Expansionismo Petrolero:
¿Resiliencia competitiva o “viveza criolla”?
Carlos Mendoza Pottellá
PREÁMBULO INDISPENSABLE
Concluida la redacción de este trabajo, percibo la
aparente incongruencia de hablar de “expansionismo petrolero” en momentos de
desmoronamiento de nuestra industria petrolera y caída perpendicular de sus niveles de
producción, pero mantengo el título porque me refiero a una tendencia histórica
profundamente arraigada en el alma venezolana, fundada en la mitología
neoliberal y privatista que, con ropajes
de modernidad, se postula como la única salida de la crisis actual. CMP
En este mes, el 14 de septiembre, se cumplen 59 años de la fundación de la OPEP.
Excusa
a partir de la cual pienso desenrollar un ovillo problemático, reiterando
viejos enfoques críticos y tratando de aportar nuevos:
Desde
esa fecha, y partiendo de los debates protagonizados en varias oportunidades por
el proponente de esa controversial Organización, Juan Pablo Pérez Alfonzo, y su
principal detractor, Arturo Uslar
Pietri, los venezolanos estamos inmersos en un dilema irresoluble en términos
de mercado ¿cómo producir más y a mayores precios?
“La OPEP no nos ha
beneficiado mucho. Esa Organización nunca ha tomado en cuenta a Venezuela ni
sus intereses para nada. El sistema de cuotas es
contrario a los intereses de Venezuela.”
"Yo no sé quién
tiene la responsabilidad, pero alguien la tiene, de que Venezuela haya aceptado
que la OPEP establezca cuotas de producción petrolera. Eso va contra el interés
de Venezuela.” [1]
Con
esta afirmación, el Dr. Uslar pretendió olímpicamente desconocer –cosa ésta
impensable en él- que los objetivos declarados de la Organización en su acta
fundacional fueron, precisamente, defensa de los precios y prorrateo
de la producción, vale decir, establecimiento de cuotas.
Que
eso no se hubiera cumplido durante sus primeros 16 años de existencia, para
amargura de su principal promotor, no significaba que fuera un invento de 1986.
Por
cierto que, el afirmar irónicamente que desconocía quién había sido el
responsable de esta política, es también un despectivo estilo mayestático,
clásico y propio de los que se sienten con derecho y poder para decidir quién
es digno de mención y quiénes no.
En
distintas épocas desde entonces, el debate original ha adquirido connotaciones
existenciales y de enfrentamiento agónico entre el expansionismo a todo trapo,
que pugna por quitarse las gríngolas de la OPEP, promoviendo su abandono y quienes
abogan públicamente por la defensa de los precios pero que, íntimamente,
también sueñan con el aumento millonario de la producción.
Ambas
posiciones impregnan los actuales enfrentamientos de los liberales,
competitivos, modernos defensores de la iniciativa privada, profetas de los
nuevos tiempos de globalización y apertura post guerra fría y muro de Berlín,
con los “estatistas”, extremistas socialistas, defensores del carácter de
propiedad pública que asignan a los recursos petroleros, cicateros promotores
de un nacionalismo desfasado y premoderno, anclados en la preservación de una
soberanía inútil, de origen absolutista y feudal, que obstaculiza el desarrollo
de las fuerzas productivas, el emprendimiento y la generación de riqueza por y
para los más eficientes ciudadanos de este país.
En
distintas oportunidades y tonos me he referido a estas circunstancias, pero mi
motivación actual proviene de recientes intercambios
de ideas con otros colegas, entre los cuales salta la liebre competitiva cuando,
a la manera de Uslar Pietri, colocan a los demás miembros de la OPEP, dentro de
“nuestros competidores”, quienes se han apropiado de las cuotas que hemos
dejado vacantes por la caída de nuestra producción, razón por la cual debemos
considerarlos también como interesados en el mantenimiento de las sanciones de
Estados Unidos contra Venezuela, al lado de los demás países latinoamericanos
productores de petróleo, los cuales disputan también por el cada vez más
estrecho mercado norteamericano.
