Petróleo, Actualidad y Desconcierto
Carlos Mendoza Pottellá - Octubre 1994
"Es indispensable aguzar todos los sentidos para escudriñar la verdad entre la madeja de predicciones y escenarios paraísos e infiernos, que elaboran los distintos grupos de interés que pululan en torno al petróleo". Hace dos año hice esta afirmación en un trabajo presentado para fines académicos.
Recientemente, revisando la información petrolera nacional que se estaba produciendo en ese mismo momento, me fue posible construir con ella un panorama en el cual encajaba completamente el planteamiento de entonces.
Pruebas al canto:
"Bitúmenes del Orinoco ha identificado en Latinoamérica un mercado potencial para colocar dos millones de toneladas métricas anuales de Orimulsión para finales de siglo."
Omar Guaregua, "El Globo", 24 de julio de 1994, pág. 13.
"El año pasado, Citgo vendió cinco mil millones de galones de gasolina. Ahora cuenta con su propia marca en 12.500 estaciones de gasolina en Estados Unidos, o sea, más que cualquiera otra compañía, incluido el gigante Exxon."
The Wall Street Journal Americas, "El Nacional", 30 de agosto de 1994, pág. 6/Economía.
"¿Por qué no será ya tan indispensable el petróleo del Golfo en la eventualidad futura que analizamos? La respuesta es: porque ahora existe Venezuela"
Rubens de Moraes, "El Globo", 30 de agosto de 1994, pág. 25.
"...los trabajadores de PDVSA no son los responsables de no haber administrado adecuadamente la riqueza petrolera sino quienes han estado al frente del Estado en la época del desenfreno..."
Rafael Caldera, El Nacional, 3 de septiembre de 1994, pág. D-2.
"Nunca se pudo constatar que el Proyecto Cristóbal Colón era rentable con los actuales precios en los EE. UU."
Alvaro Silva Calderón, "El Globo", 3 de septiembre de 1994, pág. 18.
"La Comisión de Energía y Minas de la Cámara de Diputados propondrá al Ejecutivo Nacional reducir la regalía petrolera de 16 2/3 por ciento a diez por ciento, como una alternativa para evitar el aumento directo de los precios de la gasolina en el mercado interno"
Omar Guaregua, "El Globo", 3 de septiembre de 1994, pág. 16.
"Petróleos de Venezuela debe adaptar sus planes de apertura al capital privado al ritmo actual de la economía venezolana, ya que de lo contrario se generaría un "recalentamiento" del sistema, lo cual es inconveniente desde todo punto de vista".
Gustavo Roosen, "El Globo", 6 de septiembre de 1994.
"Como método de análisis nos referimos al caso propuesto de repartir el 50% de las acciones de PDVSA entre los 10 millones de venezolanos mayores de 16 años."
Francisco Monaldi, ¿Quiénes son los dueños de PDVSA? El Diario de Caracas, 17 de septiembre de 1994, pág. 3.
"Más beneficioso sería para el presupuesto nacional suprimir la mayor parte de la burocracia estéril de PDVSA. Facilmente se podrían conseguir más de cien mil millones de bolívares en el primer año por este concepto."
Leopoldo Díaz Bruzual, "El Globo", 17 de septiembre de 1994, pág. 11.
"PDVSA se ha convertido en un Estado dentro del Estado. ...PDVSA está ampliando sus programas de exploración cuando el resto del mundo petrolero ha estado recortando gastos... En PDVSA, igual que en el Estado, ya hay una burocracia inútil e ineficaz que se dá el postín de tratar al público como súbditos. ...PDVSA es intocable. Ella es juez y parte en sus propios asuntos y no admite fiscalización externa. Nadie la puede fiscalizar ni criticar, nadie puede con su fuerza social y política
Carlos Ramírez Faría, "El Globo", 23 de septiembre de 1994, pág. 5.
"A lo que nos queremos referir es a la necesidad de negociar mucho mayor cantidad de hidrocarburos y otros recursos naturales a futuro para arbitrarnos mayores recursos destinados a cancelar la deuda externa, pues las cuotas de amortización de la misma, de alrededor de $ 4.000 millones anuales impedirían dicho objetivo, aunque signifique abandonar el cartel, por cuanto no puede aceptarse que nada ni nadie se anteponga al interés nacional."
Juan Miguel Senior, La Deuda Externa, la Opep y el Plan Corrales,
"El Globo", 24 de septiembre de 1994, pág. 20.
En algunas de estas afirmaciones encontramos, con destellos de una realidad desapacible, las voces críticas que se desgarran ante un auditorio de sordos. Tales los casos de Alvaro Silva Calderón, Leopoldo Díaz Bruzual, Carlos Ramírez Faría y ¿quién lo diría?... Gustavo Roosen.
Aparte de valorar lo expresado por estas personalidades como aportes a la discusión más importante que tiene planteada el país en materia económica -dada la magnitud de los recursos envueltos y la complejidad de las decisiones que hay que tomar- no voy entrar a discutir sus respectivas posiciones.
Por considerar que tal empresa merece un espacio mayor que el de una crónica volandera, me limito a llamar la atención de la opinión pública sobre la existencia de esos temas, sobre la necesidad de una consideración abierta y profunda de los mismos.
