Venezuela Analitica Editores
Foro Petrolero 2000
La política petrolera venezolana,
¿precios o volúmenes?
Analítica Research (AR)
Ramón Espinasa (RE),
Alberto Quiros Corradi (AQC),
Carlos Mendoza Pottellá (CMP) y
Juan Pablo Pérez Castillo (JPPC).
AR. Para Venezuela es muy importante establecer una política petrolera adecuada. Tomando en cuenta aspectos como el nivel de reservas naturales venezolanas y mundiales, el nivel actual de producción venezolano y su nivel de reservas, potencial comportamiento del mercado internacional del petróleo, posibles avances tecnológicos y aspectos políticos, ¿cuáles deberían ser los elementos centrales de la estrategia petrolera venezolana?
RE. La coyuntura petrolera mundial y la política petrolera venezolana actual hay que analizarla en el contexto del desarrollo de los últimos pocos años, para después ponerla en un contexto de más largo plazo. Primero, hay que entender lo que pasó en el año 98, es decir, la caída de precios del año 98 y la reacción del mercado a esa caída. Para eso es necesario entender cuál era la dinámica del mercado en los años previos, donde la demanda venía en un crecimiento acelerado continuo. La demanda creció en 900 mil barriles diarios en el año 95; 1.1 millones en el año 96 y 1.8 millones en el año 97, es decir, el crecimiento fue el doble en el 97 que en 1995. Las fuentes fundamentales de información, Agencia Internacional de Energía, World Economic Outlook, del Fondo Monetario Internacional, el Centro de Estudios de Yamani, en Londres y el Departamento de Energía de los Estados Unidos, pronosticaron en su momento, en 1997, un crecimiento de alrededor de 2 millones de barriles diarios para el año 1998. Este crecimiento no se materializó, pero la oferta mundial se preparó, dada la dinámica que traía, al menos de los últimos cinco años y quizás a lo largo de toda la década de los 90, para suplir una demanda potencial que iba a crecer en unos 2 millones de barriles.
¿Qué sucedió? La crisis asiática, y de nuevo me refiero a las fuentes anteriores y en particular al World Economic Outlook, del Fondo Monetario Internacional, el cual no asume la crisis sino hasta marzo del año 98. La crisis tiene un efecto particularmente severo en el mercado petrolero por lo siguiente: la crisis afecta a las economías del sureste asiático, que son economías típicamente importadoras de petróleo. Estas economías sufren su crisis cambiaria, entra en una recesión muy severa, aumenta mucho el costo del capital de trabajo y dejan de importar petróleo para de hecho pasar a ser exportadores de producto, por el alto costo del capital de trabajo; y esos productos se dirigen a los Estados Unidos. A lo largo del año 1998, se da una muy importante acumulación de inventarios en los Estados Unidos, en los países industrializados, en general, y eso provoca un declive de los precios.
Es necesario puntualizar en este momento, que en el año 1998, no se contrajo la demanda mundial de petróleo, lo que fue negativo fue la segunda derivada, se desaceleró el crecimiento y la demanda creció en alrededor de 500 mil barriles diarios, pero bastante por debajo de los dos millones que todo el mundo esperaba que estuviesen en el mercado. A la crisis asiática se unió un clima particularmente benigno, tanto en el invierno 97-98 como en el 98-99, con los inviernos menos fríos del último siglo.
El desbalance entre oferta y demanda, la oferta que se venía acelerando y la demanda que súbitamente cae, provoca una muy abrupta caída de los precios; en el primer trimestre del año 98, se mantiene muy bajos a lo largo de todo el año 98 y vuelven a caer empezando el año 99. Y eso provoca una reacción inmediata del mercado y quiero subrayar del mercado, porque cuatro trimestres de precios bajos provocan, por un lado, salidas involuntarias del mercado: salieron 600 mil barriles diarios, de producción marginal en Estados Unidos y Canadá.
Por otro lado, los principales productores mundiales, en un hecho inédito, se coordinan para que países miembros de la OPEP y no miembros de la OPEP para controlar la oferta, donde hubo un trío de países que llega a un acuerdo original, que es el Acuerdo de Riyadh, en el cual México juega un papel de bisagra muy importante: México, Venezuela y Arabia Saudita, se coordinan y hay tres acuerdos de reducción de producción a lo largo del año 98, que son en orden cronológico, Riyadh, Ámsterdam y Viena. Esto es corroborado por un cuarto acuerdo en abril del año 1999, que es el Acuerdo de La Haya. Entonces, por el lado de la oferta: salida involuntaria de producción marginal norteamericana y canadiense, salida voluntaria de producción de los principales productores de la OPEP y fuera de la OPEP, donde son conspicuos en los casos de México, Noruega, Rusia, China y Egipto. Yo diría que esos son los más importantes, y con un rezago de aproximadamente un año se produce una reacción importante del mercado; un swing que se materializa en el segundo trimestre del año 99 y que lleva a los precios a los niveles actuales, lo cual pone claramente en evidencia que lo que sucedió en 1998, es un fenómeno de carácter coyuntural. Igual que los precios altos que tenemos ahora, no sostenibles en el mediano plazo.
Aquí yo voy a hacer una breve digresión, y comentar con relación a un trabajo que se hizo en la oficina del Economista Jefe de PDVSA junto con profesor Roberto Rigobón del MIT. Se tomaron 150 años de precios del WTI, y usando técnicas econométricas relativamente sofisticadas se encontró que los precios del petróleo, lejos de lo que se piensa, no siguen un camino aleatorio, lo que se llama un random walk, sino que siguen una tendencia; esa tendencia está alrededor de 19 dólares por barril el WTI, y la serie tiene reversión. Es decir, cuando se desvían los precios de la tendencia, tienden a regresar a una media que tiene coeficientes variables. En un lapso de tres años cuando las desviaciones no son muy grandes y en un lapso de cinco años cuando las desviaciones son tan altas relativamente, como fueron las desviaciones de los años 70.
Entonces, esta es mi apreciación en cuanto a lo que sucedió en la dinámica macro petrolera en el 98 y el 99. Mi impresión es que los precios en el transcurso de los próximos seis trimestres o más, viendo hacia delante, van a iniciar el regreso a esa tendencia, van a declinar. Posiblemente lleguen a niveles más altos de los ahora (comienzos de Enero 2000) en el corto plazo, para después revertir a esa tendencia de alrededor de 19 dólares, posiblemente en un lapso mayor. Las estimaciones de crecimiento de este año: la demanda creció en 500 mil barriles diarios en el año 1998, creció alrededor de un millón de barriles diarios en el año 99 y las estimaciones son que crezcan alrededor de un millón doscientos mil barriles diarios, entre 1.2 y 1.8 en el año 2000. Este es un panorama sintético del mercado, un marco para analizar la política petrolera venezolana. Sin embargo, desearía antes hacer una breve digresión relativa a los precios del petróleo en los años 95, 96 y 97. Particularmente en el 96 y 97 donde la demanda reiteró, creció 1.1 y 1.8 millones de barriles diarios. Los precios se mantuvieron particularmente altos y eso es, por un lado, efecto de la demanda y por el otro que el tan esperado regreso de Irak al mercado que nunca se materializó y eso provocó que se mantuvieran niveles bajos de inventarios. Y eso también provocó que en términos relativos, la caída del 98 fuera particularmente fuerte.
¿Cómo ha reaccionado Venezuela? Reduciendo la producción. Pero a mí no me parece tan grave el que en Venezuela se haya reducido la producción como el que se haya dejado caer el potencial de producción. El potencial de producción que creció sostenidamente y con muchísimo esfuerzo en forma sostenida, pari passu con el crecimiento de la demanda mundial, a lo largo de la década de los 90, se ha dejado caer. Venezuela ha debido de romper su récord histórico de producción en el año 98 y por esta situación de ajuste, que yo comparto, coyuntural a la caída de la demanda, no se hizo; pero no tan sólo se ha ajustado la producción, sino que se ha dejado caer el potencial.
El potencial cayó el año pasado en 300 mil barriles diarios y este año está planteado reducir el potencial en 200 mil barriles adicionales, una caída de potencial del medio millón de barriles, con lo cual no hay capacidad ociosa en Venezuela. Entonces, cuando los precios se ajusten, que se van a ajustar en el próximo año o año y medio, Venezuela va a quedar en el peor de todos los mundos porque va a tener una caída de precios que no va a poder ser compensada en aumento de producción, porque Venezuela va a ser el último en salir de la gatera. Y eso tiene que ver con la productividad promedio de los pozos en Venezuela. La productividad promedio en Venezuela hoy está entre 350 y 400 barriles por pozo, en Arabia Saudita un pozo produce alrededor de menos de 10.000 barriles diarios. En Venezuela perforar un pozo promedio cuesta alrededor de ocho millones de dólares, aumentar un barril de potencial de producción cuesta alrededor de dos mil dólares por barril por día, y eso significa que restaurar el potencial que hemos dejado caer, va a costar alrededor de mil millones de dólares, seiscientos si declinara a 300 mil barriles, más 400 millones de dólares adicionales si caen efectivamente los 200 mil barriles de potencial este año.
Entonces, lo que va a suceder con Venezuela es que en esta coyuntura vamos a perder participación relativa de mercado. Nuestra participación en el mercado mundial que había subido entre el 95 y el 97 de 4 % a 4.6% de la producción mundial de petróleo, ya está, en el año 99, en alrededor de 4 y si cumplimos con la producción promedio anunciada para el año 2000 y se materializa el aumento de la demanda y de la producción, nuestra participación va a caer por debajo del 4%. Y eso es particularmente grave en un país con un mercado potencial tan importante como lo es Venezuela.
Venezuela como provincia petrolera, es la tercera provincia petrolera del mundo. Una es la del Golfo Pérsico, la otra es la del Mar Caspio y Venezuela de por sí es una importante provincia petrolera. Sin embargo, se diferencia de las otras dos en términos geográficos, políticos y culturales. Venezuela es la gran provincia del Hemisferio Occidental, que es un hemisferio deficitario en energía; el Hemisferio Occidental entendido como el territorio que va de Canadá a Tierra del Fuego, importa alrededor de un cuarto del petróleo que consume; consume 28 millones de barriles, produce 21, importa 7. De esos 21, once los producen entre Estados Unidos y Canadá; Venezuela produce 3 y el resto de Latinoamérica y el Caribe los siete restantes. Pero sin duda, dada su relación producción/reserva, Venezuela podría convertirse en el gran suplidor de energía en el Hemisferio Occidental; sus mercados naturales, el 93% del petróleo venezolano va al Hemisferio Occidental: 67% a Estados Unidos, 13% al Caribe y alrededor de 7% u 8% al resto de América Latina, entonces, son mercados naturales deficitarios y Venezuela tiene, tanto por el lado de la oferta, el potencial para aumentar su producción, como por el lado de la demanda, mercados naturales hacia los cuales expandirse y no lo está haciendo. De hecho Venezuela está en este momento reduciendo su producción de petróleo y en el corto plazo nada hace pensar que haya una reorientación de la política petrolera. Este sería mi planteamiento inicial.