Y
se trata de colegas que concuerdan en la necesidad ineludible de un nivel de
precios que permita el sostenimiento de nuestra crecientemente costosa
producción, tanto por agotamiento y necesidad de recuperación secundaria
ampliada en nuestros yacimientos convencionales, como por las elevadas cotas de
ese parámetro -80 a 130 dólares el barril- que debe remontar una cada día más
inviable expansión de la producción y mejoramiento de los crudos extrapesados
de la Faja del Orinoco, en donde paradójicamente reposa más del 20% del
petróleo de este planeta.
De
hecho, el carácter contradictorio de ese discurso “competitivo” que
simultáneamente clama por mayores precios, me llevó recientemente a comentar, en
un evento público, que el único consenso que existe en la aguda confrontación
política actual es el de que todas las facciones enfrentadas “planifican” para alcanzar
en el corto plazo una producción de 5 o 7 millones de barriles diarios… si los
dejan aplicar sus respectivas fórmulas milagrosas, que eludirán el
estancamiento de la demanda, la vertiginosa emergencia de las lutitas
norteamericanas, los nuevos hallazgos de
crudos livianos en Guyana, Brasil, Uganda y el Mar del Norte, la expansión de
campos gigantes en Arabia Saudita y las crecientes limitaciones al consumo
petrolero que impondrá, en el mediano plazo, la inevitable transición energética.
Pese
a todo, esa disputa, doméstica y autista, se centra en tratar de demostrar cuál
de las opciones políticas actuales está mejor preparada para alcanzar las
elusivas metas, legítimas herederas del “megadisparate de PDVSA” de 1982,[3] y de las planteadas posteriormente en
1992 para ser alcanzadas en el 2002, de 5 millones de barriles diarios, con las
“políticas volumétricas” (“compensaremos
la caída de los precios con el aumento de la producción”) de las Guías
Corporativas de PDVSA, elaboradas por los entonces Planificadores Mayores Ramón Espinasa y Bernard Mommer [4].
Estas
“Guías” nos permiten calibrar la magnitud de los sueños que se formularon en ese
año y que se replican hasta nuestros días:
En
primer lugar, Espinasa y Mommer estimaron que Venezuela tenía reservas
probadas de petróleo, gas y carbón,
que sumaban 88 mil millones de barriles de petróleo equivalente
“…y si se incluyen las especulativas, los recursos recuperables pudieran alcanzar los 504 MMM BPE”
“Si se deseara
explotar por lo menos 160 MMMBPE en vez de los 504 MMMBPE totales, a fin de
aprovechar el ciclo de vida de estos recursos, se tendría que alcanzar
rápidamente una producción de 9 MMBPED, donde los crudos pesados llegarían a
los 5 MMBPED” [5]
Esa
“política volumétrica”, que estimaba alcanzar los 5 millones de barriles diarios en el 2002, feneció
anticipadamente con el hundimiento de los precios de la mezcla de crudos
venezolanos, por debajo de los 14 dólares esperados, a menos de 7 dólares el
barril en 1998:
Esa
“política volumétrica”, que estimaba alcanzar los 5 millones de barriles diarios en el 2002, feneció
anticipadamente con el hundimiento de los precios de la mezcla de crudos
venezolanos, por debajo de los 14 dólares esperados, a menos de 7 dólares el
barril en 1998:
Pero
fue resucitada en 2005, “coincidencialmente” por vía de uno de
sus progenitores en tiempos de ”apertura”,
el entonces Asesor Mayor Bernard Mommer, y ahora Viceministro de Energía y Minas de la
nueva era, luego de que los precios alcanzaron
los 40 dólares y siguieran rumbo a los 100, dado el estricto cumplimiento, a
partir 1999, de las cuotas pactadas por todos los integrantes de la OPEP, paradójicamente
espoleados, en esa oportunidad, por los intereses petroleros independientes…
norteamericanos, los cuales no soportaban precios debajo de 10 dólares el
barril.
Un
renovado respeto a las cuotas que, finalmente, fue refrendado por la II Cumbre
de Jefes de Estado de la Organización, convocada por el Presidente Chávez y
realizada en Caracas en el 2000.
