lunes, 28 de diciembre de 2009

DOCUMENTOS DEL BLOG Entrevista en "El Nacional" 2002

EL NACIONAL - LUNES 13 DE MAYO DE 2002

Carlos Mendoza Pottellá asegura que Pdvsa está recargada de personal


“Caímos en la trampa que nos fue montada”

El experto petrolero considera que la oposición a la junta directiva que designó el presidente Chávez la organizó gente que ya está fuera de la corporación, “porque estábamos en vías de poner en evidencia la cantidad de trapacerías que ellos han hecho”. Dice que a Guaicaipuro Lameda lo domesticó la estructura de Petróleos de Venezuela. “Entró a la empresa sin saber nada de petróleo y salió sin saber nada de petróleo”. Indica que los descuentos a las filiales en Estados Unidos superan los 900 millones de dólares al año
ALFREDO CARQUEZ SAAVEDRA
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“Caímos en la trampa y en las provocaciones que nos fueron montadas”, admite Carlos Mendoza Pottellá, economista, experto en el tema petrolero, quien suma más de tres décadas de críticas a las políticas aplicadas en el sector y a muchos de los negocios realizados por Petróleos de Venezuela. El ex embajador de Venezuela en Arabia Saudita y hasta hace poco integrante de la junta directiva que trató de llevar las riendas de la corporación, ofrece su punto de vista de lo sucedido durante casi dos meses en los que ejerció el cargo de director externo. –Usted y sus compañeros de la junta directiva fueron acusados de ser enemigos de Pdvsa.
–Nosotros hemos sido críticos durante 30 años de las políticas que se han aplicado en el sector. Pero no somos enemigos de Pdvsa. Todo lo contrario. Somos enemigos de su privatización.
–Entonces, ¿cómo explica que tuvieran tanta resistencia interna? –Dentro de la corporación no tuvimos tanta resistencia. Allí la resistencia vino por el problema de la meritocracia. Pero la oposición más importante surgió de afuera: de los Calderón Berti, de los Quirós Corradi, y de los Giusti; en fin, de la gente que sabe que nosotros estábamos en vías de poner en evidencia la cantidad de trapacerías que ellos han hecho. –¿Usted cree que se perdió la oportunidad de poner en evidencia lo negativo de Pdvsa? –No se ha perdido. Porque al frente de Pdvsa hay un hombre que tiene una gran experiencia política, que tiene posiciones sólidas en esta materia y que seguramente manejará estos asuntos con mayor diplomacia. Tal vez lo que pasó es que estamos demasiado identificados con un discurso cuestionador y poco flexible. Hasta eso lo puedo reconocer. Y en este caso cuenta mucho la imagen. Alí Rodríguez tiene la imagen de ser un hombre capaz de discutir las cosas. A nosotros nos crearon otra. El propio Teodoro Petkoff, que es mi amigo, llegó a decir que fue una inmensa torpeza la designación de Gastón Parra y la mía. Hasta llegó a afirmar que yo no sabía nada de petróleo. Y yo he sido coordinador de un postgrado en economía petrolera durante 14 años en la Universidad Central de Venezuela. En cambio, Giusti es visto como un buen gerente porque le dieron el premio de ejecutivo del año en 1998. ¿Pero cómo no se lo iban a dar, si ese año la factura petrolera de Estados Unidos disminuyó en 20 millardos de dólares? –¿Giusti le ahorró dinero a Estados Unidos? –Claro, pero además, al mismo tiempo, el ingreso petrolero venezolano cayó en 9 millardos de dólares. Y el ingreso petrolero de la Organización de Países Exportadores de Petróleo disminuyó en 100 millardos de dólares. Casualmente, el panel que lo eligió estaba formado, entre otros, por los presidentes de Shell y Exxonmobil. No hay persona que haya sido más favorable y benefactora del interés del capital petrolero estadounidense, entre los años 1997 y 1998, que Giusti. Boicoteó a la OPEP e inició un proceso de privatización de Pdvsa.
¿Objetivos frustrados?