AQC. Para iniciar mi intervención quisiera complementar en dos o tres minutos alguna de la información preliminar que dio Ramón, en el sentido de lo que pasó en el 98 y 99. Creo que a la crisis del sudeste asiático hay que agregarle dos ingredientes, uno de ellos el aumento desmesurado de los inventarios, que se prolongó incluso más allá de lo agudo de la crisis y que le permitió administrar el suministro a los países consumidores, en forma tal, que aún cuando la crisis se estaba moderando, todavía los efectos no se veían ni en los precios ni en la demanda. El otro es informar también que los suplidores naturales de esa región del mundo, son los países por lo general del Medio Oriente: Arabia Saudita, para poner un ejemplo y, al bajar la demanda, esos volúmenes ociosos que inicialmente tenían como destino el sudeste asiático, tuvieron que buscar a donde ir. Por eso fue que se planteó la discusión sobre quien debería cerrar producción y si era lógico que nosotros, que teníamos nuestros mercados naturales, que no habían sido afectados por esta crisis, tuviésemos que cerrar producción cuando los volúmenes que habían sido desplazados del sudeste asiático estaban buscando nuevos mercados y presionando los precios a la baja; de manera que la presión que siempre se refleja en términos globales, tenía unos ingredientes bien puntuales y bien específicos, que eran barriles de petróleo que no tenían mercado y que estaban presionando aquellos contratos existentes entre Venezuela y países como Estados Unidos, por mencionar el más importante de todos ellos para nuestras exportaciones.
Otro complemento es que no sólo hubo la reducción de los 600 mil barriles diarios de los campos marginales, de los pozos marginales de los Estados Unidos, sino que también hubo una desinversión muy aguda en el petróleo, que pudiéramos llamar genéricamente más costoso, y eso redujo el estimado de producción que había para el año 99, en cuatro millones de barriles diarios. Hubo una reducción del 5% de la inversión petrolera. Cinco por ciento parece poco en términos relativos pero es significativo en términos absolutos. Estos elementos también ayudaron a la recuperación de los precios, no solamente la nueva política de la OPEP.
Sobre la política de la OPEP y los productores no OPEP que por primera vez participaron en el esfuerzo de concertación es bueno aclarar qué fue lo que pasó en Riyadh, porque creo que no se ha explicado con suficiente claridad. En Riyadh no se acordó una simple reducción de producción, como siempre se había acordado dentro de la OPEP, que partía de una producción falsa, porque nadie estaba diciendo cuánto producía, que partía de asignaciones arbitrarias de recortes y de producción y que al final resultaba en un acto totalmente inoperante. Así fue desde que se puso en operación los recortes de producción y el sistema de cuotas, que no hubo un solo año donde no hubiera violación a esas cuotas. Entonces, eso no funcionaba y la condición que puso Venezuela, cuando fue a Riyadh, fue que no se discutieran cuotas de producción y que se arrancara del principio de la producción real de cada productor y a partir de allí se empezaran a negociar recortes voluntarios para saber cuáles eran los niveles de producción a los cuales se podía llegar para recuperar los precios. Pero, con un objetivo muy claro, con el objetivo principal de sacar del mercado primero, cada vez que hubiera una sobreoferta, el petróleo costoso. Porque es completamente irracional seguir en la política que se había seguido por tantos años, de que cada vez que había una sobreoferta, seguía produciendo a plena capacidad los productores costosos del Mar del Norte y otras regiones, y la OPEP cerraba producción, siendo que era la producción más barata. Entonces, lo que se acordó fue, que cuando lleguemos a un nivel de precios tan altos como para estimular de nuevo unas inversiones aceleradas en función de los pozos marginales o del petróleo marginal, en ese momento abrimos producción para que salga primero el petróleo costoso y no se produzca una sobreoferta en virtud de esos precios. Y cuando a pesar de que eso se haga, si los precios caen a un nivel muy bajo, porque sigue la sobreoferta, entonces nosotros cerramos producción.
Esos fueron los dos parámetros. Ramón menciona 19 dólares WTI. Es curioso que ese estudio que tú mencionas obtuvo como resultado esa referencia, porque el número que mencionaron, y fueron los sauditas los primeros que mencionaron, como un objetivo de estabilización, claro en función de las cifras del 98, de los dólares del 98, era 17 dólares, es decir, si se llegaba a 17 dólares, había que empezar a pensar en aplicar la nueva estrategia.
Entonces, ¿qué significa estos elementos para Venezuela ahora? Hay dos escenarios posibles. El primero que uno tenga que abrir producción para reducir los precios, para evitar la competencia del petróleo caro, para evitar otra sobre oferta y para evitar tener que cerrar lo barato antes que lo caro, o sea, aplicar la filosofía de Riyadh, en cuyo caso uno va a tener que vivir con precios un poco más bajos. Ese es un escenario. El segundo escenario es similar al esquema de reducir producción. Para el primer escenario de precios relativamente bajos, hay que estar preparados, como lo hemos dicho por muchos años. ¿Cuál es la preparación? El famoso Fondo de estabilización macroeconómica. Bueno, el Fondo se convirtió en otra cosa muy diferente a lo que debía ser. El Fondo se ha convertido en un saco de dinero que está lleno o está vacío a discreción del Ejecutivo. Siendo ese el caso, hay muchas probabilidades de que si aquí bajaran los precios, por las razones que fueran, volveríamos a estar en la misma situación desasistida de siempre, en la cual tendríamos que ir a buscar prestado en el peor momento.
La aplicación de esta opción (teniendo los precios altos, decidamos, porque eso fue lo que se decidió en Riyadh, abrir producción) es actualmente cuesta arriba. ¿Qué vamos a abrir? Si resulta que hemos llegado a una desinversión importante de la industria petrolera, que ha reducido su potencial de producción en forma significativa. Esto nos pone en la muy ingrata situación de no tener capacidad de decisión porque no tenemos opciones. ¿Cómo puede negociar alguien sin opción? Siendo ese el caso, nosotros estamos en la muy desagradable situación, de sí se decidiese, en conjunto, abrir la producción, nosotros no podríamos participar en el corto plazo en ese reparto. Si no podemos participar, pues obviamente, alguien va a tomar la participación de mercado que nos tocaría a nosotros si no hubiéramos sido imprevisivos, de manera que yo pienso que aún cuando la política de largo plazo, que se consideraba expansiva del régimen anterior, de llegar a seis millones de barriles de producción diaria, puede ser revisada, no era en su dirección desacertada. Todo programa de diez años debe ser revisado anualmente porque esa es la esencia de la planificación. Lo único que se hace es que cada año el primer año se convierta en el presupuesto, pero lo demás es plan y es revisable. Entonces, ese plan es revisable y creo que a la luz de lo que está sucediendo, no tengo ningún problema con que se diga que en vez de ocho años se va a hacer en diez. Lo que sí me parece un error importante, gravísimo, es que se pierda la inversión hecha, que ya cuantificó Ramón. Llegar a donde estábamos a finales del 97, principios del 98, nos va a costar más de este año, nos va a costar una buena gerencia que ya no la tenemos; nos va a costar mucho dinero, más de lo que nos costó llegar ahí originalmente, para poder quizás llegar a los 3.4, 3.5 millones de barriles diarios que teníamos a finales del 97.
Entonces, creo que desde el punto de vista estratégico, aun cuando no cuestiono que el largo plazo se revise anualmente a la luz de lo que sucede coyunturalmente en el mercado, es correcta una política de expansión razonable. Cuestiono severamente que por imprevisión se haya dejado caer el potencial de producción a un extremo donde se nos han negado las opciones para cualquier negociación con nuestros socios dentro y fuera de la OPEP.
CMP. Yo necesariamente tengo que introducir nuevos elementos porque no estoy de acuerdo con la visión que han expuesto los que me antecedieron. La principal diferencia está en que el problema es visto por ustedes como un problema de la producción que hemos perdido, de las posiciones que hemos perdido, que hemos pasado de ser el primer suplidor de los Estados Unidos al cuarto y cosas por el estilo. A mí eso me da la impresión de una competencia tipo el average de los bateadores de las grandes ligas y quién ganó el título de bateo. Yo creo que en este problema, lo que importa es la calidad de los resultados para Venezuela; y la calidad de los resultados en un aspecto fundamental para mí: la participación fiscal.
Uno de los temas a discutir es la participación fiscal, que es el aspecto clave para Venezuela. Ese es el resultado central para Venezuela de la producción petrolera. Para nosotros el resultado neto es la participación fiscal y ahí hay una diferencia de enfoque radical, porque durante 22 años PDVSA ejecutó una política de desregulación fiscal y de reducción del aporte fiscal. Para decirlo claramente, en 1975, nosotros teníamos un inmenso aparato fiscalizador y controlador que sabía por dónde iba cada gota de petróleo, cada pie cúbico de gas, de qué calidad, etc.. Esa institución de regulación fue convertida, en 22 años, en un cascarón vacío, que es el Ministerio de Energía y Minas. En el sólo período de Calderón Berti abandonaron el Ministerio de Energía y Minas unos 300 profesionales, y durante todo el trayecto posterior continuó el proceso. Luego el ministerio fue colonizado por PDVSA, los fiscalizados pasaron a ser fiscalizadores. Ahí se perdió una disciplina estatal, y yo lo decía en el artículo de Venezuela Analítica que motivó la convocatoria, cuando yo digo regulación y disciplina estatal, no me estoy refiriendo al estado socialista ni nada por el estilo, sino que lo que estoy defendiendo es mi participación, mi participación particular y privada y la de cada uno de los venezolanos. Yo considero que la única manera de defender esta participación es que haya un administrador que es el Estado. Yo no tengo otra manera; ni yo ni mis descendientes tenemos otra manera de participar en el sector petrolero que no sea esa.
