jueves, 31 de diciembre de 2009

"TERCERA RONDA"

Otra vuelta del camino ...
  hacia la desnacionalización


   Carlos Mendoza Pottellá
    7 de junio de 1997


Esta vez debemos comenzar con un referencia personal, que viene al caso cuando alguna gente pregunta ¿Y con este éxito, van Uds. a seguir negando los logros de la apertura ? Porque, en verdad, sostener posiciones críticas o disidentes en materia petrolera no es nada cómodo. Nadie gusta de Casandras, ni de profetas del desastre, y mucho menos, a las puertas del cielo de un nuevo “boom” petrolero. La magnitud del poder petrolero es, en todos los sentidos, aplastante. Y muchas veces nos asalta la sensación de estar queriendo secar un lago con una con una cucharilla... o achicando al Titanic. Desde luego, no faltan las dudas sobre la utilidad real de estas disquisiciones y la certeza de su fundamentación.

Pero cuando contemplamos espectáculos como los de la Tercera Ronda de licitación de convenios de operación de campos “marginales” y la euforia del mundo político nacional por los dos millardos de dólares recolectados, la adrenalina nos compele a reasumir el papel de aguafiestas.

Lo primero que viene a nuestra mente al observar el acompasado “paso de vencedores” con el cual entraron a Miraflores el Ministro Arrieta y el Presidente de PDVSA Giusti para presentar el parte de la batalla ante el Jefe Supremo, es aquella rueda de prensa desde Nueva York con la cual el Ministro de Hacienda de la administración Lusinchi anunciara al país la firma “del mejor refinanciamiento del mundo”.

Y es que nuevamente nos encontramos ante una presentación edulcorada, una utilización de toda la técnica de George Lukas y Steven Spielberg para presentarnos como gloriosa una vergonzosa jornada : la continuación del desmantelamiento de PDVSA, de nuestra empresa petrolera, a precios de gallina flaca.

Pero si la técnica de fabricar mundos fantásticos es el principal instrumento de esta añagaza, la condición necesaria de su éxito es la ignorancia generalizada y el desinterés de la dirigencia política nacional, que reiteradamente hemos denunciado y constituyen razón de ser de estos “Apuntes...”. Sin olvidar el alto grado de responsabilidad de los cómplices, aquéllos que no siendo ignorantes en la materia, prefieren callar y participar del festín.

Para ponerle pruebas al canto debemos pedir la anuencia del lector para exponer algunos abstrusos elementos de la ciencia infusa de los petroleros y la manera como la están manejando en el caso que nos ocupa.

En primer lugar, sobre el concepto de “campo marginal” o inactivo. Estos fueron campos que por diversas circunstancias fueron cerrados en la era de las concesiones. La causa principal fue la conveniencia de las concesionarias, las cuales disponían entonces de campos mucho más productivos y cuyo interés era maximizar la eficiencia de su inversión. Ello se intensificó después de oficializarse y adquirir rango constitucional la política de “no más concesiones” de J.P. Pérez Alfonzo, ante la cual la respuesta de las concesionarias fue forzar la producción en los campos más prolíficos, para extraer la mayor cantidad posible de petróleo antes del término del lapso concesionario -término que se iniciaba en 1983. Otra causa fue la acción -o reacción- del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, que ordenaba cerrar aquellos campos que estaban siendo producidos en condiciones lesivas para la recuperación a largo plazo del yacimiento, en particular, por la violación de la relación gas/petróleo, supremo indicador de la explotación eficiente de un campo.

Pero ninguna de estas dos causas decretaba la inutilidad definitiva de los campos en cuestión, y mucho menos, a la luz de los desarrollos tecnológicos producidos en los más de 20 años transcurridos desde el momento en que tales campos fueron cerrados. De hecho, en el transcurso de esas dos décadas, que son las de la nacionalización, el país hubo de correr con todos los costos de “recuperación secundaria” (inyección de vapor o gas), reparación y reacondicionamiento de casi dos decenas de miles de pozos en un centenar de campos. Y ha sido de esa costosa “vigorización” -que precisamente querían eludir las transnacionales- más que de los nuevos descubrimientos del Norte de Monagas y otros sitios, de donde ha salido el grueso del incremento de la producción venezolana, que pasó de un piso de 1 millón 800 mil barriles diarios de principios de los años 80 hasta los 3 millones trescientos mil b/d alcanzados desde los meses finales del año pasado.

