viernes, 31 de marzo de 2023

Consenso de élites para ceder la soberanía petrolera

 


Contrato PDVSA-CHEVRON 

Inició  Nueva Apertura Petrolera

 

Gustavo Márquez Marín - Carlos Mendoza Pottellá - Oly Millán Campos           

El contrato suscrito entre PDVSA y CHEVRON, previa aceptación por el gobierno nacional de los términos y condiciones contenidos en la Licencia General LG41[i] de la OFAC[ii], autorizó a dicha transnacional estadounidense a reabrir sus operaciones en el país bajos ciertas restricciones. Esta licencia resultó de un proceso de negociación de varios meses entre los gobiernos de Venezuela  y e EEUU, negociación que condujo además a un intercambio de prisioneros, a la reapertura del diálogo en México entre el gobierno y la oposición del G4 coordinada  con  la Casa Blanca y a un acuerdo mediante el cual EEUU aceptó liberar algunos activos que le mantiene bloqueados al Estado venezolano, para crear un fondo humanitario administrado por la ONU estimado en 3.000 millones de dólares, destinado a la atención de la salud, la alimentación y la recuperación del Sistema Eléctrico Nacional.

 

De hecho, la solicitud de esa licencia por Chevron fue acompañada por un voluminoso proyecto de contrato de 1000 páginas el cual se mantiene en secreto, negociado y consensuado previamente con la estatal PDVSA, del cual hemos podido conocer parcialmente su contenido por declaraciones de altos ejecutivos de ambas empresas.

 

Una vez que la OFAC publicó la licencia de marras, simultáneamente se produjo la suscripción definitiva de dicho documento por los presidentes de ambas corporaciones, violando el artículo 150 de la Constitución que establece el requisito de la previa autorización del Poder Legislativo por tratarse de un contrato de interés nacional.

 

Esta sincronización entre ambos momentos y el silencio otorgante, tanto del gobierno como de los partidos de la oposición en casi  todo su espectro, confirmó nuestra denuncia[iii] en el sentido de la existencia de un consenso de élites de espaldas al pueblo, entre el gobierno nacional, FEDECAMARAS y el gobierno de EEUU,  contando con el silencio cómplice de la mayoría de los partidos opositores, para avanzar en una nueva apertura petrolera al margen de la Constitución y la Ley Orgánica de Hidrocarburos, mediante la cual se renuncia  a la conquista histórica de la soberanía del Estado y la nación sobre el petróleo.

 

Desde luego    que ese consenso de élites no ha sido el resultado de un debate nacional, con real participación de la sociedad venezolana como debió haber sido, por tratarse de un asunto de relevancia e impacto para las generaciones presentes y futuras.

 

 

La verdad es que nos quedamos cortos al estimar los escenarios que podrían presentarse en la implementación de la Nueva Apertura Petrolera. Creímos que ésta se haría mediante la reforma de la Ley Orgánica de Hidrocarburos violando la Constitución. Por el contrario el gobierno tomó la vía rápida a través de una negociación directa con el gobierno de los EEUU en coordinación con las empresas petroleras transnacionales. El gobierno se dejó de eufemismos leguleyos y decidió actuar por la calle del medio haciendo gala de su talante autoritario, violando la Constitución y la Ley Orgánica de Hidrocarburos, al cambiar la relación entre el Estado y el capital privado extranjero, al entregar a este último la gestión de la industria petrolera sin alterar la composición accionaria del capital social de las empresas mixtas.

 

Esto significa que en materia de aprovechamiento y disponibilidad del  recurso, el  interés nacional queda relegado y subordinado a los intereses económicos de las corporaciones petroleras y a los intereses geopolíticos de las potencias que le dan soporte diplomático y militar.   

 

Licencia a Chevron da inicio a la NAP[iv]

 

El contrato con Chevron es el referente para los contratos futuros, porque se trata de un patrón y una política del gobierno de EEUU y sus aliados, para imponer un modelo de negocio colonial ortodoxo, que encaja en el proyecto neoliberal profundizador del  extractivismo primario exportador que adelanta el gobierno nacional, el cual conlleva el allanamiento de la soberanía del Estado y la nación sobre los recursos naturales y los bienes comunes.

 

La licencia LG41 de la OFAC aceptada por el gobierno nacional sirve de marco al nuevo contrato suscrito entre PDVSA y Chevron y permite a las empresas mixtas (4), en las cuales participa ésta última como socia minoritaria, producir y exportar petróleo venezolano exclusivamente al mercado estadounidense hasta cubrir su capacidad instalada.

 

Esta licencia LG41 permitiría, que a través de Chevron, el petróleo venezolano retorne a las refinerías estadounidenses de la costa del golfo, luego de paralizarse su envío debido a las sanciones impuestas por Washington a PDVSA. Un dato importante a tener en cuenta para identificar los intereses que están detrás de esta decisión, es que dichas refinerías fueron diseñadas originalmente para procesar el crudo pesado venezolano, particularmente el producido por las empresas mixtas en las cuales participa Chevron. Esto explica la presión que hizo Chevron sobre la OFAC para que le concediese la licencia en cuestión y la preferencia que ésta le otorga como destino a EEUU. 

 

La referida licencia autoriza la compra e importación de bienes e insumos requeridos por las actividades de producción, comercialización y mantenimiento de los sistemas operados por las empresas mixtas. Sin embargo, se excluye a las empresas proveedoras iraníes y rusas porque ello forma parte de la política estadounidense de bloquear a éstos países.

 

De ésta manera se limita el ejercicio de la soberanía  y control del Estado sobre las empresas mixtas que legalmente controla. Esta restricción podría impactar los costos operativos y por ende los ingresos fiscales, al limitarse el origen y diversificación de los proveedores, lo cual además va en contra del “libre comercio” que tanto pregona Washington.

 

Esta limitación responde directamente a las directrices de la política exterior estadounidense en relación con Rusia e Irán, enmarcada en su estrategia geopolítica imperial eurasiática y para el medio oriente. Por ello, constituye una injerencia inaceptable que viola nuestro derecho de nación libre y soberana a la autodeterminación en los asuntos de  política exterior. Así se está limitando nuestro derecho de país soberano a decidir con cuáles Estados nos relacionamos en franca violación a la Constitución y del derecho internacional.  

 

Al aceptar los términos de la LG41, el gobierno le está cediendo de facto a Chevron el control de la gestión de la industria petrolera, especialmente las funciones de administración y operación de las empresas mixtas, lo cual significa que Chevron asumirá el control de la producción y comercialización del petróleo extraído, atendiendo a las restricciones impuestas por el gobierno de EEUU y no por la legislación y el Estado venezolano.

 

Por otra parte, esta licencia prohíbe taxativamente a Chevron que cancele al Estado la regalía y los impuestos que genere la extracción y venta del petróleo, pasando por encima de nuestro ordenamiento jurídico. También le prohíbe cancelar los dividendos que le correspondan a PDVSA, incluso tampoco podrá pagarlo con el petróleo que genere la actividad de las mismas empresas mixtas.

 

Según este nuevo modelo de negocio quien tiene la sartén por el mango es la empresa transnacional estadounidense siguiendo estrictamente las directrices de su gobierno (EEUU), lo cual no es otra cosa que un despojo.

