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sábado, 25 de julio de 2020

Petróleo, Ignorancia y Conveniencias particulares

Apuntes para la historia de la ignorancia petrolera en Venezuela

Carlos Mendoza Pottellá

Julio 2020

Dedicado a las Escuela de Economía de la UCV

Antes que nada, debo pedir excusas al lector por las numerosas referencias personales que haré en este trabajo, centrado en incidencias académicas en las cuales tuve participación.

Podría haber titulado este trabajo con algo así como “memoria de las batallas perdidas” pero, en verdad, mi propósito es contemporáneo: tratar de incentivar la voluntad colectiva de alcanzar conocimientos profundos de la realidad nacional,  tales que nos conduzcan a convertirnos en auténticos ciudadanos conscientes, garantes  y responsables de la Nación y de su futuro.

Desde luego, dadas las condiciones que vive el país, nuevamente viene a mi mente la imagen trágica de los músicos del Titanic, en este caso, lamentando tragedias pasadas y  soñando con el futuro en medio del naufragio.

Una de las condiciones que han dado pie al florecimiento de toda clase de improvisados “expertos” en materia de economía y política  petrolera, algunos de los cuales tratan diariamente  de vendernos  sus particulares recetas mágicas para la solución de las catastróficas circunstancias del país y de su industria, lo constituye el conjunto de reformas que, al calor del Consenso de Washington, la globalización y “el fin de la historia” después de la caída del Muro de Berlín, determinaron, a finales de los años 80 del siglo pasado, entre otras “modernizaciones”,  la eliminación de materias tales como Historia Económica, Geografía Económica de Venezuela, Economía Agrícola, Economía Industrial, Economía Política Fiscal y Monetaria y, desde luego,  Economía y Política Petrolera y Minera, de los programas de las Escuelas de Economía y otras ciencias sociales de las universidades del país.

En efecto, en 1989 se impulsó en varias universidades estatales y privadas un cambio de pensum modernizador, el cual se centraba, en el caso de las escuelas de economía, en la profundización de las materias modelísticas, micro y macroeconómicas teóricas, cuentas nacionales, estadísticas y matemáticas, de tal suerte que los economistas venezolanos estuvieran al nivel de su colegas internacionales, formados bajo el mismo patrón.

Las ideas claves eran las que sostenían que el subdesarrollo era una condición mental y la dependencia una construcción ideológica, inconsistentes con el mundo globalizado y unipolar en el que debíamos insertarnos, un mundo en el cual las ruralidades y diferencias nacionales sería irrelevantes.

Así, nos encontramos que de un pensum fincado en la aprehensión de los rasgos estructurales de la realidad circundante pero con una insuficiente dedicación al

estudio de los fundamentos teóricos del análisis, pasaremos, en una típica reacción pendular, a otro en el cual, si bien se abre cauce a la cabal formación teórica básica, se desdibuja y minimiza la importancia de las características específicas de nuestra realidad nacional, latinoamericana y tercermundista, desapareciendo en la

práctica como problema teórico.[1]

Siendo loable el interés en el crecimiento de la capacidad analítica del economista venezolano, la forma  como esa actualización se puso en práctica separó a estos profesionales de conocimientos  generales y específicos, fundamentales para el ejercicio de su especialidad en la realidad circundante, la economía real donde les correspondería actuar.

Y hablo de conocimiento básico, porque a mi manera de ver no se trataba, como se quiso justificar entonces,  de que los contenidos suprimidos del pensum serían materia de postgrados superespecializados, vale decir instancias académicas creadoras de futuros expertos en economías aplicadas, verbigracia, agrícolas, industriales, petroleros, etc.

Dada la reconocida preeminencia de la industria del petróleo en Venezuela, en el caso de la materia en cuestión, ello equivalía a una emasculación auto infligida de la capacidad de evaluar, desde el nivel de formación básica, la principal de las peculiaridades de la economía venezolana, una inexplicable voluntad de abstraerse de la avasalladora realidad circundante.

Contra ese desaguisado se levantaron voces de ilustres economistas, tales como Domingo Felipe Maza Zavala, Armando Córdova, Héctor Malavé Mata, Gastón Parra Luzardo, Francisco Mieres, Irene Rodríguez Gallad, Bernardo Ferrán,  Orlando Araujo y otros, así como de los profesores de esa materia en el momento, entre los cuales me encontraba y a quienes se nos acusó de “defensores del conuco” que nos daba nuestros sueldos.

A propósito de ello, transcribo los últimos y amargos párrafos de la citada comunicación de 1989:

Nuestros proyectistas sostienen que si los miembros de la mencionada cátedra quieren “defender” la pertinencia y necesidad de esa materia dentro de los estudios de economía en Venezuela, “deben demostrar” ante quienes tienen, al parecer, el poder de incluir o excluir materias, las razones por las cuales consideramos que la economía petrolera tiene rango y especificidad suficientes para ser tomada en cuenta como una materia separada y no como un tema dentro de la proyectada asignatura Problemas Económicos de Venezuela.

 

Debo decir, en primer lugar, que el problema en discusión es de una entidad teórica tal, que no puede limitarse a la defensa de una parcela de intereses académicos y, en ningún, caso depender de que una cátedra asista o no a las reuniones, defienda o no su “comedero”; ello equivale a reducir el debate a una infinita subalternidad y remitirlo a los envilecidos canales “democráticos”: aprobado por mayoría, como cualquier colegio electoral, con todo y votos cuadrados.