Entonces, partiendo de esa visión distinta, el problema de cuánto vamos a perder nosotros en el nivel de producción o potencial de producción, incluso la estimación econométrica del precio del petróleo deben tener otra lectura. Creo que los fenómenos económicos pueden ser susceptibles de tratamiento estadístico y de observación estadística, como ayuda, por ejemplo, al análisis del movimiento de los precios petroleros de largo plazo. Pero el análisis estadístico no es una explicación, y mucho menos una explicación de carácter automática, capaz de predecir por sí sola el futuro de los precios del petróleo. Por el contrario, en cada momento hay elementos concretos que subyacen el comportamiento aparente de los procesos.
Voy a centrarme en algunas de esos aspectos concretos con respecto a la producción. Por ejemplo, una de las cosas que siempre se cita, que acaba de expresar Alberto, es la idea según la cual habría que sacar a los productores caros del mercado, esto es, si había exceso de oferta tenían que salir los productores caros del mercado petrolero. Bueno, habría que decirle eso a las compañías petroleras en 1928, que fueron los que inventaron un sistema que permite que haya productores de 12 dólares de costos y productores de 17 centavos de dólar de costo. ¿Por qué? Porque a las compañías, que son en buena medida las mismas que operan aquí y allá, les importa que quien fije el precio sea el productor relativamente costoso. Y la única garantía de que el precio esté en 24 dólares es que Canadá esté produciendo, que Alaska esté produciendo, que el Mar del Norte esté produciendo y que Louisiana esté produciendo. El día que esos salgan del mercado y haya una competencia entre los productores más baratos, hasta nosotros salimos del mercado; porque ustedes saben que hay productores que tienen menos de dos dólares de costo, y nosotros estamos en el triple de eso como mínimo. Es decir, al incorporar al análisis aspectos concretos relacionados con intereses reales de países y compañías, parece ilusorio la posibilidad de sacar el petróleo costoso del mercado, o esas estimaciones que necesariamente indican una futura caída de los precios del petróleo, como sí lo intereses extra-económicos no pesaran.
Creo en este sentido, que en el mercado debe haber un equilibrio, y los productores de petróleo, incluyendo a Venezuela deben hacer uso de su poder de concertación para obtener el resultado óptimo del mercado con relación a sus intereses, y eso en el caso venezolano ello está relacionado con la participación fiscal.
Toquemos otro tema, de esos que se asumen como verdades. Por ejemplo, las tendencias mundiales a eliminar las regalías, la famosa tendencia a acabar con los impuestos. Esta percepción no es correcta, esa famosa tendencia está basada en el caso de Inglaterra. Simplemente son las decisiones de Inglaterra. Si yo soy inglés, e Inglaterra es un consumidor neto de petróleo, para mí tiene sentido la reducción de la carga impositiva para el sector petrolero doméstico. Por tanto tiene lógica política que Inglaterra privilegie su producción doméstica, así esté en manos privadas, al punto de que se ha eliminado la regalía y el sector petrolero tenga, cuando los precios son bajos, un tratamiento fiscal diferenciado y favorable.
Intentando una breve síntesis, al menos en esta primera intervención, me parece correcto que se haya tomado la decisión, en el marco de la OPEP y de países no miembros de la OPEP, de concertar un recorte de producción para apuntalar los precios del petróleo, que estaban a niveles muy inconvenientes para nosotros, en gran parte por la política expansiva que anteriormente se había seguido, especialmente por Venezuela. La reacción de mercado, donde se ha producido un alza significativa del precio confirma esta apreciación. Si no se hubiese instrumentado esa política, la situación venezolana sería lamentable. Ahora, reducir la producción no implica perder potencial de producción, y pienso que no se debe perder potencial.
AQC. La intervención de Carlos me sugiere una aclaratoria. Creo que probablemente que él tiene razón en dos cosas: una es que no se van a cerrar todo el petróleo costoso, porque hay intereses, además de los económicos, que privan para que esa política pueda existir. Sin ninguna duda, pero es que ese no es el caso. Creo es que tenemos que ser racionales y no exagerar. Primero, creo que todos estamos de acuerdo que es una irracionalidad perder una inversión ya hecha, entonces por lo tanto yo no voy a tocar más ese punto: se perdieron 500 mil barriles diarios de potencial o cuatrocientos, y eso va a tener consecuencias negativas en nuestro poder de negociación y en nuestro ingreso fiscal. Y nos quita capacidad de negociación con nuestros clientes. Eso yo no creo que eso no cabe la menor duda y dejemos eso por sentado.
Segundo, sobre la estrategia de sacar del mercado el petróleo costoso. Sí, Carlos, sí hay que sacar el petróleo costoso, pero eso no quiere decir que todo el petróleo costoso saldría, porque la OPEP sola y el petróleo barato no son suficiente para suministrar al mundo. Hay petróleo costoso y petróleo costoso. En varias ocasiones, tanto en el 76 como en el 86 mismo y en este otro ejercicio del 99, ha habido barriles que salen y que no regresan. Estaban ahí simplemente por lo que tú dijiste, porque se hizo la inversión y mientras el precio sea muy alto seguirán operando. Si el precio baja, y existe una perspectiva de precios moderados en el mediano y largo plazo, salen. Después de cerrados, dentro de la perspectiva mencionada, el costo de volverlos a arrancar no es rentable. En el año 76 los Estados Unidos perdieron un millón de barriles diarios de potencial de producción por la crisis. Eso no volvió. Se perdió.
Sin embargo, como te digo una cosa te digo la otra. He debido hacer énfasis, cuando hablo de sacar del mercado el petróleo costoso, de indicar que estoy hablando del petróleo costoso que se exporta. Porque el que no se exporta, que es el que se consume donde se produce, tiene como aspecto importante los intereses estratégicos, intereses de todo tipo. Pero el petróleo no OPEP, no producido por la OPEP que se exporta, es de magnitudes considerables. Solamente el petróleo del Mar del Norte, que sale de dos países: Noruega y Gran Bretaña, representa cinco millones de barriles diarios o más, entonces estamos hablando de magnitudes importantes, dos veces de la exportación de Venezuela.
CMP. Por eso es que Noruega está metida en el pacto.
AQC. Exactamente.
CMP. Noruega es uno de los principales exportadores. Y yo no mencioné a Noruega, dije Inglaterra.
AQC. Yo sé que eso fue lo que tú dijiste, y estoy intentando hacer un análisis global. Estoy diciendo que sumadas las potencialidades de producir del mundo, hipotéticamente, se llega a una oferta superior a la demanda, por lo menos en el futuro previsible. Entonces, siendo ese el caso, si no se desea perder participación en los mercados, tener ingresos razonables y precios razonables, debe salir del mercado parte del petróleo costoso, el petróleo más costoso, porque en un mundo que se supone globalizado, esa sería la racionalidad adecuada. Esta política se debe instrumentar en etapas, la primera está orientada a sacar al petróleo exportado muy costoso, el que está compitiendo realmente con nosotros de manera directa. El que está produciendo en los Estados Unidos para su propio consumo, ese no está compitiendo con nosotros de manera similar. El que debería sacar, y esos son volúmenes considerables, es parte del petróleo exportado costoso. Yo creo que la política aprobada en Riyadh va en esa dirección. No estimulemos que se produzcan petróleos para la exportación muy caros por precios muy altos, con base de auto-limitar la oferta del petróleo menos costoso (donde estaría Venezuela, obviamente con un costo mayor que el de Arabia Saudita) de la OPEP. Eso no tiene racionalidad económica, ni política.
Yo creo que estamos de acuerdo en que no vamos a poder sacar todo el petróleo costoso, entre otras razones, porque hay razones supra-económicas, estratégicas, energéticas, mundiales, intereses de grupo que van a impedir que ello ocurra. En este sentido tengo la impresión que tenemos área o puntos de convergencia. No sé si Ramón desea comentar.
RE. Aquí hay mucha tela donde cortar. Creo que este análisis debe referirse a Venezuela. Pero inicialmente quiero hacer una referencia a la dinámica de largo plazo del mercado petrolero internacional, tema que a todos nos apasiona. El mundo, hasta la primera escalada de precios el año 1974, era un mundo que había vivido durante 70, 80 años con precios muy estables del petróleo y relativamente bajos, aún para los precios actuales, no quiero decir que no existiesen grandes ganancias porque había petróleo caro y petróleo barato y las compañías, sobre todo, controlaban el petróleo fuera de los Estados Unidos que era el petróleo más barato de producir. El punto es que el mercado petrolero y el mercado energético mundial se caracterizaban por ser mercados sumamente rígidos, dependiente de una sola fuente de energía; por eso, cuando se producen las dos crisis que sirven de detonante para la escalada de precios, el mundo no tiene otra alternativa que aceptar pagar precios muy altos por su única fuente de energía que es el petróleo. Pero ahí se puso a funcionar el mercado; el mercado petrolero se hizo flexible y sobre todo el mercado energético mundial se hizo flexible. Y el mercado petrolero y el mercado energético que tenemos hoy en día son mucho más flexibles que el mercado energético y petrolero de hace 25 o 30 años, lo cual acota los márgenes alrededor de los cuales se puede mover el precio del petróleo, es decir, hay unos niveles de posibilidad de sustitución de petróleo por otras fuentes de energía, o petróleo caro por petróleo menos caro, mucho más flexible del que había antes.
Ese para mí es un parámetro de referencia importante para Venezuela. Venezuela tiene relativamente poco que hacer con relación a la demanda, eso por un lado y por otro lado, ¿cuánto es la participación de Venezuela en el mercado petrolero mundial? Nosotros producimos el 4%, es decir, otros países producen el 96% del petróleo que se produce en el mundo, y si hablamos del petróleo exportado quizás sea el 9%, el 10%, pero tampoco somos un actor mayor; volumétricamente hablando, quizás lo somos políticamente hablando. Pero si tomamos estas dos referencias, que el precio del petróleo posiblemente oscilará en una banda donde los precios altos difícilmente se mantengan mas allá de la coyuntura, y además, que nuestra influencia sobre esos precios es relativamente baja, tengo la impresión de que nuestra política debe tomar este elemento como una referencia.
