Apuntes de política petrolera venezolana
(III)
Carlos Mendoza Pottellá
Para ello, apelo a comparaciones con las modestas metas petroleras de otros países, mejor dotados que el nuestro, tanto en calidad y disponibilidad inmediata de sus recursos naturales, como en holgura financiera.
Saudi Aramco, según declaraciones del 17 de septiembre pasado de su Vicepresidente Senior, planea gastar más de 133 mil millones de dólares en los próximos diez años en la extracción de crudo y gas para mantener los niveles de extracción actual. Esto es, una inversión anual promedio de 13,3 mil millones de dólares, sólo para compensar el agotamiento de los campos maduros que han estado bombeando por décadas.
Un poco más
optimista, Kuwait se propone alcanzar una producción de 4.750 mil b/d para el
2040, con un incremento de 93 mil barriles diarios anuales desde su
producción actual de 2.7000 MBD, perforando 55 pozos
anuales, para alcanzar un total de 1.633, en 22 años. (OPEC, Annual Statistical Bulletin 2017)
Por su parte, como se
infiere de las cifras presentadas por mí en Apuntes II, el Plan de inversiones 2015-2019 de PDVSA
contemplaba un desembolso en inversiones en exploración y producción de 223.972
millones de dólares en 5 años, a un ritmo promedio de 45 mil millones anuales,
para un aumento de la producción desde 2.860 MBD en 2015 a 6.000 en 2019, a un
ritmo de 628 mil barriles diarios anuales.
Lo descomunal e
inviable de esas metas quedan de bulto, tanto en la comparación de los
proyectos de los mencionados países con yacimientos mucho más jóvenes y no
completamente desarrollados, sino también, en los ya referidos resultados de
esa planificación bufa.
No solamente, y como
es obvio, no se ha producido tal incremento, sino que la producción ha caído en
un 50% desde 2.860 MBD que se producían
efectivamente al inicio del plan, en 2015 hasta
1.434 MBD alcanzados en septiembre pasado… si nos atenemos a la
información directa de PDVSA a la OPEP. La caída es mayor, de un 58%, si tomamos como referencia los 1.197 MBD
reportados a esa organización por las fuentes secundarias que monitorean la
producción venezolana.
La trágica
significación de esta cifra se puede ponderar al considerar que ella está al
nivel de la producción venezolana de 1947.
(2018, Septiembre) OPEP, Fuentes Secundarias /
OPEC Monthtly Oil Market Report – October 2018.
No es necesario
cargar las tintas de la negatividad y el pesimismo, pero si se considera que este
nivel se registra después de haber alcanzado en 2008 una cifra tope de 3.254
MBD, una encomiable recuperación desde la sima puntual de 630 mil barriles
diarios a la que condujo el sabotaje petrolero de 2002-2003, es inevitable
considerar que el esfuerzo requerido para remontar una caída -de dos tercios en
diez años continuos desde entonces- es una tarea ciclópea que supera con creces
las capacidades financieras, técnicas y humanas con las cuales cuenta la Nación
en los momentos actuales, sin necesidad de hacer énfasis en la gravísima crisis
económica y política por la que atraviesa.
Ello no obsta, sin
embargo, para iniciar ese recorrido hasta donde nos alcancen las fuerzas en
cada momento, en cada día, mes y año, con una evaluación objetiva de las
limitaciones señaladas y las reales posibilidades de detener la caída e iniciar
una larga marcha de recuperación, que no será, ni inmediata, ni milagrosa y
mucho menos servirá para alimentar los sueños demagógicos de convertir al país
en una potencia petrolera universal.
Desde luego, que será
un camino difícil y no exento de riesgos, no siendo el menor de ellos el de
sucumbir a las tentaciones que la urgencia propone, de abandonar posiciones
soberanas sobre los recursos de la Nación eterna. Por ello mismo, no puede ser
una tarea afrontada en círculos cerrados de “expertos” de cualquier
denominación y orientación, y mucho menos, de vendedores de fórmulas mágicas.
Por el
contrario, tiene que ser una materia
abierta a la consideración y evaluación de la sociedad como un todo, sin
confidencialidades absurdas que suelen esconder manejos non sanctos, porque sólo aplican para la mayoría de la población
sin acceso a esos templos de la experticia política, técnica y financiera
petrolera.
De lo que se trata es
del destino de la Nación venezolana, que nos concierne, aunque suene iluso y
fuera de los contextos políticos contemporáneos, a todos y cada uno de sus
ciudadanos, de ahora y del porvenir, sin distingos.
cmp / 15 de octubre, 2018.
Notes on Venezuelan oil policy (III)
Continuing
the exposition of the regrettable consequences of the planning demagoguery in
the matter of petroleum policy, initiated in Petroanalysis with Apuntes II, I
believe pertinent to contribute other elements of that reality, while, in the
search of an exit in front of the critical circumstances in which is our oil
industry, we continue to formulate unrealizable goals, which are not consistent
with the resources available, or with the process of accelerated deterioration
to which it has been subjected in the last ten years.
For this, I
appeal to comparisons with the modest oil goals of other countries, better
equipped than ours, both in terms of quality and immediate availability of
their natural resources, as well as financial slack.
Saudi Aramco,
according to statements of last September 17 of its Senior Vice President,
plans to spend more than 133 billion dollars in the next ten years in the
extraction of oil and gas to maintain current extraction levels. That is, an
average annual investment of 13.3 billion dollars, only to compensate for the
depletion of the mature fields that have been pumping for decades.
A little more
optimistic, Kuwait intends to reach a production of 4,750 thousand b / d by
2040, with an increase of 93 thousand barrels per year from its current
production of 2,700 MBD, drilling 55 annual wells, to reach a total of 1,633 ,
in 22 years. (OPEC, Annual Statistical Bulletin 2017)
For its part,
as inferred from the figures presented by me in Apuntes II, the PDVSA 2015-2019
Investment Plan contemplated a disbursement in exploration and production
investments of 223,972 million dollars in 5 years, at an average rate of 45
thousand million per year, for an increase in production from 2,860 MBD in 2015
to 6,000 in 2019, at a rate of 628 thousand barrels per year.
The huge and
unfeasible of these goals remain a bulge, both in the comparison of the
projects of the aforementioned countries with much younger and not fully
developed sites, but also, in the aforementioned results of this buff planning.
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