la batalla de Carabobo.
Porque no se trata sólo del centenario de esa Ley, sino
también de los noventa años de la creación en 1930, por el mismo Gumersindo
Torres, del Servicio Técnico de
Hidrocarburos, semilla del cuerpo de fiscales nacionales -encargados de velar
por el interés nacional en materia de hidrocarburos, con funciones de control sobre las
actividades de las concesionarias extranjeras- integrados primero al Ministerio de Fomento y
luego al Ministerio de Minas e Hidrocarburos.
Ministerio que, precisamente, aparece como candidato a
ser vaciado de potestades y capacidades técnicas en los proyectos que promueven
estos próceres de la “modernización” institucional.
En efecto, desde julio del año pasado cursan en la
Comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional varias versiones de proyectos de Ley de
Hidrocarburos que comportan un retroceso más que centenario en el ordenamiento
jurídico de la materia y, particularmente, el desmantelamiento de la potestad
controladora del Estado venezolano sobre
actividades de explotación que se
desarrollan sobre el patrimonio público.
Desde entonces vengo denunciado ese renacimiento
privatizador.
Ahora una vez más y dado el actual ambiente de
desesperación generalizada, propicio para aceptar cualquier fórmula mágica
salvadora, quiero insistir en esta
desigual batalla comunicacional.
En el escenario mundial contemporáneo, en cual los
grandes Estados dirimen entre ellos el reparto del planeta, la salida propuesta
por nuestros modernos epígonos de la libertad económica sin restricciones socialistoides, es una huida hacia adelante: desmantelar el Estado-Nación venezolano.
Pulverizarlo.
Estos proyectos constituyen la materialización de un
discurso pretendidamente anti estatal, pero en realidad antinacional, que se
viene insuflando desde los centros nacionales e internacionales del extremismo
neoliberal, desde los tiempos del “Consenso de Washington” y del “fin de la
historia”.
Su núcleo central lo constituye el desmantelamiento del
Ministerio del Petróleo y la conversión de PDVSA en una operadora más, en
competencia minusválida con las
extranjeras, las cuales gozarán, además de “condiciones competitivas”, de la intangibilidad de contratos protegidos
por el arbitraje internacional.
Tal como lo declarara, después de Foro in comento, el Presidente de
la Comisión Legislativa citada, Elías
Matta:
“Mientras se avanza con la nueva ley, se trabaja con la reforma a través de
las disposiciones transitorias y en un mediano plazo van entrando en vigencia
los aspectos fundamentales como la necesidad de crear una agencia nacional de
hidrocarburos, la nueva modalidad de regalía, y un marco fiscal flexible que
hoy día no lo tenemos y no es competitivo”, acotó. [3]
Como en otras oportunidades, no me queda otro recurso que
apelar a los argumentos esgrimidos previamente y que aquí reitero parcialmente:
En mi trabajo del 17 de julio del año pasado, “Ley Orgánica para la regulación del
comercio de esclavos en Venezuela”, sostengo, -sin hacer concesiones a nadie, ni
ocultar las culpas de los actuales dirigentes petroleros- lo siguiente:
Ahora, ante el evidente desastre operativo y gerencial que es la actual
administración petrolera estatal, cundida de incapacidad, corrupción y abierta
delincuencia; enfrentada a la inviabilidad de megaplanes fantasiosos y de
resultados ruinosos, cercada, además, por las agresivas sanciones políticamente
motivadas y aplicadas por el Estado más poderoso del planeta, llegó la hora de
cobrar para los privatizadores ancestrales.
De restituir todos los negocios que garantizan el aprovechamiento privado
de un bien colectivo. [4]
Posteriormente, el 21 de julio, en “La oportunidad la pintan calva… para la rebatiña petrolera”,
después de ratificar mi visión sobre las
trágicas circunstancias que vive nuestra industria, sostengo:
Este reiterado diagnóstico ha estado animado siempre por la voluntad de
encontrar vías de solución, medios para la preservación del principal patrimonio
minero nacional. De ello dejo testimonio en las referencias de esta nota:
[Política Petrolera a la manera de los músicos del Titanic, 20 de mayo de 2018, https://petroleovenezolano.blogspot.com/2018/05/a-la-manera-de-los-musicos-del-titanic.html#.Xv_O-yhKjM4 ]
Pero la evidencia de las trágicas circunstancias actuales ha estimulado una
nueva proliferación de propuestas y soluciones perversas, cargadas de la
ancestral voluntad privatista: aquella que promueve el despojo del patrimonio
colectivo en beneficio de los sectores más capacitados para obtener pingües
beneficios del libre mercado.[5]
Seguidamente, cinco días después, el 26 de julio, en “El Cartero siempre llama dos veces”, reitero el panorama crítico nacional y
cómo tales circunstancias son propicias para propuestas estafadoras:
En primer lugar: nadie niega que estamos al borde del precipicio y que
tendremos que hacer todos los esfuerzos necesarios para rescatar una industria
petrolera en su peor momento.