Yo quiero tomar un punto que Carlos Mendoza expuso como el punto más importante para él, pero, en nuestro caso, verlo desde otra perspectiva. La renta por barril; el ingreso fiscal petrolero que a ti tanto te preocupa por tus hijos, por mi hija y por mis nietos, que yo quiero que ellos sigan teniendo, una fuente importante de ingresos a partir del petróleo. Y el punto es que hoy en día, el ingreso fiscal petrolero per capita, en Venezuela, está en alrededor de 250 dólares por habitantes, entre 250 y 300 dólares por habitante. Eso es una fracción de los 1.800 dólares por habitante que hubo en el año 1979. Pero mi punto es que si tú vas a depender de los precios, ese ingreso fiscal petrolero se va a mantener en ese rango o posiblemente declinar a futuro. De hecho, si la producción no aumenta y los precios no aumentan, en la medida que la población aumente, el ingreso fiscal petrolero per capita va a tender a caer. Como nosotros tenemos muy poca influencia en los precios y los precios tienen un rango alrededor del cual van a oscilar, la única forma de que el ingreso fiscal petrolero por habitante, que el ingreso petrolero por habitante crezca o se mantenga en el mediano y largo plazo en Venezuela es con base al desarrollo volumétrico. Obviamente en el corto plazo pueden existir fluctuaciones, dictadas por el contexto, pero en el mediano y largo plazo debe existir desarrollo volumétrico. Yo no espero mucho de él, tan sólo quisiera que se mantuviera en los niveles actuales, esencialmente constante per capita, con lo cual la producción de petróleo, si el precio es un “dato” o elemento sobre el cual tenemos poco control en el mediano y largo plazo, debería crecer cuando menos a una tasa superior a la del crecimiento de la población para mantener el ingreso por habitante real constante. Entonces, que Venezuela se plantee, ella, en sí misma, una política donde se apuntale en precios sacrificando producción, no tiene ningún sentido como dirección estratégica. Primero, porque el mercado es mucho más flexible del que era hace 25 o 30 años y Venezuela, por propio diseño se ha transformado en un actor menor en el mercado petrolero mundial, somos el 11% de la OPEP. Cuando se creó la OPEP en Venezuela era el 33% de la OPEP, teníamos algo que decir. Y eso ha sido por diseño, por la política petrolera que seguimos a lo largo de los 60, 70 y 80 y apenas se empezó a revertir en la década de los 90. Entonces, mi punto para acotarlo es bien sencillo, la única forma en que el ingreso fiscal petrolero crezca o se mantenga constante en términos per capita en el largo plazo, es el desarrollo de una política volumétrica, donde Venezuela desarrolle la fracción que es racional para un país con el potencial petrolero de Venezuela. Eso quiere decir que Venezuela, en el mediano y largo plazo, en el 2020, debe casi triplicar su producción actual de petróleo, ese es mi punto.
AR. En el año 1997 con precios de petróleo relativamente altos, la participación fiscal del sector petrolero fue 13% del producto, el año pasado fue aproximadamente 6.4%. Entonces, hay un punto en que quizás comparten las dos visiones, en el sentido de que aparentemente es muy difícil aumentar el ingreso fiscal a los niveles tradicionales, ya bien se siga una estrategia para favorecer precios altos o de expansión de la producción. Aparentemente la participación fiscal petrolera podría estar alrededor del 6%-7% del producto en el largo plazo. Eso plantea una brecha fiscal estructural importante, de aproximadamente 3%-4% del PIB. ¿Cómo hacer para que el sector petrolero pueda hacer un aporte fiscal importante, al menos no decreciente, y al mismo tiempo, mantener un flujo volumétrico en crecimiento, por ejemplo en forma pausada pero continua?.
CMP. La participación fiscal tiene una tendencia clara a caer desde 1975 precisamente el pico es el 73 y allí cayó, durante toda la época, antes de la nacionalización fue creciendo. Antes de los 60 aquí no hay mayor decisión venezolana, éramos parte de las transnacionales. La primera vez que Venezuela actuó como actor importante, fue cuando Pérez Alfonso dijo: No más concesiones. ¿Cuál fue la respuesta de las compañías?.Paralizaron las inversiones. Sin embargo esa política no tenía que producir esa consecuencia. Esa decisión formaba parte de la política que llamó el Pentágono Petrolero, que era una política de cirugía, y las compañías tenían ocho millones de hectáreas o más bajo concesión. El agotamiento de las reservas vino por la respuesta de las compañías. Venezuela producía en 1960 dos millones seiscientos mil barriles y en el 70 llegó al pico tres millones setecientos mil. ¿Cómo se hizo eso? Violando las propias normas técnicas de la compañía. De allí en adelante vino una picada hasta 1985 a 1.8, y no tenía nada que ver con las cuotas OPEP. Esto ocurrió por deterioro, la tendencia natural al agotamiento, declinación natural. Los yacimientos petroleros venezolanos después del 70 tienen una tendencia a declinar un 22% anual.
AQC. Tenemos que discutir intercambiando ideas. La política de “no más concesiones” fue una variable, pero no es la única. La consecuencia de “no más concesiones”, es que te limitas a explotar las que tienes; como te limitas a explotar las que tienes, la declinación de esas reservas tiene que ser más acelerada que si tuvieras un horizonte mayor de reservas. Segundo, el otro elemento fue el descubrimiento del Norte de Africa y el aceleramiento de explotación de los campos del Medio Oriente, más baratos. En los sesenta, si no hubiese existido la política de “no más concesiones”, probablemente hubiera sido limitada la exploración petrolera en concesiones nuestras, en Venezuela, porque era muchísimo más económica la explotación en el Medio Oriente.
CMP. Desde luego, se acababa de descubrir Kuwait y Arabia Saudita. Uslar Pietri decía: La OPEP es la culpable de eso, llamó la atención de los americanos sobre los árabes. ¡Por favor!.¿Cuál fue la primera expansión? La del sesenta al setenta. Y fue una expansión contra Venezuela. No fue solamente que se sacó más petróleo, ni siquiera se aplicaron las cuotas de amortización, todo eso se convirtió en excedente y eso fue lo que determinó la Ley sobre Bienes Afectos a Reversión, para garantizar que en el 83 las compañías estuvieran en condiciones de funcionamiento.
RE. Eso es el punto: “No más concesiones”, no sólo significó no dar nuevas concesiones, sino más importante que eso, es que en la Ley del 43 estaba previsto - en el 43 se otorgaron concesiones por 40 años - que podrían renovarse esas concesiones a mitad del período, en el 63 y “no más concesiones” significó que no se renovaban y que había reversión en el 83. Si a las compañías, les dices que pueden trabajar durante cinco años más, no van a comprar ni una máquina nueva, van a llevar a su máxima depreciación las máquinas que tienen y van a transformar eso en caja. Eso fue lo que hicieron las transnacionales y, desde su perspectiva, racionalmente era lo que tenían que hacer.
CMP. Intentando aproximarme a la pregunta, que me parece que está dirigida a que la solución es la privatización. Cuando yo hablo de la propiedad, incluso cuando se habla de eso, los que defendemos la propiedad estatal, somos acusados de estatismo, de una visión estatista, de visiones del pasado, de esquemas rentistas que ya murieron, que ya desaparecieron. Yo creo que la visión privatizadora de convertir a Venezuela en un país petrolero de propietarios individuales de pedazos del negocio petrolero, es más rentista que la propiedad estatal misma; porque esa política privatizadora va a convertir al Estado exclusivamente en eso, en un perceptor de renta y va a perder, precisamente, la capacidad productiva, se la va a dejar en manos del sector privado totalmente. Y entonces, va a quedar reducido a la condición que tenía en 1975: controlador, fiscalizador y perceptor.
A mi manera de ver, aquí hay un problema macroeconómico importante: lo que va a ser el país con el petróleo. Si Venezuela va a seguir siendo petrolero toda la vida a la manera como la ha sido en el pasado, y esperar que venga una crisis como en el 83, o algunas más recientes, y encontrarnos que no tenemos industrias, que no tenemos agricultura, que no tenemos economía propia auto sustentable, que la única economía que tenemos es el petróleo. Ese sería el camino a seguir si se aplica una política expansiva, acompañada por privatizaciones, para llegar a seis millones de barriles por día. Por eso es que yo estoy en contra de esa estrategia, esa expectativa de seis millones en un lapso relativamente corto. Además, desde mi perspectiva ese objetivo es una ilusión. Cuando se planteó lo de los seis millones de barriles, el consumo total mundial entre 1996 y el año 2005, iba a crecer en un 22%, entonces se decía que los no OPEP en ese mismo período iba a caer en menos 1% y que la OPEP iba a subir en 57%. Y Venezuela, al pasar de 3.1 millones de barriles, en 1996, a 6.5 en el 2005 iba a crecer a un 113%. Pero ¿es que los demás están chupándose el dedo? Ese esquema no tiene viabilidad. No podíamos lograr ese objetivo porque nosotros no somos el único boxeador sobre el ring. ¿Cómo podíamos nosotros crecer un 113% cuando la demanda iba a crecer un 22%? Eso era imposible. No se trata de errores menores de diseño, sino que era imposible.
Las consecuencias de una política muy expansiva en volúmenes están claras: el precio del petróleo llegó en febrero del 99 a cinco dólares el barril. Entonces, lo que creo es que nosotros podemos tener una apertura sensata, garantizar una relación fluida con nuestros clientes y el capital petrolero internacional, abriendo oportunidades donde corresponde, pero no entregando lo que podemos hacer nosotros. Por ejemplo, me parecen adecuados los esquemas con Sincor, con Petrozuata con respecto a Cerro Negro. No tengo ningún problema si se privatiza la Petroquímica.
RE. Desearía responder en sentido estricto la última pregunta. La pregunta esta basada en el hecho que la participación fiscal petrolera ha caído de alrededor de 15% del Producto; tradicionalmente había sido 15% del producto, a 7% o menos del producto. Entonces se pregunta si existe una política petrolera que pueda garantizar una participación fiscal mayor o por lo menos no declinante. Para mí, en términos genéricos, la declinación de la participación fiscal petrolera desde una perspectiva de largo plazo es en cierta manera inexorable, ya bien se aplique una política de defensa de los precios o de aumento de volumen. Eso implica cambios estructurarles en el patrón de comportamiento fiscal, significa cambios políticos muy importantes en Venezuela, porque significa que el Estado venezolano para financiarse tiene que cobrarle impuesto a los venezolanos y significa cambios culturales importantes en Venezuela, que son los que más tiempo va a lograr que se tomen. El Estado ya no puede dar sin recibir directamente de los venezolanos. Durante décadas, mientras el Estado financiaba el grueso de sus gastos por renta petrolera provenientes del exterior, podía gastar sin cobrar impuestos. Ahora tiene menos capacidad de gasto autónomo, tiene que cobrar impuestos y racionalizar su gasto.