 

Ante el absurdo de que Venezuela prácticamente le regalaría su petróleo a EEUU, sin recibir contraprestación alguna pero asumiendo el mayor porcentaje de los costos y la inversión por ser el socio mayoritario, el pago de la venta del petróleo al Estado podría ser predeterminado en especies, por ejemplo,  en alimentos, medicinas e insumos o en proyectos que no serían administrados por el Estado sino por quién decida la OFAC o cualquier otra Agencia Federal de EEUU. También se ha mencionado el cambio de deuda por petróleo, vale decir que el producto fiscal de la venta se emplee en el pago de deuda.

 

De éste modo, en la práctica el Estado deja de ser quien dispone qué hacer, cómo y con quién  explotar su petróleo, a quién y en qué condiciones lo vende,  sí tiene o no derecho a recibir un beneficio  y cómo se materializará éste. Para colmo, por ser el socio mayoritario deberá aportar la mayor parte del capital y las inversiones, pero sometiéndose a lo que decida el socio privado minoritario y el gobierno  de EEUU en función de sus intereses geopolíticos y económicos. 

 

Se pierde así de un plumazo la conquista histórica de la soberanía petrolera bajo un  modelo que nada tiene que envidiarle al existente en la Venezuela colonial. Bajo estas condiciones  decir que el “petróleo es nuestro” no pasa de ser, como nunca antes, una frase hueca vaciada de todo contenido.

 

La licencia LG41 autoriza a Chevron para que las cuatro empresas mixtas, en las cuales participa como socio minoritario de PDVSA, reactiven la producción y exportación petrolera pero no le permite realizar inversiones que vayan más allá de la activación y mantenimiento de las capacidades existentes. Esto significa que no podrá realizar inversiones en nuevos yacimientos. Sin embargo, es de destacar que explotar dichas capacidades le permitirá a Chevron convertirse progresivamente en el principal productor de la variedad de crudos  que manejan las empresas mixtas en la Faja, en el occidente y oriente del país, la cual constituye buena parte de la capacidad potencial real con que cuenta el país para incrementar la producción sin abordar la inversión en nuevos desarrollos. Esto significa que Chevron se convertirá eventualmente a corto plazo en el principal operador de la industria petrolera nacional, que tendrá en sus manos las  decisiones en materia petrolera más importantes, despojando al Estado de su principal herramienta para hacer política petrolera independiente y soberana.

 

Con la aceptación por el gobierno de los términos y condiciones de la licencia LG41 de la OFAC y la firma del consecuente contrato entre PDVSA y CHEVRON para darle inicio a un nuevo modelo de negocios en la que el socio minoritario tendrá el control tanto de las operaciones como de la comercialización del petróleo extraído, se inició la implementación de la Nueva Apertura Petrolera, entregando nuestra soberanía a las grandes corporaciones transnacionales y a las potencias neocoloniales que le dan soporte político y militar.  De esta manera, el gobierno nacional está profundizando su régimen autoritario al margen de la Constitución, al violar sus artículos 12, 150, 302 y 303, así como también la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Este contrato ilegal e inconstitucional sienta un precedente que le permitirá a otras corporaciones transnacionales solicitar el mismo trato que a Chevron,  tal como ya se está anunciando.

 

Con la licencia LG41 de la OFAC el gobierno de EEUU está ensayando en Venezuela un modelo de coerción sin utilizar su fuerza militar para someter a pueblos y países a sus intereses económicos y geopolíticos, rompiendo con el derecho internacional y la soberanía del Estado nacional, para imponer sus reglas de dominación por encima de la Constitución y la soberanía de la nación. Aplicando las sanciones como instrumento de extorsión y coerción para imponer sus intereses económicos y geopolíticos, el imperio estadounidense pretende allanar la soberanía de la Nación venezolana para despojarla de sus recursos naturales y energéticos.

 

La saga de la NAP: Licencia a Trinidad y Tobago para explotar gas 

 

A solicitud del gobierno de Trinidad y Tobago la OFAC emitió otra licencia “autorizando a este país” para desarrollar el yacimiento de gas no asociado “Dragón”, ubicado en aguas territoriales venezolanas en las cercanías de la frontera marítima de ambos países. En ella se establecen restricciones similares a las mencionadas en la Licencia otorgada a Chevron.

 

En este caso el alcance se limita al  referido yacimiento gasífero, pero también se establece que la compra del gas a Venezuela no podrá ser pagada con dinero efectivo, que su propósito de es mejorar la seguridad energética del Caribe y de una Europa afectada por efecto de las mismas sanciones que viene aplicando a Rusia, en conjunto con EEUU, en el contexto de la guerra de Ucrania.

 

Con la licencia en mano se presentó en Miraflores el Primer Ministro de T&T, Keith Rowley, para cerrar el trato con el gobierno nacional proponiendo que sea la Shell quién opere el campo Dragón y no PDVSA, ofreciendo pagar el gas con alimentos y medicinas.

 

Esta propuesta reproduce el patrón del contrato PDVSA-Chevron, pero esta vez mediante la intermediación del Gobierno de T&T.

 

Actualmente la Shell  opera y participa con el 50%  del yacimiento “Hibiscus” de T&T,  el cual se encuentra a 17 km del yacimiento venezolano Dragón. De aceptar el gobierno esa propuesta, ésta transnacional pasaría a controlar el sistema integrado por ambos países.

 

El interés de T&T en el gas existente en los cuantiosos yacimientos de la península de Paria (Rio Caribe, Mejillones, Patao y Dragón), se debe a que dicho país cuenta con una enorme infraestructura industrial de procesamiento de gas[v], la cual consta de 4 trenes de licuefacción y una industria petroquímica de 7 plantas de metanol y 10 plantas de amoniaco, puertos y una flota de barcos, con gran capacidad para licuar el gas natural para su exportación a los mercados internacionales. Con esas instalaciones han explotado sus considerables yacimientos de gas, los cuales han comenzado a declinar, al punto que uno de los trenes de licuefacción está fuera de servicio por falta de materia prima (GN) y  por la misma razón, aguas abajo, tiene plantas de amoníaco y metanol inactivas.

 

T&T es el sexto exportador de GLP del mundo y entre sus principales destinos están EEUU y Europa. Sus reservas de gas natural se estimaron en 10 billones de pies cúbicos[vi] en 2021,  con una vida útil de 10 a 15 años. Guyana y Surinam podrían suplir el déficit de gas de T&T pero a largo plazo. Por otra parte, la demanda de Europa ha crecido en el contexto de la guerra de Ucrania y  la capacidad ociosa de Trinidad podría suplirla. He ahí la razón por la cual el gobierno de EEUU le otorga la licencia para desarrollar e importar el gas venezolano del yacimiento Dragón.

 

Para la evaluación del impacto que tendría para Venezuela la aceptación del alcance de la oferta de T&T, debe tenerse en consideración la importancia estratégica que tiene el gas como combustible clave de la transición de la matriz energética global y nacional, ante la disminución progresiva del uso de los combustibles fósiles sólidos y líquidos como energéticos dominantes. Esto es particularmente importante para un país como Venezuela, exportador de petróleo, que atraviesa  por una profunda crisis sistémica multidimensional aguda y particularmente de su industria petrolera nacional. Venezuela posee la octava reserva de gas del mundo y la primera de la región.