–¿Cuáles eran los objetivos de corto plazo que ustedes se fijaron cuando fueron designados por el Presidente de la República en la junta directiva? –Eran los de cualquier junta directiva en cualquier empresa: revisar su funcionamiento y operación, aclarar los puntos oscuros, mejorar las cosas que no estaban siendo llevadas de manera adecuada, con eficiencia y productividad. Porque, por ejemplo, en el pasado para obtener información casi tuvimos que hacer espionaje industrial para enterarnos de cosas que legítimamente tenemos derecho a conocer como accionistas de Pdvsa. –¿Cómo define usted a Pdvsa en estos momentos? –Es una empresa recargada de personal, que no rinde lo que debería rendir, que tiene costos exagerados y que lleva adelante proyectos inviables como, por ejemplo, la internacionalización, que ha sido un tremendo fiasco antinacional. Esa estrategia se traduce en el envío de la mitad del crudo que producimos a Estados Unidos con un descuento de 2,50 dólares, y por eso es que esas empresas tienen ganancias y pagan impuestos. Y en el caso de las filiales europeas ni siquiera les vendemos nuestro petróleo. Citgo tiene pérdidas que son asumidas por el Estado venezolano. Todo esto puede resumirse de la siguiente manera: se transfieren recursos al exterior y el país asume los costos. Es decir, gran parte de los gastos de la internacionalización sirven para pagar menos impuestos en Venezuela y, repito, las ganancias se transfieren a Estados Unidos. –¿Pero hace más o menos un año Citgo reportó ganancias por más o menos 250 millones de dólares? –Claro. Pero eso no compensa para nada lo que se ha destinado a esa empresa desde 1983. Esa cantidad, que se logró luego de 19 años, viene precisamente de los descuentos. Nosotros le entregamos cerca de 1 millón de barriles diarios y le damos un descuento de 2,50 dólares, según ha dicho el propio Oswaldo Contreras. Y eso representa más de 912 millones de dólares al año. -¿Durante su breve paso por Pdvsa tuvo tiempo para verificar este tipo de situaciones? –No. De lo poco que me enteré fue de la magnitud de casi 1 millón de barriles diarios que se entregan con descuento al exterior. Pero ojalá el problema fuera solamente la existencia del descuento. El asunto es que son malos negocios porque están inmersos en una dinámica en la que no regresa nada bueno al país. Son empresas que tienen ingresos de 17 millardos de dólares y costos de 17 millardos de dólares. En todo caso, si se va a dar casi 3 dólares de descuento, ¿para qué necesitamos tener refinerías?
Errores y exageraciones
–¿Usted cree que fue una equivocación haber tomado una serie de medidas disciplinarias contra los gerentes de Pdvsa? –Creo que el tema de la meritocracia fue manejado de manera perversa, y eso se ha hecho en Pdvsa desde hace muchos años. Porque la junta directiva no tiene nada que ver necesariamente con los escalones meritocráticos de la gerencia. En esa instancia debe estar simplemente la gente de confianza del accionista. Siempre es sensato tener en ella personal gerencial capacitado. Pero también hay que decir que en Pdvsa han sido relegados algunos profesionales, a pesar de ser PhD en Harvard, por tener en su oficina un cuadro de Pancho Villa o del Che Guevara. Y en ese escenario corporativo fascista es que Pdvsa no cuadra. Yo creo que en esa empresa está naciendo la masa del nuevo partido fascista venezolano. Ahí hay gente de Tradición, Familia y Propiedad. Eso estaba larvado pero ya está tomando actividad pública y política.
Política y petróleo
–¿Con ustedes llegó la polítización a Pdvsa? –La política la introducen ejecutivos medios muy politizados, los que dirigieron la huelga. Alí Rodríguez asume la empresa con la consigna de cero política en Pdvsa. Pero lo que pasa es que ésta llegó para quedarse. –¿Y quién es el responsable de esta situación? –Esto es un problema social. Es el resultado de largos años de fomentar una cultura corporativa que a mí manera pretende hacer de Pdvsa un coto cerrado.