De
tal suerte que, comenzando en el referido año 2005, se volvieron a desatar los
sueños expansivos, registrados en el Plan de la Patria de PDVSA inicial, y en todos los sucesivos, reincidiendo
en la fijación de metas inalcanzables de 5, 7 y 8 millones de barriles diarios,
en 20010, 2012, 2015 y... septiembre de 2018, cuando se estableció, por enésima
vez, que el país produciría 5 millones de barriles diarios en 2025.
Lo
peor de todo es la ceguera y la contumacia: tras doce años de fracasos y en pleno
hundimiento de los antiguos proyectos, se sigue insistiendo en la “política
volumétrica” fundada en las “mayores reservas petroleras del mundo”, centradas
en los 270 mil millones de barriles de la Faja del Orinoco: 5 millones de
barriles diarios, otra vez, y dentro de 6 años.
Contradictoriamente,
todos estos planes fueron –y todavía son- coetáneos con el sostenimiento,
dentro de la OPEP y en el discurso público, de la sedicente posición de “halcones”,
al lado de Irán, como los principales aupadores
del mantenimiento y profundización de las cuotas para defender los precios.
¡El
propio comportamiento esquizoide!
En
descargo de nuestros planificadores petroleros, sin embargo, debo decir que
esas tendencias centrífugas se han manifestado a través del tiempo en todos sus
miembros. A este respecto, en otras oportunidades he citado el trabajo del
Profesor iraní Abbas Alnasrawi, titulado “OPEC:
The Cartel that it is not”,[6] en el cual describe el comportamiento muchas veces tramposo de sus miembros, en
el seno de cada uno de los cuales sectores influyentes alimentan complejos de
culpa, por lo que consideran como una dejación de soberanía: la fijación, por
consenso internacional, de los niveles de producción de sus respectivos países:
“Es importante destacar, sin en embargo, que el carácter conflictivo de la
pertenencia a esta Organización es generalizado: en cada uno de los países
miembros actúan fuerzas opuestas a prorrateos de producción y fijación
concertada de precios.
En
nuestro trabajo de ascenso anterior citábamos el artículo del Profesor iraní
Abbas Alnasrawi, en el cual analiza la
resistencia de los miembros de la OPEP a la acción colectiva. Resistencia que,
durante los primeros años de su existencia, dificultó la defensa de los precios
y convirtió a la OPEP en una organización marginal. En Venezuela pervive esa
resistencia y en las opiniones de
destacados dirigentes del país subyace todavía la idea de que la OPEP es una
Organización de árabes donde nuestro país está arrimado. De factura más
reciente y vinculada a la idea de que el subdesarrollo y el tercermundismo son
condiciones ideológicas, mas bien psicológicas, y no materiales, es la
percepción que tienen algunos "modernos" analistas sobre la OPEP como
instrumento de un pasado de confrontación, no cónsona con las nuevas realidades
internacionales: el subdesarrollo estriba justamente en permanecer en ella.” [7]
Haciendo
énfasis en las diferencias, políticas, religiosas, culturales e históricas entre
todos y cada uno de sus miembros, se resaltan los potenciales antagonismos.
Pero
a la postre, siempre se ha impuesto el interés común a todos los propietarios
del recurso, naciones o particulares, de maximizar el ingreso petrolero
unitario. Interés que en muchas oportunidades fue compartido por productores
nativos de países no miembros de la OPEP, como Noruega, México, Canadá, Kazajastán y… los Estados Unidos.
Ese
interés ha superado situaciones de guerra entre algunos de sus miembros, como
sucedió durante casi una década entre Irán, Irak y Kuwait. Confrontaciones político-religiosas
entre los sunitas del Golfo Pérsico y los shiitas iraníes. Diversidad política
extrema entre países socialistas y musulmanes, árabes y latinoamericanos
occidentales, cristianos y anticomunistas, reinos feudales, democracias y
dictaduras.
Creo
pertinente, entonces, rememorar mi propia visión, asentada en la obra citada en
la nota anterior, sobre el origen y significado de esta “resiliencia
competitiva venezolana”, que en los últimos años ha adquirido connotaciones de
“viveza criolla”, al pretender estar al mismo tiempo con Dios y con el diablo.