Mi punto de partida es que nosotros somos un actor menor en el mercado petrolero y además, que el mercado es mucho más flexible hoy en día, por lo tanto para mí los precios como tendencia de largo plazo son elementos exógenos, son “datos”. El precio es esencialmente una variable que se comportará según su tendencia de largo plazo, reflejando aspectos económicos y otros de carácter político. Oscilará alrededor de su tendencia con vaivenes, al menos esa es la mejor estimación que hoy podemos hacer. Es imprescindible para la estabilidad de la economía tener un mecanismo de amortiguación de esas oscilaciones, a las cuales estamos expuestos y de las cuales no somos causantes sino en una muy menor medida. Si el precio es un “dato”, es un elemento exógeno relativamente estable y la economía tiene un crecimiento aunque sea pequeño, al mantener constante la producción petrolera, la contribución fiscal petrolera tiende necesariamente a caer. La única forma en que se mantengan niveles de participación fiscal petrolera similares a los actuales, alrededor del 7% del PIB, es que aumentemos la producción de petróleo pari passu con el crecimiento de la economía. En segundo lugar, es muy diferente que la contribución fiscal petrolera se mantenga, crezca o baje, con base al desarrollo de volúmenes que con base a variaciones de precios, el efecto macroeconómico es totalmente diferente. En el primer caso, hay un proceso de creación de riquezas, de efectos multiplicadores muy importantes, y en el segundo caso no. Entonces, son situaciones diferentes. Bastante broma nos echaron con las estimaciones de multiplicadores que hemos hecho y la primera explicación que da el informe del Banco Central, para explicar la caída del producto en más de 7% es la drástica contracción de la actividad petrolera.
AR. Aparentemente, la idea es que se pueda mantener una participación fiscal de 7% del producto, y al mismo tiempo aumentar las inversiones para garantizar un incremento de la producción sensato, de acuerdo con el potencial petrolero de Venezuela. Sin embargo, esto podría no ser fácil en el actual marco institucional. En este marco es posible que las inversiones necesarias reduzcan la participación fiscal del sector petrolero.
RE. Claro que no es fácil. Mi criterio al respecto, y creo que en esto coincidimos Carlos, Alberto y yo, es que el esfuerzo no tiene por qué hacerlo el Estado. A mí, el punto más destacable del desempeño macroeconómico del año 99, no es la contracción, que todo el mundo sabía que iba a estar en ese orden de magnitud, sino que el sector privado no petrolero acumuló en el exterior 5.700 millones de dólares, y eso es porque los sectores más rentables de esta economía están cerrados a la inversión privada. Entonces, yo sí creo y esa sería mi orientación estratégica de futuro, que la expansión petrolera debe descansar esencialmente, en función del ahorro privado; debe haber mecanismos de canalizar ahorro privado hacia inversión en el sector petrolero. Eso tiene implicaciones muy importantes, no sólo macroeconómicas sino repito otra vez: Políticas y culturales. Alberto siempre lo plantea en términos de privatizar las reservas, yo creo que lo que hay que privatizar es la actividad productiva. Una de las cosas importantes de lo que está sucediendo hoy en la industria petrolera, es que se está desarrollando el sector privado. Creo que el desarrollo de un sector privado petrolero nacional, fuerte y vigoroso es muy importante.
Por otro lado, creo que se debe modificar la estructura del ingreso fiscal. El ingreso fiscal no petrolero debe aumentar, por lo menos a 13% del producto. Obviamente eso es un proceso, pero es una condición sine qua non, y lo que tenemos que hacer es que el petróleo no caiga del 7%. Eso da una contribución fiscal de alrededor del 20% y un nivel de gasto similar, correctamente reestructurado, podría ser consistente con tasas de crecimiento de la economía del 4% o 5% en el año. Deseo rematar esta intervención en un problema: lo que está pasando en el sector petrolero, en términos de la declinación del capital humano de PDVSA, de la salida de gente, que ha sido muy importante en su alto nivel gerencial. Si se sigue este camino, no sé si por diseño o por defecto, esto puede terminar en la privatización del sector petrolero venezolano. Tiendo a creer que es más por defecto que por diseño. Pero espero que el rumbo se corrija.
AQC. Esta discusión me ha gustado mucho, sobre todo a partir de la última pregunta, que yo creo que es crítica. La verdad de la verdad y la conclusión inevitable parece ser que con la industria petrolera, como la conocemos, como la prevemos, como la podamos manejar en términos operativos, con diferentes niveles de inversión, diferentes niveles de producción, cuatro millones, cinco millones, seis millones de barriles diarios, con apertura o sin apertura, no parece suficiente para asegurar un crecimiento sostenido y garantizar la modernización de Venezuela. Estamos claros en eso. Entonces, como estamos claros en eso, necesitamos una diversificación de la economía, para caer en el viejo cliché, necesitamos modificar la estructura del ingreso fiscal, etc, etc..
Pero, yo me hago una pregunta, que se la deseo hacer a Carlos antes de continuar, para no convertir en algo totalmente ideológico el debate acerca del rol del Estado en el sector petrolero. Petróleos de Venezuela vale entre 70 mil y cien millones de dólares, y hay estimaciones según las cuales podría valer más. Ahora, si un país, como Venezuela, tuviese algún tipo de activo por cien mil millones de dólares, ¿los tuviera metido bajo el colchón?, ¿Los tuviese solamente produciendo el producto operativo? O utilizando términos financieros, ¿produciendo solamente dividendos?. ¿No estuviese jamás apostando a la apreciación de capital, a ganancias de capital?. El mercado de capitales existe, es un mercado atractivo, no sólo por los dividendos que pagan los activos, sino por la apreciación de capital. Bueno, nosotros tenemos un capital de cien mil millones de dólares y estamos estrangulados con una deuda pública de menos de 30 mil millones y estamos pagando 14% de interés por 500 millones de dólares que nos prestan. A mí me parece una situación paradójica.
CMP. Te voy a responder con una pregunta ¿cuánto crees tú que vale el Estado Amazonas? ¿Por qué no lo ponemos en el mercado?.
AQC. Creo que convertiste la pregunta en algo básicamente ideológico, porque estás convirtiendo a Petróleos de Venezuela en algo tan intocable como el territorio nacional y para mí la comparación no es válida.
CMP. Para mí sí por lo siguiente: El petróleo, nuestras reservas petroleras no solamente nos pertenecen a todos, a cada uno de los venezolanos, como lo he dicho otras ocasiones, sino a los viven hoy y que van a vivir en el futuro, el cual puede ser relativamente lejano porque tenemos reservas de petróleo muy amplias. Si vendemos nuestro brazo operativo perdemos el control de los activos naturales, de poder decidir la dirección de nuestro destino petrolero.
AQC. Está muy bien, tu me contestas Petróleos de Venezuela es el Territorio Amazonas, esa es tu visión. Mi visión es diferente, mi visión es que yo no puedo concebir el petróleo como si fuera un pedazo de mi territorio, que no lo puedo utilizar como activo en el mercado de capitales por razones de soberanía. Primero habría que aclarar algunas cosas. Nunca he recomendado que se vendan las acciones de Petróleos de Venezuela, jamás he dicho: vendan a Petróleos de Venezuela para pagar la deuda, como lo ha dicho mucha gente que se supone que saben más de economía que yo. Jamás. Lo que yo he señalado es que debemos buscar una formula de apalancamiento financiero con un activo que tenemos, que vale, y que debe haber alguna manera de ponerlo a trabajar. Da la casualidad que una de las sugerencias ha sido a través de colocar algunas de las acciones en fondos mutuales y que esos fondos mutuales se inviertan. Esto es conocido y es una manera de poner a producir una riqueza que hoy la tenemos como un activo inerte.
Mi proposición es apalancamiento financiero con un rendimiento que puede ser hasta mayor que el rendimiento que da el proceso productivo, al menos en algunas circunstancias. Entonces, si estamos pensando en opciones para generar riqueza y crecimiento, ¿cómo es posible que descartemos sin mayor consideración, ese activo que tenemos allí que vale lo que vale? Entonces, la respuesta mía es que hay un activo no solamente subutilizado, sino totalmente inutilizado en términos financieros, que puede producir un rendimiento. ¿Cómo lo vamos a repartir?. Ese es otro problema. Puedes darle acciones gratis a los Venezolanos o se las vendas, u otra formula, ese es otro problema. Y te recuerdo Carlos que una cosa es control del estado y otra cosa es gerencia del estado. Yo estoy de acuerdo que el Estado controle, lo que estoy es en desacuerdo es que el Estado gerencie políticamente.
Y lo que está pasando hoy en día en Petróleos de Venezuela es un reflejo clarísimo de la diferencia entre controlar y gerenciar. El Estado hoy quiere gerenciar políticamente a Petróleos de Venezuela y la puede convertir en lo que ha convertido a todas las otras empresas públicas venezolanas. Existe el peligro de que. PDVSA vaya por ese camino. La actual gestión ha sido muy politizada y sus efectos no son positivos en el plano estrictamente gerencial, operativo. Esa es la diferencia entre administrar a una empresa profesionalmente, y administrarle por capricho político.
CMP. En cada una de las posiciones hay cosas que forman parte de la cultura que no se van a resolver en el debate, que forman parte de la estructura conceptual, intelectual con que cada uno maneja la interpretación de la realidad. Por ejemplo, esa posición según la cual Venezuela es un productor marginal, la percibo sesgada y no consistente con la realidad. Es la misma discusión que teníamos cuando todo el mundo decía la OPEP es nada más que el 40% del mercado, que el 40% del petróleo que se produce. Pero si se saca a China, a Rusia, a Estados Unidos y a Gran Bretaña, resulta que la OPEP es el 87% del petróleo que se negocia.
Entonces, la OPEP sí tiene un poder de mercado. Y Venezuela, Venezuela llegó a ser, cuando se llegó la producción a esos niveles de 1997, del 7% del suministro a casi el 12% o 13%. Que un país, entre centenares de países del mundo, sea el 12% o el 13% ¿podría indicar que ese país es marginal? Marginal, ahí está la palabra, se refiere a una relación en el margen, el problema no es el volumen con respecto al total, es un aspecto relativo a la dinámica en el margen. Y en este sentido para mí Venezuela no es un productor marginal. Imagínense lo que determina por ejemplo, una declaración del economista jefe de PDVSA, en momentos en que los precios están cayendo, diciendo que nosotros vamos a mantener el plan expansivo, eso determinó una caída de los precios al otro día. Yo recibo por Internet todos los días información relativa al mercado petrolero, y están los futuros. Mira, el 19 de octubre, en una conferencia que hubo en el Banco Central, Arrieta, a las nueve de la mañana inaugura la conferencia y dice esta pequeña perla: Los recortes se van a mantener hasta junio del año que viene y después de ahí Venezuela va a abrir. Estamos hablando del 19 de octubre de 1998, a pocos meses de las elecciones, ¿qué tenía él que ver con lo que iba a pasar en junio del 99? Y lo dijo. En la tarde, la información que obtuve de la computadora indica que los futuros, todas las cotizaciones de los futuros declinaron por este anuncio. Tal es la percepción de Venezuela que tiene los mercados, y no es extraño, ¿Cuánto era la sobreoferta total?, dos millones de barriles por día, y ¿quién aportaba aproximadamente un millón? Venezuela; Venezuela aportaba un millón de la sobreoferta.