 

Comprometer por un tiempo largo, quizás 30 años o más, parte importante de las reservas de gas natural no asociado solo para la exportación sin agregarle valor, al entregárselo a empresas o países extranjeros en condiciones vergonzosas y deplorables con pérdida de soberanía, atenta contra los intereses presentes y futuros de la Nación, Por ello, el contrato de largo plazo para la exportación del gas a T&T debe ser el resultado de una negociación bilateral, sin la injerencia ni el condicionamiento de EEUU, basada en los principios de cooperación,  complementariedad y reciprocidad  y por supuesto, sin ceder el control  del Estado sobre el recurso.

 

La estrategia del gobierno de EEUU en el Caribe es sustituir a Venezuela por T&T en el liderazgo energético del mismo, el cual adquirió un protagonismo relevante al cooperar con la seguridad energética de la subregión a partir de la iniciativa de Petrocaribe. Considerando la actual crisis petrolera venezolana, profundizada por las medidas coercitivas unilaterales de Washington, el gobierno de Biden pretende aprovechar esta circunstancia para convertir a T&T en el nodo energético central del  Caribe, buscando retomar el control sobre el CARICOM[vii].

 

Esa estrategia encaja también en su política de respaldo a Guyana frente al diferendo territorial del Esequibo y la explotación petrolera en la zona en reclamación. La alianza entre Guyana y Trinidad esbozada en una reciente reunión de seguridad energética celebrada en Georgetown, apunta en esa dirección.

 

Entregar el gas de Paria a las transnacionales por un largo período en las condiciones deplorables impuestas por EEUU, cuando podría aprovecharse esa ventaja comparativa para negociar con T&T un acuerdo equilibrado, que no sólo refleje los intereses del vecino país, sino también nuestras necesidades y el desarrollo nacional teniendo en consideración la duración de la concesión. De lo contrario se estaría vulnerando severamente el interés de la Nación.

 

            Conclusiones

 

  1. Con el contrato suscrito por PDVSA y CHEVRON enmarcado en los lineamientos establecidos en Licencia General 41  otorgada por el gobierno de EEUU a través de la OFAC, se inició de facto, al margen de la Constitución y la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Nueva Apertura Petrolera adelantada por el gobierno nacional, quién ejecuta un proyecto neoliberal desnacionalizador, contando con el consenso acordado tras bastidores entre élites políticas y económicas, las cuales por acción u omisión están avalando el despojo de lo que ha sido la conquista histórica de la soberanía sobre los hidrocarburos. A pesar de la gran trascendencia  que tiene este asunto para las generaciones presentes y futuras, el gobierno decidió soslayar la consulta al pueblo soberano manteniéndolo  desinformado  y sin siquiera someterlo a la consideración de la Asamblea Nacional, donde tiene mayoría, a pesar de que este órgano constitucional tiene la responsabilidad de autorizar los contratos de interés nacional como lo establece el artículo 150 de la Carta Magna.

 

  1. El modelo de relación entre las empresas transnacionales del sector y el Estado para la explotación del petrolero que comienza a implementarse tomando como referente el contrato de Chevron-PDVSA, implica ceder al inversionista o socio privado el control sobre la gestión de las actividades primarias, incluyendo la producción y comercialización del petróleo, violando la Constitución y la Ley Orgánica de Hidrocarburos. De esta manera el gobierno nacional abrió las puertas a un proceso de desnacionalización y privatización  de la industria petrolera nacional, debilitando severamente el papel del Estado como regulador y ejecutor de la política petrolera. No debe olvidarse que los contratos petroleros o gasíferos estarán sometidos al arbitraje internacional y a los tratados de protección y promoción de inversiones, los cuales privilegian la ganancia de las corporaciones privadas por encima del interés de las naciones, al operar como un “cepo” para inmovilizar a los Estados en el ejercicio de su soberanía y en su rol de promotores del desarrollo social y económico sustentable.

 

  1. Ante el fracaso de la estrategia insurrecional del gobierno paralelo promovida por Washington con el concurso de un sector de la oposición, el gobierno de Biden está ensayando en Venezuela un modelo de dominación para imponer sus intereses económicos y geopolíticos, utilizando el tira y encoje de las sanciones como ariete para arrodillar al gobierno. Así es como ha logrado que la corporación estadounidense Chevron haya pasado a controlar, a escondidas y sin el tamiz del debate público, de la mayor parte de la capacidad petrolera desarrollada del país contando con la anuencia del gobierno. 

 

  1. La licencia del gobierno de EEUU al gobierno de T&T para desarrollar y explotar el yacimiento de gas “Dragón” ubicado en aguas territoriales venezolanas del golfo de Paria, para que sea gestionado por la corporación británica Shell, aplica restricciones que condicionan el ejercicio soberano del Estado sobre una importante reserva de gas en cuanto a su uso y su usufructo. En este caso también se pretende obligar a Venezuela a entregar su gas a través de una concesión de largo plazo, sin tener el derecho a recibir la contraprestación que legalmente le corresponde en dinero efectivo y a decidir sobre su destino, al predeterminar que el mismo debe ser empleado para satisfacer la demanda de Europa y los países del Caribe, dejando por fuera los intereses nacionales. Además, esta concesión podría facilitarle a T&T; el acceso al liderazgo   que Venezuela ha ejercido en el Caribe en materia energética.

 

  1. Las licencias de la OFAC supuestamente destinadas a “flexibilizar” las sanciones encubren un mecanismo perverso de largo aliento que va más allá del gobierno de turno, cuyo propósito es dejar en manos de Washington las decisiones sobre el futuro de la economía y específicamente, el control de nuestra industria de hidrocarburos, propiciando la instalación de un modelo colonial ortodoxo de acumulación por desposesión de nuestros recursos naturales, profundizando el extractivismo y el capitalismo dependiente venezolano.

 

  1. La Nueva Apertura Petrolera se inició al margen de la constitución y la ley, basada en la licencia que el gobierno de EEUU le dio  a la corporación petrolera estadounidense Chevron para operar en el país. Esta iniciativa hace parte de la política neoliberal que viene adelantando el gobierno autoritario de Maduro hacia la desnacionalización, privatización y despojo de la soberanía de la Nación de su patrimonio natural y bienes comunes, dándose la mano con el imperio en un acuerdo en el que quien gana es EEUU y el gran capital petrolero transnacional y quién pierde es Venezuela, al renunciar a su soberanía sobre el petróleo y profundizarse el modelo extractivista de dominación neocolonial primario exportador.