Que inevitablemente tendremos que negociar con empresas y centros
financieros internacionales, pero, definitivamente, considero que no podemos ir
a esa negociación colocándonos en posiciones previas de absoluta minusvalía.
En un país contra la pared, cercado por sanciones internacionales, con una
industria petrolera en colapso indetenible, padeciendo de una hemorragia de
capacidades técnicas, minada de corrupción, pésima gerencia y proyectos de
pajaritos preñados inviables económicamente, -que nunca han funcionado a su
favor, como la "internacionalización" y los "megaproyectos de la
Faja del Orinoco".
Con el hambre ya instalada en los sectores más desfavorecidos y acechando
al 98% de la población para fines de 2019, es tentadora la oferta
mefistofélica:
"Esto es un programa de entre 5, 8 y 10 años, en ese
lapso ocurren las cosas. De 8 o 10 puede alcanzar entre 3,5 millones y 4
millones de barriles diarios, pero creemos que los primeros 2 millones de
barriles de recuperación petrolera, que son los más sencillos, porque son pozos
de reciente baja de producción pudieran ser con un costo bastante menor que
reactivar 100.000 barriles normales o nuevos 100.000 mil barriles que
requerirían entre 20.000 millones y 30.000 millones de dólares. Esos 2 millones
de barriles, nosotros estimamos que podrían recuperarse en 3 o 5 años, quizás
menos, todo depende de cómo estén las instalaciones porque, como ya hemos dicho,
no tenemos información oficial ni inventario, pero repito una vez más que
podemos subir 1,5 millones de barriles en 5 años." [6]
En mi trabajo “Agencia
Venezolana de Hidrocarburos Marca A.C.M.E.”,
del 28 de noviembre pasado, expongo la génesis y orientación de esta
“novedosa” Agencia autónoma e independiente de los poderes públicos nacionales,
que asumirá todas las atribuciones del actual Ministerio del Petróleo.
Citaré in extenso:
“… en su versión criolla, expuesta inicialmente desde CEDICE por el
Académico Ingeniero Diego González Cruz en sus "Propuestas para
Venezuela", queda claro el propósito de minimizar la injerencia de los
poderes públicos constituidos en la determinación de las políticas energéticas
y petroleras, su gestión y control, trasladando esas competencias a dos
organismos "independientes del gobierno de turno, autónomos y
autárquicos":
…
Un "Ente Regulador" y una "Comisión Nacional de
Energía", caracterizados de la siguiente manera…
1. Proceder a crear el Ente Regulador de los Hidrocarburos, órgano del
Estado, independiente del gobierno de turno, autónomo y autárquico, responsable
de la administración, implantación y vigilancia del cumplimiento de las
políticas públicas correspondientes, y regulación de las actividades; otorgar
las licencias y permisos para abrir todos los negocios "aguas arriba y
abajo", elaborar la estadísticas, aplicar las multas, calcular y
distribuir las regalías, entre otras actividades
2. Proceder a crear la Comisión Nacional de Energía (CNE), órgano del
Estado, independiente del gobierno de turno, autónomo y autárquico, ente
responsable de la elaboración de propuestas de políticas públicas para el
Sector Energético y de velar por el éxito del propósito y objetivos de las
mismas. Con el fin de garantizar un balance en las grandes decisiones y
orientación de la actividad de la IPN, se debe incorporar a la CNE una
representación significativa de los venezolanos, más allá de representantes del
Estado, tales como las Empresas, Entes Financieros, Academias, Universidades,
Gremios y Asociaciones y Sociedades civiles vinculadas al sector, entre otras,
siguiendo un esquema organizativo y de trabajo como el existente en el exitoso
"National Petroleum Council-NPC" de los EE.UU.