–¿De esta experiencia podrán obtenerse resultados positivos? –Creo que sí. Primero, porque finalmente Pdvsa quedó más expuesta al escrutinio público, es decir, se cayeron las barreras corporativas. Habrá más posibilidades para hacer una defensa del interés nacional, en lo que respecta a los malos negocios y chanchullos que existen ahí. Lo que está claro es que hay un sector que se ha acostumbrado a medrar privadamente de la estructura y de la forma como se hacen los negocios en Pdvsa. Y ese grupo es tan limitado que excluye a la mayoría de las empresas de la Cámara Petrolera de Venezuela, como consecuencia de la aplicación de normas de licitaciones sesgadas a favor del gran capital transnacional. –¿Y cuáles cree que fueron los errores que ustedes cometieron durante el conflicto? –Creo que hubo exageraciones. Creo que caímos en la trampa y en las provocaciones que nos fueron montadas. No solamente pisamos ese peine sino que además fuimos un poco más allá, porque se tocó gente que no debió ser tocada, independientemente de que estuvieran en contra de la junta directiva. –¿A su juicio el tema de la meritocracia fue solamente una excusa? –Fue solamente una excusa que se utilizó como parte de un plan conspirativo. Los gerentes fueron utilizados por una sociedad civil a la cual no le interesa la composición de la directiva de Pdvsa. Porque el problema de ellos es Chávez. Ahora Pdvsa es una fuerza social que tendrá líderes y seguramente algunos van a terminar integrando un grupo de opinión que exteriorizará su manera de ver al país. –¿Volvería a Pdvsa? –Claro que sí, pero no creo que me llamen. –¿Qué opina de la gestión del general Guaicaipuro Lameda? ¿No cumplió la asignación que le dio el presidente Chávez? –No la cumplió. A Lameda lo domesticó el aparato de Pdvsa. Entró a la corporación sin saber nada de petróleo y salió sin saber nada de petróleo. Él lo único que sabe es decir que sí. Yo participé en la comisión presidencial que redactó la Ley Orgánica de Hidrocarburos y las intervenciones de Lameda eran bastante limitadas y sin ninguna fundamentación, hasta que un día se llevó al consultor jurídico (Oscar Murillo) para que defendiera la apertura. –Pero, en una carta, él presentó una serie de observaciones.
–Pero él no las hizo en la comisión, las hizo Murillo.
–¿El Gobierno fue derrotado en Pdvsa? –Sí. El golpe fue en parte petrolero. Buscaba liquidar la posibilidad de que se produjera una revisión exhaustiva de Pdvsa. Y a pesar de que se mantiene la junta directiva en manos de una persona con una gran capacidad, hubo un retroceso completo en toda la línea cuando se retiró a la junta directiva anterior. Ahí no hubo mediatintas. Si en alguna parte hubo una rectificación total, fue en Pdvsa.
Judo e historia
Carlos Mendoza Potellá recuerda que en 1973 se llevó a cabo el III Congreso Venezolano del Petróleo en las instalaciones del Círculo Militar. Dice que ahí comenzaron las primeras discusiones sobre cómo iba a ser la industria petrolera venezolana estatizada. Señala que esa discusión se dio en términos tales, que los shellman y los exxonman se alborotaron ante las perspectivas de una nacionalización y ocurrieron casos como el siguiente: “En medio de uno de los recesos, cuando estábamos afuera tomando café, escuchamos una conversación que ocurría en el salón porque el micrófono estaba conectado y quienes hablaban no se habían dado cuenta. Gustavo Coronel le comentaba a otro petrolero que ante la inminencia de la nacionalización había que organizar un golpe de Estado, porque no era posible permitir que eso llegara a suceder”. Revela que muy poco tiempo después de eso, directivos de la Shell, la compañía para la cual trabajaba Coronel, y de la Creole Petroleum, comenzaron a proponer la nacionalización petrolera venezolana, cuando se pensaba que eso iba a suceder en 1983, con la reversión. “Desde antes de esa época nosotros hemos sido críticos de la política petrolera venezolana, incluida la nacionalización, que fue una trampajaula en la que nos metieron las transnacionales para barajar el juego y seguir manteniendo su control sobre nuestro petróleo. Por eso tomaron la decisión del judoka: ustedes quieren nacionalización, ahí les va y se las proponemos de una vez”, contó.

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