 

En segundo lugar, fuera de hacer mención al carácter petrolero de nuestra sociedad en su conjunto, condición que algunos quieren olvidar y otros tapar con un solo

dedo, me niego definitivamente a hacer tal demostración, simplemente porque considero que nada vale la más elocuente de las exposiciones ante quienes tienen

tal capacidad para cerrar ojos y oídos ante la aplastante realidad cotidiana.[2]

 

En lo personal, dado el cambio de pensum, me correspondió dictar, durante 10 años,  un tercio semestral de Economía y Política  Petrolera en una materia pasticho en la cual los estrategas del nuevo pensum  habían concentrado contenidos de economía agrícola, industrial y petrolera. Durante dieciocho semestres me mantuve en esa limitada actividad, hasta el año 2000, cuando hube de retirarme por mi designación en un cargo diplomático.

La motivación principal de estas líneas parte, precisamente, de la revisión de viejos papeles sobre el tema, entre los cuales apareció una minuta de la reunión del 7 de octubre de 1999 de la Cátedra de Política Económica de la Escuela de Economía de la UCV, de la cual era miembro.

En esa reunión, a la cual, coincidencialmente, no fui convocado, tal como se asienta en el mismo documento en cuestión, se trató el tema de la asignatura Política Económica III, justamente la materia pasticho en la que ya tenía diez años compartiendo con profesores de Economía Agrícola y Economía Industrial.

Y precisamente, la jubilación de los profesores de esas asignaturas planteaba el gravísimo problema discutido por esa Cátedra: “La asignatura quedó reducida exclusivamente a la temática petrolera”.

Estudiadas todas las alternativas, el acuerdo de consenso de ese cónclave, en mi ausencia “coincidencial” y conveniente, fue: “solicitar al Consejo de Escuela abrir el proceso para eliminar las asignatura Política Económica III”.

Tres años antes, y siete después de la modificación del pensum pude constatar la eficiencia del nuevo Plan de Estudios en la formación de un economista a tono con los tiempos, así lo relaté:

El pasado viernes 3 de mayo me tocó conocer la nueva Escuela de Economía de la UCV.

 

En un foro sobre la privatización de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) donde todo iba por un solo camino:  

 

¿Cuáles serán los mejores instrumentos financieros para poner en práctica esa privatización?

 

 ¿Cotizar en la Bolsa de Caracas o en Wall Street?

 

¿Repartir acciones a cada venezolano o crear fondos de inversión?

 

 ¿Privatizar de una sola vez o por etapas?

 

La convocatoria al foro ya lo anunciaba todo: dos profesores del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA), un director de PDVSA y apenas un profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

 

La nota ambiental la dieron los dirigentes del otrora combativo Centro de Estudiantes de Economía, disfrazados de yuppies e instalados en el presidium con actitudes pensativas y un mutismo autista.

 

El centro ideológico fue definido por el profesor del IESA, Hugo Farías: “Hay que privatizar porque el Estado venezolano no es el Estado inglés”, razón muy parecida a aquella que justificaba la inexistencia en Venezuela de instituciones democráticas serias porque no somos suizos.

 

De repente apareció un dinosaurio, profesor de una materia desaparecida hace siete años, Economía y Política Petrolera y Minera: “¿Ustedes saben qué es lo que quieren  privatizar?”, preguntó José Rafael Zanoni.

 

Y ello estimuló a que otro dinosaurio de la misma asignatura, el suscrito, se presentase, dijera su nombre y recordara que alguna vez, en esta escuela existió una materia que trataba sobre estos temas.

 

Confieso que sentí una profunda vergüenza por mi escuela y mi facultad.

 

“La Nueva Escuela de Economía de la UCV”.

Carta abierta a la comunidad de la Escuela de Economía distribuida personalmente el 7 de mayo de 1996. [3]

 

 

En busca de la raíz de esta novelera fobia hacia el estudio de temas petroleros, voy a referir incidencias coetáneas que nos darán algunas pistas de motivaciones y causas eficientes:

Aquellos eran los tiempos en los cuales PDVSA había otorgado “soberanamente” tres campos petroleros a LUZ, UDO y UCV para ayudar a la formación de sus técnicos petroleros y, de paso, financiar a esas universidades, perennes pedigüeñas de mayores presupuestos.

 Ese apoyo, sin embargo tenía condiciones no escritas pero muy precisas y entendidas por algunos destinatarios…

Al respecto, en esos tiempos escribí un artículo, recogido también en mi citado Nacionalismo Petrolero…”

Todo parece indicar que, con su oferta de tres campos petroleros a tres universidades, entre ellas la UCV, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) ha hecho una jugada

maestra. Una oferta al estilo de El Padrino, de esas que no pueden rechazarse, ha puesto la carne de gallina y vencido algo más que los escrúpulos de ciertos sectores

universitarios, que desde entonces han comenzado a recoger sus discursos radicales y a rezar todas las noches el “yo pecador me acuso ante dios-Giusti”, por

haber tolerado –venialmente, porque fue sin identificarse mucho– las irracionales críticas a la política petrolera oficial que hacían algunos profesores extremistas

como el suscrito. Además –perdónalos Dios– había el atenuante de que se consideraba a esas críticas como folclóricas e inofensivas.