Sin embargo, y como suele suceder, son aquéllas afirmaciones que más nos chocan las que llaman la atención. En mi caso particular y en esta oportunidad, con el debido respeto hacia quienes las emiten, quiero cazar pelea con algunas de ellas. Al grano:
Como si no fuera suficiente el sacrifico fiscal continuo que se ha materializado en cada uno de los últimos 18 años, el Presidente de la Comisión de Energía y Minas de Diputados propone reducir la Regalía petrolera. La exagerada presión fiscal sobre la industria petrolera es el más persistente de los mitos petroleros en Venezuela. No hay hueco fiscal ni presupuestario que haga voltear la mirada hacia las cuentas de costos abultados e inversiones inviables de la industria petrolera. Y las propuestas con más "punch" y entrada en los medios de comunicación son aquellas que tienden hacia sucesivos recortes de la participación fiscal, el verdadero ingreso neto de la Nación en materia petrolera.
¿50% de las acciones de PDVSA entre los 10 millones de venezolanos mayores de 16 años? Sería la abusiva apropiación privada -por una generación que ya ha malgastado la mayoría de esos recursos- del patrimonio colectivo de todos los venezolanos, incluídos aquéllos que todavía no han nacido. Repartido ese 50% entre esos 10 millones y en las condiciones de capitalismo salvaje predominantes en este país, en pocos meses serían sólo algunas grandes corporaciones industriales y financieras las que comenzarían a tener voz cantante en el negocio y a imponer sus particulares condiciones.
¿Salirnos de la OPEP y vender mayores cantidades de petróleo a futuro? Otro mito petrolero convertido en verdad a fuerza de palangre. De los famosos 63 mil millones de barriles de reservas "probadas", 32 mil millones son bitúmenes que a las tasas de producción actuales nos durarán unos 2.700 años. Venezuela no puede hoy producir ni una gota más de los petróleos livianos y medianos que exige el mercado. A los niveles de producción registrados en los últimos años nos quedan menos de 20 años de esas reservas. Los costos de mejoramiento de bitúmenes todavía no son lo suficientemente bajos como para hacer muy atractiva la operación.
La Orimulsión es un negocio de limitadas proporciones, altos costos y bajos precios, que hasta ahora sólo ha generado a la Nación el desembolso de casi 1000 millones de dólares en inversión y una pérdida de más de 80 millones en los últimos cuatro años. Estos resultados "preoperacionales", según el eufemismo de PDVSA, nos mantendrán esperando, por más de una década, los rendimientos positivos extraordinarios que harían posible recuperar los montos comprometidos en la aventura: más de 4.000 millones de dólares en gastos e inversiones hasta 1997... La posibilidad de colocar millones de toneladas métricas hacia finales de siglo a que hace referencia BITOR , en la nota citada de Omar Guaregua, se calcula, precisamente, sobre el presupuesto de ofrecer precios inferiores a los del carbón y con márgenes teóricos de rendimiento que no se han materializado hasta ahora.
Los cinco mil millones de galones de gasolina vendidos por Citgo en sus 12.500 estaciones deben compararse con el resultado neto para la Nación de esas actividades: 162 millones de dólares, el 1,78% de las ventas netas (El Globo, 3 de agosto de 1994, pág. 18) Otra razón para pedir cuentas petroleras claras. Hasta ahora, y desde 1989 cuando se comenzó a plantear la desproporción de esas cifras, no se han recibido explicaciones sobre las mismas. ¿Cuándo la "opinión pública" de este país considerará de su interés una inversión estatal de 4.000 millones de dólares y con un rendimiento promedio de 4% sobre tales activos?
Con todo el respeto a su alta investidura, debemos decir al Ciudadano Presidente de la República que cuando una explicación no es solicitada, resulta siempre comprometedor el intento de darla. Concordamos con el Presidente en cuanto a que "los trabajadores de PDVSA" no son responsables de la mala administración de la riqueza petrolera. Ello no era necesario decirlo. En las filas técnicas de nuestra industria está una digna representación de los venezolanos más capaces.
Pero otro es el caso de los ejecutivos en función política, aquéllos que, en tanto que planificadores y estrategas, han tomado las decisiones trascendentales en cuanto a embarcar a la industria en megaproyectos inviables con tal de acrecentar su poder. Esos sí son responsables de la sangría fiscal, producto de una explosión no justificada de costos y proyectos. Son responsables del mantenimiento de una estructura burocrática de altísimo costo y ninguna necesidad. Son responsables de la proliferación de campañas para anteponer la "visión corporativa" a la de los poderes públicos en materia de política petrolera y económica en general. Son responsables de diseñar escenarios políticos en los cuales la alternativa Caldera era denominada "Democracia Ineficiente" y la alternativa Muñoz León "Dictadura Ilustrada", ofreciendo ésta última el mejor de los mundos posibles para el desarrollo de la industria y el posterior surgimiento de una "nueva democracia".
Por ello, insistimos, una cosa son los técnicos de la industria y otra sus políticos, la cúpula gerencial con pretensiones antiestatales y visión privatizante orientada más hacia el "negocio" que a las conveniencias nacionales.
Todo lo anterior me hace volver al primer párrafo para insistir en que, en cuanto a la industria petrolera y su destino, la imagen que conforman el conjunto de las opiniones que muestran los medios de comunicación es aquélla de un universo de desconcierto, desinformación, e indefiniciones en la materia. Tal es el escenario perfecto para los grandes pescadores en río revuelto.
Y en verdad, no hay razón para ello. Si nos disponemos, en Venezuela podremos tener una gran claridad en cuanto a las verdaderas conveniencias nacionales. Sólo hace falta la voluntad política que decida abrir el velo del secreto petrolero y exponer la realidad descarnada de nuestra industria, sin creativos adornando la "imagen corporativa".
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