 

 

 



[i]       https://home.treasury.gov/system/files/126/venezuela_gl41.pdf

[ii]     OFAC: Office of Foreign Assets Control (Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EEUU

 

[iii]    https://www.aporrea.org/tiburon/a316156.html

[iv]    Nueva Apertura Petrolera

[v]     https://sumarium.info/2023/02/14/trinidad-y-tobago-invita-a-sus-vecinos-a-procesar-petroleo-y-gas-en-sus-instalaciones/

[vii]   Comunidad del Caribe

lunes, 11 de julio de 2022

Postgrado en Economía y Administración de Hidrocarburos

 

Una memoria cincuentenaria muy personal

Carlos Mendoza Pottellá

 

Como suele suceder, son circunstancias contemporáneas las que con frecuencia impulsan a rememorar eventos de pasados lejanos que consideramos pertinentes para su consideración, sobre todo a la luz de un lamentable presente.

En esta oportunidad, un debate subalterno me ha impulsado a recordar circunstancias  trascendentes en las cuales me correspondió participar.

A pesar de esa oscura motivación personal y de los inmodestos trazos autobiográficos que presentaré, considero pertinente recordar hitos particulares, los cuales pueden aportar alguna luz al proceso de dilucidar la razón o sinrazón de las posiciones que se asumen en el debate económico y político contemporáneo en materia petrolera:

Voy a referirme a las circunstancias que rodearon la creación del Postgrado en Economía y Administración de Hidrocarburos de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV,  un proceso complejo en el cual confluyeron voluntades del seno de la propia universidad y fuera de ella.

En primer lugar, haré referencia al factor interno,  el cual quedó expresado en las propuestas de profesores e investigadores de dicha Facultad en esta materia y otras afines, en momentos en los cuales la UCV salía del cierre e intervención impuestos por el gobierno de Rafael Caldera y se dotaba de nuevas autoridades autonómicas.

El Doctor Ramón Losada Aldana, quien fuera Director del Postgrado de FACES-UCV para esas fechas, --instancia académica que en ese momento tenía un nombre traído por los pelos, como particular resultado de los conflictos políticos internos: CEAP, Centro de Estudios de Ampliación de Postgrado--,  reseña en su libro “Nación Universidad y Petróleo” [1] las circunstancias  y fechas que marcaron ese proceso. A ellas me referiré ampliamente en lo sucesivo.

La iniciativa de la fundación de un Postgrado Petrolero parte de un anteproyecto presentado el 23 de junio de 1972, después de un proceso de consultas iniciado en 1971, en el cual participaron los profesores D.F. Maza Zavala, Bernardo Ferrán, Héctor Malavé Mata, Pedro Esteban Mejía, Francisco Mieres y el propio Ramón Losada Aldana.

Losada refiere las circunstancias posteriores: la promulgación del Reglamento de Estudios de Postgrado y el establecimiento del CEAP, organismo al cual se asignó el proyecto de curso petrolero para su reformulación:

Así las cosas, la Dirección encargó al especialista Francisco Mieres de coordinar la referida  tarea. El Profesor Mazhar Al Shereidah, la Licenciada  María Auxiliadora Hernández de Barbarito, Carlos Mendoza Potellá funcionario del CEAP ... constituyeron el grupo de trabajo responsabilizado de centralizar y realizar el esfuerzo reestructurador. (Losada 1988, P. 32 / p. 47-48)

Durante todo el año 1973 se desarrollaron las actividades de discusión y consulta con múltiples especialistas sobre las materias que se propondrían, más las  administrativas y docentes de selección de profesores y preinscripción de la primera cohorte.

El resultado superó todas las expectativas. Se esperaba abrir el curso con 40 participantes, pero los pre-inscritos alcanzaron a 89. La selección se hizo por medio de un curso introductorio, el cual comenzó el 21 de noviembre de 1973 y terminó a finales de abril de 1974.

Estas fechas son las que asumo para decir que son 49 años de existencia del postgrado, aunque como se ve, fue gestado hace 50.

Vale la pena reseñar el carácter multidisciplinario de esos primeros preinscritos, el cual reflejaba, tanto la respuesta a la orientación y carácter del curso propuesto, como la efervescencia nacional que en ese momento se vivía, con la reciente aprobación, en 1971, de  la Ley Sobre Bienes Afectos a Reversión y la ya abierta disposición de las compañías concesionarias  de no someterse a la misma durante los 12 años que faltaban entonces para el vencimiento de las primeras concesiones, 80 por ciento del total, en 1983.

En efecto, se trató de 32 economistas, 18 abogados, 13 ingenieros, 9 administradores, 4 contadores públicos, 3 licenciados en estudios internacionales, 2 comunicadores sociales y uno de cada una de las siguientes profesiones: médico, politólogo, sociólogo, profesor de secundaria, oficial del ejército, licenciado en Ciencias Políticas, licenciado en Literatura, licenciado en Artes.

Ese carácter se mantuvo durante las cohortes siguientes y el número de profesiones se hizo incluso más diverso. De ello queda registro en los archivos de FACES-UCV.

Una referencia personal de ese fenómeno, la dio mi compañero de curso en ese Postgrado, el segundo médico que lo cursaba, el Dr. José León Uzcátegui, hoy destacado psiquiatra, quien argumentaba su opción así: “Yo voy a ser psiquiatra, pero antes quiero conocer la base material del cerebro de los venezolanos”.

Esa voluntad de enfocar el tema petrolero con una visión integradora, tanto profesional como políticamente, se refleja también en la diversa composición del profesorado que impartió ese curso introductorio y las siguientes cohortes formales, mientras duró la Maestría.

En este sentido vale la pena citar los nombres que nos aporta Losada Aldana de los conferencistas y docentes de los primeros cursos y foros introductorios:

Alirio Parra, Gustavo Coronel, Cruz Aguilera, Pedro Esteban Mejía, Julio César Gil, Darío Bauder F., Carlos Marich, Úrsula Weimper, César Balestrini, Melchor Méndez, Jesús Rubén Rodríguez, Francisco Mieres, Pedro Márquez, Mazhar Al Shereidah, Ramón Herrera, Jorge Rondón U., Aníbal Martínez, Humberto Calderón Berti, Carlos Piñerúa, Ramsey Michelena, Ricardo Escobar, Policarpo Rodríguez, J. M. de los Ríos, Tomás E. Carrillo Batalla, Cruz Salazar, Domingo F. Maza Zavala. J. A. Suñé Gorrín, Rafael Guariguata, Ricardo Escobar, Andrés Sosa Pietri, Alejandro Padrón, Asunción de Moreno, Julio César Porras, Luis Sierro Estrada, Hugo Velarde, Fausto Bello, Jorge Sanin Sader, Álvaro Silva Calderón, Francisco Álvarez Chacín, Luis E. Berrizbeitia, Jorge Eduardo Navarrete, Luis Lizardi, Hermógenes García Miguel Ángel Escobar, Hermes A. Delfín, Abdón Vivas Terán, Alberto Méndez Arocha, Gonzalo Sepúlveda, Fernando Delón, Juan M. Romero, Enrique Rondón, Aura Sofía Maldonado, Juvenal Farías, J. M. Vidal Rodas, Rafael Sánchez Mora, Nicolás Ramos Oropeza, Luis Beltrán Salas, Roberto Madrigal, Oswaldo Rodríguez.

Es pertinente recordar aquí la destacada participación como Profesor y Coordinador, en 1975-76, del Prof. Gastón Parra Luzardo, docente de Economía Petrolera en la Universidad del Zulia, inmediatamente después de haber concluido su gestión como Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de esa Universidad y mientras duró el año sabático del Profesor Francisco Mieres, dedicado  entonces a la conclusión de su tesis doctoral.