 

Esa oferta de la cúpula gerencial de PDVSA ha sido percibida y acogida como lo que es: un soborno para que las autoridades universitarias “sensibles” acallen, ellas mismas, y en nombre de los intereses trascendentes de la universidad, a los molestos críticos universitarios. Muchos, eufóricos, pero callados, se frotaban las manos... Pero no hay felicidad completa, nunca falta un aguafiestas...recordando el feo nombre de esa movida y nombrando la soga en la casa del ahorcado.  [4]

 

En esos tiempos, siendo el suscrito Coordinador del ya mencionado Postgrado Petrolero de la UCV, recibí diversas manifestaciones en el sentido de que mi posición hipercrítica sobre la apertura petrolera estaba causando desagrado en PDVSA, privando al postgrado de su ayuda y poniendo en peligro el campo petrolero de la UCV.

De hecho, y por esas razones, uno de mis colegas de la Escuela de Economía, propuso, en mi presencia y ante el Consejo de esa Facultad, que yo fuera sustituido en ese cargo.

Este fue el contexto en el cual desaparecieron de la Escuela de Economía de la UCV los últimos vestigios de una signatura dedicada al estudio de los temas de economía y política petrolera.

Años después, un avergonzado Director de esa Escuela me llamó para participarme su embarazo, cuando miembros de una delegación profesoral europea, que visitaba la Escuela, requirieron de él que los condujera al “Departamento de Economía Petrolera”… ¿Cómo les podría decir que en su Escuela, que forma economistas para un país que se preciaba entonces de tener las mayores reservas petroleras del mundo, no existía ni siquiera tal materia?                                                                                                                                                                                                                                 precisamente,  con el desinterés académico generalizado en las Facultades de Ciencias Sociales, y el agresivo ambiente externo frente a las posiciones críticas en esta materia,  a partir de entonces, hasta los postgrados languidecieron, tanto en LUZ como en la UCV, hasta desaparecer en la primera y ser hoy, en la segunda, una sombra de lo que fue en sus primeras tres décadas de existencia.

Un Director, Coordinador de los Postgrados de FACES UCV,  comentaba hace poco tiempo y de viva voz al respecto “¿Y para que queremos un postgrado petrolero en Ciencias Económicas si ya existe una Escuela de Petróleo en la Facultad de Ingeniería?”

El tema fue dejado en manos de voluntariosos improvisados, muchos de ellos procedentes de áreas operativas, quienes, precisamente por ello, se ufanan de su experticia en el tema,  por conocer el color del petróleo y haberlo olido,  ignaros en las relaciones socioeconómicas e históricas, nacionales e internacionales que se tejen alrededor del mismo, pero que se presentan deslumbrantes ante el desconocimiento generalizado, más profundo aún…

Una muestra reciente de ello nos la están dando las declaraciones del “Presidente de PDVSA Ad Hoc”, Luis A. Pacheco, a cuyos densos planteamientos me he referido en artículos anteriores y  los cuales traigo a colación ahora… seguro de que muy pocos los recordarán… o, más probablemente, no los han leído.

En mi trabajo “Cambalache Petrolero: La Nueva Apertura de “PDVSA Ad Hoc” [5]  me referí críticamente a la intencionada y ofensiva simplificación que hace este Ph.D. de la Rice University, sobre los últimos 100 años de la historia petrolera venezolana, reduciéndola a 8 “mitos”, donde deja claro su desprecio por otra ciencia que no sea la suya:

Haciendo tabla rasa con esa historia, presenta un listado donde mezcla peras con manzanas y lagartijas, irrespetando de paso personajes relevantes de nuestro devenir intelectual y político, al colocarlos  allí sin ninguna jerarquización y al nivel de comiquitas de Marvel o Disney:

• El petróleo destruyó la economía agrícola. (Alberto R. Adriani)

• Debemos "sembrar" los ingresos del petróleo para asegurar riqueza futura (Arturo Uslar Pietri)

• Debemos ahorrar petróleo para las generaciones futuras. (Celestino Armas)

• El petróleo es el excremento del diablo. (Pérez Alfonzo)

• Debemos separarnos de la OPEP. (Sosa Pietri)

• Los negocios autónomos de PDVSA son escondidos en una  caja negra.

• Es preferible que PDVSA invierta las rentas del petróleo en vez de que los políticos las desperdicien. (PDVSA y otros).

• Ahora, el petróleo es verdaderamente nuestro. (Rómulo Betancourt, Pérez Rodríguez, Chávez Frías y otros). [6]

Este tipo de simplismo ofensivo sólo pudo obtener estado público en una ambiente como el nuestro actualmente, donde se ha promovido conscientemente las más absoluta ignorancia de nuestra historia en esta materia.

Ignorancia aprovechada impunemente y con descaro, al punto de organizar un foro en conmemoración del centenario de la Primera Ley de Hidrocarburos, cuyos ponentes, junto al ya citado Pacheco, son  precisamente los líderes del movimiento para liquidar toda nuestra jurisprudencia petrolera, tal como referí en “Aquelarre Petrolero de PDVSA Ad-Hoc”  [7]

Nuestras Facultades de Ciencias Económicas y Sociales nacionales y nuestras Academias respectivas tienen una gran responsabilidad, por sus omisiones en la lucha contra las sombras,  de que la ignorancia en la materia petrolera haya sido, y sea hoy, caldo de cultivo para que prosperen proyectos antinacionales.

Pero sus integrantes también tenemos la responsabilidad de remendar, de impedir que eso siga sucediendo, antes de que el país sea entregado indefenso a la más inicua piratería.