“Es
oportuno mencionar el hecho de que, un punto focal, de convergencia de los
intereses privados nacionales y foráneos, con los defensores dentro del sector
público del inversionismo petrolero a ultranza, es precisamente la oposición a
la pertenencia de Venezuela al único organismo desde el cual, independientemente
de sus contradicciones internas y de nuestros gustos históricos, políticos,
raciales o culturales, estamos en posibilidad de ejercer el poder al que
hacemos referencia: la OPEP.
Siglas de pesadilla para algunos de estos sectores, en tanto que representan limitación y techos de producción, con la consecuente reducción de desembolsos, de negocios y de ejercicio del poder. Son antológicas y grotescas las manifestaciones de alegría que se generan en el entorno gerencial y comercial de la empresa petrolera estatal venezolana durante los momentos de mayores dificultades para la organización. Momentos durante los cuales han ejercido todas sus facultades de presión para lograr la defección de Venezuela.” [8]
Siglas de pesadilla para algunos de estos sectores, en tanto que representan limitación y techos de producción, con la consecuente reducción de desembolsos, de negocios y de ejercicio del poder. Son antológicas y grotescas las manifestaciones de alegría que se generan en el entorno gerencial y comercial de la empresa petrolera estatal venezolana durante los momentos de mayores dificultades para la organización. Momentos durante los cuales han ejercido todas sus facultades de presión para lograr la defección de Venezuela.” [8]
¡Nos
vamos y san se acabó!, Quiros Corradi dixit.
Reseñaba
entonces,que las corporaciones petroleras internacionales se ocuparon siempre
de desalentar cualquier iniciativa integradora de los países exportadores
netos, propalando la urgencia de incrementar la competitividad, vale decir, de
bajar la participación nacional en el negocio para enfrentar el creciente “poder
de captura de mercados” de los demás:
“Se postula, por el
contrario, la necesidad de ser competitivos y de lanzarse a una política
agresiva, a una escalada de inversiones "down stream" y acuerdos tipo
"netback" que, aunque comporten en definitiva un incremento en el
costo de ventas, garanticen el "acceso preferente" a los mercados que
permita compensar con mayor producción los disminuidos rendimientos unitarios
que tal política determina”.
…
“Por esto, en Venezuela,
las proposiciones de Pérez Alfonzo chocaron con el escepticismo mayoritario de
la opinión pública y la hostilidad manifiesta de las concesionarias
extranjeras. La lucha no ha cesado desde entonces. Cada cierto tiempo resurgen
los partidos contra y pro OPEP. Unos decididos y con claridad de metas e
intereses y otros vergonzantes, consumidos por la duda de estar defendiendo a
una organización de perdedores frente a los dueños del éxito, al atraso frente
a la modernidad.” [9]
Cabe
aquí destacar que un instrumento de este camino competitivo, promotor de la
salida de la OPEP y de la garantía de acceso preferente a los mercados lo
constituye, precisamente, la citada escalada de inversiones down stream y
acuerdos tipo “netback”, iniciada en 1983 por el Ministro de Minas de
entonces, Humberto Calderón Berti, con
la anuencia expresa del entonces ex-Pesidente Rafael Caldera, quien alegó, con
meridiana claridad, que la “internacionalización” sería la alternativa
venezolana a la OPEP. [10]
“En las
investigaciones promovidas en el Congreso ha quedado de manifiesto el hecho de
que los consultores jurídicos de PDVSA y el Ministerio de Energía y Minas, de
consuno con el Procurador General de la República, constituyeron un
"jurado complaciente" para escudriñar en los vericuetos de la
Constitución Nacional y las leyes específicas del sector petrolero a fin de
encontrar una fórmula que permitiera a la industria eludir la obligatoriedad de
someter un contrato de evidente interés nacional a la consideración y
aprobación por parte del Poder Legislativo.” [11]
A
partir de entonces se adquirieron 17 refinerías chatarra en las cuales
invertimos montos gigantescos para su modernización y de las cuales nos queda
el residuo pírrico de las 4 refinerías de Citgo.[12]
Posteriormente,
en 2005, y siguiendo el mismo comportamiento utópico ya referido, de simultaneidad entre el reconocimiento de la
necesidad de defender los precios y la multiplicación de las metas expansivas de la producción, en materia de refinación,
PDVSA se planteó la adquisición de nuevas refinerías, que se sumarían a las 17
mencionadas antes, para colocar en ellas nuestras “crecientes exportaciones”,
tal como lo muestran las siguientes láminas:
En
2010, todavía se registraba triunfalmente el resultado expansivo:
Y
simultáneamente, se anunciaban los planes de elevar el número de refinerías
poseídas por PDVSA en todo el mundo a 37 para 2030.