AQC. Venezuela estaba produciendo por encima de la cuota asignada 800 mil barriles de petróleo. En la reunión de Yakarta se decidió aumentar el nivel de producción y se le asignó a Arabia Saudita una cuota adicional de 800 mil barriles diarios, que da la casualidad que era el monto exacto de su sobre producción.
CMP. Yo estoy claro en eso, lo que quiero indicar es que la importancia de Venezuela está en el margen, no en su peso global, sino en su comportamiento en el margen. Esas mismas publicaciones, en este año, todos los días lo que destacan es el cumplimiento de las cuotas y un comportamiento positivo de los precios.. Lo que quiero destacar es que, a diferencia de lo que dice Ramón, nosotros no somos deleznables o marginales como oferentes, somos muy importantes.
AR. Una última pregunta. Un economista famoso, Hotelling, en los años 30, planteó un esquema rentista para recursos naturales agotables. La idea es que el esquema óptimo para explotar las minas (recursos naturales no renovables) es aquel donde el propietario de las minas sólo hace uso del rendimiento del activo natural, el resto se ahorra en activos financieros para preservar la riqueza después de agotado el recurso natural. Noruega tiene actualmente un fondo de ahorro petrolero basado en este concepto. Desde esta perspectiva, ¿Uds. creen que esta idea es aplicable a Venezuela?
CMP. Yo creo que nadie está pensando que el petróleo por si sólo nos va a sacar del atolladero. Pero lo peor del caso no es eso, sino que eso lo dijo Pérez Alfonso en 1970, en el momento en que estábamos en 3.7 millones de barriles diarios y dijo: de aquí vamos para abajo y en la bajadita nos van a esperar. Y ahí se comenzó a hablar del “efecto Venezuela”, el cual se puede repetir, la famosa “enfermedad holandesa”. Aquí hay un problema macroeconómico grave que es difícil resolver. Posiblemente este foro es un tanto limitado: se requiere un temario más amplio para la discusión. Pero los noruegos han manejado con mucha capacidad y propiedad, y no solamente con propiedad como petroleros, sino con propiedad macroeconómica, con un fundamento macroeconómico serio, su explotación petrolera. De eso no hay ninguna duda. Cuando Pérez Alfonso propone la creación del Fondo de Inversiones de Venezuela, lo propone inspirado completamente en lo que los noruegos decían; que todavía no habían creado su Fondo pero ya lo habían teorizado. Aquí crearon un Fondo de Inversiones que es igualito a lo de ahora, un de fondo inoperante, que no tiene nada que ver con la idea original, una caricatura de lo que Pérez Alfonso proponía. Lo peor del caso es que ni siquiera Pérez Alfonso fue el primero que esa idea aquí, en Venezuela, el primero fue Alberto Adriani en 1930.
AQC. Yo voy a realizar algunos señalamientos, quizás no totalmente hilados. Primero y principal, el petróleo no es para siempre, esa es otra de las razones por las cuales tenemos que aprovechar mientras exista, no solamente su renta operativa, sus beneficios operativos, sino su palanca financiera.
Yo no creo tanto en el Fondo de Ahorros, no dudo tanto de su valor, pero creo que tenemos una opción mejor que es precisamente el apalancamiento financiero, que ya lo discutimos antes y ese es el mejor fondo de ahorros, porque ese es un fondo que siempre está ahí y siempre está produciendo. Creo que no sería mala idea suponer el 2020 como un horizonte petrolero, donde vamos a tener algunos problemas, y podemos entrar a una fase de declinación. En ello pesa la política conservacionista que hay hoy día en el mundo, que sin duda va a tener una influencia muy fuerte sobre el consumo de los hidrocarburos y para lo cual tenemos que prepararnos.
Para el futuro muy inmediato, la industria petrolera que tenemos, que va a producir lo poco o lo mucho que puede producir, tiene que ser eficiente, independiente de la política que se seleccione, precios o volúmenes. Ese brazo ejecutor operativo eficiente, hoy en día se llama PDVSA, pero ese brazo operativo ha sido sometido a un desmantelamiento en los últimos 15 o 14 meses. Si ustedes cogen un cuadro de organización de la corporación, verán que gente de la organización, hasta la segunda o tercera línea de manda, se ha marchado Si quedan dos o tres de los que tenían algún nivel ejecutivo de la época de enero-febrero de este año. quedan mucho. Eso es peligroso.
El otro ingrediente que tenemos que mirar con mucho cuidado, es la política fiscal. No voy a entrar en una discusión técnica si la regalía es buena o es mala o indiferente. Lo único que deseo decir es que un Impuesto sobre la Renta, de 67% solamente es aplicable a la función de producción de crudos. La funciones de refinación, de mercado interno, de transporte, de comercialización y de distribución no soporta el 67% de Impuesto sobre la Renta y no se invertirá un centavo fuera de la inversión subsidiada del gobierno, en esas actividades si eso no se modifica. O sea que el desarrollo aguas abajo tiene una relación estrecha con el problema fiscal. Con esa estructura fiscal este desarrollo no lo va a hacer el sector privado. Simplemente lo digo como un hecho. Otro problema es si nos conviene mantener esa tasa impositiva tan alta para funciones distintas a la de producir crudos, yo creo que no nos conviene.
Mi último punto se refiere a la apertura. Creo que en este caso este proceso se va acentuar, posiblemente cuando bajen los precios del petróleo. Pienso que la apertura petrolera, la participación privada de la industria petrolera, salvo que se haga lo que yo recomiendo y tengamos una buena palanca financiera a través de las acciones de PDVSA y generemos dinero para reinvertir, va a ser necesaria. Entonces la apertura, en ausencia de otras opciones que mencione, se va a producir. Posiblemente a mediano plazo, cuando sé potencialmente se presenten problemas de flujo de caja. Y si no desarrollamos la apertura, en este escenario, seguiremos perdiendo capacidad de producción. Lo paradójico es que nosotros estamos cerrándonos a la inversión extranjera, dándole rango constitucional a las acciones de PDVSA, dándole rango constitucional a la presencia del Estado, cerrando las puertas a la apertura, salvo el gas y la petroquímica, cuando países que por muy socios que sean nuestros, son nuestros competidores, como Arabia Saudita o Kuwait, Irán e Irak están abriéndole las puertas al capital extranjero. Entonces nosotros vamos por un camino regresivo contra las tendencias mundiales en apertura petrolera. Si le unimos a esta regresión, las tendencias conservacionistas que encarecen la producción petrolera, y encima de eso, una decadencia o un decaimiento de la capacidad gerencial de nuestro brazo operativo, yo veo, hoy en día, debilidades el negocio petrolero venezolano. Claro que estas no se perciben en toda su magnitud por el precio alto del crudo.
RE. Creo que tiene que haber en primer lugar, un Fondo de Estabilización y no me desagrada la idea de un Fondo de Ahorros, son dos cosas diferentes y pueden estar juntas. Un Fondo de Estabilización es para amortiguar las oscilaciones de corto plazo, acumulas cuando los precios pasan de un cierto nivel y utilizas el fondo cuando caen. El Fondo de Ahorro lo que implica es que, además de eso, del ingreso fiscal petrolero se aparte un cierto monto para ahorrar financieramente en un programa de largo plazo. Lo primero que hay que hacer no es ahorrar sino disminuir nuestros pasivos, disminuir la deuda. Me parece una idea que se debe estudiar. Sin embargo, lo primero que habría que hacer es reestablecer el Fondo de Estabilización, que hoy en día está a la discreción del Ejecutivo, del Presidente en Consejo de Ministros.
JPPC. Para contemplar la política petrolera correcta para Venezuela, debemos tener en cuenta que el petróleo es un recurso que le pertenece a la colectividad y por lo tanto su explotación tiene que estar en función de esa colectividad.
Adicionalmente, también debemos tener en cuenta que su contribución al desarrollo del país no se mide por la energía que consumimos, el empleo que genera y las compras de bienes y servicios nacionales que realiza, sino por las divisas que nos produce para poder comprar en el exterior lo que no producimos.
Y es ahí donde está la esencia del problema del petróleo y donde debemos buscar las soluciones para poder elaborar la política petrolera compatible con la política de desarrollo del país. Por una parte, dependemos exageradamente del petróleo porque hemos permitido que nos defina los términos de comportamiento del resto de la economía, en vez de lo inverso. Por otra parte, cada vez que hemos intentado desconectar el desarrollo nacional de la actividad petrolera, se producen problemas que no sabemos cómo corregir y caemos en crisis; crisis que nos resuelve el petróleo temporalmente, pero que en definitiva nos regresa a depender de este recurso, que era lo que buscábamos evitar.
Entonces buscamos soluciones fáciles o fundamentadas en argumentos teóricos que a primera vista parecen razonables o lógicas, pero es porque nos ofuscamos debido a la ansiedad por encontrar la solución salvadora, dejando de lado problemas reales como el tiempo, la historia y consideraciones prácticas de viabilidad. Pienso que el mejor ejemplo que tenemos de esto es la apertura petrolera y su fundamentaron teórica la Venezuela Productiva, según la cual no nos queda mas remedio que estructurar el país alrededor del petróleo y las actividades conexas. Desde mi punto de vista, este planteamiento se fundamenta en consideraciones parciales de corto y mediano plano, no en el largo plazo, porque no contempla el agotamiento del petróleo como problema a tratar desde ahora. Digo parciales porque tampoco plantea cómo resolver los problemas del desempleo existente y de los indicadores sociales que están por el suelo - educación, salud, nutrición, vivienda, etc.
Yo no pretendo tener las soluciones a nuestro subdesarrollo. Lo que planteo es que no me convencen los argumentos de la Venezuela Productiva por diversas razones y que más bien veo el camino del desarrollo con un sector petrolero subordinado a la economía no petrolera. Fundamento mis argumentos en las evidencias del pasado. Considero que aun con los bajos precios reales del petróleo, generamos más divisas de las que podemos utilizar productivamente. Pienso que necesitamos dejar de pensar en el petróleo como la solución de todo, para que así estemos en condiciones de encontrar las verdaderas soluciones; pero para lograr esto no podemos continuar produciendo petróleo autónomamente.