CMP/25/07/2020



[1] Mendoza P., “En torno al proceso de discusión del nuevo plan de estudios de la Escuela de Economía de la UCV”.  Escrito presentado ante la  Comisión de Revisión del Plan de Estudios de la Escuela de Economía de la UCV en 1989.  Inserto en  Nacionalismo Petrolero Venezolano en Cuatro décadas, págs.. 143-144. BCV, Colección Venezuela y su petróleo, Caracas 2014. https://www.academia.edu/41805065/Nacionalismo_petrolero_en_4_d%C3%A9cadas

[2] Mendoza P.,  Loc. Cit.

[3] Loc. Cit., La Permanente protesta Contra la eliminación de la Materia Economía y Política Petrolera”. Nacionalismo Petroleros… págs.. 309-312.

[4]  Loc. Cit.  ¡Se salvó la Patria, vuelven los petrodólares!...

Y FACES-UCV no puede quedarse atrás…! (22 de noviembre de 1996) pags. 318-320.

[5] https://petroleovenezolano.blogspot.com/2020/03/cambalache-petrolero-la-nueva-apertura.html#.Xxube9JKjMw


martes, 10 de marzo de 2020

No hay aplazaos ni escalafón




CAMBALACHE PETROLERO: 


LA NUEVA APERTURA DE “PDVSA AD HOC”




¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao.
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia contra un calefón.
“Cambalache” / Enrique Santos Discépolo 1934 [i]