No puedo dejar de mencionar de manera destacada la participación  de la profesora Carlota Pérez—alma del Equipo de Investigación que se constituyó entonces— y la de mi compañera de estudios e inquietudes, Sara Aniyar Sananes.

 

Carmen Cecilia Sánchez, Carlos Alcántara,  Víctor Grüber, Irene Rodríguez Gallad, Nora Pereira y Ana María Segnini, también fueron otros integrantes  de ese grupo a partir de entonces.

Igualmente es de destacar la participación, desde sus inicios, de técnicos y directivos del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, de la CVP, IVP, la Cámara Petrolera, IVIC, INCE, entre otros organismos públicos y privados, incluidos profesionales que para entonces prestaban sus servicios en las concesionarias petroleras.  

A manera de ejemplo de la multifacética oferta académica, debo citar de nuevo y con una muy particular intencionalidad, a Ramón Losada Aldana, quien transcribe el contenido de las 3 materias “Técnicas de Hidrocarburos”:

1.   El origen del petróleo. Diversas teorías. La investigación en este campo y su estado actual

2.   Composición del petróleo y gas. Tipos y características de los diversos compuestos de petróleo. Otros elementos del petróleo, azufre, metales etc. Los crudos venezolanos.

3.   Como se encuentra el petróleo en la Naturaleza. Nociones de sedimentación. Estratigrafía, generación y migración del petróleo. Entrampamientos.

4.   La búsqueda de los hidrocarburos. Métodos de Exploración. La fotogeología. Geología de superficie. Geología de subsuelo. Geofísica. Síntesis de los estudios. El informe geológico. Recomendaciones para la perforación exploratoria.

5.   Breve historia de los esfuerzos exploratorios en Venezuela, desde 1915 hasta la fecha.

6.   Perforación del pozo exploratorio. Obtención de información. Muestras litológicas. Perfiles eléctricos. Pruebas de producción. Evaluación del nuevo yacimiento.

7.   Algunas estadísticas de exploración. Costos de perforación. Inversiones requeridas para un estudio sistemático de áreas vírgenes.

8.   Perforación. Equipos y técnicas. Tuberías. Cementación. Completación de un pozo. Costos. Perforación en tierra y mar afuera. Equipo humano.

9.   Desarrollo de nuevo campo petrolero. Perforación de avanzada y de desarrollo. Geología de producción. Instalaciones requeridas. Los procesos de producción. Áreas tradicionales de producción en Venezuela.

10. Ingeniería de yacimientos y petrofísica. Conceptos fundamentales. Presiones, temperaturas, saturación de petróleo. Comportamiento del nuevo yacimiento. Modelos matemáticos y simulación.

11. Recuperación de hidrocarburos. Flujo natural. Declinación, agotamiento y recuperación secundaria. Crudos livianos y pesados. Las normas de conservación vigentes.

12. Reservas. Conceptos fundamentales. Reservas probadas, probables y posibles. Factores de recuperación por tipo de yacimiento. Recursos totales de hidrocarburos.

13. Un análisis de recursos totales en Venezuela: Áreas tradicionales, Áreas vírgenes y la Faja del Orinoco.

14. Propiedades físicas del petróleo, Derivados y gas. Ensayos de evaluación: Gravedad Grado API, curva de destilación, viscosidad, presión de vapor, etc.

15. Procesos de refinación y productos. Destilación atmosférica y al vacío. Desintegración catalítica y térmica (Craqueo). Reformación. Polimerización de gases. Alquilación. Manufactura de lubricantes. La desulfuración. Otros procesos. Refinerías integradas. Los procesos de refinación en Venezuela y otros países. Capacidad y características.

16. La integración de los procesos de refinación y petroquímica. Los productos de refinación como materias primas de la industria petroquímica. Bienes de consumo obtenidos a partir del petróleo y el gas. Situación de Venezuela y otros países.

17. El transporte de hidrocarburos. Oleoductos, tanqueros, gasoductos. Capacidad nacional y mundial. Las grandes rutas. El caso venezolano.

(Losada Aldana 1988, p. 113-115)

 

Hoy es pertinente aclarar el sentido informativo de estos contenidos cincuentenarios, el cual no era otro que combatir lo que sucedía desde los tiempos concesionarios: el reproche de que esos temas  eran cuestiones técnicas muy profundas y ajenas al resto de los mortales no especialistas, los cuales no tienen vela en ese entierro. Argumento que, por cierto, se sigue esgrimiendo hoy, incluso entre los adoctrinados profesionales de las ciencias sociales.

 

Tal como lo hiciera uno de los sucesores recientes de Losada Aldana en la Coordinación de Postgrado de FACES, al contemplar estos contenidos. Preguntaba  ese Coordinador, de viva voz y en pleno Consejo de Facultad: “¿Para qué hace falta un postgrado como éste en nuestra Facultad, si ya tenemos Escuelas de Petróleo y Geología en la Facultad de Ingeniería?

 

Y no se diga, de quienes aún hoy pretenden mantener un círculo exclusivo para la toma de decisiones en la industria, alejado de la politiquería y habladera de paja de los no iniciados en esa ciencia infusa.

 

El Postgrado en Economía Administración de Hidrocarburos se fundó con nivel de Maestría y posteriormente se añadió al él una Especialización en Política y Comercio Petrolero Internacional, coordinada por el Profesor Mazhar Al Shereidah.

 

En el transcurso de su existencia, ese Postgrado pasó por etapas contradictorias:

 

Después del inicial entusiasmo general ya descrito, años más tarde llegó a concitar la inquina de la oleada neoliberal desatada por el Consenso de Washington, la misma que llevó, de paso y entre otras cosas, a extirpar de los pensa de las Escuelas de Economía de las universidades nacionales las materias de Economía y Política Petrolera y, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV, las materias de Derecho Minero y Petrolero.

 

Aunque pueda parecer una digresión del tema central,  y no puedo recoger aquí todas las protestas que he hecho desde 1989 hasta hoy por esa soberana auto emasculación académica, copiaré algunos párrafos de trabajos anteriores, a saber:

 

Del Prefacio de mi libro de 1995, trabajo de ascenso publicado por el Concejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV, “El Poder Petrolero y la Economía Venezolana” [2]

 

Una motivación particular … está referida a la eliminación de la asignatura “Economía y Política Petrolera y Minera” del Pensum de la Escuela de Exonomía de la Universidad Central Mi intención es hacer de este trabajo un alegato contra esa barbaridad y una pública exigencia de restituir el carácter obligatorio el espacio requeridos por una temática básica para la formación de un economista venezolano.