3. Dar todos los pasos necesarios para tener un Ministerio de Energía
Moderno, encargado de presentar las propuestas de políticas públicas a la
Asamblea, promover la investigación y desarrollo en el sector, y representar al
país en los asuntos internacionales en materias de energía… [5]
Mi comentario de entonces: Es decir, un convidado de piedra
que a lo sumo podrá realizar actividades decorativas, de promoción y
representación formal.
Hice referencia en esa oportunidad a lo que significa la
inspiración de la propuesta en “el
exitoso NPC” de los Estados Unidos:
Valga entonces la oportunidad para destacar, una vez más, que se trata del
acomplejado desconocimiento y repudio de nuestra historia y de su
jurisprudencia republicana, al querer trasladar instituciones semiprivadas,
características de un país donde rige excepcionalmente el régimen de la
"accesión minera", el cual considera a las minas como un accesorio de
la propiedad privada de la tierra, hacia países como los nuestros y el resto
del mundo no anglosajón, donde impera, el régimen "regalista o
dominial" [9], que reserva esa propiedad a la Nación, sea cual fuere su
forma de organización política: república, confederación tribal, imperio,
emirato o reino. Nación representada en todos los casos por sus particulares y
específicas instituciones estatales.
…
En nuestros días, y en el caso venezolano, la "modernización"
propuesta implicaría, simplemente,
"…el desconocimiento de todo el ordenamiento legal y constitucional que
regula las asociaciones con capitales extranjeros, ofreciendo completo
sometimiento del país a la legalidad corporativa internacional, garantizando
rendimientos y e intangibilidad de los contratos, anulando toda la capacidad
del Estado-Nación venezolano para legislar y darle rango constitucional a esta
materia."
[https://petroleovenezolano.blogspot.com/2019/11/el-cuervo-el-pozo-y-el-petroleo.html#.XdYadJNKjIU ] [7]
Remito al lector a los textos completos referidos en los
enlaces insertados a pié de las páginas respectivas y, en particular, a los que
contienen todos mis trabajos:
https://petroleovenezolano.blogspn ot.com
https://www.aporrea.org/autores/mendoza.potella
La trascendencia de estos temas para el destino de la
Nación venezolana me lleva a insistir en que los mismos tienen que ser
debatidos con la mayor amplitud pública, independientemente de posiciones
políticas circunstanciales, fuera de cenáculos especializados, partidizados o ideologizados,
se trata de una materia que concierne a cada venezolano vivo hoy y a sus
descendientes y, por ello mismo, mucho menos se puede dejar en manos de
“expertos” imbuidos de las fórmulas diseñadas en los think tanks de las
principales universidades norteamericanas y los centros nativos vectores del
extremismo neoliberal.
CMP/04/07/2020
[1] http://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/la-ignorancia-petrolera-del-venezolano-un-festin-de-corruptos/
[2] Creo
pertinente esta puntillosa cita para mostrar los valores e intereses del
personaje en cuestión. Precisamente en 1998 los precios del petróleo venezolano
cayeron hasta 7 dólares el barril, dada
la violación de la cuota OPEP, a la cual Venezuela aportó la mitad, casi un
millón de barriles diarios.
"The
process by which the winner of this award is selected is particularly
noteworthy and assures that the selection is fully representative of the views
of the industry”. Nominations for the award were solicited
from CEOs and other senior managers of over 100 of the world's largest oil and
gas firms, as they appear in the annual rankings by Petroleum Intelligence
Weekly (PIW). The nominations were reviewed by a group of senior oil
executives, who made the final selection.
Einstein Millán Arcia aporta más datos sobre esta
meritocrática trayectoria en artículo publicado recientemente: “La Huella Putrefacta
de la Mitocracia Ad Hoc” https://www.aporrea.org/energia/a292324.html , citando,
entre otros fiascos, el caso de Alange Energy: https://settysoutham.wordpress.com/2011/01/20/alange-giusti-insider-ouster-story/
Personalmente, ya referí algunos indicios, el pasado 14 de septiembre, en “Ecopetrol, Fracking y la asesoría meritocrática… venezolana” https://www.aporrea.org/energia/a282364.html
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