En mis dos trabajos anteriores, “Cerco y Aniquilación”[1] y “Vuelan los Rebullones”[2], hice referencia a las “nuevas” propuestas de política petrolera que comienzan a florecer frente a la desastrosa situación de nuestra industria petrolera.
En el primero de ellos, refería que “2020 comienza con una creciente proliferación de las propuestas aperturistas y privatizadoras, apelando a todos los medios de presión y de convencimiento de la inevitabilidad de las mismas, tanto si se mantiene en funciones el actual gobierno, como si se dan los escenarios políticos alternativos y se implantan los programas prediseñados desde los centros de difusión del pensamiento neoliberal como CEDICE y las Universidades norteamericanas.  Vuelan los rebullones
Destacaba allí la relación que se hacía de una supuesta “propuesta de consenso”  de 10 de las principales empresas petroleras mundiales, para solucionar los problemas  de ese sector en Vene4zuela.
En dicha propuesta se resumen tanto las magnitudes  como las condiciones que debía cumplir Venezuela para obtener la “ayudita” de esas corporaciones: Reviving Venezuela’s Oil Sector; The Role Of Western Oil Majors / Lisa Viscidi & Nate Graham
Este informe…  busca comprender mejor el desafío que perciben las compañías petroleras extranjeras y las condiciones que serían necesarias para atraer la inversión privada a Venezuela bajo un nuevo gobierno.
Para… aumentar en 10 años la producción petrolera venezolana en 2 millones 600 mil barriles diarios, con una inversión de 90 mil millones de dólares en gastos de capital y 122 mil millones en gastos de operación, que incluyen la perforación de 13.400 pozos adicionales.
Remito al lector al enlace copiado para detallar el proyecto. Y llamo la atención sobre un agradecimiento de Interamerican Dialogue[ii], con un subrayado cuya pertinencia percibirá fácilmente el lector más adelante:
We would like to thank Francisco Monaldi of Rice University’s Baker Institute for Public Policy; Osmel Manzano of the Inter-American Development Bank; and David Voght, Patricia Ventura, and Joel Guedes of consulting firm IPD Latin America.
En el segundo de los artículos citados “Vuelan los rebullones…” hice referencia a toda nuestra historia de planificación ilusoria, de “pajaritos preñados” con ruinosos resultados, productos de una combinación de malicia interesada e ignorancia tecnocrática que ha sufrido nuestra industria petrolera desde 1979 hasta nuestros días: Vuelan los rebullones
De manera particular, destaqué allí la “apertura petrolera de los años 90 del siglo pasado, conducida por Luis Giusti”… y entonces me encuentro con la presentación que él mismo se hace, en una carta a sus compañeros petroleros, en la cual resume  su exitoso desempeño conduciendo ese proceso, difundida por Luis A. Pacheco, Ph.D.,[iii] “Presidente de la Junta Directiva ad hoc de PDVSA” y Nonresident Fellow en el Center for Energy Studies,  Baker Institute at  Rice University.
Como crítico contumaz de la planificación de “pajaritos preñados”, ya sabía que el Dr. Pacheco había sido uno de los tantos ingenieros Directores Ejecutivos de Planificación Corporativa de PDVSA y por tanto, corresponsable de los sucesivos fiascos reseñados en mis trabajos. Por ello, decidí estudiar sus propuestas y me encontré con su trabajo “Venezuela’s Oil Mythologie Have Hindered Its Development”[iv]
Para mi sorpresa, en seis cuartillas, el Dr. Pacheco hace tabla rasa con toda la producción intelectual venezolana en materia de historia, política económica y sociología, y reduce todo a unos supuestos ocho  mitos, sobre los cuales, sus descerebrados responsables apenas llegaron a balbucear unas impensadas e incoherentes consignas:
  • El petróleo destruyó la economía agrícola. (Alberto R. Adriani)
  • Debemos “sembrar” los ingresos del petróleo para asegurar riqueza futura (Arturo Uslar Pietri)
  • Debemos ahorrar petróleo para las generaciones futuras. (Celestino Armas)
  • El petróleo es el excremento del diablo. (Pérez Alfonzo)
  • Debemos separarnos de la OPEP. (Sosa Pietri)
  • Los negocios autónomos de PDVSA son escondidos en una caja negra.
  • Es preferible que PDVSA invierta las rentas del petróleo en vez de que los políticos las desperdicien. (PDVSA y otros).
  • Ahora, el petróleo es verdaderamente nuestro. (Rómulo Betancourt, Pérez Rodríguez, Chávez Frías y otros).
El combate al irrespeto tecnocrático de “nosotros, quienes sabemos cómo se hacen las cosas”,  y a  la simplificación matemática de las ciencias sociales a pura paja inoficiosa, ha sido algo que me ha llevado a enfrentarme en muchas oportunidades, tanto desde los tiempos meritocráticos como en los actuales, con personalidades como Humberto Peñaloza, padre del dicho “PDVSA es una empresa de ingenieros para ingenieros”, Alberto Quirós Corradi, Calderón Berti, Luis Giusti, entre otros [v], hasta el “espía Salazar”[vi] rojo-rojito que en sus escritos de refutación, con la excelencia técnica  y la razón política que le asistía, a mis ignaras y ofensivas opiniones, en “Aporrea”, develó mi carácter de contrarrevolucionario infiltrado en el BCV, junto a no se sabe cuántos más…
Pero en esta oportunidad, con Pacheco, el nivel de simplificación e irrespeto llegan a niveles apoteósicos. Si este es el “Presidente de PDVSA Ad-Hoc”, podemos inferir lo que se nos viene encima.
Suponer que Adriani, nuestro primer economista, sólo levantó un mito agrarista, o que Juan Pablo Pérez Alfonzo consideraba al petróleo como un “excremento del Diablo [vii] es una falta de respeto insólita, algo que sólo puede ser producto de una ignorancia supina.
Pero llevarse en los cachos a diez generaciones de estudiosos y analistas socioeconómicos venezolanos, de todas las tendencias y con todas sus aciertos y limitaciones, es algo digno de alguien al que le han practicado una lobotomía y le han insertado todas las historias racistas y anacrónicas de Trucutú, Tarzán de los Monos, Superman, Los Picapiedras, Mandrake el Mago y El Fantasma que Camina, como sus referencias históricas y sociológicas, con postgrados televisivos como “Yo quiero a Lucy” y “The Big Bang Theory”, amén de rudimentos de la “Common Law” y de las técnicas de negociación de futuros en Wall Street.