 

 

...Y de  la Introducción a mi libro de 2000, “Crítica Petrolera Contemporanea ”, obra precisamente  dedicada a la Escuela de Economía de la UCV:

 

El primero de los ámbitos donde aspiro a que esa consideración y análisis profundo se produzca es en mi propia Alma Mater, en la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela, en la cual hace más de doce años fue eliminada la asignatura Economía y Política Petrolera y sus contenidos limitados a ocupar un tercio de una materia pasticho…

 

Mis propuestas de restauración de los contenidos petroleros en la oferta académica de la Escuela de Economía, llevadas inicialmente al seno del Consejo de Escuela en mi condición –buscada con ese sólo propósito- de Representante Profesoral ante ese organismo, chocaron la respuesta burocrática  de profesores que se hicieron “dueños” del pensum de estudios, quienes consideraban que cualquier modificación del mismo era una ofensa personal…

 

Los más recientes episodios de esta guerra, hasta ahora perdida, contra la ignorancia petrolera, son dos comunicaciones de la Cátedra de Política Económica donde se me informa de las sendas reuniones [a las cuales alguien olvidó convocarme –nota 2022] en las cuales se propuso, por consenso,la eliminación de la materia Política Económica III porque, con la jubilación de los profesores que daban las otras dos partes (política industrial y política agrícola) de esa materia pasticho, en los últimos semestres  sólo se estaba dictando Economía y Política Petrolera. “Habráse visto semejante abuso …, malgastar toda una materia en esos temas tan alejados de la fina y moderna modelística macroeconómica y tan contaminados de resabios histórico-estructuralistas”. [3]

 

Debo decir que durante 22 semestres, entre 1989 y 2000, estuve dictando, ilegalmente, la materia Economía y Política Petrolera y Minera.

 

 

Retomando la historia de nuestro postgrado.

 

El antagonismo mencionado se acentuó debido a la posición crítica asumida colectivamente en el postgrado frente a las políticas que comenzaron a marcar el rumbo de la ya entonces naciente “apertura petrolera”.

 

Esa posición se manifestó en la denuncia del tipo de nacionalización convenida con los concesionarios –chucuta al decir de Pérez Alfonzo- y de los contratos de asistencia técnica y comercialización, que garantizaron la permanencia de esas corporaciones  en la determinación del rumbo de la industria petrolera nacional.

 

Esa denuncia  se inició con una carta pública dirigida a los líderes de los principales partidos políticos,  donde acompañamos a un grupo de 25 profesores de la UCV, encabezados por el Dr. Luis Lander y el Prof. Orlando Araujo [4] y luego a través de una ponencia presentada por los profesores D.F. Maza Zavala, Francisco Mieres, Gastón Parra Luzardo y el suscrito, en las Primeras Jornadas de Evaluación de la Nacionalización Petrolera, en la UCV [5]. Luego se continuó exponiendo por distintos medios las manipulaciones contables iniciales, al mejor estilo concesionario, de inflar costos y mermar participación fiscal, y más tarde con la exposición del  primer “megadisparate”  (Mieres dixit) de la Faja del Orinoco en 1983 y la ruinosa “internacionalización” iniciada en ese mismo año. [6]

 

La identificación del postgrado con la participación nacional en el seno de la OPEP y por ende, con la política de defensa de los precios, comenzó a ser demonizada.

 

La colaboración inicial con el Ministerio de Minas e Hidrocarburos, que se expresó en una cuota periódica de becarios para las primeras cohortes del curso y  llegó hasta la constitución en el seno ese despacho un organismo para la promoción del intercambio cultural con los demás miembros de la OPEP, CENTROPEP, en el cual participaron como co-fundadores y directivos los profesores Francisco Mieres y Mazhar Al Shereidah, se convirtió, a partir de los años 90, en abierta hostilidad.

Baste citar solamente las amenazas directas del Vice-Ministro Evanán Romero, de aplicarle los métodos de Saddam Hussein al Prof. Al Shereidah, si continuaba denunciado la violación venezolana de las cuotas de producción asumidas colectivamente en el seno de la OPEP.

 

El Comisario Claudio Turchetti, narra en su fantasioso libro “El Informe  Poseidón, Espías, Intrigas y Petróleo en Venezuela”, las “peligrosas” incidencias a las cuales se expuso durante la investigación y seguimiento nocturno del Profesor Al Shereidah, tenebroso espía irakí… Según la denuncia y encargo que le hicieran el Ministro Edwin Arrieta y su ya citado Vice-Ministro.

 

Una tarea para la cual Turchetti hubo de requerir la asistencia de operadores del Mossad israelí en Venezuela, tal como cuenta en su escalofriante relato, al mejor estilo James Bond:

 

En esta segunda edición del bestseller Informe Poseidón, continúa la saga del audaz coronel Claudio Turchetti, cuyas investigaciones pusieron al descubierto una vasta red de espionaje en la industria petrolera de Venezuela, en la era de Luis Giusti.

 

A través de un misterioso personaje de la inteligencia israelí, la segunda parte de la historia introduce al lector en el fascinante mundo del espionaje y la intriga internacional, y muestra una ventana inédita y real a las operaciones secretas de gobiernos y organizaciones extranjeras como Irán, el Mossad y la CIA, que protagonizan en Venezuela una batalla por recursos estratégicos que incluyen petróleo, oro, uranio, y emplazamientos misilísticos que colocan al país petrolero en el centro del ajedrez geopolítico mundial.

https://www.amazon.com/-/es/Claudio-Turchetti/dp/1467502324

 

En verdad, los modernos aperturistas no podían tener otra respuesta que no fuera la violencia policial, frente a la firme defensa de una nacionalización integral que encarnaban el Postgrado y el profesor Mazhar Al Shereidah, venezolano de origen irakí y alma margariteña.

 

Esa posición continuó expresándose en distintos momentos y ante sucesivos retos. Inserto las referencias de mi autoría, con títulos atinentes a esa confrontación, algunos bastante agresivos de mi parte, tal como reconozco ahora:

 

“PDVSA, Estafa histórica” https://petroleovenezolano.blogspot.com/2009/01/pdvsa-estafa-histrica-revisin-2003-de.html

 

… De tal suerte que en ese año, después de ser ventajosamente indemnizadas por la entrega de equipos, instalaciones e inmuebles largamente depreciados, habiendo obtenido unos contratos de asistencia técnica que simplemente disimulaban injustificados pagos adicionales, unos contratos de comercialización en donde se les otorgaban jugosos descuentos y, previo también, un avenimiento secreto en el cual recibieron garantías no escritas -pero fielmente cumplidas- de participación en todos los futuros emprendimientos petroleros del país, las grandes corporaciones internacionales renunciaron a sus concesiones; dejando de paso, y como garantes de sus intereses en las que ahora serían operadoras nacionalizadas, a los “nativos” de su confianza: un caballo de Troya antinacional que a partir de los años 90 promovió la privatización a marcha forzada, vía las aperturas, las asociaciones estratégicas, el “outsourcing” y la venta de parte del capital en acciones, pero cuyas actividades de evasión fiscal y saboteo del control que debía ejercer el Ministerio de Energía y Minas comenzó desde el propio 1º de enero de 1976.

 

“Memorias de la prédica en el desierto”

https://petroleovenezolano.blogspot.com/2011/03/memorias-de-la-predica-en-el-desierto_14.html

 


 

El debate sobre el convenio de asociación suscrito con la empresa alemana Veba-Oel ha puesto en evidencia una vez más la pretensión de PDVSA y sus operadoras de convertirse en un Estado dentro del Estado, de operar con una soberanía particular basada en el manejo autónomo y sin control de una porción sustancial del Ingreso Nacional.