Por estas razones, considero que la política petrolera correcta está en función de los requerimientos de desarrollo de la economía no-petrolera y debe ser compatible con esos requerimientos. Por supuesto, tomando en cuenta también las consideraciones técnicas de la explotación petrolera para asegurar que efectivamente sirva como instrumento de desarrollo al país. Me refiero al tipo de petróleo que tenemos, su calidad, y las condiciones de las reservas en que se encuentra, la tecnología requerida, los cambios en el mercado internacional y la estructura de la demanda, los cambios tecnológicos, etc.
Para formular la política correcta, no debemos pensar en el rol que queramos darle al petróleo sin revelar y comprender el rol que históricamente ha tenido, y sin considerar que por su condición de no-renovable, tenemos que pensar en establecer una economía viable sin el petróleo, reconociendo incluso que podríamos tener petróleo durante los próximos cien o más años.
A continuación presento algunos puntos de discusión (issues) intentando resumir la manera como veo el impacto histórico del petróleo, la situación actual de la economía y algunas posibilidades futuras que quisiéramos convertir en realidades en un plazo no muy lejano y con la ayuda de la política petrolera que considero correcta para el país.
Tema I - Venezuela está hoy más desarrollada que hace 25 años
Cuando los precios del petróleo subieron hace 25 anos, mucha gente (dentro y fuera del gobierno) consideró que se abrían grandiosas posibilidades para acelerar el crecimiento económico, y comenzaron a tomar decisiones y actuar en función de las perspectivas que creían realizables. Hoy, 25 años después, hay acuerdo generalizado que los indicadores más significativos del proceso de desarrollo muestran involución y deterioro alarmantes.
El desempleo está altísimo, pero lo peor es que el subempleo ha crecido en forma desenfrenada. Los problemas de escasez de vivienda son mayores. Tenemos desnutrición generalizada. Los índices de educación y salud también se han deteriorado, al igual que los servicios públicos. El ingreso per cápita no sólo ha bajado, sino que su distribución ha empeorado significativamente. Y junto a eso, la productividad también ha bajado. En fin, todo lo que asociamos con el desarrollo en el caso nuestro ha empeorado y la simple recuperación de lo que hemos empeorado y perdido será mucho mas complicado y por tanto costará mucho más.
Desde el punto de vista técnico, ese deterioro que hemos sufrido ha disminuido la capacidad del país para controlar su propio destino, que considero vital para salir del subdesarrollo y comenzar a caminar por el sendero hacia el desarrollo.
Me explico: un país se desarrolla en la medida que produce cambios que le amplían sus grados de libertad para tomar decisiones que le resuelvan sus problemas más serios.
Se desarrolla en la medida que aumenta su capacidad (disponibilidad de alternativas viables) para enfrentar lo desconocido. Pero esta situación requiere como condición necesaria mínima que la población mejore su nivel de educación (especialmente su calificación técnica), sus oportunidades de empleo productivo y su condición de vida como resultado de hacer efectivo la mejor educación y el mejor empleo productivo elevando sus niveles de ingresos y de consumo.
Lamentablemente, ni siquiera esa necesidad mínima se ha logrado. La porción de la población que ha mejorado su educación junto con su condición de vida, con ingresos y consumo elevados, ha disminuido en términos relativos y seguramente también en términos absolutos. Por imposición de hechos causados por los propios venezolanos, la necesidad nos ha forzado a concentrar la atención crecientemente sobre el corto plazo, sacrificando toda consideración de largo plazo. Le dedicamos menos recursos (humanos, financieros y tiempo) a consideraciones de largo plazo (especialmente a la investigación y a la tecnología), por tener que dedicarnos cada vez más a la simple supervivencia, a resolver problemas de corto plazo.
El tema se puede ver desde otro punto de vista. Tener capacidad para controlar el destino propio es tener holgura para tomar decisiones y holgura para equivocarse, sin que el uso de la holgura produzca crisis. Me refiero a la capacidad de pago en el exterior-estar libre de deudas o tener una deuda bajo control por su tamaño relativo respecto al producto y por sus condiciones de pago respecto a las finanzas del Estado. Me refiero también a la capacidad de competir en el exterior con productos propios, teniendo la capacidad tecnológica propia para no perder competitividad. Me refiero a la capacidad de la población para adaptarse a las condiciones que exige la globalización y la llamada "nueva economía" en esta era de la tecnología y el Internet.
Trato de limitarme a las características más importantes, sin entrar a considerar los detalles específicos de las mismas.
Por supuesto, padecemos de muchas otras características del subdesarrollo que se han visto afianzadas y agravadas durante los últimos 20 años. Aparte de los indicadores tradicionales de alfabetización y analfabetismo, niveles de calificación por grupos poblacionales, desempleo y sub-empleo, mortalidad infantil, desnutrición, ingreso per cápita, distribución del ingreso en sus diversas manifestaciones, etc., están también los indicadores desarrollados por Naciones Unidas y que se han estado utilizando durante los últimos años.
El error fundamental que cometimos, ignorando nuestra propia historia, fue pensar que podíamos dar saltos en nuestro proceso de desarrollo por el simple hecho de contar con más dinero porque equiparamos las divisas que obteníamos del petróleo con los bolívares que entraban en circulación por el equivalente, seguros de que la oferta tendría la misma flexibilidad de la demanda y muy pronto crecería la producción de bienes y servicios; y seguros también de que la organización social y las instituciones no serían afectadas por el exceso de divisas.
Olvidamos los problemas que trae el tiempo. Es decir, la tardanza entre la realización de un gasto de inversión y la materialización del gasto en capacidad de producción.
Tema II - Venezuela es hoy más dependiente del petróleo que hace 25 años
Olvidamos también que la productividad juega papel importante, tanto por el lado del trabajador como
por el lado de la inversión. Olvidamos lo que se aprende en el primer año de economía: que el sistema económico tienen una capacidad limitada para convertir recursos líquidos en recursos productivos. Olvidamos que la capacidad de crecimiento está limitada por el factor de producción más escaso, como también por el de menor productividad. Lecciones elementales que quisimos ignorar y lo que es peor, que muchos continúan ignorando o despreciando a comienzos del 2000.
A pesar de los desarrollos logrados en el mundo en materia tecnológica, social y científica, y de los cambios en Venezuela misma, la dinámica económica del país continúa girando en torno a un recurso no renovable, que se continúa produciendo con tecnológica capital-intensiva fundamentalmente importada, que utiliza pocos recursos nacionales (humanos, industriales y naturales), que se continúa exportando en su mayor parte para recibir divisas en exceso de lo que la economía nacional puede convertir en recursos productivos, y que se continúa utilizando como principal fuente de financiamiento público y privado.
Lo que algunos han denominado ‘enfermedad holandesa’, que es pasajera, en el caso venezolano la enfermedad es crónica con graves consecuencia estructurales. Considero que la capacidad de la economía para convertir los recursos líquidos del petróleo en recursos productivos no ha aumentado al ritmo necesario para acabar con la enfermedad, lo cual ha contribuido a agravar los obstáculos a un desarrollo que se hace cada ves más complejo y por tanto más complicado de lograr. A pesar de haberse demostrado que la siembra del petróleo no es realizable, continuamos insistiendo. Las divisas petroleras han servido para financiar importaciones de bienes y servicios (tanto para el consumo como la producción), pero también han servido para hacer el desarrollo más difícil y distante. La apertura petrolera fue otra manera de pretender sembrar el petróleo.
La subordinación del petróleo a los requerimientos del desarrollo de la economía no petrolera significa que debemos evitar la generación de divisas en exceso. Esto se logra produciendo menos o esterilizando las divisas si es que la producción no puede reducirse por razones de seguridad nacional. Pero de ninguna manera se justifica dejar que los precios bajen a niveles que eliminen los excesos mientras se mantienen altos volúmenes de producción. Considero que acelerar el agotamiento innecesariamente y dejar que el precio baje a niveles innecesarios son actos que llegan al borde de la irresponsabilidad. Los beneficios del petróleo se maximizan a través de los precios, no de los volúmenes de venta.
La integración de la industria al resto de la economía nacional no se obtiene en corto plazo ni elevando la producción, sino creando oferta nacional. El proceso es lento y complicado porque depende de retroalimentaciones exitosas, y se complica más llevando la producción petrolera a niveles excesivos como los planteados por la apertura petrolera. El proceso se agrava aun más si, además, rebajamos los precios para elevar la demanda y con ello vender más en un ambiente supuestamente libre de volatilidad, de los altibajos históricos, que considero ilusorio. Es más, este planteamiento de la apertura petrolera contradice los principios elementales del buen negocio que se aprenden en economía - la estrategia de captura y retención de mercado en condiciones de demanda creciente, sacrificando precios, sólo se aplica a productos perecederos por razones físicas, de moda o de tecnología cambiante, pero nunca cuando el producto es no-renovable y menos aun si gana valor mientras permanezca bajo tierra.
Tema III - La economía de mercado no resuelve los problemas de subdesarrollo
No conozco ejemplos históricos de algún país subdesarrollado que haya logrado superar los obstáculos del subdesarrollo a través de su economía de mercado, con un mínimo de acción y dirección directa del Estado. No es a través de la privatización y minimizaron del Estado que vamos a lograr el desarrollo del país.
La economía de mercado y su corolario, la privatización, funcionan debidamente cuando hay supervisión ‘adecuada’ del Estado, con políticas y estrategias que contrapesen la tendencia natural del proceso económico hacia una creciente concentración de riqueza. Se requiere la creación previa de condiciones propicias para su funcionamiento eficiente y eliminados un mínimo crítico de obstáculos propios del subdesarrollo; es decir, claras reglas del juego con políticas ‘correctas’ que se apliquen ‘correctamente’.
Así, pues, vemos que es inevitable la intervención del Estado, especialmente cuando una de las características claves es la dependencia en el petróleo.
Fue el caso de países europeos y Estados Unidos, sin que podamos considerarlos subdesarrollados en algún momento. Los gobiernos siempre tuvieron mucho que ver con los cambios producidos por la revolución industrial. El mismo Adam Smith le daba al gobierno funciones muy importantes que implicaban una amplia y creciente gama de gastos públicos para compensar por las fallas del mercado de suplir necesidades de la sociedad, como también por razones de equidad e igualdad. (ver The Economist del 31/12/99 bajo el titulo "Introduciendo Gran Gobierno"). En el caso de EUA, estudios de la Universidad de Harvard publicados en los años 50, demostraron cuán activos e intervencionistas fueron los gobiernos estatales en el siglo XIX hasta que crearon las condiciones para permitir su reemplazo por el mercado bajo la consigna francesa de "laissez-faire" hacia fines del siglo. Y tenemos los casos de Japón y Corea, entre otros, mostrando la entremezcla (considerada promiscua por algunos) de los gobiernos con grupos privados.