Esa lista de “mitos” fue lo que trajo a mi memoria -sin alusiones a las respetables personalidades inconsultamente citadas- la letra del tango Cambalache, de Enrique Santos Discépolo, donde “no hay aplazaos ni escalafón” y donde da lo mismo -para colocar las mezclas del “cambalache” argentino de los años treinta en nuestra  contemporaneidad- el filósofo Yogui Berra (“el juego no termina hasta que termina”) y la teoría de la relatividad de Albert Einstein, Juan XXIII y Mussolini, Mozart y Daddy Yanqui, García Márquez y Delia Fiallo.
Sólo como referencia parcial del nivel de la insolencia, y con el perdón de muchas omisiones, producto de mis desviaciones profesionales, cito casi de memoria  a algunos de los implicados en la relación de los mitos venezolanos:
Alberto Adriani, Gumersindo Torres, José Antonio Mayobre, Ernesto Peltzer, Manuel Egaña, Néstor Pérez Luzardo, Román Cárdenas, José Rafael Pocaterra, Rufino Blanco Fombona, Tomás Enrique Carrillo Batalla, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Mariano Picón Salas, Rodolfo Quintero, Jóvito Villalba, Felipe Pazos, Salvador de la Plaza, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Andrés Eloy Blanco, Eduardo Arcila Farías, Luis Villalba V., Rufino González Miranda, Federico Brito Figueroa, Domingo Felipe Maza Zavala, Manuel Pérez Guerrero, Hugo Pérez La Salvia, César Balestrini, Francisco Mieres, Gastón Parra Luzardo, Pedro Esteban Mejía, Aníbal Martínez, Rigoberto Lanz, Hernán Méndez Castellanos, Chi Yi Chen, Ludovico Silva, Irene Rodríguez Gallad, Janette Abouhamad, Asdrúbal Baptista, Armando Córdova, Pbro. Manuel Pernaut, Manuel Caballero, Héctor Silva Michelena, Héctor Malavé Mata, Orlando Araujo, Carlota Pérez, Bernardo Ferrán, Pedro Miguel Pareles, Max Flores Díaz, Emeterio Gómez, Germán Carrera Damas, J. A. Silva Michelena, Diego Luis Castellanos, Arévalo Guzmán Reyes, Francisco Álvarez Chacín, Rubén Sader Pérez, Domingo Alberto Rangel, Eduardo Acosta Hermoso…
Protagonistas, o relatores y críticos de nuestra historia económica y social, a diversos niveles y desde las más variadas posiciones ideológicas y políticas, incluso antagónicas, contribuyeron a la gesta de nuestro actual ordenamiento  socioeconómico, constitucional y legal en materia de hidrocarburos.
Por cierto, y valga la aclaratoria, no ninguneo ni excluyo de esa lista a la autodenominada  “Gente del Petróleo” meritocrática, sino que ellos tienen suficientes medios para presentarse, tal como estamos viendo.
A la pulverización de ese ordenamiento anacrónico, -¡válgame Dios, hasta se remonta al Decreto sobre la propiedad de las Minas del Presidente de Colombia en 1829!-  incompatible con los nuevos tiempos, se encaminan  los proyectos aperturistas y abiertamente desnacionalizadores del clan “ad-hoc”, Giusti, Pacheco, Szabo, Calderón Berti,  con sus nuevos espadachines, como Gustavo Baquero, Leopoldo López y José Ignacio Hernández, “testigo experto independiente de derecho venezolano” utilizado por Cristallex en su demanda contra Venezuela y su “alter ego” Citgo, travestido ahora en “Procurador General de la República Ad Hoc”. Todos ellos sostenidos  por la prosapia neoliberal de nuestros Ph.D. criollos en  las universidades norteamericanas e inglesas, y en las nativas –públicas y privadas- munidos con la orientación CEDICE, centro de difusión de esa escuela de ese pensamiento económico.
Los simplones y malintencionados “mitos” de Pacheco deberían avergonzar al prestigioso Baker Institute que los publica y hablan muy mal de la excelencia académica de los Phylosophus Doctors  de la Rice University.
Pero sobre todo, dicen mucho de la calidad de la política petrolera que adelantará la“Junta Directiva Ad Hoc de PDVSA”.
Pero  la lluvia meritocrática aperturista no cesa. A estas alturas del presente escrito, me topo con otra buena nueva milagrosa:
Sale a la luz ahora Juan Szabo al frente del Plan País en materia petrolera:
“Aquí está el plan para que Venezuela vuelva a producir 3.000.000 de barriles diarios de petróleo”
alnavio.com/noticia/20517/informe-confidencial/aqui-esta-el-plan-para-que-venezuela-vuelva-a-producir-3.000.000-de-barriles-diarios-de-petroleo.html
Este plan se incorpora al festín de propuestas funambulescas a los cuales me he referido desde los años 80:
El plazo ahora es de 8 años, se perforarán 11.000 pozos en 4 años y la inversión requerida de 120.000 millones de dólares.
La desproporción, incluso con el proyecto de “consenso” de las transnacionales, antes citado por Interamerican Dialogue, es aplastante: 400.000 barriles diarios más, en dos años menos con una inversión de 90.000 millones de dólares menos.
El Plan País, presentado en Madrid ante un grupo de empresarios, establece requerimientos de inversión por 120.000 millones de dólares. Esos recursos no los tiene PDVSA. Ese dinero está en el mercado internacional. Ese dinero lo tienen las multinacionales. Y la empresa privada local. Para Juan Szabo, lograr el objetivo depende de una masiva participación de compañías privadas, tanto nacionales como internacionales.
Para estimularlas a que entren de lleno a operar, hay que cambiar de manera obligatoria el marco regulatorio y otorgar beneficios fiscales, y establecer reglas claras de juego.
El fuego graneado del “Plan País” es constante. Revisando la web encuentro su presentación en México por el  “Presidente de la Comisión Especial del Plan País Para Venezuela”  que, entre otras cosas, muestra la tendencia al otorgamiento indiscriminado de títulos presidenciales   para sus voceros.
La recuperación de la industria petrolera venezolana sería factible sólo con condiciones fiscales y esquemas que apoyen la mayor participación privada posible y adaptadas a las nuevas realidades de ese país, afirmó el representante de la Asamblea Nacional, Diputado Juan Andrés Mejía, durante la presentación del “Plan País” para Venezuela, este fin de semana en la Ciudad de México.
“Venezuela tiene la costumbre[de nuevo, ¡Válgame Dios!] como muchos países de Latinoamérica, de que sea el sector público el que lleve la bandera del sector petrolero. Nosotros queremos cambiar esa realidad; modificar la ley de hidrocarburos para permitir que el sector privado pueda invertir sin ningún tipo de restricciones.” Mejía recalcó que Venezuela necesita de unos 60 mil millones de dólares, por los próximos cinco años, para sacar al país adelante.
Por lo visto, a la hora de citar cifras mil millonarias no hay ninguna restricción entre los proponentes de esta nueva apertura, ahora de puertas completamente abiertas.