 

En este caso, el referido convenio es la primera expresión conocida de una estrategia decidida hace ya tiempo por la gerencia petrolera: la internacionalización de la industria. Esta estrategia aparece delineada, por lo que sabemos, desde abril de 1982 en las Premisas y Lineamientos Corporativos de la planificación a mediano plazo (1983-1988) de Petróleos de Venezuela, pero es sólo ahora, en medio de la polémica desatada por su aplicación, siendo ya un hecho cumplido, cuando es reconocida como tal por los :directivos de PDVSA. (Peñaloza y Quintero ante la Comisión Bicameral de Energía y Minas).

 

En las interpelaciones promovidas en el Congreso ha quedado de manifiesto el hecho de que los consultores jurídicos de PDVSA y el Ministerio de Energía y Minas, de consuno con el Procurador General de la República, constituyeron un “jurado complaciente” para escudriñar en los vericuetos de la Constitución Nacional y las leyes específicas del sector petrolero a fin de encontrar una fórmula que permitiera a la industria eludir la obligatoriedad de someter un contrato de evidente interés nacional a la consideración y aprobación por parte del Poder Legislativo.

 

Es la consecuencia en una voluntad de ocultamiento que se inició con la suscripción trascorrales, en 1975, de los contratos de asistencia técnica y comercialización que han garantizado la participación privilegiada del capital petrolero transnacional en el usufructo y la determinación del destino de nuestra riqueza petrolera.

 

Las cúpulas gerenciales de PDVSA y sus operadoras se han convertido en cónsules de esa participación extranjera y en ella basan su poder. Por eso queremos decir abiertamente que es necesario desmantelar ese enclave enquistado en el corazón de la industria fundamental del país. Sólo así será posible un cambio de rumbo en los planes de la industria que los haga cónsonos con las verdaderas prioridades nacionales.

 

Esta fue la primera de mis reiteradas  denuncias de la “internacionalización”, cuyas ruinosas consecuencias hoy conoce el país y todavía sufre con el residuo pírrico de la misma: CITGO.  (Mendoza 1995, Mendoza 2000)

 

La más reciente, “Citgo, la internacionalización revisitada” https://www.aporrea.org/energia/a276427.html

 

“Vigencia del Nacionalismo Petrolero” https://petroleovenezolano.blogspot.com/2009/01/vigencia-del-nacionalismo-petrolero.html

 

El “adelanto de la reversión” de 1976 resultó en la completa frustración del camino iniciado por Pérez Alfonzo con la CVP y el principio de “no más concesiones”, camino que, sustentado definitivamente en la Ley Sobre Bienes a Reversión, debía concluir en una auténtica nacionalización en 1983.

Ese “adelanto” permitió, entre otras cosas, extender la presencia transnacional en la industria petrolera venezolana fuera del área concesionaria, a toda el área sedimentaria del país que hasta entonces constituía la “reserva nacional” venezolana, destinada a ser operada exclusivamente por la empresa petrolera estatal. Permitió, además, la instauración en las cúpulas dirigentes de la industria “nacionalizada” de los Creole-men y Shell-men nativos, auténticos y demoníacos “bebés de Rosemary”, al mejor estilo de Román Polansky: aquellos que hasta el 31 de diciembre de 1975 defendieron rabiosamente los intereses de “sus” transnacionales petroleras y el primero de enero de 1976 simplemente cambiaron de franela, pero mantuvieron la misma ideología empresarial y los mismos vínculos con sus antiguas casas matrices, constituyéndose en cónsules y veladores de los intereses de estas corporaciones dentro de las novísimas operadoras, primero, y luego dentro de la propia PDVSA.

 

“¡Se salvó la Patria, vuelven los petrodólares ! ...y FACES-UCV no puede quedarse atrás...

https://petroleovenezolano.blogspot.com/2009/12/se-salvo-la-patria-vuelven-los.html

 

Todo parece indicar que, con su oferta de tres campos petroleros a tres universidades entre ellas la UCV, PDVSA ha hecho una jugada maestra.

Una oferta al estilo de “El Padrino”, de esas que no pueden rechazarse, ha puesto la carne de gallina y vencido algo más que los escrúpulos de ciertos sectores universitarios, que desde entonces han comenzado a recoger sus discursos radicales y a rezar todas las noches el “yo pecador me acuso ante Dios-Giusti”, por haber tolerado -venialmente, porque fue sin identificarse mucho- las irracionales críticas a la política petrolera oficial que hacían algunos profesores extremistas como el suscrito.

Además -perdónanos Dios- había el atenuante de que se consideraba a esas críticas como folklóricas e inofensivas.

 

Este artículo en particular se refiere a mi propia experiencia de ser denunciado ante el Consejo de Facultad por atentar contra los intereses de la Universidad, al exponer el carácter fraudulento,  de  trampa-jaula adormecedora de conciencias, de los  campos petroleros asignados por PDVSA a la UCV y otras universidades… Denuncia formulada por un colega economista y compañero de promoción.

 

Así lo referí en la ya citada introducción a “Crónicas Disidentes…” al referirme a un Foro organizado en la Escuela de Economía de la UCV, bajo los auspicios de PDVSA:

 

“… Ello sucedió en 8 de las 10 sesiones pautadas para contrarrestar la prédica inconveniente para las relaciones PDVSA-UCV de este autor, quien ponía en peligro el campo petrolero que había sido “donado” a la Universidad, precisamente para acallar las voces críticas.

 

De hecho, mi destitución del cargo de Responsable del Postgrado en Economía y Administración de Hidrocarburos fue propuesta varias veces con ese argumento. (Mendoza 2000)

 

Retomando el hilo, debo decir que, en lo personal, me correspondió asumir la posición de Coordinador Responsable  del Postgrado a partir de 1986 y hasta finales de 2000, cuando fui designado Embajador en Arabia Saudita.

 

A mi regreso de un tránsito diplomático que incluyó a Rusia, en 2005, ofrecí mis servicios al entonces Responsable del Postgrado, ya reducido al curso de Especialización, recibiendo como lapidaria respuesta un “ya tu tiempo pasó”.

 

Signo de los tiempos, la última cohorte de ese curso, cuyo lapso académico  concluye este año, comenzó con 9 alumnos y terminó con 7.

 

En ese mismo año 2005, un grupo de más de 20 cursantes de los últimos años de la carrera de Economía, entre los cuales se encontraban una de mis hijas y el futuro yerno correspondiente, propusieron al Consejo de Escuela la inclusión de contenidos de Economía Petrolera como uno de los seminarios optativos en el pensum.

 

El Consejo de Escuela lo admitió a regañadientes y por una sola vez, la última en la cual ejercí docencia en ese pregrado: El seminario optativo no volvió a ser abierto, por “demanda insuficiente”, según se me informó, en respuesta a mi fastidiosa insistencia.

Ahora, volviendo a los orígenes:

 

Mi incorporación personal al proceso reseñado tuvo relación con la fuente externa de inspiración fundamental que movió  a sus promotores, y a la cual me hice referencia al principio de estas líneas y que ahora identifico:

La acción y el ejemplo de Juan Pablo Pérez Alfonzo.