Estos
planes se basaron, desde 2005, en un “Análisis de Entorno” lleno de
consideraciones ilógicas, tales como la de constatar que no existían en el
mercado nuevos proyectos para la construcción de refinerías, e inferir de ello, por imperio
absurdo, que esa era una señal para “actuar ya”:
Los
descuidados capitales petroleros internacionales estaban dejando el campo libre
a los perspicaces conquistadores internacionales de PDVSA.
Desde
luego que estos planificadores no son idiotas ni inocentes, por el contrario, se
pasan de avispados, porque están seguros de que estos mensajes serán comprados,
como “paquete chileno”, por la ignara dirigencia política y económica
venezolana, la cual también se come el cuento de que en Venezuela están las
mayores reservas probadas del globo y, en consecuencia, soñando con el chorro
de dólares que administrará, está dispuesta a liberar ingentes cantidades de
recursos que, como ya el país entero ha constatado, arderán en las hogueras de
los negocios, inviables para la Nación, pero ampliamente favorables para sus
gestores particulares.
Estas
37 refinerías, con 4 millones 485 mil barriles de capacidad conjunta, se
sumarían a los 10 “mejoradores” con
capacidad de procesar 1 millón 630 mil barriles diarios de crudos extrapesados
que estarán instalados para la época.
La
sola visión de la infraestructura requerida para el funcionamiento de este
complejo mejorador, que se presenta en el siguiente gráfico, es la prueba más
palpable de su carácter funambulesco, de pirotecnia para el público de galería:
Seis
mejoradores nuevos, una refinería, 282 taladros, 2 nuevos terminales marítimos
y la ampliación de Jose, 25 tanques de almacenamiento con una capacidad total
de 15,5 millones de barriles, 3.739 kilómetros de oleoductos.
Pues
bien, 59 años después de la fundación de
la OPEP, tales siguen siendo las posiciones sostenidas ahora, abiertamente por algunos y
solapadamente por otros, en momentos en los cuales las expectativas del mercado
petrolero internacional son menos que moderadas en el mediano plazo y con
seguridad declinantes en el largo plazo, etapas en las cuales sólo los países del Medio
Oriente pertenecientes a la OPEP podrán elevar, aunque a ritmos decrecientes, sus
niveles de producción, según se muestra en el cuadro y gráfico siguientes:
Las
expectativas de crecimiento de la producción venezolana son evaluadas como muy
limitadas por todos los analistas y organismos internacionales especializados,
fundándolas todas en los recursos de la Faja del Orinoco y precios requeridos
entre 80 y 130 dólares el barril, como ya referí, y con una ventana volumétrica
mínima, como lo reflejan cuadros y gráficos de distintas fuentes [14],
dos de los cuales presento aquí:
Pese
a todo lo anterior, el germen expansionista, la resiliencia competitiva y la
viveza criolla, atacan desde el fondo de una industria hundida por una pésima
gestión gerencial y técnica, la corrupción y la planificación de pajaritos
preñados, la cual ha consumido una parte sustancial de los ingresos netos de la
Nación, desde 1978 hasta nuestros días. Todo ello potenciado a la enésima
potencia por las sanciones norteamericanas que pesan sobre el país.