En el caso venezolano, entre las muchas razones que pueden darse para explicar los fracasos durante los últimos 30 a 40 años, la que considero más relevante es la persistente falta de políticas económicas adecuadas aplicadas sistemáticamente a lo largo del tiempo, agravado por factores políticos, incluyendo inaplicabilidad del Estado de Derecho y corrupción, pero también por la falta de una prensa independiente competente e investigativa y de una sociedad civil organizada y activa.
Los defensores de la apertura petrolera y la Venezuela Productiva han propuesto como medida de enrumbamiento hacia el desarrollo la privatización generalizada de todo lo público, incluyendo a PDVSA. Para no extenderme demasiado sobre el tema, hago mención de varios artículos de prensa en los cuales trato el asunto. Los resumo únicamente apuntalando dos problemas que le veo al planteamiento.El primero se refiere a la sensibilidad política por tratarse de una actividad demasiado importante para tenerla en manos privadas. Tenemos que incluir aquí las propuestas de venta parcial de acciones, porque significa igualmente privatización, para poder darle valor de mercado a éstas. De hacerse dicha venta, eventualmente entrarían en choque los objetivos de la sociedad con los de los accionistas, desatándose una lucha por terminar el proceso de privatización. Pero más importante es que la justificación dada de que se generarían dineros no compensa el riesgo. Y el argumento de que las acciones quedarían sin derecho a voto tampoco convence, porque eliminaría la posibilidad de darle valor real a las acciones y nuevamente suscitaría una lucha por rectificar una privatización considerada "chucuta". Hay maneras de obtener fondos más sanos y seguros. También hay maneras de asegurar eficiencia y ausencia de corrupción, menos riesgos.
Tema IV - El negocio petrolero no admite dogmatismos ideológicos
El segundo problema es que en una democracia que funcione como debe ser, es preferible lidiar con un monopolio público que con uno privado. Lo que sucede es que al convertirlo en privado, se dan las bases para iniciar una lucha por eliminar el carácter de monopolio y abrir el sector a la competencia. Si es eso lo que se busca, es preferible plantearlo de antemano y hallar una solución directamente.
Yo propuse hace años, antes y durante la reorganización de PDVSA por el Dr. Giusti, que debería considerarse como mejor alternativa (sujeta a discusión pública abierta, como no se hizo con la reorganización), la privatización de dos de las operadoras y convertir a la tercera en operadora pública, teniendo como pauta la vieja Corporación Venezuela de Petróleo. Bajo este esquema, PDVSA desaparecería como tal, porque ya no sería necesaria ni conveniente, pasando una parte a la nueva CVP y la otra al Ministerio de Energía.
El manejo del petróleo requiere prudencia y cuidado, además de conocimientos e inteligencia, para maximizar las ganancias en el tiempo, tomando en cuenta que es un recurso no renovable cuya importancia es crítica para el país. Para ser exitosa PDVSA no necesita ser grande sino eficiente y atenerse a los objetivos perseguidos por los dueños del recurso para lograr su desarrollo y bienestar. No necesita de grandes planes de inversión, sino los desarrollos necesarios para mantenerse eficiente, competitiva y acorde con los objetivos de la nación.
Como ya dije anteriormente, no considero la Apertura Petrolera buen negocio para Venezuela. Su estrategia de producir a cualquier costo y vender a cualquier precio agrava la dependencia petrolera; sin el establecimiento de una economía no petrolera eficiente y productiva, malbarata innecesariamente un recurso que se agota, y contradice un principio fundamental de política económica y petrolera - la defensa de los precios. No hay que olvidar que fue iniciada cuando el mundo venía padeciendo de sobreoferta petrolera desde 1985 y los precios eran tan bajos que nos costaba producir dos barriles para poder comprar lo que en 1974 compraba un barril. Estos precios luego bajaron aún más, elevando la relación a tres barriles, antes de ser suspendida y la producción recortada, para detener el empobrecimiento de los venezolanos y restablecer los precios a niveles cónsonos con el poder de pago de los consumidores, recuperando poder adquisitivo.
Como he dicho tantas veces, es importante comprender que la estrategia de captar y mantener mercado no se aplica a un producto no-renovable con demanda creciente y el tiempo a su favor, cuyo valor aumenta bajo tierra por no tener amenaza de desplazamiento a corto y mediano plazo. La estrategia es aplicable a productos renovables con demandas decrecientes o estacionales, y a productos perecederos por razones físicas, de moda, o de tecnología cambiante. Uno sacrifica precio cuando puede compensar la pérdida con volumen, lo cual no es el caso del petróleo. La producción creciente se justifica cuando alimenta directamente la economía del país, porque lo exige una demanda creciente, pero no se justifica cuando lo que se obtiene a cambio son divisas que exceden la demanda interna de utilización productiva.
Hay que comprender que no le conviene a Venezuela producir mas divisas de las que la economía nacional puede convertir en recursos productivos, ni contribuir a mantener una situación de sobreoferta en el mercado internacional.
Tema VI - El carácter estrátegico del petróleo hace inevitable la presencia del Estado
A pesar de haber disminuido la importancia absoluta y relativa del petróleo a nivel mundial, los países industrializados (que son los consumidores principales) continúan considerándolo suficientemente importante para mantener su carácter estratégico, ya que sigue afectando la seguridad nacional de muchos países y se han agravado las imperfecciones del mercado internacional.Todo esto hace inevitable (y yo diría hasta conveniente) las intervenciones de los gobiernos nacionales y no le conviene a Venezuela debilitar la OPEP con sus acciones y políticas. Le conviene fortalecerla como institución tercermundista para beneficio de sus miembros y de los países mas pobres y subdesarrollados. En fin, para la humanidad en su totalidad. Venezuela, como uno de los principales actores en el mercado internacional del petróleo y creadora de la OPEP, tiene un rol importante que cumplir, que se refuerza a través de su participación en ella.
A nivel nacional la presencia del Estado ya la traté en varios lugares. Lo único que añadiría es que las condiciones actuales del país ameritan la consideración de articular una estrategia de desarrollo fundamentada en la técnicas de la planificación. Un plan de desarrollo, que contemple la interacción del corto con el mediano y largo plazo, requiere de la participación activa de toda la sociedad a través de sus diversos mecanismos de expresión organizada, que van desde las organizaciones de base hasta las mas formales como los sindicatos, colegios profesionales, etc.
La política petrolera correcta para Venezuela
Partiendo de lo que he venido exponiendo, veo el desarrollo del país a través de la economía no petrolera, con éstaa como apoyo. Por lo tanto, considero que la política petrolera correcta es la que subordine el petróleo a los requerimientos de la economía no petrolera (que yo llamo la nacional), efectiva y eficientemente. Debe servir para conducir al país hacia un destino que la libere de la dependencia que la agobia actualmente, en lo posible evitando producir más petróleo del ‘necesario’ y evitando venderlo a precios mas bajos del ‘necesario’.
Entonces, un pilar central de la política debe ser el subordinación al desarrollo no petrolero. Un segundo pilar la defensa de los precios. El tercer pilar sería la integración de la industria a la economía nacional, ampliando y profundizando las relaciones de compra/venta (llenar la matriz insumo-producto); y un cuarto pilar sería de carácter internacional: contribuir al fortalecimiento de la OPEP. Los cuatro pilares son aplicables a corto, mediano y largo plazo, ya que tan preocupante como mantener o incrementar el valor real de las divisas petroleras debe ser evitar que sean despilfarradas por producir en exceso de la capacidad de su utilización eficiente y productiva por la economía nacional.
Como reconozco que durante un tiempo será inevitable producir y exportar en exceso de lo necesario para el desarrollo nacional, considero que el exceso de divisas obtenidas se debe mantener en un fondo de estabilización para el país, cuyo funcionamiento sería constitucionalizado.
No descarto estudiar una posibilidad complementaria: la creación de un fondo de ahorro similar al esquema de Alaska, según el cual los ingresos del fondo pertenecen colectivamente a los alasquinos (por lo que no hay distribución de acciones) y es manejado por funcionarios independientes en representación de la colectividad (con rendición de cuentas, auditorias transparentes y consultas a los dueños), distribuyendo anualmente a los dueños una porción del rendimiento y reinvirtiendo el resto para disfrute de las generaciones futuras.
También consideraría objetivo de largo plazo, disminuir significativamente la importancia absoluta y relativa del petróleo en el Producto Bruto Interno, en los ingresos fiscales y en la exportaciones, para entonces poder considerar alternativas de manejo y operación de la industria petrolera (incluyendo posibilidades de privatización), manteniendo constitucionalizada la propiedad colectiva del recurso.
En el área internacional, si bien existen diferencias de opinión entre los diversos analistas profesionales respecto al crecimiento de la demanda petrolera, estas son más bien marginales y no de fondo. Coinciden en que habrá demanda por muchos años y concuerdan que su crecimiento podría ser robusto en vista de la recuperación asiática y el crecimiento económico esperado de los países industrializados. También esperan crecimiento robusto de la demanda de los países subdesarollados. No anticipan posibilidades de productos competitivos ni de tecnologías sustitutivas de significación en el mediano plazo. Algunos, incluso, prevén el "fin del petróleo barato" en un futuro no muy lejano.
Las medidas de ahorro y de aumento de eficiencia relacionadas con aspectos ambientales y ecológicos son independientes de los precios del petróleo, los cuales afectan únicamente su velocidad de crecimiento, pero no la orientación. El mayor potencial de crecimiento de la demanda se encuentra en el crecimiento económico que logren los países subdesarrollados, incluyendo la China y la India, quienes podrían producir fuertes presiones sobre los precios, si el crecimiento de la oferta se rezaga.
Ante el panorama anterior, propondría considerar la conveniencia y factibilidad de un acuerdo global entre países productores y consumidores para ordenar el crecimiento de la oferta y de los precios, tomando en cuenta aspectos tales como la inflación, el poder de compra de los países industrializados y el poder de compra de los países pobres. Con respecto a estos últimos, se podría examinar la formalización de acuerdos tomando como punto de partida los que mantienen Venezuela y México con los países centroamericanos y caribeños. Todo ello dentro de la intención de hacer del petróleo un bien compartido por la humanidad.
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