De tal manera que si en sus tiempos las concesionarias cerraron campos productores de miles de barriles diarios, fue para concentrarse en aquellos que producían decenas miles. Esos campos productores de miles de barriles entran perfectamente dentro del rango promedio de nuestra producción contemporánea y para nada son “marginales”. Así se comenzó a comprobar con los campos de la primera ronda de convenios operativos y, de manera destacada, con los resultados obtenidos por British Petroleum en el campo “marginal” de Pedernales, donde la producción actual sobrepasa los 40.000 barriles diarios y las expectativas -anunciadas inicialmente pero luego acalladas- son de alcanzar, en ese sólo campo, una producción similar a la de Ecuador, antiguo miembro de la OPEP, superior a los 200.000 barriles diarios. (Desde entonces se ha impuesto la discreta denominación de “maduros o inactivos” para sustituir a la evidentemente impropia de “marginales”). Y así lo confirman públicamente y después de haber “hecho la gracia” los propios “cálculos conservadores de PDVSA” sobre una producción de 350 mil barriles diarios dentro de cinco años en los campos de esta tercera ronda. (El Universal, 8/6/97, pág. 1-2) Los funcionarios de las empresas ganadoras de las licitaciones estiman, por el contrario, que la producción podría llegar a 650 mil barriles diarios en tres o cuatro años (El Nacional, 8/6/97, pág. E-12)

Si aceptamos que esos niveles se alcanzarán a partir del quinto año y que se mantendrán constantes durante los restantes quince años del convenio, se puede estimar que los consorcios ganadores obtuvieron acceso a esas reservas a un costo que va desde 61 centavos de dólar por barril hasta 1,13 $/bl.

Por otro lado, si al total de 2.171,6 millones de dólares del “Factor de Valorización” le sumamos el estimado de inversiones que hace PDVSA de 5 mil millones de dólares y ese total lo dividimos por el también estimado preliminar de 4 mil millones de barriles de reservas recuperables, tendremos un indicador del costo unitario promedio de la conversión de esas reservas en capacidad potencial de producción : 1,79 $/bl.

Estos cálculos preliminares y las posibilidades de hacerlos más atractivos mencionadas por los propios inversionistas, explican el entusiasmo de estos a la hora de ofrecer unos aparentemente “exagerados” bonos para ganar las licitaciones de los contratos operativos de esta “Tercera Ronda”, los cuales fueron presentados a los venezolanos, al igual que las asociaciones estratégicas y los convenios para la explotación bajo el esquema de ganancias compartidas, como instrumentos para atraer al renuente capital petrolero internacional para que “compartiera el alto riesgo” de nuestros campos petroleros. Por el contrario, se ha materializado una vez más la voluntad de liquidación de PDVSA como concepto : la conversión de nuestra empresa estatal en oficina consular para facilitar el ingreso del capital extranjero y dar paso, nuevamente, al control privado sobre los recursos hidrocarburíferos de la Nación.

Mientras esto sucede en el mundo real, los próceres de la politiquería nacional han comenzado la rebatiña de las migajas, peleando entre ellos por el destino de esos pírricos dos mil millones... La cúpula PDVSA, ha enfriado esos arrestos distributivos al establecer su tajada, dictaminando que esos recursos no pasaran al Fisco directamente, sino que serán declarados como ingresos operativos para pagar solamente el 66,67% correspondiente al Impuesto Sobre la Renta.

Otras consideraciones que nos merece esta auténtica noche de los cuchillos largos de las transnacionales -y sus cónsules criollos- sobre el petróleo venezolano, alcanzan para llenar otro “Apunte...” y así lo haremos para no atosigar a nuestros lectores.

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