Y
para muestra conclusiva de las consecuencias del expansionismo petrolero
“nacionalizado”, que ya pasa de 40 años, tres botones finales:
En
primer lugar, los resultados de la Internacionalización 1998-2001 y los de
CITGO en los últimos cuatro años registrados:
PDVSA: Negocios Internacionales 1998-2001 (Millones
de Dólares)
|
||||||
1998
|
1999
|
2000
|
2001
|
|||
Ingreso por
Ventas
|
12.161
|
13.989
|
22.766
|
26.927
|
||
Ganancia en
Operaciones
|
461
|
174
|
515
|
638
|
||
Descuento (Suminsitro
Vzla)
|
-617
|
-642
|
-764
|
-936
|
||
Inversiones
|
-277
|
-517
|
||||
Ingreso
Neto Nación
|
-156
|
-468
|
-526
|
-298
|
||
Suministro
Vzla. MBD
|
768
|
800
|
837
|
1.026
|
||
Saldo Neto
$/barril "Negocio"
|
-0,20
|
-0,59
|
-1,59
|
-0,29
|
||
En
1916, el suministro a CITGO constituyó el 22,7 % de las exportaciones totales
de Venezuela a Estados Unidos, según datos del Departamento de Energía de ese
país.[16]
De
seguidas el gráfico que registra el incremento de los costos netos y la
consecuente caída de la suma de la participación fiscal y los aportes al
desarrollo social, que se traducen en la desaparición de la renta petrolera, en
cumplimiento de la profecía de Pérez Alfonzo en cuando a la inevitable caída de
la capacidad generadora de excedentes de la industria petrolera venezolana.
Y
finalmente, el gráfico que registra el principal y más indignante resultado de
la “internacionalización” y el “posicionamiento en los mercados internacionales”:
El
porcentaje representado por el costo de
adquisición de crudo y productos no venezolanos requeridos para alimentar el
parque refinador internacional, dentro de los costos totales de la industria.
En
resumen, considero que este terrible panorama de caída libre sólo puede ser
abordado con un enfoque político nacional de amplio espectro, autocrítico, múltidisciplinario,
transversal e integrador de las diferencias, con la supeditación de los
intereses particulares legítimos al interés general, con un diagnóstico descarnado
y sin contemplaciones, que supere la ignorancia generalizada, que castigue,
cauterice y prevenga las corruptelas, que abra las puertas al escrutinio
público de esa caja negra donde se han perpetrado y se sigue perpetrando
negocios turbios y, por ende, lesivos del patrimonio público e
intergeneracional.
Tareas
para las cuales, según mi opinión y muy lamentablemente, no estamos todavía preparados
ni dispuestos a afrontar. Perdóneseme el optimismo.
cmp,
septiembre 2019
[1] El
Universal, 12 de agosto de 1990, Entrevista a Arturo Uslar Pietri.
[2] USGS, Heavy
Oil and Natural Bitumen-Strategic Petroleum Resources. Richard
F. Meyer and Emil D. Attanasi. http://pubs.usgs.gov/fs/fs070-03/fs070-03.html
[3] El primer
gran plan de inversiones en la Faja del Orinoco: 100.000 millones de
dólares entre 1980 y 2000, muerto al
nacer por la caída de los precios desde 34 dólares en 1983 hasta 29 en 2984 y 11 en 1986.
Ramón Espinasa y Bernard Mommer, Asesores Mayores en
Planificación Corporativa de Petróleos de Venezuela, “La Política Petrolera
Venezolana en el Largo Plazo". Mimeografiado, Pág. 14.
[5] Ibid.
[6] OPEC
Bulletin, febrero 1981, págs. 2 y 3.
[7] . C. Mendoza
P., El Poder Petrolero y la Economía Venezolana, Cap. VII. Pág. 285. UCV-CDCH, Caracas, 1995.
[9] Ibid.,
págs. 283-284.
[10] CITGO, La internacionalización revisitada, https://petroleovenezolano.blogspot.com/2019/01/citgo-la-internacionalizacion-revisitada.html#.XWWBlt5KjIU
[11] https://petroleovenezolano.blogspot.com/2009/12/universidad-central-de-venezuela.html#.XWSN-N5Khdg
[12] Ibid.
[13] Referidos en https://petroleovenezolano.blogspot.com/2019/02/recursos-reservas-faja-y-lutitas.html?spref=bl
[14] IHS-CERA, Wood-Mc Kenzie, Rystad Energy, Agencia Internacional
de Energía, FMI, EIA-DOE, OPEP.
[15] http://publicacionesbcv.alejandria.biz/cgi-win/be_alex.cgi?Documento=T210000170350/0&Nombrebd=BCV&CodAsocDoc=6185&DSalida=CRes&Sesion=1795489705&DSalida=CRes – La
Internacionalización, Págs. 157-215
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