Las condiciones siguen siendo las mismas:
Ellos las imponen y tú te callas. Luego te tocará pagar la deuda adquirida, para la cual tienes al Banco Mundial y al FMI listos para “auxiliarte” y amarrarte por los próximos 30 años, cuando ya no esté saliendo petróleo de esos nuevos pozos y se descubra, al fin, que la tasa interna de retorno de esas inversiones es negativa y que su saldo será una acumulación de deudas mil millonarias que deberán ser pagadas por las próximas tres o cuatro generaciones… quien sabe hasta cuándo.
Ya para entonces, ni yo ni  la mayoría de los proponentes de tales desaguisados, estaremos vivos para dirimir quién tenía la razón. Confiemos en la benevolencia y capacidad de perdón de nuestros descendientes.
Pero veamos otros “detalles” de este proyecto..
Los supuestos de ese “Plan País Petrolero” son tan auspiciosos, según Szabo, puesto que
Venezuela no logrará nunca sacar del subsuelo todo el petróleo que tiene en reservas. Pero se puede aprovechar una buena parte de ello, tomando en cuenta que el costo de producción de un barril no pasará de los 10 dólares. “Es un costo muy competitivo”, asegura.
Al parecer, el tiempo que ha pasado fuera de la gestión petrolera directa ha afectado su capacidad de reconocer los cambios que se han generado en la estructura de la producción petrolera venezolana, cada vez más pesada y extrapesada, en franca declinación por abandono de los yacimientos convencionales, cada día más complicada su reactivación, amén de  los cambios que también se han producido en el mercado petrolero mundial.
En este último aspecto, tanto por el lado de la oferta, con la plétora del “shale oil” norteamericano, el presal brasileño, los noruegos Johan Sverdlup ya en pleno desarrollo y Johan Catsberg inicíandose, las crecientes posibilidades del petróleo convencional Guyanés y las auspiciosa expectativas sobre el futuro desarrollo de los campos de Uganda,  enfrentadas todas a una competencia feroz, dadas las declinantes  perspectivas del crecimiento de la demanda global, que apenas superará el 1 millón de barriles diarios para el próximo año,  iniciando una irreversible tendencia al paulatino decrecimiento en períodos  subsiguientes, hasta alcanzar la meseta a partir de la cual se iniciará, por efectos de la transición energética en puertas, la declinación definitiva de ese indicador.
Corresponde ahora hacer aquí un inserto de actualidad que pone tintes dramáticos a esta argumentación y la que sigue: Las noticias sobre el desencuentro entre la OPEP y sus asociados rusos, quienes se niegan a aumentar el nivel de unos recortes que ellos tampoco han cumplido realmente, está conduciendo a un desmoronamiento brutal de los precios de futuro de los principales crudos marcadores, alcanzando al momento de escribir un nivel sólo visto hace más de 4 años, precisamente en marzo de 2016: 31,49 $/bl., para el West Texas y 34,89 para el Brent.
¿En dónde se ubicarán, dentro de cuatro años según el “Plan País”, los 2,2 millones de barriles diarios de petróleo que se producirán en los siguientes cuatro?
¿Declararemos una guerra petrolera simultánea contra la capacidad cerrada de Arabia Saudita, Kuwait, la Zona Neutra, Irak, Irán, Noruega, Brasil, Guyana, Uganda, Rusia y los Estados Unidos?
Pero sigamos:
Miente a mansalva Szabo cuando afirma que costo promedio de la producción de crudos venezolanos es de menos de 10 dólares.   Tanto como han mentido sus antecesores:
Esa es una  reiterada fábula, contada desde los tiempos de la apertura y repetida, sin pausa, durante los 20 años recientes. Un ectoplasma nunca materializado y mucho menos comprobado por ningún cazafantasmas…
La significación política y económica de estas presentaciones tramposas me induce a pedir la venia de los lectores para adelantar una exposición detallada de mis argumentos, sometiéndome a las seguras refutaciones de los técnicos puros, incontaminados de sandeces sociológicas:
Basta con revisar las estimaciones sobre el precio requerido en las distintas áreas del mundo para justificar una nueva inversión, el muy mentado punto de equilibrio o “breakeven value”, que publican las principales agencias analistas del mercado petrolero mundial, y la posición que en esas presentaciones ocupan los crudos extrapesados y convencionales venezolanos:
Desde luego, las anteriores son estimaciones, que en el caso venezolano se refieren  a la suma de costos, impuestos y tarifas de la producción de petróleo extrapesado.
Pero veamos el “optimismo”  o la capacidad de engaño de nuestros operadores, sostenidos por la “razón técnica que les asiste”, quienes sí saben  lo que hacen porque han tenido al petróleo en sus manos y reconocen sus olores y colores…
En 2016, la estimación del entonces Ministro, Eulogio Del Pino, era de un costo promedio de 13 dólares el barril:
El ministro del Poder Popular de Petróleo y Minería y presidente de Petróleos de Venezuela, S.A., (Pdvsa), Eulogio Del Pino, aseveró que el costo promedio de producción de petróleo en Venezuela es de 13 dólares por barril.
Del Pino explicó que este promedio incluye los costos de producción de distintos campos petroleros, que van desde un monto inferior a los 5 dólares por barril, y otros más altos, que incorporan recuperación mejorada y mejoramiento de crudos.[3]
Estos 13 dólares de Del Pino en 2016 ocultaban una minimización de los costos reales, incrementados por la creciente declinación de los campos convencionales, acentuada por décadas de abandono para privilegiar el “escenario Faja”,  y la complejidad, y por ende, mayores costos implícitos de los procesos de extracción y los procesos adicionales de dilución o mejoramiento y transporte de los crudos extrapesados de esa Faja.
Pero, ¿cómo producen esas cifras optimistas?  Reduciéndolas todas al costo del “levantamiento” del crudo, omitiendo todos esos costos adicionales requeridos para llevarlos a puertos y refinerías.
Ahora, en  2020, la estimación de la excelencia meritocrática Szabo, de un costo de producción menor a 10 dólares el barril, como promedio, para la producción total venezolana, es sólo una nueva añagaza demagógica, una más irreal que las anteriores.
Para tener una idea de la magnitud del bulo, es pertinente analizar la última presentación del Rystad Energy sobre los diversos niveles de cotización del crudo Brent, requeridas como “breakeven value”, precio de equilibrio para justificar la inversión en los campos actualmente en producción en el mundo y las posibilidades de incremento de la producción en regiones ordenadas por su nivel de factibilidades:
Veamos:
En el eje de las abscisas, vale decir en el ancho de cada franja, se representan, expresadas en miles de millones de barriles, las cantidades de recursos de hidrocarburos líquidos recuperables en cada una de las localizaciones consideradas.
En las ordenadas, el alto de las franjas, están registrados los niveles máximos, mínimos y promedio del precio de equilibrio, estimado en términos del marcador Brent, correspondiente a dichas localizaciones, sobre el cual se fundamentan los volúmenes estimados
De tal suerte, Rystad Energy estima que, en los campos actualmente en producción en el mundo, existen unos 800 mil millones de recursos remanentes, que requieren un “break-even Price” promedio de 26 dólares por barril para el crudo marcador Brent, dentro una franja que marca un mínimo de 10 y un máximo de 40 dólares el barril para ser desarrollados.
A ese precio promedio del Brent, esos 800 mil millones permitirían la producción de 110 millones de barriles diarios durante 20 años, justamente más que suficientes  para cubrir la demanda total actual y estimada en ese lapso.
Sucesivamente, se presentan los  niveles del precio de equilibrio promedio  requerido para hacer viable producciones nuevas en distintas áreas, ordenadas según su factibilidad.
Así, se tiene que en los campos en tierra del Medio Oriente, los menos costosos en el mundo,  el precio de equilibrio del Brent que justificaría nuevos desarrollos allí, es de 42 dólares el barril. Y el ancho de la franja representa unos 124 mil millones de barriles, que permitiría a esos países producir 17 millones de barriles diarios adicionales durante 20 años.
Sorpresivamente, como lo registran los comentaristas de esta presentación, el petróleo de las lutitas norteamericanas (el light tight oil) con 46 dólares el barril de crudo Brent, sería el segundo  nivel en cuanto a la justificación de nuevas inversiones.
En la escala de probabilidades y precios aparecen sucesivamente, plataforma continental, con 49$/bl, aguas profundas con 58$/bl, Rusia en tierra con 59 $/bl  y  los crudos extrapesados, vale decir Faja Petrolífera, también con 59$/bl.
Analizando la gráfica en la amplitud de la abscisa correspondiente, es posible apreciar que la estimación de factibilidad que presenta Rystad  para este de crudo, es del orden de los 20.000 millones de barriles de recursos recuperables, suficientes para producir 2,8 millones de barriles diarios durante 20 años.
¡Y aquí es donde quería llegar!:
Si la mitad extrapesada de los tres millones de barriles que “planifican” producir los gestores del “Plan País” requieren  un precio de equilibrio promedio Brent de 59$ /bl, sea cual sea el mínimo  calculado para la otra mitad convencional y tomando en cuenta que, como ya se señaló, que para los crudos ya en producción en el mundo el breakeven price  promedio es de 26$/bl,  ¿De dónde sale ese nivel promedio de “menos de10$/bl” para los crudos venezolanos?
Conclusión:
Se trata de un ejercicio descarado de demagogia,  para alimentar sueños de un público desinformado por voluntad de sus dirigentes de todos los bandos, cada uno interesado en vender su propio paraíso terrenal.
¿Cómo se sostienen las ofertas de tirios y troyanos que todavía creen que reimpulsarán a la industria petrolera para “apalancar” el rescate de la economía nacional?
Lo triste del caso, para un economista, cochinamente interesado en la rentabilidad de los negocios  propios y los de su familia extendida, es que estos proyectos ruinosos hundirán más al país y serán pasto para el enriquecimiento privado de los pícaros proponentes que siempre estarán del lado de los que cobrarán financiamientos y ayudas desinteresadas, durante las próximas décadas.
Aunque ahora creo que ni para eso alcanzará…
Contemplando las circunstancias del momento, me viene a la memoria las imágenes de “Cuando el destino nos alcance”, protagonizada por Charlton Heston y Edward G. Robinson: la humanidad alimentándose de “Soylent Green” galletitas hechas con restos de otros humanos, muertos programadamente al cumplir los sesenta años.
Carlos Mendoza Pottellá
09/03/2020
[i] Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también;que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafáos, contentos y amargaos, valores y dublé. 
Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente ya no hay quien lo niegue,vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos. Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao…
Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.
¡Pero que falta de respeto, qué atropello a la razón! ¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon, don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia contra un calefón.
Siglo veinte, cambalache, problemático y febril, el que no llora no mama y el que no afana es un gil.
¡Dale nomás, dale que va, que allá en el horno nos vamo a encontrar!
¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura noche y día como un buey que el que vive de los otros, que el que mata o el que cura o está fuera de la ley. Enrique Santos Discépolo, 1934
Carlos Mendoza Pottellá: Vuelan los Rebullones…Sobre el petróleo venezolano
[ii] Interamerican Dialogue:  
[iii] Luis A. Pacheco, Ph.D., is a nonresident fellow at the Baker Institute Center for Energy Studies. He has more than 35 years of experience in the energy industry, including 17 years at Venezuela’s national oil company PDVSA, where he held a number of senior positions, such as CEO of BITOR, PDVSA’s heavy oil affiliate, and executive director of corporate planning. He was special advisor on strategy and energy to the president of Venezuela’s CANTV from 2005 to 2007 as well as advisor of the National Hydrocarbons Agency in Colombia. From 2004 to 2007, he was co-owner and president of a management consulting firm, working with companies such as Repsol, Pemex and the World Bank, amongst others. From 2008 to 2016, he was senior vice president of planning and information technology at Pacific Exploration & Production, formerly Pacific Rubiales Energy [Antes de la quiebra inducida por la asesoría meritocrática venezolana, Giusti, Pantin y… Pacheco] , the largest private oil and gas company in Colombia and Peru.