Expongo de seguidas, por considerarlo pertinente al sentido de esta reláfica, las circunstancias de mi fortuita vinculación personal con ese inmenso venezolano.

En 1971 me encontraba en medio de una encrucijada existencial crítica, marcada por la división del Partido Comunista de Venezuela, organización en la cual milité desde los 15 años. Perdida mi condición de reportero de Tribuna Popular y linotipista de la Editorial Cantaclaro, me encontraba desempleado a los 29 años.

Después de más de un año de  ejercicio a destajo de esa profesión tipográfica -ya entonces en vías de desaparición- y tratando de regresar a mis estudios universitarios, interrumpidos durante 9 años por un periplo que me llevó a una efímera y trágica participación en las guerrillas larenses, 5 años y  medio de cárcel, año y medio de exilio y dos años, que transcurrían entonces, de cierre de la UCV, tuve la inmensa fortuna de que una queridísima compañera periodista, Luisa Barroso, considerara que mi perfil era el adecuado  para fungir como el secretario-redactor que ella buscaba -por encomienda de Pompeyo Márquez,  Secretario General del MAS y del Profesor Francisco Mieres-  para hacer frente al registro y elaboración de las minutas de unas reuniones que se realizaban entonces, semanalmente, en la casa del doctor Juan Pablo Pérez Alfonzo,  en las cuales se analizaban temas económicos y políticos del momento.

El carácter de esas reuniones, en el jardín y en torno a una mesa de ping pong, era de una sorprendente amplitud política e ideológica, reflejo de la percepción de su anfitrión sobre los asuntos petroleros como incumbencia de la Nación en toda su diversidad: dirigentes políticos y técnicos de casi todo el espectro político nacional, donde concurrían, entre otros y además de los mencionados Mieres y Márquez, Álvaro Silva Calderón, Mazhar Al-Shereidah, Francisco Álvarez Chacín, Enrique Tejera París, Marco Tulio Bruni Celli, Domingo Alberto Rangel, Reinaldo Figueredo Planchart, Iván Pulido Mora, Violeta Roffé, María Auxiliadora Hernández de Barbarito, Pedro Duno, los sacerdotes jesuítas Luis Ugalde  y Fernando Martínez Galdeano, además de periodistas de los principales medios impresos y agencias internacionales que atendían sus ruedas de prensa y clases magistrales, tales como Cayetano Ramírez, Iván Loscher, Clement Cohen, Kim Fuad, Carlos Chávez, Alfredo Silva Armas y Emiro Echeto La Roche.

La sola mención de las circunstancias puede permitir al lector calibrar la magnitud y calidad de la oportunidad que se me brindaba.

En un país todavía inmerso en los enfrentamientos armados que se iniciaron en 1962, uno de los más destacados Ministros del gobierno contra el cual hice arma, me admite, inicialmente como relator y transcriptor de sus reuniones político-petroleras, y casi  inmediatamente,  como redactor, productor material y distribuidor del quincenario “Prensa Petrolera”, vocero de su pensamiento.

Hace más de cinco décadas, en mayo de 1971, apareció el número promocional de la publicación Prensa Petrolera, Boletín Quincenal que a partir de entonces  recogió las ideas del Dr. Pérez Alfonzo sobre la política petrolera venezolana e internacional hasta 1976.

 

 

     

Debo decir que Prensa Petrolera fue para mí un puente entre mi oficio de linotipista y el de operador de Composer IBM, equipo en el que levanté los textos y títulos dispuestos en columnas, diagramados luego por el destacado profesor de Diseño Gráfico Eduardo Orozco, autor de logotipo PP, para ser transferidos a las láminas del fotolito. Todo ello, en un pequeño taller litográfico que, en tiempos del gobierno de Leoni, había operado en la clandestinidad para producir la propaganda de la Juventud Comunista de Venezuela.  

En el transcurso de esos años, 71-76, el Dr. Pérez Alfonzo dictó varias clases magistrales a los alumnos de postgrado de la UCV y de la USB, testimonios que también recogió Prensa Petrolera:

 

En 1976,  a partir de la previa grabación por el suscrito y la posterior transcripción por la Sra. Olaida Romero de Santamaría, secretaria del Postgrado de FACES, comenzó la producción editorial, bajo supervisión del propio autor, de sus ruedas de prensa, documentos y clases magistrales a los postgrados señalados.

Asumí entonces el papel de  editor de su obra paradigmática, “Hundiéndonos en el Excremento del Diablo”, uno de los mayores orgullos de mi vida.


Treinta y cinco años más tardes, en 2011, me correspondió coordinar su reedición, realizada por el Banco Central de Venezuela, dentro de la Colección Venezuela y su Petróleo.

 



          

Y aquí no se trata de registrar sólo una deuda moral, material e intelectual, sino, fundamentalmente,  de la adquisición de un compromiso de vida:

El de  mantener vivas sus enseñanzas y su angustia por el destino de la Nación venezolana.

Ese ha sido el legado con el cual he tratado de ser consecuente en estos 50 años, en el transcurso de los cuales todos hemos contemplado el trágico cumplimiento de sus más amargas predicciones.

Hoy Venezuela se encuentra, una vez más, en una encrucijada.

La justa percepción de las magnitudes de esa circunstancia y las limitadas opciones que tiene el país  para superarlas, constituyen el reto que se plantea a esta generación.

Para no dejar, como decía Pérez Alfonzo, que “el que venga atrás que arree”.

 

REFERENCIAS



[1] Losada Aldana, Ramón, Nación Universidad Petróleo, Academia Nacional de Ciencias Económicas, Caracas 1988.

 

[2] Mendoza Pottellá, El Poder Petrolero y la Economía Venezolana.  CDCH-UCV Caracas 1995.

 

[3] Mendoza Pottellá, Crítica Petrolera Contemporánea – Crónicas disidentes  sobre la apertura y el poder petrolero,  FACES-UCV, Caracas 2000. Introducción.

 

[4] Luis Lander, Orlando Araujo, y 23 profesores más  de FACES UCV. El Nacional 22 de Mayo de 1977, Caracas. Documento transcrito por mí en las primeras páginas de Nacionalismo Petrolero venezolano en Cuatro Décadas, BCV, Caracas 2014 p. 33-41 https://academia.edu/41805065/Nacionalismo%20petrolero%20en%20cuatro%20d%C3%A9cadas

 

[5] Maza Zavala, Mieres, Parra Luzardo, Mendoza Pottellá, Incidencia de los Contratos de Tecnología y Comercialización en el rumbo de la industria petrolera nacionalizada. Inserto en Nacionalismo Petrolero…, BCV,  Caracas 2014 p. 43-57. Loc. Cit.

 

[6] Mendoza Pottellá, De las Concesiones a los Contratos, visión retrospectiva de la política petrolera venezolana. Trabajo de Ascenso, UCV, Caracas 1983. Editorial El Perro y la Rana, Caracas 2011. / El Poder Petrolero y la Economía Venezolana, CDCH-UCV, Caracas 1995.



 

 

Carlos Mendoza Pottellá

Julio 2022